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Opinión

7 de Diciembre de 2018

Malena Pichot: “Si los comediantes no están enojados, no sé de qué están hablando”

Al otro lado del teléfono y desde un Buenos Aires convulsionado por la visita de los líderes del G20, Malena Pichot, la comediante de ‘La loca de mierda’, ‘Cualca’ y ‘Tarde Baby’, habla enojada por los fallos injustos y la parafernalia en que hoy está envuelto su país. Una rabia que la energiza y le da el ímpetu que necesita para hacer el humor incómodo que la caracteriza.

Valentina Collao López
Valentina Collao López
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En marzo de este año Malena Pichot llegó a la plataforma de streaming Netflix presentando su show ‘Estupidéz compleja’, un stand up en donde habla del feminismo, de la violación y se ríe sin asco de la violencia que recibe a diario en redes sociales. Un combo en el hocico de realidad y, por qué no, de vergüenza.

La crítica internacional, que ya la conocía por su prolífico trabajo en Youtube con webseries como ‘La Loca de mierda’, ‘Tarde baby’ y series de tv como ‘Cualca’, se rindió a sus pies señalando que “en el provocador espectáculo de Pichot hay mucho humor. Aunque, a veces, la carcajada se vuelve risita incómoda y no sabes muy bien hacia dónde mirar”. El mejor piropo para la comediante.

Malena, una vieja conocida de Santiago de Chile, regresa este próximo 4 de enero al Teatro Nescafé de las Artes con ‘Persona’, un espectáculo que se repite el plato por tercera vez en suelo local y en el que junto a sus amigas Ana Carolina, Charo López y Vanesa Strauch celebran la diferencia, se ríen de la estupidez, se travisten y burlan del género.

El día que The Clinic conversó con ella, se llevaba a cabo la primera jornada del G20, instancia en que los líderes mundiales se reunían en Buenos Aires para pactar alianzas y cerrar tratados de carácter global. Consultada por la contingencia, la comediante expresó que esta “es una parafernalia política donde la Argentina no tiene ningún rol importante sino que es solamente el lugar en donde se llevan a cabo unas reuniones de mierda. Por supuesto que acá lo quieren vender como ‘esta es la oportunidad de Argentina de estar en el mundo y conseguir dinero para salvarse’ y no va a pasar eso, no tiene nada que ver con eso. A nadie le interesa la Argentina”.

 

Hace pocos días también se dio la sentencia al caso de Lucía Pérez, donde los cuatro violadores y asesinos quedaron absueltos. ¿Cómo viste ese caso y el indignante desenlace que tuvo?

-Bueno, me parece mal, obviamente. Es terrible, pero la verdad es que es bastante común y en Argentina sobre todo. Pasa que la justicia es machista y funciona así casi siempre. No es una sorpresa para mí.

¿De verdad no esperabas otro resultado?

-Siempre se espera que las cosas tengan sentido. A ver, quiero decir que no esperaba ese resultado pero a la vez no me sorprende.

En general, este ha sido un año bien duro para las mujeres en Argentina. La sentencia de Lucía, lo que pasó con la discusión del aborto. ¿Cómo se hace humor en un contexto como ese?

-No me parece que este haya sido un año particularmente duro para las mujeres. Creo que siempre es duro para las mujeres. Muy por el contrario, están pasando cosas en el país que tienen que ver justamente con cambios para las mujeres. No creo que haya sido particularmente duro, porque las mujeres se están organizando mucho más que antes. La palabra aborto, por ejemplo, que antes era muy un tabú en Argentina y que era imposible que alguien dijera “aborto” en la tele, ahora eso cambió de un día para otro. En ese sentido para mí es muy positivo todo lo que pasó este año. En cuanto al humor, se hace siempre, es la única manera de sobrevivir.

Claro,  pero ¿cómo se hace para hacer humor con la rabia tan viva?

-El humor sale de la rabia, ¿quién hace humor desde la alegría? ¿quién hace chistes de cosas lindas? Estoy convencida de que el humor sale desde el enojo y si los comediantes no están enojados, no sé de qué están hablando. Obviamente para mí la comedia sale desde ese lugar: de tratar de dar vuelta cosas horribles.

PERSONA

“Persona”, el show que traes a Chile es un espectáculo feminista, hecho por feministas. ¿Les ha tocado público que no logre entender lo que ahí presentan?

-Sí, lo que pasa es que la gente que viene a vernos ya nos conoce, pero sí nos pasó por ahí en España que alguna persona se sorprendiera de dónde estaba. Pero la verdad es que nos conocen. Yo a Chile voy hace un montón, antes de ‘Persona’ fui sola y fui con otro chico, y la verdad es que nos conocen por suerte y eso hace que las cosas sean más fáciles, porque no tenés que ganarte al público. Ellos ya saben lo que vas a decir y ya sabe quién sos. Entonces es una ventaja. Pero en general no, la gente que viene sabe a lo que se tiene que atener. Aunque, bueno, siempre hay historias. La primera vez que fui a Chile, me acuerdo que salí del teatro y un pibe me dijo: “Mi novia quería venir y no la dejé porque le ibas a lavar la cabeza”. Y yo me quedé medio helada. Pero, bueno, esas cosas pasan y también hacemos los chistes que hacemos para que pase eso si no, qué aburrido.

