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Opinión

21 de Noviembre de 2018

INDH: tres querellas y dos amparos por caso Catrillanca

La directora del Instituto Nacional de Derechos Humanos, Consuelo Contreras, revela detalles de la forma en que recopilaron información que resultó clave en desmentir las versiones iniciales de carabineros, en particular, el testimonio del adolescente que viajaba en el tractor junto al comunero asesinado. Al día siguiente del crimen, en una conversación de pasillo, le dijo a los ministros Larraín y Moreno que pidieran investigación de los hechos y que no protegieran a nadie, pero parece que el mensaje no alcanzó a llegar al ministro del Interior.

Alejandra Matus
Alejandra Matus
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Mientras se prepara para viajar a Temuco, la directora del Instituto Nacional de Derechos Humanos, Consuelo Contreras, confirma a The Clinic que esa entidad decidió interponer tres querellas en el caso de la muerte del comunero Camilo Catrillanca: una por el homicidio del joven mapuche, otra por obstrucción a la justicia en contra de los carabineros que destruyeron el chip de la cámara que grabó el ataque, y una tercera por torturas en contra del adolescente que lo acompañaba y que se convirtió en testigo clave del crimen.

Además, el INDH presentó recursos de amparo en favor del niño M.A.P.C. y de la familia Catrillanca, para que la justicia, entre otras medidas, determine que carabineros no se les puedan acercar ni a pretexto de la realización de diligencias judiciales, que deberían quedar en manos de la policía civil.

La actuación del INDH fue vital para recoger el testimonio del adolescente que estaba junto a Catrillanca en el momento en que fue baleado en la nuca y que permitió desbaratar, en tiempo récord, las afirmaciones falsas de la policía y del intendente de la región, en cuanto a que Catrillanca había sido parte del supuesto acto delictivo que investigaba la policía en el momento del operativo y que el comando del Gope que actuó no había grabado la acción.

¿Cuál es la secuencia de hechos de ese miércoles 14 de noviembre, de acuerdo con lo que ustedes han constatado? ¿Existe relación entre la muerte de Catrillanca y el robo de un vehículo que informó Carabineros?

El equipo regional del INDH se constituyó en el Cesfam de Ercilla, donde ya estaba la familia y el cuerpo de Camilo Catrillanca, entre nueve y diez de la noche. Y la muerte de Camilo ocurrió como a las cuatro de la tarde. En el equipo iba un miembro del Consejo del Instituto, José Aylwin. Él asistió en representación mía y del Instituto, con el equipo de la Araucanía. La familia nos solicitó apoyo para acompañar el traslado del cuerpo de Camilo Catrillanca hacia el Servicio Médico Legal de Angol.

¿Tenían miedo de que fueran interceptados?

-De que fueran interceptados, de que algo pasara. Además, desde acá, gestionamos con la subsecretaría de Derechos Humanos y el Subsecretario Ubilla del ministerio del Interior, que no fueran carabineros quienes acompañaran al Instituto Médico Legal, sino que la Policía de Investigaciones, de manera que ese traslado fuera protegido. La familia también pidió que uno de los funcionarios del Instituto asistiera a la autopsia, cosa que el abogado nuestro, Marco Ravanal, hizo. También estuvo presente un tío del joven que es médico. Además, a través de la subsecretaria, que llamó al ministro de Justicia, Hernán Larraín, logramos gestionar que un médico se hiciera presente, porque en ese momento en el Servicio Médico Legal no había. Logramos así que la autopsia se realizara sin ninguna interferencia. Paralelamente, una de las abogadas del equipo visitó a las personas que estaban detenidas en la comisaría de Collipulli.

¿Quiénes eran?

-Cuatro personas. Eran dos adolescentes y dos adultos. Uno era el adolescente que iba con Camilo Catrillanca en el tractor. Los demás habían sido detenidos en el Cesfam de Ercilla, por disturbios. Había empezado a correr por redes sociales la versión de que había un adolescente herido de gravedad y, por lo tanto, rápidamente fuimos a verificar si era cierto. En esa visita, conversamos con el niño que presentaba lesiones leves. En ese momento, llevaba detenido unas cinco horas.

¿La abogada pudo entrevistarlo?

-Le permitieron verlo. Estaba siendo acusado de receptación, pero el chiquillo no sabía por qué estaba ahí. En ese contexto, el adolescente dio su primer relato. Y contó que iba con Camilo Catrillanca en el tractor, que se tuvieron que desviar porque había un árbol botado y que así se encuentran con carabineros que les empiezan a disparar, primero balines de goma y después, balas. Y que en el minuto que empiezan a disparar balas, Camilo Catrillanca le dice: “Agáchate”. Se agachan y él ve que bota un líquido por la nariz y se da cuenta que le pegaron un balazo. Que los policías lo bajan del tractor pegándole y él ve que uno de ellos cambia la cinta de la cámara, y de ahí lo trasladan detenido a la comisaría.

