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Poder

18 de Octubre de 2018

Roberto Thieme, fundador de Patria y Libertad: “Soy nacionalista, rebelde y revolucionario”.

En su juventud, Roberto Thieme fue uno de los principales dirigentes de Patria y Libertad, movimiento que se opuso con acciones político-militares al gobierno de Salvador Allende. Hoy se declara admirador de Chávez, defensor de la causa mapuche y opositor a las violaciones a los derechos humanos. Para él, no se trata de una “conversión” sino, por el contrario, una radicalización de sus ideas de ayer. “Sigo soñando con recuperar la República perdida, instaurando un modelo político, económico y social justicialista, desarrollista, independiente, soberano e integrado regionalmente con la Patria Grande suramericana”, señala desde Pakistán, donde está aprendiendo sobre las actuales guerras y conflictos geopolíticos, a la vez que pinta una nueva serie abstracta que “denuncia la destrucción física de sus ciudades milenarias y el horroroso sufrimiento humano que han provocado los poderes norteamericanos imperialistas, junto con algunos de sus aliados europeos”.

Por

¿Cómo recuerda el día de la detención de Pinochet en Londres? ¿Dónde estaba? ¿Cómo recibió la noticia?

-Estaba trabajando en mi taller de muebles. Recibí la noticia con cierta esperanza porque pensé que por fin se impondría toda la verdad, justicia y reparación por las violaciones a los Derechos Humanos cometidas institucionalmente por el régimen cívico-militar.

¿Cuándo la derecha le dio la espalda a Pinochet?

-Creo que nunca le ha dado la espalda. Tampoco los grandes grupos económicos, grandes empresarios y altos oficiales militares. Solo han sido más discretos. No les conviene respaldarlo públicamente desde que se destaparon los numerosos casos de corrupción en el Banco Riggs y muchos más en el extranjero y en Chile.

¿Y usted, cuándo se desafectó de su imagen?

-Yo nunca he sido pinochetista ni afecto a su imagen. Antes y después del golpe de Estado, nos relacionamos con algunos coroneles, generales y vicealmirantes, aquellos que verdaderamente planificaron y lideraron la intervención militar institucional de 1973, y entre ellos no estaba el general Pinochet. Posteriormente, fui un activo y público opositor a la dictadura.

¿Qué piensa hoy de él y su gobierno?

-El régimen militar terminó oficialmente en 1990, no así la profunda y radical transformación que este impuso al Estado de Chile mediante la implementación a sangre y fuego del modelo político, económico, social y cultural ultra capitalista-neoliberal, mediante las violaciones institucionales y genocidas de los Derechos Humanos, planificadas y ejecutadas por los poderes fácticos para imponer el modelo neoliberal de la Escuela de Chicago, que 10 años antes habían estudiado alumnos chilenos becados por la Universidad Católica y El Mercurio.

Y como bien lo señaló hace décadas Tomás Moulián, el modelo resultó tan exitoso para la macroeconomía que los gobiernos “democráticos” posteriores lo adoptaron, mantuvieron y profundizaron, especialmente durante la administración de Ricardo Lagos, que legitimó con su firma la Constitución subsidiaria Guzmán-Pinochet de 1980, que lo sostiene y mantiene vigente hasta hoy.

Pienso que el general Pinochet fue un militar experto en geopolítica, oportunista y ambicioso, que poseía un fuerte instinto de poder, pues no sólo traicionó al presidente Allende que lo había designado comandante en jefe del Ejército a fines de agosto de 1973. También traicionó casi todas las promesas iniciales y principios programáticos establecidos por la Junta Militar en 1974 cooptando el gobierno militar, comprometiendo, destituyendo y asesinando a varios generales clave del golpe, que ingenuamente le habían entregado la jefatura temporal y rotativa de dicha junta.

Usted ha dicho que votó por el NO… ¿Cree que la derecha chilena puede celebrar el triunfo del NO?

-Creo que desde un punto de vista ético ese sector debería guardar un prudente silencio, porque considerando lo dicho anteriormente en cuanto al “ejemplar éxito” del modelo neoliberal promovido durante la millonaria campaña del SÍ, toda la derecha trató de infundir temor en la población, pronosticando catastróficas consecuencias para el país, mediante una eventual vuelta atrás que habría generado crisis económica, caos y enfrentamiento después del triunfo del NO.

Hoy celebran porque aquello no sucedió y en los últimos 28 años nada estructural ha cambiado. Todo lo contrario, políticamente nació un corrupto duopolio binominal compuesto por la centro-derecha, que continuó profitando, y una centro-izquierda inconsecuente y neoliberalizada que dejó pendiente hasta hoy sus promesas de indemnizar a los trabajadores por la deuda social generada durante la dictadura. Bastaría con estudiar los informes sobre desarrollo humano del PNUD para inferir que la herencia de 5 millones de pobres continúa hasta hoy, con un pueblo víctima de la escandalosa desigualdad imperante junto con crisis endémicas en los sistemas de salud, educación, vivienda y previsión.

