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Opinión

7 de Noviembre de 2018

COLUMNA | ¡Kintuante resiste, por favor!

Las comunidades Huilliches están cansadas, pues la falta de respeto, la displicencia y el no reconocimiento del otro, cansa. Me parece interesante mirar con lupa lo que aquí ha estado ocurriendo.

Pedro Achondo Moya, sscc
Pedro Achondo Moya, sscc
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La resistencia lleva harto tiempo. Al menos 10 años (¡desde el 2006!). Los últimos hechos parecían una esperanza, una esperanza real. Miembros de los lof en resistencia del Pilmaikén en conjunto con la Alianza Territorial Mapuche Huilliche Toki Kalfullikan, hace poco más de una semana entraron en la sede de la empresa noruega Statkraft en Osorno, realizaron una ocupación pacífica en vistas a aclarar la situación que los aqueja. Son años de lucha, de conversaciones cruzadas, de información tergiversada.

Las comunidades Huilliches están cansadas, pues la falta de respeto, la displicencia y el no reconocimiento del otro, cansa. Me parece interesante mirar con lupa lo que aquí ha estado ocurriendo.

Nos topamos –a pesar de la complejidad de todo- con tres actores: un pueblo indígena, una transnacional preocupada por el medio ambiente y un Estado. Comunidades Mapuche, Statkraft y Chile. Una cosmovisión particular, una empresa “verde” extranjera y políticas chilenas de desarrollo energético. Entre los tres actores no ha habido claridad, no ha habido diálogo entre pares ni acuerdos reales.

Mientras unos dicen que sí otros hacen no. ¿Cómo solucionar este problema? Lo que sucede es que el Estado chileno ha permitido la entrada de una empresa sin consulta de la comunidad. Sucede que la comunidad no quiere que el río sea intervenido, sucede que en un sector del Río Pilmaikén habita el espíritu de Kintuante y por ello es un lugar ceremonial, una tierra sagrada.

Sucede que Statkraft se jacta de funcionar de otra manera, de contribuir a la generación de energías limpias, de luchar por la descarbonización del mundo, de trabajar a la par con las comunidades. Sucede que Chile no ha sabido lidiar con la tensión entre ingresos-desarrollo-medioambiente. Sucede que ya no es tiempo de agachar la cabeza y ver como el torbellino nos pasa por arriba. Diez años en que una pequeña comunidad resiste y defiende su territorio, cuida su río y busca mantenerlo como está.

Sucede que las comunidades Mapuche Huilliche presentaron un recurso a la superintendencia del medio ambiente el año 2017 y el fallo fue a favor. ¿Por qué no solucionar de una vez esta problemática que lleva un tiempo largo tensionando y causando estragos? ¿Hasta cuándo las faltas de respeto y el no reconocimiento de la sabiduría ancestral? ¿Hasta cuándo el asedio de la naturaleza por parte del Estado chileno otorgando venias a empresas internacionales sin mirar a las familias que habitan -con esfuerzo y trabajo- nuestra tierra? Mientras tanto Kintuante resiste. Como fuerza y espíritu, dando razón de lo que es.

Es gracias al gnen Kintuante que el río y sus alrededores permanecen –más o menos- de manera natural. El Estado alega la necesidad energética y actúa desde esta visión, con su aparato defensivo y ofensivo. Las comunidades del Wallmapu actúan defendiendo su territorialidad ancestral lejos de lógicas extractivistas. Entre medio Statkraft, hoy (Pilmaiquén SA, ayer). El día 12 de septiembre pasado esta empresa inauguró una nueva oficina en Osorno (Casa de Diálogo la ha llamado) para estar más cerca de las comunidades y lograr un verdadera conversación entre adultos.

En un documento con fecha 27 de marzo de este año 2018, la estatal noruega afirma tener mucho respeto por la cultura y cosmovisión mapuche huilliche, queriendo construir una Mesa de trabajo para “explorar en conjunto la mejor forma de desarrollar proyectos que sean coherentes y comprensivos de las particularidades de este territorio”. ¿Y si una de sus “particularidades” fuera el ser intocable, no modificable, resguardado como santuario natural, cuidado y protegido? Statkraft proyecta para el 2019 la construcción de la central hidroeléctrica Los Lagos.

Sin embargo, ¿se está tomando en serio la cosmovisión Mapuche o, al menos, se están tomando en serio su propio discurso? ¿Logran comprender que la tierra sagrada de Kintuante no cederá ante incentivos, apoyos subsidiarios o represiones del Estado? ¿Estamos al tanto de lo que aquí se juega? Kintuante debe interesarnos a todos pues es manifestación del conflicto/encuentro entre diferentes visiones de mundo, entre maneras de entender la tierra y los recursos naturales, entre proyecciones de futuro y sueños del presente. Se trata de estar instalados en distintas concepciones del tiempo. Kintuante nos debe interrogar.

En época de zonas de sacrificio, de cambio climático, de reflexiones y búsquedas de una vida sustentable, Kintuante resiste y anima. Y esperamos que lo siga haciendo. No se crea que son pequeñas batallas, porque no lo son. Lo local quiere ocupar un espacio y ser respetado en la aldea global que busca uniformizarlo todo, comprarlo todo o, al menos, organizarlo todo según criterios que no han sido democratizados. Y eso es grave. La Alianza Toki Kalfullikan aún no tiene respuesta de la Cónsul noruega. Esperemos que prime el respeto y la humildad para retirarse. Que el gnen Kintuante nos proteja, como lo ha estado haciendo, y continúe siendo el espíritu vigilante que nos devuelva la cordura.

*Teólogo y poeta.

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