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Opinión

25 de Octubre de 2018

Columna del Tío Mamo: Del porqué necesitamos que el litio sea nuestro

Antes de partir esta, mi obra maestra de la semana, debo hacer el disclaimer correspondiente: La presente columna está gentilmente auspiciada ni más ni menos que por el yerno del mejor dictador del mundo mundial (según Axel Kaiser) el señor Julio Ponce Lerou Leru. Si bien al principio tenía mis dudas respecto de si debía […]

Tío Mamo
Tío Mamo
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Antes de partir esta, mi obra maestra de la semana, debo hacer el disclaimer correspondiente: La presente columna está gentilmente auspiciada ni más ni menos que por el yerno del mejor dictador del mundo mundial (según Axel Kaiser) el señor Julio Ponce Lerou Leru. Si bien al principio tenía mis dudas respecto de si debía o no aceptar el generoso cheque que me había extendido este muchachón, mis dudas se disiparon prontamente al recordar que tiene a todo el mundo político comprado y a nadie en este país parece importarle.

Hecha la aclaración, empiezo.

Según mi psicoanalista, la destacada doctora Pilarjonarowsky Sorde, el porcentaje de enfermos mentales en Chile es abrumador, y peor aún, sigue al alza. Por lo tanto no es de extrañar que en el congreso, el lugar donde todo chileno debe sentirse representado (menos yo), abunden personajes faltos de litio.

Ojalá no me tergiversen (porque chuta que son buenos para eso ustedes, zurdeques), no estoy tratando de decir que, por ejemplo, atribuirle asesinatos a la Brigada Ramona Parra sea signo de enfermedad mental. En particular ese hecho tiene que ver con una forma antigua de enseñanza conocida como “la repetición”. Me explico, a los niños de la época de la diputada Camila Flores se les enseñaban las cosas haciéndoles repetirlas cien veces, y si no se las aprendían se repetía el proceso, lo que hacía difícil incorporar el pensamiento crítico a la malla curricular de su colegio municipal. De ahí que la chiquillona sólo sepa repetir como loro las cosas que decían sus tíos en los almuerzos familiares de los domingos.

Tampoco voy a hacer mofa de la situación del señor Boric, ese diputado de vestimenta colérica, peinado punk y retención de líquido. Si bien en cuanto a pensamiento político estamos en las antípodas (¿Cómo los dejé con mi léxico, sobrinos ignorantes?) aplaudo su decisión de tratar su condición. Lamentablemente su tratamiento (pagado con bonos de Fonasa) no le quitó las ideas bolcheviques que tiene en la cabeza.

Para quienes desconocen las propiedades del litio, se usa mucho en el tratamiento de enfermedades mentales tales como la depresión, esquizofrenia y manías. Sería útil en el caso de que, por poner un ejemplo, hubiera un presidente que dijera que en sus primeros veinte días se ha hecho más que en los últimos veinte años anteriores. Algo similar dijo el presidente de nuestra casa matriz, Donald Trump, pero en el caso de él se rieron en su cara; en el caso de Sebastián salió reelecto.

También sería útil para tratar casos de desorden de la personalidad tales como el del niño Dávalos (no hay Sebastián bueno, parece) que quiere lavar su imagen usando el pseudónimo artístico de Diezzel Kunst, cosa muy distinta al lavado de dinero que hacía mi general Pinochet bajo el pseudónimo de Daniel López.

En la familia militar también necesitamos del litio, y es que de tanto combatir al comunismo parece ser que hemos terminado copiando algunas de sus malas costumbres (vivir del Estado, por ejemplo) y por lo que se avizora la producción de cobre viene en franca decadencia, al igual que el alto mando (Oh August, cómo se te extraña). Uno se pregunta cómo diantres este tontorrón de John Griffiths hacía chanchullos tan ordinarios como quedarse con la devolución de pagos de un viático (me imagino que era el típico niño que se quedaba con el vuelto del pan). Si alguna enseñanza nos ha dejado el destape de errores involuntarios de mi Capitán General es que si vas a meter las manos tiene que ser por lo menos como para guardar unos cuantos kilos de oro en bancos de Hong Kong.

Necesitamos litio, compatriotas, y es que noto que, por nombrar un rubro al azar, a los camioneros les falta harto, de otra manera no me explico porqué no han salido a protestarle a este gobierno por el precio de la bencina que ya bordea la luca, mientras que a Verónica Bachelé le estacionaron los camiones afuera de la Moneda. Me resisto a creer que sea porque Sergio Pérez (dirigente del gremio) fue parte del comando del actual presidente.

Pues bien, si ustedes pensaban que porque esta columna la auspicia Julio Ponce yo me iba a referir al conflicto entre SQM y los chinos, o a esa ley que algunos diputados marxistas inventaron y que busca nacionalizar el mineral están equivocados; me he dado cuenta de que al proletariado no le importa que vengan otros y se lleven los recursos naturales del terruño; siempre y cuando puedan comprar el celular del año (con batería de litio) les da lo mismo que les falta en la cabeza.

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