El espectáculo lleva varios años de rodaje, ¿cómo ha sido llevarlo a tantas partes y trabajar tan de cerca con tus amigas?

-Esa es la mejor parte. En Chile, siempre que vamos estamos con Jani Dueñas y con Paloma Salas, vamos a comer, nos cagamos de risa, tomamos pisco. En ese sentido es una cosa muy linda trabajar con amigas y bueno, cuando viajás pasa eso, siempre tenés una comediante amiga que vuelves a ver. Es una cuestión rara de la comedia… Cuando escribo series o qué sé yo, para hacer un show, buscás gente que te causa gracia, entonces te terminas haciendo amiga de la gente que te hace reír.

Claro, imposible que no ocurra la magia…

-Claro, el trabajo es hacer reír y a mí me pasa eso, que yo siempre me hice amiga de gente trabajando, que los llamé una vez porque me parecían regraciosos y regeniales y bueno obvio, después me hice amiga. Esa es la mejor parte de trabajar haciendo esto, tener amigos graciosos.

Hace unos años tuve la posibilidad de ver el show y en él, hay una cuota importante de incomodidad. Las mujeres, en particular, salimos de ahí bastante interpeladas. ¿Buscas esa incomodidad?

-Sí, sí busco incomodar, no sé si las personas salen distintas de ahí, pero sí busco incomodar. Lo busco y me sale también, es lo que me gusta a mí cuando veo stand up, que digan cosas que el cerebro me haga como un QUÉ, viste, que me hagan ir a lugares que no había ido con la reflexión. Eso es lo que me gusta a mí, entonces también trato de hacerlo. Pero también, como te decía antes, el enojo también es importante. Si trabajás desde ahí se hace más fácil, desde el enojo y desde lo que te indigna. Y lo que enoja y lo que indigna son cosas que la gente no quiere pensar tampoco. Pero sí, a todas nos gusta eso, a todas nos gusta decir algo medio incómodo y que esté al borde.

Te atacan harto por redes sociales, justamente porque desde el humor peleas la causa feminista. A veces te ríes, les contestas, te burlas de ellos en tus shows. ¿Alguna vez te has sentido amenazada?

Nunca tuve que cuidarme, sí recibo amenazas todo el tiempo, pero nunca pasó a mayores, siempre como mails y cosas así, que la verdad nunca me dieron un miedo real. A veces te da impresión, pero igual para mí, ahora en el 2018, quejarse de que te tratan mal en Twitter está muy mal. Ya pasó ese momento de: “Ay, me hacen bullying en redes”, como que ya eso no va. Eso no lo puede decir nadie porque es como apagá el compu, apagá el celular. Esto no es un problema real.

Claro, están pasando cosas peores…

-Están pasando cosas muy tremendas. Acá en Argentina pasa mucho esto de que las actrices bellas que se quejan de que les dicen cosas en Instagram. Eso me parece muy bajo, me parece lo peor que alguien se queje por eso. En otras épocas te mataban por decir lo que opinabas, te secuestraban y te torturaban, o sea y ahora te vas a quejar de que ahora alguien en Twitter te pone “sos una boluda”, no, no y no. Ya no me afecta nada y bueno, en realidad, hace un par de años me hace reír y por eso lo puse en el show que está en Netflix y que lo hice en Chile también con las cosas graciosas que me ponen en Twitter, los insultos me dan más risa que otra cosa.

¿Y estar expuesta constantemente no te desgasta?

– No, ya no me hace nada. Pero de verdad. Es que son muchos años, si te ponés a pensar. No sé cuándo me saqué twitter, como en el 2011, creo y son muchos años. Para mí no significa nada, pero por una cuestión que te decía antes, pasan cosas muy terribles en el mundo, no me puedo estar quejando de que una cuenta sin cara ni nombre me dice estúpida. Eso es muy poco. Y a veces, no sé si pasa en Chile, pero acá pasa que hay un quilombo en redes que repercute en la televisión y no, y en los portales, y esas cosas me dan un shot de vigor. “Ah, quieren guerra hijos de puta”, me toma un hype que tampoco está bueno.

UN TEMA COMÚN

¿Cómo se ha transformado la forma de hacer humor? ¿Has hecho el ejercicio de revisar de qué cosas te reías antes y ahora por ningún motivo?

-Sí, inconscientemente hago el ejercicio de analizar qué es hacer humor hoy. Por notas o hablando con amigos, te das cuenta que sabés algo de teoría de repente. Pero no,  la verdad es que me río de lo mismo. Si me pasa que hay cosas que, qué sé yo, partí haciendo videos en Youtube, y ahora todo el mundo hace videos en youtube.

