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Opinión

28 de Diciembre de 2018

COLUMNA | Elecciones internas de RD: la ropa sucia se lava en la plaza.

*Tomás Vodanovic es Candidato a Secretario General por Revolución Democrática En una democracia sana y robusta el periodo de elecciones debiese ser la instancia deliberativa por excelencia. En efecto, para quienes creemos que la democracia posee un valor epistémico ─es decir, que ejerciéndola arribamos no solo a decisiones más representativas sino que a mejores decisiones […]

Tomás Vodanovic
Tomás Vodanovic
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*Tomás Vodanovic es Candidato a Secretario General por Revolución Democrática

En una democracia sana y robusta el periodo de elecciones debiese ser la instancia deliberativa por excelencia. En efecto, para quienes creemos que la democracia posee un valor epistémico ─es decir, que ejerciéndola arribamos no solo a decisiones más representativas sino que a mejores decisiones ─, resulta forzoso y necesario procurar la mayor discusión posible en dichas instancias, confrontando ideas y entregando razones que justifiquen nuestras posturas.

Las elecciones internas que enfrenta RD no quedan exentas de dicho estándar democrático. Frente a ciertas voces que vinculan la lealtad y el cuidado del Partido con una discusión protegida y alejada de los medios de comunicación, resulta necesario recordar el valor de la democracia deliberativa, y de su carácter eminentemente público. A diferencia del dicho popular según el cual “la ropa sucia se lava en casa” ─metáfora aplicable a una familia o a un club privado─ en el caso de un partido político que pretende gobernar el destino de los ciudadanos y ciudadanas, es necesario disputar públicamente las legítimas diferencias que surjan al interior de éste.

¿Resulta conveniente que la elección interna de RD, y los debates relevantes que ella supone, se lleven a cabo entre cuatro paredes o en espacios impermeables al escrutinio público? ¿Es un ataque al partido o una acción poco fraterna fomentar la mayor discusión posible de cara al pueblo de Chile?

La gran mayoría de los militantes de RD – adherentes a los distintos proyectos en disputa- consideramos que no, que no nos daña ni empequeñece discutir en público; que la verdadera debilidad no es aquella que transparenta las legítimas disputas ideológicas y/o estratégicas que existen en el Partido, sino que, por el contrario, sí lo es la que teme la confrontación de ideas o diagnósticos, evadiéndolas a través de la instalación de caricaturas injustas.

Por otra parte, un debate realizado a puertas cerradas o sin exposición pública ha sido un incentivo en RD para las discusiones irrelevantes o puramente endogámicas, como el barrio de residencia de los candidatos o candidatas, o sobre si éstos militaron o no en tal o cual movimiento universitario. Tal endogamia desplaza a discusiones más trascendentales para Chile y su pueblo, como determinar cuáles son los ejes rectores de la izquierda del siglo XXI, discutir sobre el tránsito de la crítica del neoliberalismo hacia propuestas institucionales concretas para extirparlo de la distribución de bienes humanos esenciales, o conversar seriamente sobre la conveniencia de la coordinación política con otros sectores de izquierda, entre otros.

El proyecto encabezado por Javiera Parada cree firmemente que en esta instancia eleccionaria se deben discutir abiertamente éstas y otras interrogantes. Creemos en un RD que priorice la necesaria reparación de las inaceptables urgencias sociales que aquejan al país, antes que la conservación de un purismo dogmático que ve toda coordinación electoral como una amenaza identitaria. Creemos en un Partido reconectado con su espíritu fundacional, cual es transformar la realidad concreta de los ciudadanos y ciudadanas postergados de nuestro país, disputando y conquistando el poder político necesario para ello. La fortaleza de RD y el Frente Amplio no radica en su pureza, sino en su capacidad de incidir en la vida de las personas.

Esta elección nos entrega la oportunidad de discutir y contrastar las distintas visiones que existen en RD, y ello debe realizarse en la arena pública. Si existen diferencias, desencuentros, disputas ideológicas o incluso diferentes visiones y alternativas de solución para la crisis de conducción que nos aqueja como partido – la cual nos duele y de la que jamás festinaremos porque la entendemos como propia-, éstas deben discutirse de cara del país. La ropa sucia, de haberla, no se lava desde la comodidad ni privacidad de la casa… la ropa sucia debe lavarse en la plaza. Ese es el desafío que enfrentamos como Partido. Es de esperar que todos y todas estemos a la altura.

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