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Cultura

26 de Noviembre de 2018

Creedence Clearwater Revival, rock de raíces para la eternidad

Fundado en El Cerrito, en las afueras de San Francisco, Creedence Clearwater Revival no se contagió del evangelio de la psicodelia ni de la parafernalia experimental y espiritual que reinaba a finales de los 60 sino que apostó por canciones relativamente sencillas, letras concretas y temas cotidianos, y unas guitarras crudas que bebían del rock sureño, el country, el blues y el soul.

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Medio siglo después de su primer álbum, las guitarras eternas y el rock de raíces, con un ojo en el blues y otro en el country, de Creedence Clearwater Revival vuelven con una caja de lujo que incluye todos los discos de estudio de una de las mejores bandas de la historia de Estados Unidos.

“The Studio Albums Collection” es el título de este lanzamiento especial que se pondrá a la venta el próximo 30 de noviembre y que, con siete discos de vinilo remasterizados en los estudios Abbey Road, repasa el lustro entre 1968 y 1972 en el que los de John Fogerty tuvieron el mundo a sus pies.

“Quiero que John, Tom, Stu y Doug salgan de la boca de la gente como John, Paul, George y Ringo”, le dijo Fogerty al periodista Joel Selvin tal y como refleja el libro de 76 páginas, con fotografías y una biografía de Creedence Clearwater Revival, que incluye también “The Studio Albums Collection”.

De su disco debut homónimo editado en julio de 1968 al álbum de despedida de la banda “Mardi Gras” publicado en abril de 1972, ya como trío tras la salida de Tom Fogerty, esta caja trata de explicar la enorme popularidad de un grupo que, sin embargo, parecía nadar a contracorriente cuando surgió.

Fundado en El Cerrito, en las afueras de San Francisco, Creedence Clearwater Revival no se contagió del evangelio de la psicodelia ni de la parafernalia experimental y espiritual que reinaba a finales de los 60 sino que apostó por canciones relativamente sencillas, letras concretas y temas cotidianos, y unas guitarras crudas que bebían del rock sureño, el country, el blues y el soul.

Así, mientras The Doors en Los Ángeles nadaban en poesía trascendental y Jefferson Airplane en San Francisco buscaban nuevos horizontes sensoriales, Creedence Clearwater Revival se fijaron en las enseñanzas más terrenales de Elvis Presley o Little Richard.

“Resultaron ser el puente desde los pioneros rockabilly de los 50, los sellos Motown y Stax de soul de los 60 y las bandas de garage psicodélico estilo Nuggets, pasando por el punk de tres acordes y el alt-country de los primeros 80 (…) hasta la nueva americana de raíces de nuestros días”, escribió el periodista Roy Trakin en el libro que acompaña a “The Studio Albums Collection”.

Ese retorno a la raíz musical de EE.UU. comenzó a dar frutos con el primer éxito de la banda, “Suzie Q”.

No sería, sin duda, un triunfo aislado de un conjunto que todavía hoy sigue sonando muchísimo en la radio y cuyo catálogo de éxitos, difícilmente alcanzable para cualquier otra banda estadounidense, incluye temas imborrables del rock como “Proud Mary”, “Travelin’ Band” o “Have You Ever Seen the Rain?”.

Escoltado por Doug Clifford, Stu Cook y su hermano Tom Fogerty, John Fogerty, compositor y líder de la banda, dio forma a un repertorio que, por su pasión y melancolía, se convirtió en una banda sonora perfecta para los viajes de carretera.

No obstante, Creedence Clearwater Revival también podían sonar muy políticos como en “Fortunate Son”, que criticaba con acidez a los “niños de papá” que se libraron de ir a la guerra de Vietnam.

La banda, que tuvo el honor de participar en el legendario festival de Woodstock en 1969, se separó traumáticamente en 1972 y sus miembros se enredaron en pleitos legales y amargas discusiones personales durante décadas.

Creedence Clearwater Revival fue incluida en el Salón de la Fama del Rock and Roll en 1993 en una ceremonia en la que Bruce Springsteen ensalzó el legado del grupo.

“Todavía tengo envidia del poder y la simplicidad de su música. Eran éxitos llenos de belleza y poesía y de una sensación de oscuridad de los acontecimientos, de la historia. Una tradición estadounidense que contenía orgullo, miedo y paranoia”, apuntó “The Boss”.

“Al final de los 60 y comienzos de los 70 no eran la banda más hippie del mundo: eran simplemente la mejor banda”, cerró.

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