Claro, fuiste la primera youtuber

-Síiiiiii – dice con énfasis-. Fui de las primeras. Éramos tres o cuatro. De hecho no existía la palabra youtuber, no existía el concepto viral, o sea un montón de cosas muy distintas. Sí, me pasa eso como de tratar de estar haciendo todo el rato cosas que no estén ahí. Nosotras hablábamos temas de género, hacíamos humor de esto hace muchísimos años y ahora la verdad es que hay un montón haciendo humor sobre lo mismo. Cosa que está perfecto, pero bueno siempre tenés que encontrar la manera de despegarte de lo que están haciendo todos. Yo hablo de esto hace 10 años. Empezaba el show con Campa diciendo: “Hola, soy feminista” y ahora hay un montón de mujeres que se están subiendo a esto, que me parece muy bien y necesario, pero también hay que estar todo el tiempo buscando cómo diferenciarse. Nosotras hacíamos un montón de videos en internet para promocionar el show o para promocionar una gira o algo, y siempre teníamos en nuestros vídeos temáticas feministas y obviamente con humor, y ahora lo hacen todas. Toooodas.

Claro, “el feminismo” es un tema del que hoy todos quieren agarrarse…

-Sí, es como un tema muy común que además, que nosotras que lo hacemos hace un montón, nos da mucha bronca porque conocemos a todas las personas que se suben a esta movida y que hace dos años no hablaban del tema ni locas, porque les daba miedo. Entonces pasa que querés salir con un bate y matar gente. Si bien me gusta que el tema esté instalado, también me parece importante diferenciarse.

¿Qué te parece que el tema se haya vuelto tan de moda? ¿crees que dejó de ser genuino en algún nivel?

– Absolutamente deja de ser genuino. Eso no me preocupa porque cuando no es genuino, ves a la persona hablando sobre ese tema y haciendo humor sobre ese tema y no le sale. Le sale mal. Porque no es verdadero, porque no sabe, porque para hacer humor sobre un tema tenés que saber un poco sobre ese tema, sea cual fuere. Si vas a hacer humor con bioquímica, el chiste es que sepas de bioquímica sino qué vas a decir. Entonces me sucede eso, ahora hay un montón de personas haciendo humor con las cuestiones de género y la mayoría de esas personas no tiene idea qué es lo que está diciendo, no entiende el tema y por mucho que quieras no puedes hacer un buen chiste. Entonces no me preocupa desde ese lugar, no me genera inseguridades en mi forma de hacer humor, sino que me genera una rabia con esa gente por su oportunismo, por su hipocresía, porque nos vienen viendo a nosotras hacer humor sobre esto hace años y nunca dijeron una palabra, y ahora que está de moda se ponen a hablar de esto. Ahí lo ves. Pero bueno, sucede, qué vas a hacer.

Acá en Chile ocurre que desde que apareció con fuerza el movimiento feminista, muchos comediantes hombres salieron a decir “ya no nos podemos reír de nada”, “nos hemos puesto graves”. ¿Pasó allá también?

-Claro, sí, obvio. Pasa hace tiempo. Lo que pasa es que es gente que es mala haciendo chistes, que solo sabe hacer chistes de gordos, putos y gais. Y se puede hacer chistes sobre todo, pero en algunos temas vas a tener que esforzarte más, en algunos temas vas a tener que ser muy gracioso para poder decirlo y bueno, obvio, es más difícil. Querés reirte sobre el cáncer, sí, lo podés hacer, pero tiene que ser muy gracioso sino es simplemente crueldad. Entonces para la gente que dice ya no se puede hacer chistes sobre nada, son mediocres que nunca pudieron hacer un buen chiste.

En una columna que escribió Jani Dueñas para The Clinic, ella planteaba que había que saber dónde instalarse en el humor, si nos vamos a reir de la violación, perfecto, pero riámonos del violador  y no de la víctima.

-Sí, Jani dice lo que decimos nosotras en las notas hace muchos años (risas). Tenés que reirte del poderoso, mientras no te rías de la víctima, está todo bien. O sea es obviamente, de quién te vas a burlar. Si te reís del poderoso, si te reís del violador, nunca vas a fallar en el chiste. Si te reíste de la víctima, fallaste en el chiste. Entonces se puede hacer humor sobre todo, incluso eso. Hay un chiste de Margaret Cho que es espectacular, en donde cuenta ella que está contándole a su mamá que fue violada por un familiar y que la mamá le responde, “no te hagas la especial, porque también violó a tu tía”. Y ahí te estás riendo de la mamá que es la representación de toda la sociedad que piensa esas pelotudeces, no te estás riendo de Margaret Cho que fue violada. La pregunta es si te vas a reir del opresor o del oprimido.

¿Dónde crees que se deben instalar los hombres en el debate feminista?

-Los hombres tienen que cerrar la puta boca y no tienen que decir nada y correrse. Eso es lo que tienen que hacer. Es muy simple, no tienen que hacer nada más que correrse, escuchar. Pero bueno, lo más difícil para un hombre es callarse la puta boca, entonces está complejo.

 

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