Secciones

The Clinic
Buscar
Entender es todo
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Nacional

14 de Julio de 2011

La historia del “Chombo”, el escolar vegano que lucha por su vida

Fernando Droguett miraba de cerca cómo sus compañeros quemaban basura en la toma del Liceo Amunátegui y terminó incendiándose. Hoy se encuentra en la Unidad de Quemados del Hospital Clínico de la Mutual de Seguridad, mientras sus “compas” lo esperan afuera con pancartas de apoyo para emprender una nueva batalla.

Por
Compartir

Hace dos años, cuando era alumno de la escuela Salvador Sanfuentes, Fernando Droguett Quintana (16 de años) encaró al alcalde de Santiago, Pablo Zalaquett, por las condiciones de su colegio y el conflicto que en ese momento libraban las municipalidades con los profesores. Tenía apenas 14 años, pero ya curtía una personalidad muy crítica de la educación que recibía como alumno de un establecimiento municipal y en general de la sociedad en la que se desenvolvía.

Esa postura los volvió a juntar ayer, pero ahora en una terrible situación: en el segundo piso de la Torre C del Hospital Clínico de la Mutual de Seguridad, Fernando, conectado a un respirador mecánico y con el 54% de su cuerpo quemado, recibió la visita del edil de Santiago, que se acercó al establecimiento a darle apoyo público a su familia, para luego nombrar su accidente como ejemplo para que los estudiantes depongan las movilizaciones.

Una explosión en el patio del Miguel Luis Amunátegui, liceo en el que cursa segundo medio y participaba activamente de su toma, tienen hoy al “chombo” hace más de 36 horas batiéndose entre la vida y la muerte y cientos de estudiantes de decenas de colegios movilizados rezando por él.

El “compa bueno”

Antes del accidente, que lo tiene hospitalizado en la unidad de quemados del recinto, Fernando apenas había faltado tres o cuatro días a la toma de su colegio, desde el 17 de junio pasado. Sin ser representante de sus compañeros ni parte de ninguna agrupación de estudiantes secundarios, el “chombo” apoyaba la causa y se repartía en las diferentes tareas que llevaban la organización de la toma.

Según sus amigos de enseñanza básica del Salvador Sanfuentes, lo recuerdan como un compañero inteligente, al que le gustaba leer, estar informado y le interesaban el aborto y la píldora del día después. En clases, comentan, el “Chombo” reclamaba porque no podía debatir estos temas en las clases de religión.

Según sus compañeros del Amunátegui, un “compa” bueno, que animaba a los demás cuando empezaba a decaer el ánimo. “El chombo es un cabro súper tierno, nadie le desearía una cosa así porque todos lo queremos como el ‘compa’ bueno que es”, dice uno de los cuatro amigos que están sentados en la vereda de la Alameda, afuera del hospital, y que cuidan un pendón que dice: “Chombo, el Amunátegui está contigo. Fuerza!”.

Pro animales

Así lo recuerdan todos, sin excepción. Lo hacen también sus amigos del grupo Elige Veganismo en el que Fernando participaba activamente. “Aparecía en las manifestaciones y ayudaba a explicar nuestras manifestaciones pacíficas. Estaba muy comprometido con la causa”, dice Fabián Miranda, uno de los participantes del grupo que lo visitó ayer en el hospital.

De hecho, hace dos años que Fernando ya no ingiere ningún alimento que venga de un animal. Junto a Fabián y otros del grupo vegano, estuvo en varias manifestaciones, incluyendo una en que se pararon vestidos de blanco con pescados y mariscos muertos en sus manos, en plena Plaza de Armas. “Como nosotros, Fernando cree que la muerte de un animal es algo injusto e innecesario y que tal cual se protege a algunos animales domésticos o a las ballenas, podríamos hacerlo con todos”, explica Fabián.

Por eso rápidamente sus amigos -luego de enterarse del accidente- subieron una foto de Fernando rapado y con un cartel que decía: “Si un ser sufre, merece respeto”, a sus perfiles de Facebook. Además, en su propio perfil el “Chombo” tiene una cartel de la campaña “Yo No tomo”, que busca invita a no consumir ningún producto lácteo, todo lo contrario a los spots del “Mago” Valdivia y el gimnasta Tomás González.

Sin ir más lejos, este viernes iba a estar en una degustación de leches vegetales en el marco de esa misma campaña en Alameda, cerca del metro U. de Chile. “Nosotros siempre lo hemos apoyado en eso. Es su opción y la respetamos”, dice su padre, Ricardo Droguett, a The Clinic Online.

Explosión

Su personalidad lo hacía una persona muy querida en el liceo y en un principio, a nadie le calzaba la información del accidente. “¿El chombo jugando con fuego? ¡Eso sí que no!”, comentaban su cercanos afuera del hospital, aunque nadie quería contar cómo un ejercicio de aseo terminó con uno de sus compañeros en riesgo vital.

Las fogatas al interior de las tomas son. en algunos liceos, casi una obligación. A falta de calefacción o dinero para comprar parafina, los estudiantes generalmente combaten el frío con algunos palos quemados.

Fue el padre de Fernando, Ricardo, quien contó lo sucedido. “Los niños estaban quemando basura, uno de los compañeros estaba tirando un líquido inflamable (diluyente) y desgraciadamente roció a mi hijo y se prendió. Los médicos nos dijeron que íbamos a tener que tener paciencia. Ahora sólo esperamos que abra los ojos y nos vea para que siga pataleando hasta que se mejore”, cuenta su papá.

El hijo menor de los Droguett Quintana tiene lesiones superficiales en su rostro, cuello, tórax y brazos, y compromiso pulmonar, quizás lo más complejo de su situación.

Los gastos, al menos, correrán por parte del ministerio de Educación, según les dijo el mismo ministro Lavín a sus padres cuando fue a visitarlos. La próxima semana podrían desconectarlo del respirador mecánico y empezarían las intervenciones para comenzar a reconstruir con injertos partes de su cuerpo.

El médico a cargo, el doctor Alberto Muñoz, jefe de Urgencia de la Unidad de Cuidados Intensivos y Quemados de la Mutual, explicó que el menor deberá estar en el hospital al menos otros 45 días.

Mientras, su padre lo repite mirando su reloj y diciendo que apenas ha pasado un día y ya es suficiente.

Afuera se empiezan a instalar otros cuatro pendones, de distintos colegios tomados de la capital que vienen a apoyar al “compa chombo”.
Saben que su lucha es ahora más grande que la que emprendieron juntos hace un mes y medio y va a estar más presente que nunca cuando hoy vuelvan a marchar por la Alameda.

Notas relacionadas