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Opinión

3 de Enero de 2019

Columna | En la tele también se ven líderes

Desde el dedo de Lagos hasta Paulina Nin terminando con la era de las “animadoras gomero” en Viña. Desde Maluenda salvando una vida en cámara hasta “Quenita” evitando un divorcio (el suyo). Alguien tenía que hacerlo.

Mack Luján
Mack Luján
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Un líder es alguien que mediante una actitud resoluta genera un cambio positivo en la vida de un grupo, que puede estar compuesto desde dos personas hacia arriba.

Enrique Maluenda se comportó como tal también al interrumpir el show en que el mago Oli (Gerardo Parra) debía liberarse de candados dentro de un tarro lechero lleno de agua en el que se había sumergido. Fue en 1985, en “El festival de la una”. Se podrá decir que su intervención no tuvo mucha gracia, porque –aunque le salvó la vida al artista– como era el animador de ese programa, prácticamente tenía la obligación de actuar antes que cualquier otro funcionario de TVN o integrante del público del estudio. Pero no siempre el cargo va aparejado a acciones heroicas. De hecho, casi nunca.

Otro que en un momento dado mostró rasgos de líder fue Willy Benítez. No precisamente en la versión 2018 del Festival, cuando, con la venia de Bombo Fica, interrumpió la presentación del humorista con un número de fonomímica que habría arrasado en los ’60. Fue para 1983, año en que sin conocimiento de nadie en la Quinta Vergara, saltó al escenario y tras tomarle el micrófono al mismísimo Antonio Vodanovic (que convengamos que no lo soltó en ningún momento) protestó, caracterizado como su personaje “El tarro”, contra la ausencia de cómicos chilenos en el Festival de ese año. Hoy hay al menos cinco números fijos de compatriotas encargados de la hilaridad.

Quenita Larraín actuó como una líder al plantar a Zamorano. Sí. Paradójicamente, al no casarse salvó un matrimonio que iba directo al fracaso, según los antecedentes que hemos conocido después de producido ese episodio que marcó a fuego la historia del showbizz local.

Aunque pertenece al área de la política, el gesto que destacaremos del próximo líder no se puede aislar del medio en que fue hecho, la televisión. En efecto, Ricardo Lagos Escobar y más específicamente su dedo marcan un antes y un después de los programas de debate político en esta larga y apocada faja de tierra. Fue en el programa “De cara al país” de Canal 13 en 1988, a semanas del plebiscito que derrocaría a Pinochet. Nunca sabremos qué tanto incidió la interpelación directa a Pinochet, cámara mediante, que hizo el entonces presidente del PPD, en el resultado del referéndum, pero de que influyó, influyó.

Como el concepto tras la palabra “líder” va asociado con “guía” no podemos dejar de mencionar en este recuento al instructor de gimnasia del “Buenos días a todos” Israel Santana. En este brasileño se basó Mauricio Flores para crear a su personaje “Tony Esbelt” (aunque Santana no era amanerado, al igual que tampoco lo es Carlos Tejos, que sirvió de patrón para que Daniel Alcaíno diera vida a “Yerko Puchento”). Todos en algún momento seguimos el liderazgo coreográfico de este fibroso maestro, que seguramente cuando lea esto lo hará mientras se menea al son de unos compases muy rítmicos.

Al frente de “Estado nacional” de TVN Andrea Aristegui es otra líder televisiva que hay que destacar. No es fácil lidiar con los egos de la tele y menos si se trata de políticos como “Pancho” Vidal, con quien tuvo un áspero cruce esta periodista un domingo en que el exvocero de gobierno no soportó que ella no le diera la palabra durante algunos minutos (nota: el espacio cuenta con seis panelistas). Salió del paso esa vez y se fue a Mega haciendo un sentido llamado a cuidar y potenciar la señal pública.

Si es por número de seguidores, líder televisivo también fue en su momento Eduardo Bonvallet, cuyo estilo entre mesiánico y de grinch permanente de los pocos logros del fútbol chileno mantuvo cautivo a los amantes del fútbol durante 20 años. Su triste fin, afortunadamente, no fue emulado por sus acólitos.

Una líder feminista que el 2018 nadie vio venir (y menos Yerko Puchento) fue Daniella Chávez. La chica que se gana la vida recreando la vista de sus seguidores en las redes sociales con sus siempre sexies poses no lo pensó dos veces y le paró los carros al misógino personaje de Daniel Alcaíno en “Vértigo”. Yerko dijo que el segundo nombre de ella era “Carlina”, como la mítica proxeneta de calle Vivaceta y la musa de Instagram llegó hasta el Congreso reclamando. ¿Resultado? Lo más probable sea que este año fue el último de ese estelar.

Un líder nato es Daniel Matamala y fundamentalmente porque se aleja sideralmente del estereotipo del periodista que hace de las conferencias de prensa una olla común de informaciones y también del que, escudado en ser un cultor del ejercicio periodístico “objetivo” y no interpretativo, pasa a formar parte de un homogéneo rebaño de portagrabadoras y lectores de comunicados.

Paulina Nin también tiene un sitial ganado en esta galería de iluminados que en algún momento marcaron un rumbo en la televisión chilena. Cuando animó el Festival de Viña fue la primera mujer que no respondió a las características de “gomero” a la que se ceñían todas las damas que acompañaban a Vodanovic: decorativa, dócil, de participación marginal, cero iniciativa, necesaria para que el macho dominante descansara la voz. Era más que el volumen que le confería a su voz (más alto que el promedio de sus congéneres maestras de ceremonia). Era la actitud empoderada, rebelde y aplomada. Pasaron unos años hasta que su ejemplo prendiera. Cecilia Bolocco no fue detrás de Vodanovic. Myriam Hernández brilló más que Montaner. Tonka no le fue en zaga a Sergio Lagos (cada uno en su estilo). Soledad Onetto se comió a Camiroaga (televisivamente hablando). Carola de Moras salvó varias veces al Rafa Araneda (sobre todo comunicándose con los cantantes anglo). Y ya se ve que María Luisa Godoy va a ser la dueña de casa en febrero próximo y Cárcamo el “marido” chacotero, pero macabeo.

16 de febrero del 2018/VIÑA DEL MAR
Daniella Chavez durante la Gala del Festival de Viña del Mar 2018
FOTO: MARIO DAVILA HERNANDEZ/AGENCIAUNO

Emilio Sutherland es un líder. A no dudarlo. Aunque sus detractores aseguren que en el programa “En su propia trampa” sólo le hace paternales tirones de oreja a mecheros y ladrones de gallinas en vez de tirarse contra los peces gordos. Lo cierto es que le enseña domingo tras domingo a la PDI y a Carabineros qué fácil pondrían tras las rejas a los maleantes si pusieran un poquito de voluntad en hacerlo.

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#Líderes#Mack Luján#TV

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