Quedaron también pendientes la recuperación del cobre para el Estado y el término de la sobreexplotación extractivista y contaminante amparada inconstitucionalmente por una corrupta clase política, entregada a los poderes fácticos para beneficiar monopolios locales y compañías transnacionales. Hay que terminar con el saqueo de los recursos naturales agregando trabajo y valor a nuestras exportaciones, para implementar una justa redistribución de la renta nacional; subir los impuestos al lujo y a los ingresos de los más ricos; eliminar el IVA a los alimentos y servicios esenciales de los sectores más pobres; terminar con la ley del cobre de las Fuerzas Armadas; bajar sustancialmente el desmesurado gasto militar, que se justifica en un obsoleto programa de Defensa que continúa difundiéndose intencionalmente para causar temor en la población, basado en un hipotético e imposible conflicto militar con países vecinos y hermanos.

¿Qué le provocó ver, por ejemplo, a Andrés Chadwick en el acto de conmemoración del NO que hizo el Presidente?

-Nada. Después de lo que vivimos durante el primer gobierno de Piñera, cualquier cosa es posible, como el acto de la banderita chilena sobre la bandera norteamericana, junto a Trump…

¿Cómo fue ese tránsito desde ser pinochetista a dejar de serlo; de pertenecer a su familia y luego tomar distancia?

-He aclarado mil veces que jamás fui pinochetista y que desde 1977 actué en contra de la dictadura, debido a la implementación del modelo neoliberal, cuando me enteré, con pruebas, sobre numerosos crímenes y violaciones a los Derechos Humanos.

¿Cómo podría haber sido pinochetista si desde mi infancia y juventud estudié en la Argentina y tuve una formación política nacionalista peronista-ibañista-popular? ¿Como podría haberme integrado al ex Frente Nacionalista Patria y Libertad suscribiendo su doctrina política revolucionaria enseñada y difundida en todo el país para después transfugar oportunistamente al neoliberalismo dictatorial? Yo me opuse radicalmente a la UP en el contexto internacional de la Guerra Fría, temiendo que por terminar con la histórica dependencia del imperialismo norteamericana pasáramos a la del imperio soviético de la ex URSS.

No voy a referirme a mi vida privada, pero le contestaré que con Lucía Pinochet no existía nada político. Recién nos conocimos en 1992, dos años después del término de la dictadura. Ambos estábamos divorciados, éramos abuelos y residíamos autoexiliados en Miami. Frecuentemente viajábamos y visitábamos a nuestras respectivas familias en Chile y todos mantuvimos una relación muy cordial, alejada de la política. Lucía me presentó a su padre en el Club Militar durante la tradicional celebración de “las glorias del Ejército”, en septiembre de cada año. El general Pinochet todavía ejercía como comandante en jefe y en un ambiente muy cordial y relajado, él me presentó a los ex presidentes Aylwin y Frei Ruíz-Tagle. También al entonces ministro de Educación Ricardo Lagos. Finalmente, se nos ocurrió residir en Santiago y terminamos divorciándonos en 1995.

¿Qué le queda del joven de Patria y Libertad?

En lo ideológico, casi todo, aunque estoy más rebelde y revolucionario. Me pesa una gran desilusión y frustración, porque nuestro objetivo final de alcanzar el poder para transformar el Estado de Chile, mediante una revolución nacional-popular, no se cumplió. Sigo soñando con recuperar la República perdida instaurando un modelo político, económico y social justicialista, desarrollista, independiente, soberano e integrado regionalmente con la Patria Grande suramericana.

Si se lo encontrara hoy, si pudiera ver a ese Roberto, ¿Qué le diría?

Que estudiara académicamente ciencia política y más sobre la verdadera Historia de Chile leyendo a Gabriel Salazar, no a Francisco Antonio Encina y mucho menos Frías Valenzuela…

¿Qué tan cierto es que Patria y Libertad estaría detrás de la represión de comuneros mapuche en Temuco?

¡Es absolutamente falso! Otra canallada mediática de nuestros enemigos de siempre. El exmovimiento Patria y Libertad fue disuelto en 1973, al día siguiente del golpe de 1973. Nunca más se reorganizó.

En 1981, junto con el exdirigente nacionalista Eduardo Díaz Herrera organizamos en tres regiones del sur el ex Movimiento Nacionalista Popular elaborando un proyecto alternativo de oposición a la dictadura contando con el apoyo de mapuches, trabajadores, agricultores e industriales PYME, acosados por el neoliberalismo.