¿Qué le decían mientras lo golpeaban?

Él relata garabatos no más. Y golpes: un palmetazo (paipe) en la cabeza, un culatazo, puntapiés.

¿En qué momento logran ustedes constatar lesiones?

-Se hace la constatación en el procedimiento judicial y la abogada observa que efectivamente presenta un grado de lesiones.

¿Fue liberado tras la visita?

No. Quedó preso toda la noche y al día siguiente lo presentan en la audiencia de formalización. Allí el juez declara la ilegalidad de la detención, porque la fiscalía no pudo entregar ni una evidencia del delito de que lo acusaban.

¿Ninguna vinculación con el robo?

Ninguna. De hecho, la fiscalía ni siquiera presentó una denuncia formal del delito. Solo un registro de una denuncia telefónica anónima y el relato de los carabineros. Cuatro o cinco carabineros, que declaran al unísono, de modo absolutamente irregular, y por eso esa prueba es desechada por el juez. El magistrado abre, paralelamente, otra causa con el adolescente en calidad de víctima y testigo.

¿Eso lo hace de oficio o se lo pidió alguien?

-Pedimos ahí una medida cautelar (y después presentamos un recurso de amparo), para que la policía uniformada no se acerque al adolescente y el juez lo aprueba. El niño queda en libertad y se va con su padre y, en este momento, por lo que sabemos está bastante protegido por su familia y por su comunidad, porque, además, es el testigo más importante en el caso por el homicidio de Catrillanca. Nosotros le creímos inmediatamente y lo que se fue descubriendo después ratifica su testimonio: en la autopsia se establece que la bala le entró por la nuca a Camilo, con una desviación hacia la izquierda, que coincide con que el disparo se hizo por la espalda y que había intentado agacharse. Cuando un niño vive la situación que él vivió, ver morir al lado suyo a su amigo, que le estaba enseñando a manejar; que lo bajan del tractor a golpes, y le siguen pegando en el carro policial, que lo llevan esposado y lo meten preso por algo que él no tiene idea, no está en situación de inventar una historia. Ahí hay una situación de estrés psicológico, traumático. Fue un testimonio que se recogió a muy pocas horas del hecho, en condiciones que estaba encerrado y es completamente consistente con lo que se confirma después.

¿Ustedes tuvieron claro esto el mismo día de los hechos?

El equipo sí. Yo tuve acceso al relato del adolescente al día siguiente, en la mañana.

¿Cuál ha sido la ruta que ha seguido esa información hacia las autoridades? ¿Le informaron a alguien?

No, nosotros no informamos a nadie del relato, pero en el control de detención, se enteran las autoridades judiciales. Además, en la reunión del Comité Interministerial para aprobar el Plan Nacional de Derechos Humanos, que se hizo el jueves en la mañana, me tocó ver a varios ministros, entre ellos, a quien lo preside: el Ministro de Justicia, Hernán Larraín. Estaba también el ministro Alfredo Moreno. Cuando terminó la reunión, informalmente, le pedí al ministro Moreno hablar. Le dije que ese era el momento para que él actuara, porque se ponía en riesgo el Plan Araucanía. También hablé con el ministro de Justicia, para agradecerle, porque, en realidad, ellos hicieron varias gestiones. No les informé del relato, porque no lo tenía todavía, pero les dije que la situación era demasiado confusa y que la actitud que había que tener era de investigar, no proteger a nadie, porque no tenía sentido y porque ponía en riesgo un montón de cosas. Ellos estuvieron muy abiertos a lo que dije, sobre todo el ministro de Justicia. Estábamos los tres conversando en el pasillo, informalmente, y yo escuché que el ministro dijo: “Este cabro no tenía nada que ver con el asalto”. Él tenía esa impresión. Yo siento que ellos tuvieron cierto nivel de compromiso para investigar en realidad y seriamente la situación.

Sin embargo, por el lado del ministerio del Interior, siguieron transmitiendo la información que, me imagino, les daba Carabineros.

