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Poder

26 de Enero de 2016

Mario Zumelzu, abogado querellante de Caval: “Natalia Compagnon es un peligro para la sociedad”

Mario Zumelzu está convencido que como abogado querellante, ha sido parte esencial de la investigación del caso Caval. De hecho, se siente orgulloso y responsable de presagiar la veta de delito tributario, que tendrá a la nuera de Compagnon y a Mauricio Valero, socios de la empresa, sentados en el banquillo de formalizados el próximo 29 de enero. El abogado UDI, que es parte del caso al representan al cientista político Diego Acevedo, está en su mejor momento y no se contiene a días de la semana clave de la nuera de Bachelet.

Por

Zumelzu
Llevo casi un año investigando el caso Caval y nunca me ha dejado de sorprender. Desde siempre intuí que había conductas delictivas, principalmente cohecho, pero también presagié delitos tributarios que no estaban siendo investigados con el ímpetu que se necesitaba. Fui el responsable de abrir esa arista y no me equivoqué. Caval es una caja de Pandora, es algo increíble. Lo que se dice en las calles es cierto, son una máquina de tráfico de influencias.

La nebulosa de dudas en Caval es muy grande. ¿Por qué Gonzalo Vial Concha (hijo del dueño de Agrosuper, Gonzalo Vial) pagó 1.200 millones a Caval? ¿De dónde salió esa cantidad de plata? Por meses tuvimos la duda. Compagnon siempre lo justificó hablando de negocios mineros, de un puerto, de un museo. Pero la realidad es que Vial pagó tanta plata porque lo tenían colgado de 300 correos que revelaban una supuesta conspiración en su contra que involucraba a su padre. ¿Ves el calibre de esto? Lo manipularon sentimentalmente, le armaron un complot. De esa manera tan burda mantuvieron su atención. Esto no es un chantaje, es un engaño, ¡una estafa! Así trabajaba Compagnon y compañía.

Caval es una gran teleserie. Primero afirmaron que La Moneda no sabía nada, después sí. Luego aseguraron que era un negocio entre privados, pero con el tiempo salieron involucrados funcionarios públicos. Han cambiado de versión mil veces. Compagnon se ha contradicho mucho. Lo único cierto, es que el negocio de ella y su socio era pura especulación inmobiliaria sin tener un peso. Ni uno. Las platas venían de facturas y boletas ideológicamente falsas. Eso llamó mucho mi atención. De hecho, ahí olí el delito tributario: el patrimonio de la empresa era muy bajo, con pérdidas y nada tenía sentido. Porque digamos las cosas como son, ¿Quiénes son Natalia Compagnon y Sebastián Dávalos? Dos personas sin prestigio profesional importante, solo cientistas políticos. No vienen de carreras que inviten a realizar servicios de esa clase, ni tampoco vienen de universidades tradicionales. Mauricio Valero menos. No tenía gran expertise, manejaba algo de computación, pero no era nadie reconocido como para que la gente lo ande buscando para hacer negocios de 1.200 millones de pesos.

Hoy nadie está en condiciones de afirmar que ese crédito no implicó una contraprestación por parte de Luksic a la presidenta Bachelet. Eso es un favor, algo salió de ahí. Digo, no tengo los antecedentes que lo prueben, pero son presunciones que me parecen obvias. A cualquier otro chileno no le darían ese crédito. Solo se lo dieron por ser la nuera y el hijo de la Presidenta. Esta historia es una teleserie insólita, de esas más oscuras.

Yo creo que las últimas declaraciones de Natalia Compagnon y Dávalos, donde involucran gente cercana a la presidenta, no son gratuitas. Están dolidos porque el gobierno los abandonó, están cobrando de vuelta. Y bajo esa lógica, no están midiendo costos. ¡Involucraron a Peñailillo, ex jefe administrativo de la casa de gobierno y a Ana Lya Uriarte, la jefa de gabinete de la Presidenta! Hoy es muy difícil llegar a sostener que la presidenta no sabía nada y se enteró por la prensa. Bachelet mintió. Tengo la convicción de que siempre supo sobre el negocio de Caval.
La formalización del 29 de enero es un momento esperado por todos. No me cabe duda de que existen los antecedentes para solicitar prisión preventiva para Compagnon, Valero y Juan Díaz. Natalia Compagnon no ha colaborado con la investigación como su defensa intenta plantear. Lo único que ella dice es que su marido no supo nunca nada y que la acompañó a una reunión con Luksic a mirar las plantas y los muebles. No me cabe duda que Natalia Compagnon es un peligro para la sociedad. Si seguimos la lógica del caso Penta, que es diferente políticamente, pero igual jurídicamente a Caval, nadie puede decirme lo contrario.

Que yo milite en la UDI no me inhabilita en la investigación de este caso. He sido riguroso con todos los involucrados, incluido Juan Díaz que milita en el partido. Nunca lo conocí personalmente de hecho. Sé que es un personaje importante y famoso en el gremialismo, pero en la UDI me conocen bien como para saber que no soy objeto de presión de nadie. De hecho yo sigo en el partido por una formalidad, estoy alejado hace años, en serio. Ya no son lo que fueron. Guzmán creó algo increíble, un partido con una forma nueva de hacer política y terminaron en los mismos vicios políticos de siempre. No digo que me den vergüenza, pero ya no son lo que eran. Ya no tienen esa garra de antaño de ir contra la corriente.

Yo tengo vocación por el servicio público, he estado en varios casos de corrupción buscando la verdad. De hecho me involucré con las mismas ganas en contra del alcalde de Coquimbo Pedro Velasquez, por fraude al fisco hace un par de años. Siempre he estado muy comprometido. Caval siempre me atrajo por lo mismo. No tengo tapujos en afirmar que Natalia Compagnon es una delincuente, Mauricio Valero también lo es. Ambos incurrieron en conductas delictivas, así no más son las cosas. Cuando me metí en esto, tenía la convicción de que teníamos que perseguir a los culpables, con nombre y apellido. Personas como Compagnon y Valero pueden hacer de Chile una república bananera donde gane la corrupción y yo no quiero eso. Me niego a eso. Por eso los persigo con tanto ímpetu, por mi servicio público. Quiero que la sociedad despierte y reaccione a estos casos. Debemos hacernos cargo. Chile merece mucho más que ser un país corrupto.

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