Y en 1988 nos transformamos en el Partido del Sur. Participamos posteriormente en varias elecciones parlamentarias y logramos la elección de un par de diputados.

¿Cómo podríamos estar detrás de esa brutal represión si desde hace más de 40 años hemos apoyado las históricas demandas del pueblo mapuche? ¿Por qué algunos medios de comunicación omiten el profundo contenido pro causa mapuche del libro “Los Tiburones de la Tierra”, publicado hace cuatro años por Eduardo Díaz H.?

Por último, hace un par de años visité la ciudad de Temuco y varios pueblos de la Región de la Araucanía junto con Eduardo Díaz H. Nos reunimos con el dirigente Aucán Huilcamán y varios loncos para manifestarles públicamente nuestro apoyo incondicional frente a la represión militarizada, judicial y mediática promovida por el Estado, que desde 1973 defiende los intereses de las empresas forestales y los grandes terratenientes desde el Bíobío al sur.

¿Es Patria y Libertad referente de grupos como el Movimiento Social Patriota?

-No. Ya aclaré que desde septiembre de 1973 Patria y Libertad no existe.

Claro, durante los últimos 45 años han aparecido intermitentemente algunos personajes patrioteros que se autodefinen como “nacionalistas”. También varios grupúsculos violentistas, chovinistas, xenófobos, racistas, homofóbicos y misóginos utilizando el nombre y los signos del exFNPL inducidos por una demonizada y falsa imagen violentista seudonacionalista, promovida por algunos sectores políticos adversarios y un periodismo ignorante, que continúa reproduciendo sensacionalistamente sus repudiables actos.

¿Todavía siente admiración por el proceso venezolano o fue un exceso de entusiasmo?

-Sí, todavía me inspira la Revolución Bolivariana original de Hugo Chávez. Otra cosa es lo que ha sucedido posteriormente con el presidente Nicolás Maduro, quien ha enfrentado con coraje, fuerza y perseverancia la brutal agresión imperialista norteamericana y sus aliados de OTAN, que ha provocado una profunda crisis económica, por la caída del precio del petróleo debido al saqueo obtenido mediante las criminales invasiones y guerras asimétricas en Afganistán, Irak, Yemen, Libia y Siria. Imaginemos lo que pasaría actualmente con la economía chilena si el precio del cobre bajara 70%, considerando que la exPresidenta Bachelet justificó su incumplimiento programático social cuando el precio del metal rojo bajó el 20% en el mercado internacional.

A propósito de lo sucedido con el ministro Rojas (ministro de las Culturas, quien dijo que el Museo de la Memoria era un montaje), se empezó a acuñar con fuerza la palabra “converso” también para referirse al ministro Ampuero ¿Es usted un converso? ¿Cuántas veces?

-Bueno, después de las respuestas que he dado a sus preguntas anteriores creo que no tengo que referirme a ese insulto político. Definitivamente, no soy un converso, mucho menos un desertor o tránsfuga. Al contrario, soy y he sido siempre un militante activo y consecuente con el proyecto revolucionario de tercera vía justicialista-nacional-popular-suramericanista.

Usted apoyó al Frente Amplio en las últimas elecciones ¿Por qué?

-Porque creía en la Bea como una persona íntegra y me interpretó su proyecto político, económico y social antineoliberal.

¿Qué ve usted en el Frente Amplio?

-Inexperiencia política. Con algunas excepciones, más de lo mismo. Claro, entiendo que es difícil y humano no entregarse al sistema cuando la casta política y los poderes fácticos te seducen con tantos privilegios y “dietas” millonarias…

¿Qué figura le despierta admiración?

-En nuestra América del Sur, Bolívar, San Martín, O’Higgins, Balmaceda, Perón y Chávez.

¿Cuál es su opinión del gobierno de Piñera? ¿Vio su performace con Trump?

-Sí, sentí vergüenza por la imagen de la banderita para halagar genuflexamente a Trump ¿Alguien creyó que Piñera cambiaría algo en su segundo gobierno? Obviamente, la grave crisis de representación que afecta a nuestra sociedad está tocando fondo. No hay que olvidar que la abstención electoral llegó a más del 50%. Ergo, el actual Presidente representa solamente al tercio político de la derecha, como siempre. Tarde o temprano el pueblo luchará para crear una nueva Constitución verdaderamente democrática y republicana que nos represente a todos. Perdone la volada, me puse un poco optimista porque estoy fumando mi pipa…

La izquierda y la derecha hoy se están reformulando ¿Cuál es su análisis a propósito de Bolsonaro en Brasil, por ejemplo?

