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Opinión

22 de Noviembre de 2018

Está caro Chile (Un día en la vida del Tío Mamo)

“… Pantalones a $600... paletós a $400... ¡Camisas a $100! ¡No entiendo cómo la gente se queja de la economía!”. —Señor Ministro, esos son los precios de la tintorería. Chiste antiguo, anónimo y popular.

Tío Mamo
Tío Mamo
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La semana pasada figuraba yo muy entretenido sentado frente a la tv viendo el canal del Senado, deleitándome con las brillantes intervenciones de los congresistas Camila Flores e Iván Moreira. Como ya llevaba horas en ese menester me vi en la necesidad de ir al baño, y a la vuelta aproveché para ir a la cocina a hacerme un buen vaso de agua con harina tostada y azúcar. Al sentarme vi que la palabra la había tomado el diputado Renato Garin, quien comentaba sobre lo caro que está Chile, cosa que me pareció extraña ya que ningún medio serio de este país se ha hecho eco, ergo, debe ser mentira.

Un poco ofuscado por las declaraciones del parlamentario (y adolorido por las hemorroides), apagué la tv, me eché la chauchera al bolsillo y me fui derecho a la farmacia donde tengo descuento Capredena a comprar mi remedio, que extrañamente había subido de precio. Fui a las otras 3 cadenas del rubro a comparar costos, pero estaban todas más menos igual.

“Coincidencia”, pensé.

De tanto andar me dio sed, así es que partí a mi café con piernas favorito (porque Chile ha cambiado sobrinos, pero no en todos los estratos sociales) a pedir un aguasoda, pero para mi pesar lo habían demolido y en su lugar habían puesto un StarFucks (creo que así se llama). Como ya estaba ahí pero no entendía como funcionaba pedí el café del día (que imaginé era el más barato); el joven que me atendió insistió tanto en parecer amable conmigo que me vi en la obligación de tirarle el café en la cara y salir raudo del local.

Tenía mi remedio pero había desperdiciado mi café. Y me quedaba menos de la mitad de la plata que tenía en la chauchera al momento de salir de la casa.

Como seguía con ganas de algo dulcecito caminé hasta el paradero para comprarle un Súper 8 al Cirilo, el joven haitiano que suele estar apostado cerca del paradero del Transantiago. Me comentó en creoñol que al otro día se iba en el avión presidencial de vuelta a su país. Yo le dije que lo lamentaba, pero que debía valorar que hoy en día los gobiernos de derecha a los expulsados les provee un avión para hacer abandono del territorio.

Con mi General la cosa era un poquito más complicada.

Para cambiar de aire fui a ver qué película estaban dando en el cine, vi en cartelera una tal “Rapsodia Bohemia” que me tincó. “Debe ser de ópera, y seguro que a Doña Lucía le va a gustar” pensé, pero había tanta fila que desistí (nunca me han gustado los colas).

Luego recordé que mi escritor fantasma, (quien me ha dado asilo en su hogar amablemente, sin que yo haya tenido que amenazarlo de forma alguna) me había pedido que pasara al supermercado del inmigrante Paulmann (ese que se devuelve a su país de origen en avión propio) a comprar una bolsa de pollos y un rollo de papel tissue. También aproveché de comprarme pañales que estaban en oferta. En realidad todas las marcas estaban en oferta, casi todas al mismo precio.

“Coincidencia de nuevo”, pensé.

Mientras pagaba en la caja del supermercado (ahí me gasté el resto de la plata que me quedaba en la chauchera) me preguntaba cómo lo harán para llegar a fin de mes la gente fecunda, como José “Adolf” Kast o mi colega Tere Marinovic…

Y ahí caí en cuenta de que Chile se ha vuelto un país rico, pero sólo para los ricos. Porque puede que el proletariado haya pasado de tener hongos a tener psoriasis, pero la cosa es que le pica igual.

“Todo sube menos los sueldos” me dijo ingeniosamente el taxista durante el viaje de vuelta a la casa del E.F. “Vaya a reclamarle a su presidente” le respondí con mi natural falta de amabilidad.

Parece que para la próxima tendré que devolverme en Uber. Y ojalá que el EF tenga plata para pagarle al taxista.

(Disclaimer: esta columna es parte de mi campaña comunicacional “Amemos al Mamo” orquestada junto a Imaginacción).

 

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#Chile#Columna#Tío Mamo

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