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Opinión

5 de Junio de 2011

Un ministerio en problemas

Las movilizaciones que hemos iniciado los estudiantes desde un principio se han sostenido bajo una amplia perspectiva ciudadana, pensando no solamente en los problemas que nos aquejan directamente, como es el endeudamiento al cual estamos sometidos, sino también planteando demandas con un profundo carácter social. La recuperación de la educación pública para nuestro país es […]

Camila Vallejo
Camila Vallejo
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Las movilizaciones que hemos iniciado los estudiantes desde un principio se han sostenido bajo una amplia perspectiva ciudadana, pensando no solamente en los problemas que nos aquejan directamente, como es el endeudamiento al cual estamos sometidos, sino también planteando demandas con un profundo carácter social.

La recuperación de la educación pública para nuestro país es el pilar central de todas nuestras demandas (acceso a la educación superior con equidad y calidad para todos, aumentar el financiamiento público a las universidades estatales y democratización de las instituciones de educación superior) y cobra mayor relevancia cuando vemos cómo Chile está sumido en groseros niveles de desigualdad, siendo la crisis de la educación pública una variable importante en la mantención de la inequidad social.

Las demandas planteadas han logrado una amplia convergencia en los actores sociales involucrados directamente en educación. El alcance de nuestras propuestas y la instalación de estas a través de masivas movilizaciones han hecho sentido en sectores importantes de la ciudadanía.

Ello se refleja, en parte, en los resultados de la encuesta Adimark Mayo, donde se evalúan 10 áreas de trabajo, de las cuales 8 presentan una desaprobación mayor o igual al 50%.

En este punto, destaca fuertemente la caída en la aprobación de cómo el gobierno está manejando el tema de la Educación, área que registra la mayor caída con una pérdida de aprobación de 16 puntos porcentuales entre los meses de abril y mayo.

Es significativo el hecho que Lavín sea desplazado al tercer lugar en la aprobación ciudadana y su lugar pase a ocuparlo el Ministro de Cultura Luciano Cruz-Coke.

Es significativo ya que esto no ocurre por un crecimiento importante del Ministro de Cultura (solo aumenta un punto), sino por la brusca caída de 8 puntos que tiene Lavín en su aprobación. Tanto la baja en su aprobación como del manejo que tiene el gobierno sobre educación evidentemente tiene relación directa con la crisis que atraviesa la educación y las movilizaciones emprendidas por los estudiantes.

El accionar del Ministro Lavín ha sido errático hasta el momento y se ha caracterizado por sus débiles y titubeantes respuestas hacia nuestras demandas.

Para las primeras movilizaciones fue él quien señaló que no había crisis en la educación y que hacía un llamado a los estudiantes a no movilizarse, tras la masiva convocatoria tuvo que desdecirse y aceptar una crisis que a todas luces es indiscutible y que los estudiantes pusimos de manifiesto en el Paro Nacional del 12 de Mayo que convocó a más de 100 mil personas en todo Chile.

Las nefastas declaraciones emitidas respecto a la UTEM tuvieron el mismo efecto negativo para su imagen. Ante la arremetida comunicacional contra las universidades estatales su respuesta fue lamentable, demostrando su bajo compromiso con la educación pública al aseverar que haría todo lo posible para que esta universidad no pudiera acreditarse. El jueves se retractó públicamente.

Sus intentos por generar divisiones entre los estudiantes, cuestionando nuestra representatividad en el mundo privado, han caído por su propio peso al ver que en la pasada movilización marcharon junto a nosotros más de 3 mil estudiantes de estos planteles.

Y es que la crisis no se encuentra sólo en las universidades del CRUCH, la crisis se hace patente también en el sistema privado producto de la nula regulación que ejerce el Estado en este sector. Por eso hoy nuestras demandas están también orientadas a terminar con el negocio de las universidades, CFT e IP privados que tiene a las familias más pobres endeudadas por créditos impagables y que no aseguran que sus hijos estudien carreras de verdadera calidad, que las terminen con éxito o que puedan trabajar en lo que estudiaron una vez egresados.

Sus llamados a diálogo han sido un intento para aminorar el conflicto existente. No obstante, solo han sido palabras de buena crianza carente de compromisos concretos hacia nuestras dos principales demandas: recuperar la educación pública y regular el sistema privado de educación.

El Ministro Lavín se encuentra en graves problemas. Los estudiantes fuimos los primeros en denunciar la crisis de la educación superior y hoy son los ciudadanos quienes se suman al reconocimiento de este problema. Esperamos que no haga oídos sordos a este clamor.

 

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