-No lo creo. Pienso que el caso de Brasil se explica en parte porque se replicó el mismo ciclo demoliberal que en Argentina, Chile, Perú, Colombia, Ecuador y Paraguay con pueblos manipulados que eligieron gobiernos supuestamente “progresistas” de centro-izquierda, que en la realidad se adaptaron y continuaron profundizando el sistema capitalista dependiente neoliberal signado por una escandalosa corrupción institucional por parte de las clases política, empresarial y militar.

¿Qué significa ser nacionalista?

-En el llamado mundo en desarrollo el nacionalismo ha sido principalmente anti-imperialista. En América Latina los patriotas revolucionarios de la independencia eran nacionalistas que lucharon para liberar a sus pueblos del dominio colonial de España y Portugal. Desgraciadamente, las oligarquías locales se aliaron posteriormente con las potencias anglosajonas para dividir y balcanizar los territorios liberados, convirtiendo nuestro subcontinente en una serie de repúblicas dependientes e inviables por sí mismas, que desgraciadamente continúan desunidas y explotadas por el imperio norteamericano y sus compañías multinacionales.

¿Todos los nacionalismos son malos?

-Creo que ninguna ideología política debe ser vista desde una perspectiva moral. Yo analizo la política bajo el prisma del materialismo histórico y de esa manera puedo constatar si alguna ideología es más adecuada que otra para lograr el pleno desarrollo en una sociedad determinada, considerando sus costumbres, religión, idiosincrasia, cultura y grado de desarrollo económico, en un contexto de soberanía e independencia económica. Pongo como ejemplo el caso de China convertida hoy en la segunda potencia económica global mediante una revolución inicialmente nacionalista, que políticamente adoptó el comunismo y económicamente el capitalismo.

En Chile, durante 1915 la llamada Generación del Centenario enfrentó la injusticia social y la sobreexplotación obrera capitalista que generó la organización del primer Partido Nacionalista encabezado por Guillermo Subercaseaux y otros pensadores desarrollistas, mucho antes de que aparecieran el marxismo soviético, el fascismo italiano y el nazismo alemán. Posteriormente, en los años veinte, otra generación de jóvenes coroneles del Ejército liderados por Carlos Ibáñez tomaron el poder e impusieron una serie de reformas políticas, económicas y sociales basados en el pensamiento crítico de aquellos primeros nacionalistas orgánicos.

La imagen actual del nacionalismo es muy negativa en Chile y se debe a que en la primera mitad del siglo pasado existió un movimiento nacionalista que adoptó la misma estética y algunas ideas del nacionalsocialismo alemán. Posteriormente, aparecieron otros movimientos de impronta nacionalista que
terminaron casi siempre integrándose con la derecha oligárquica.

Y por último, después del golpe militar de 1973, los dirigentes del exFNPL apoyamos inicialmente a la junta militar porque ésta al inicio se autodefinió como nacionalista, y como ya se ha dicho, más adelante, sólo unos pocos retiramos ese apoyo al régimen dictatorial, cuando en 1975 éste inició el shock neoliberal sustentado en las violaciones a los Derechos Humanos. Posteriormente, la mayoría de los exfundadores y dirigentes de Patria y Libertad se sumaron incondicionalmente a la dictadura militar, sepultando definitivamente nuestro proyecto nacionalista.

¿Son los nacionalismos la amenaza más actual de la democracia?

No. Todo lo contrario, la ideología nacional-popular es esencialmente democrática y participativa. La verdadera amenaza para la democracia son la democracia liberal y el capitalismo neoliberal, impuestos desde los años 70 por las dictaduras cívico-militares y adoptados y profundizados posteriormente por sucesivos gobiernos “progresistas” demagógicos y corruptos, desplazados actualmente por las derechas oligárquicas neoliberales y cipayas regionales cuyos líderes integran el espurio Grupo de Lima.

¿Qué opina de José Antonio Kast?

-Opino que además de ser un exUDI católico ultraconservador neoliberal anticomunista, chovinista, homofóbico y xenófobo, es un fiel representante de la derecha oligárquica-pinochetista más dura que niega, o justifica explícitamente, las violaciones a los Derechos Humanos cometidos institucionalmente por el régimen cívico-militar y el Estado de Chile.

¿Qué hace en Pakistán?

-Estoy aprendiendo sobre las actuales guerras y conflictos geopolíticos que está generando Occidente en Asia central. También pintando una nueva serie abstracta que denuncia la destrucción física de sus ciudades milenarias y el horroroso sufrimiento humano que han provocado los poderes norteamericanos imperialistas, junto con algunos de sus aliados europeos.

¿Cómo el arte ha transformado su vida?

-No la ha transformado. Sin arrogancia o mayores pretensiones, pienso que de alguna manera estoy contribuyendo con mis limitados medios a crear cierta conciencia social humanista al transformar el arte en algo más significativo que decorar el living de una casa, los salones de un banco o alguna oficina profesional.

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