-Exacto. Ahora aquí, está claro que entre toda esta situación grave, una cuestión que es muy preocupante es que Carabineros no le dice la verdad a la autoridad civil, que es al final, la autoridad al mando, y eso Chadwick lo tiene súper claro. Tiempo atrás, en algún minuto me reuní con él y le dije: “Cuando Carabineros comete alguna situación que nosotros consideramos una infracción ¿Con quién hablo? Porque yo entiendo que usted es el jefe de Carabineros”, y él me respondió: “Conmigo. Efectivamente, yo soy el jefe de Carabineros”. Es grave que le mientan con esa facilidad, no sólo al Director General, sino también al ministro del Interior.

Pero esta información que ustedes recopilaron sí estaba en la audiencia de control de detención. Imagino que Carabineros no es la única fuente a la que podía recurrir el ministerio.

-No, no es la única vía.

En ningún momento después de esta conversación informal con Moreno y Larraín, ¿las autoridades les han pedido información sobre este caso?

No. Y nosotros la verdad es que nos centramos en la protección del joven y en asistir a la familia y a la comunidad, porque, además, la comunidad no permite el ingreso de la policía de Investigaciones si no es en compañía de alguien del Instituto. Por lo tanto, todas las pericias se están haciendo en compañía nuestra.

Hay una historia de desconfianza que se justiifica en los casos previos.

-Exacto. Y por otra parte hay una historia de trabajo de ese equipo desde el año 2011, que se ha ido ganando progresivamente la confianza de las comunidades.

Ustedes pidieron medidas de resguardo hacia el niño. ¿Existía una presunción de riesgo real, de que pudieran hacerle algo para evitar que testifique?

-Mira, yo no podría decir que tuvimos indicios de riesgo, pero también ahí la experiencia del trabajo con niños es que hay que protegerlos inmediatamente. Casi todas las normas de Derechos Humanos en materia de infancia señalan que las medidas de protección hay que tomarlas frente a situaciones que “puedan” dañar al niño y eso significa que no hay que esperar a que el hecho ocurra. Por eso presentamos en su favor un recurso de amparo preventivo ante la Corte de Apelaciones de Temuco. Además, se interpuso a su favor una querella por torturas, porque aunque las lesiones que sufrió tienen carácter leve, la situación vivida completa configura una situación de tormento en manos de agentes del Estado.

Y respecto de la muerte de Camilo Catrillanca ¿Cuál es la postura del Instituto de Derechos Humanos?

-Presentamos una querella por obstrucción a la justicia y por el delito de homicidio. Estas últimas acciones, como se escapan del mandato legal, fueron analizadas y aprobadas por el Consejo del INDH. También presentamos un amparo preventivo en favor de la familia Catrillanca.

Cuál es su visión como directora del Instituto de la situación de la Araucanía. No es la primera muerte en manos de Carabineros, ni la primera vez que funcionarios intentan borrar la evidencia. ¿Qué está pasando con la acción del Estado?

-Nosotros estamos de verdad muy preocupados. Hay una situación de fragilidad enorme en la Araucanía y yo creo que hay que tomar medidas inmediatas para frenar la violencia hacia el pueblo mapuche. Esto ya está trayendo fuertes repercusiones, el espiral de violencia empezó a reaparecer, cosa que se había calmado después de la presentación del Plan Araucanía. Esto lo pone en serio riesgo, a no ser que se tomen medidas rápidas.

¿Ustedes miraban con buenos ojos ese plan de diálogo del ministro Moreno?

Sí, creíamos que era una posibilidad. Muchas de las cuestiones que el Instituto ha recomendado se han recogido allí, y desde esa perspectiva, nos parecía bien. Había otras cosas que faltaban, pero era un avance, sin duda. Ahora, mientras no avancemos en reconocimiento constitucional y también en la Ley de los Consejos de Pueblos Indígenas, que permitan ir cumpliendo algunas de las demandas de los pueblos indígenas, y se establezca un diálogo de verdad, van a seguir los problemas.

¿Qué falta para eso?

-Falta política y acción. Aquí se ha respondido, fundamentalmente, con represión y no ha habido un diálogo político en serio, con todos los actores, con la voluntad política de tomar medidas inmediatas y progresivas, de acuerdo a lo que ese diálogo vaya concluyendo. No basta con sentar a la mesa a dos o tres personas, y después volver a Santiago y tratar de implementar eso en un año más. Hay que sentarse con las autoridades tradicionales, con el sector no mapuche y con autoridades de gobierno que tengan voluntad política y el poder suficiente para tomar acciones, sino esta cuestión va a seguir en este espiral de violencia que no se va a acabar más. Hay que construir caminos de paz. Yo creo que todo lo que tiene que ver con tierras y territorio está claro. En el gobierno de Lagos se hizo un documento en la Comisión de Nuevo Trato, donde se establecieron, con mapas, las tierras que hay que devolver, y esa Comisión estuvo constituida por un amplio espectro de personas de distintos sectores políticos. Ahí hay un acuerdo que hay que implementar. Esas tierras y territorios hay que devolverlos y hay que hacer el esfuerzo del reconocimiento constitucional.

