Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Opinión

26 de Septiembre de 2018

Columna de El Tío Mamo: Epifanía dieciochera

“Estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros”.Groucho Marx, el único Marx que vale la pena.

Tío Mamo
Tío Mamo
Por

El lunes recién pasado tenía dos grandes preocupaciones: la primera era que no me quedaban morlacos en la billetera, porque me gasté toda mi platita del aguinaldo en la fonda “El comunista trabajador” (estuve media hora riéndome del nombre).

El segundo problema era que no tenía ni medio párrafo de la columna que tenía que entregar esta semana, y aunque contaba con que la gente que “trabaja” en este pasquín seguía en estado de Merino durmiendo la mona en algún antro de mala muerte del centro de Santiago, mi sentido del deber me obligaba a encontrar una pronta solución.

Mientras pensaba en cómo zafar de este contratiempo, registraba mi paletó (traductor millennial: “Chaqueta”) buscando mi tarjeta vip para ir donde Doña Lucía. (quería pedirle que me emprestara algo de sencillo de lo que le pagan sus arrendatarios) cuando me encontré con un papel donde tenía anotado algo que escribí estando cufifo y que creo califica para ser publicado en este pasquín. Si le publican al niñito Mayol y a otros caudillos del zurderío, convengamos entonces que el nivel no es muy alto tampoco. En fin, les dejo mi epifanía mientras me tomo un Mejoral:

Escribo esto desde una ramada de la zona sur poniente de la capital donde acabo de tomarme medio bidón de chicha y de devorar una empanada de pino tan jugosa que me chorreó hasta el codo. Estaba contemplando las pasas y las aceitunas (que siempre están demás en nuestro plato nacional, lo siento aceitunistas leninistas) cuando un joven de tez morena y lenguaje precario se me acerca y me pregunta si me las voy a comer. Luego de echarlo del lugar a patadas debido a su impertinencia, volví a mi asiento y me puse a reflexionar sobre cómo en nuestro terruño la cota mil se come el pino de la empanada y al perraje le dejan sólo las pasas y las aceitunas. Es decir, el sistema funciona.

“Hay que cuidar a los ricos, para que den más”, solía decir Augusto José Ramón, porque claro, en el régimen cívico militar era la papa cuidarlos teniendo los medios de comunicación controlados por nosotros .
Hoy, con tanto acceso a la información, es imposible manejar en secreto los errores no forzados del poder (aquí tuve que hacer una pausa porque iba a empezar la Parada Militar y Checho Hirane me había prometido que iba a desfilar).

Es por eso que he decidido dar un vuelco en mi postura frente a las élites y de ahora en más denunciaré desde esta tribuna todos y cada uno de los repugnantes hechos que el empresariado usa para perjudicar a mi pueblo. Sin concesiones. Como dice mi Lucy, además, son unos malagradecidos.

Bueno, eso a menos que aquellos empresarios que tengan cadáveres en el clóset (es una metáfora, por favor) se aviven y se conviertan en auspiciadores de este pasquín, para lo cual estamos gestionando un muy legítimo talonario de boletas en el impoluto SII (aprende Moreira). Habrá un descuento especial a todos aquellos que alguna vez auspiciaron películas de Nicolás López.

El servicio funcionará con dos modalidades: La versión básica que incluye chistes inteligentes sobre el tema en cuestión (no podemos ser tan evidentes como para no hablarlo), pero sin afectar demasiado la honra de la empresa o del producto que está metido en el chanchullo. Además, hasta un nieto de costurera sabe que siempre es bueno que se hable de la marca, aunque sea negativamente.

La versión premium incluye todo lo de la versión básica, más la posibilidad de gestionar reuniones con su agencia de lobby (si no tiene no se preocupe, estamos en conversaciones para armar un pack con Imaginaccion). La idea es coordinar qué tipo de información quieren que se le comunique al lector del pasquín.

Ahora bien, habrá algunas excepciones en todo este tinglado: Primero, el yerno de Chile (tú no Pancho Saavedra, así que controla esa risa desagradable) Julio Ponce Lerou, de quien y por respeto a la intachable imagen de su suegro excluiré de cualquier crítica, en especial a todo lo que tenga que ver con la compra de congresistas de uno y otro sector. El otro afortunado es Mario Kreutzberger, de quien me autocensuro de cualquier lío que tenga, en especial con temas de abuso de poder, ya que pretendo abrirme paso en el mundo de la televisión, idealmente en los matinales, donde no hay problema con meter a gente con pensamiento de ultraderecha ¿Se imaginan un late conmigo más la Paty Maldonado y la Raquel? Sería macanudo.

Aún no he conversado con los abogados, pero como Carlos Gajardo renunció y el Fiscal Abbott da serias garantías de impunidad, dudo que haya problemas con mi plan.

En fin, es probable que me arrepienta de todo lo que acabo de escribir pero da lo mismo, total “curao no vale”

Notas relacionadas