¿Cuál es el obstáculo a la paz? Porque gobierno tras gobierno se han creado comisiones, comités que fracasan una y otra vez.  

-Yo creo que voluntad política. Cada gobierno ha hecho acciones como de maquillaje, pero la esencia del problema no se ha resuelto, y eso requiere voluntad política de verdad: poner los recursos humanos, materiales, para resolver el problema, porque todos ponemos los ojos en la Araucanía cuando ocurren estas cosas y después, nos olvidamos.

¿Cuál es la situación de los niños? La violencia hacia los niños mapuche ha sido una constante en los informes de las Comisiones de Derechos Humanos y las recomendaciones a Chile.

-Lo que está ocurriendo con los niños es súper grave, porque están naturalizando la violencia, vivir en una zona con fuerzas policiales militarizadas, y eso, sin lugar a dudas, afecta su desarrollo. Ellos viven con un miedo justificado. Niños que reciben perdigones por la espalda, en las patitas, fuerzas de Carabineros que ingresan a las escuelas, que tiran bombas lacrimógenas al interior y estacionan los carros policiales y empiezan a disparar desde el estacionamiento hacia la comunidad donde están sus mamás, sus papás. Los niños requieren paz y estabilidad para poder crecer y desarrollarse bien, felices, tranquilos. Nosotros vemos que ahí hay niños que se están desarrollando con violencia normalizada y con altos niveles de temor, de miedo. Uno ve en los videos que llega la policía y los niños lloran, gritan, y eso es muy preocupante. Si el gobierno dijo: “Los niños primero”, bueno, los niños de las comunidades en la Araucanía tienen que estar primeros entre los primeros.

Y a propósito de lo que ha ocurrido, ¿se va a reforzar el equipo de observadores en la Araucanía?

Tuvimos un aumento en el presupuesto 2019, para contratación, para aumentar la planta de personal en materia de expertos. Nuestros equipos regionales son muy chiquitos, pero la decisión de la dirección es aumentar la planta de la Araucanía.

*

En su visita a la Comisaría de Collipulli, el INDH pudo constatar que Carabineros no sólo detuvo al adolescente que acompañaba a Catrillanca en el momento de su asesinato. Cuatro niños y adolescentes – de entre 13 y 16 años- habían sido recientemente detenidos. Unos desde el baño del Cesfam del pueblo, al que habían acudido para ver cómo se encontraba Camilo, y otros calle arriba, luego de recibir los gases de bombas lacrimógenas. Esta es la declaración íntegra que hizo el adolescente de 15 años que viajaba junto a Camilo Catrillanca:

“Nosotros estábamos en la casa de Marcelo, con Camilo, y luego salimos hacia la casa de Camilo en La Romana y nos pillamos que estaba cortado el camino y tratamos de pasar por un atajo, cuando nos encontramos con FF.EE. a pie, ellos aparecieron de repente apuntando, aparecen 20 FF.EE. de infantería y comenzaron a disparar a quemarropa.

Cuando dimos vuelta el tractor avanzamos hacia delante y carabineros dispara: estábamos de espalda. Había uno de ellos con cámara. Él fue que disparó.

Ellos estaban disparado a nuestras espaldas, primero de balines de goma, pero de repente, mandó como a 4 o 5 disparando al aire y hacia nosotros, ya que las balas rebotaban en el tractor.

Camilo iba manejando y me grita ‘agáchate’, me agacho y veo hacia la izquierda y veo que estaba botando una cosa amarilla por la nariz. Paré el tractor, me bajé con los brazos en alto y grito ‘le dieron’, ‘le dieron’.  

Luego me tiran al suelo, y me subieron a la tanqueta ahí dentro un carabinero se sacó la cinta de grabación, la guardó. Puso otra cinta en la cámara y comenzó a grabar. Cuando estaba esposado va un carabinero por detrás y me pega con la UCI, viene otro por detrás que le decían Coronel, y me pegó nuevamente.

Le ponen la esposa de plástico y me pegaban patadas y me decían ‘parate culiao’ y me levantan y veo a Camilo y se lo entran.

Me pegan un paipe y me golpean con la puerta de la tanqueta y me suben. Llevan a Camilo a Ercilla.

Cuando me detienen, a Camilo lo bajan del tractor y se gritaban ‘la mansa cagaita’, pa’ que chucha se pusieron a webear, lo llevan al CESFAM de Ercilla”.

 

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