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Cultura

2 de Enero de 2012

“Me dicen serrucho, que soy feo, que me creo mino: yo puedo vivir con los troleos de la gente”

Eduardo Fuentes vivió hasta los 18 años en La Legua. Estudió en un colegio de San Miguel. Estudió comunicación audiovisual en un instituto que desapareció. Estudió periodismo en una universidad no tradicional. Ganó cinco lucas por sus tres meses de práctica en Mega. Y no hace falta decir más para entender que su camino de […]

Camila Gutiérrez
Camila Gutiérrez
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Eduardo Fuentes vivió hasta los 18 años en La Legua. Estudió en un colegio de San Miguel. Estudió comunicación audiovisual en un instituto que desapareció. Estudió periodismo en una universidad no tradicional. Ganó cinco lucas por sus tres meses de práctica en Mega.

Y no hace falta decir más para entender que su camino de fama no fue el tradicional.

-Desde los quince caché que la plata no sobraba en la casa y atiné. A los quince empezai a cachar pa` donde va la micro. Cachai que tu papá no es gerente de nada: es obrero.

-Y te daba rabia o era, no más.

-Era no más. Mis viejos nunca tomaron la parada de: “me explotan”. Es una tontera pero me acuerdo de esto: mi viejo llegaba en la tarde y me traía un pan con queso: yo asumía que me pasaba a comprar un pan con queso todos los días hasta que un día caché que ese era el pan con queso que le daban a él en la empresa con -no sé- un tazón de chocolate o café y él me lo guardaba y me lo daba a mi.

-¿Saber esas cosas te daba culpa?

-Me dio culpa cuando falleció mi mamá. Mi parada fue rebelarme: Dios es muy malo y todo eso. Mi mamá era muy buena. Como era un barrio peligroso, llamaba a los niños en la calle y hacía funciones de títeres, juntaba ropa, le llevaba a la gente y eso que no nos sobraba nada. Entonces, cuando falleció de cáncer, con todo lo que significaba verla así, dije: “Qué injusta la hueá: ahora me voy a rebelar, tengo derecho a portarme mal y ser rudo, y la hueá”.

-Rebelar contra qué.

-Contra la vida, contra Dios, contra lo que yo creía, contra los curas. No sé. Como que trataba de buscar un culpable.. Esa rebeldía me duró un mes y medio.

-¿Y qué hacías?

-No sé. Era como “ahhh, quiero tomar”. Y yo nunca fui bueno para tomar entonces me compraba dos cervezas, me alcanzaba a tomar una y me quedaba dormido. No me duró nada la rebeldía porque dije: ¿sabís qué? estoy puro hueveando, si yo no estoy enojado con la vida. Entonces pensé: tengo que hacer algo de mí en la vida porque ellos se sacaron la cresta con que yo tratara de ser alguien.

-¿Tienes amigos en La Legua por los que todavía sigas yendo?

-Cada vez menos. He ido pocas veces para allá. Es muy curioso lo que pasó porque ellos te ven más distinto a ti que lo que tú a ellos. Ellos te hacen sentir como si tú fuerai diferente. Hay gente que piensa que porque me compré una casa y me fui a vivir a un barrio más pituco, como que traiciono algo. Y yo encuentro que eso no es traicionar nada: tengo muy claro de donde vengo, absolutamente claro. Y jamás he pretendido ser lo que no soy, pero tengo muy claro también para donde voy y lo que quiero hacer en mi vida. El conformismo yo no lo tengo. Las veces que he ido hay gente que se me ha acercado y me dice: “Ah, ahora que tenís auto”, “Ah, ahora que tenís casa”, “Ahora que te vestís así, salís en la tele y tu amiga es tal” y eso es una lata porque no es lo que a mí me mueve.

-¿Y qué les dices?

-Me río, no más. No vale la pena discutir. La gente que de verdad me quiere me entiende porque sabe que lo que tengo nadie me lo regaló, trabajé duro para tener mi casa, mi familia. Y me da lata porque se fijan sólo en lo material y nadie se preocupa que uno sea feliz. Y yo podría ser feliz allá o acá. Da lo mismo. No puedes ser feliz en base a que tengas más o menos cosas. Tú eres feliz porque elegiste ser feliz

-Igual es más feliz tener más cosas.

-Bueno. Dicen la plata no hace la felicidad pero llorar en un Ferrari es distinto y sí, está bien, es muy cierto. Yo trabajo porque quería tener una casa bonita con un patio grande pero nadie me ha dado nada en la vida. Me lo he ganado. No nací ni con auto, ni con casa ni con zapatos.

-El concepto nuevo rico es bien clasista, en todo caso. Es como que valiera sólo si eres aristócrata.

-Claro: sólo si tenís un apellido con tres r puedes vivir en no sé dónde…nah. Es ridículo. Además yo no vivo en un castillo.

Eduardo Fuentes vive en Chicureo, es budista y hace tres años, cuando animaba Alfombra Roja, le empezó a ir bien en serio. Tuvo una salida misteriosa de canal 13 – lo sacaron aunque andaba bien-, entró a la Red, este año ha terminado de afirmarse como el hombre más importante del canal y quiere -como todos- animar Viña-

-¿Crees que eres el animador tipo Viña? Yo te veía más como Julio César Rodríguez, al que no me lo imagino en Viña…

-Puede ser, puede ser. Pero ¿cuál es el principal escenario de Chile? Es como los políticos, que si no se ven siendo presidentes son mentirosos. Esos que dicen: “Noo, yo con concejal, mentira, mentira”. No tienen la ambición necesaria.

-¿Te molestaba que te dijeran serrucho?

-Me da risa. Hay gente que lo dice en mala onda y me da lo mismo. Que alguien me tire mala onda es como los troleos en twitter. Me dicen serrucho, que soy feo, que me creo mino: yo puedo vivir con los troleos de la gente. Me dicen que antes era gordo, que ahora soy flaco y hay gente que piensa que porque yo adelgacé me creo mino. Hay gente que piensa que yo soy comunista, hay gente que piensa que yo soy facho y hay gente que piensa que yo soy gay, y me lo dicen como ofensa: “Ah, gay”. Pero bueno: aunque me dijeran algo que en verdad me ofendiera, yo pienso que la ofensa, el troleo es como una brasa. ¿Tú me querís quemar con esa brasa? Si no me quemai, te vai a quemar tú. Yo puedo vivir con esa mala onda, no sé si ellos podrán vivir con esa frustración.

-Una mala manera de cambiar de tema, pero ya que nombraste la palabra política, con qué postura te identificas más: con la neutral de Don Francisco o la de Camiroaga.

-Una vez leí una cosa por ahí que me gustó mucho. Yo creo que los comunicadores, independiente de quien esté gobernando, siempre tenemos que ser de oposición. Porque nuestro rol es supervisar a quienes detentan el poder y hay que sacarles trote porque, lamentablemente, el poder tiene algo que es muy triste: la gente se achancha.

Eduardo Fuentes -al menos hoy- parece un tipo menos divertido que en la televisión: demasiado correcto, demasiado tranquilo, demasiado ecuánime:

-Creo que es muy válido lo que planteaba don Francisco de que los animadores no pueden manifestar abiertamente su posición política porque uno se debe a la gente, y se debe sumar más que restar. Yo lo veo en las entrevistas que hago. Le dije a Camila vallejo: “¿No han pensado en detener las huelgas, detener las marchas?” y un montón de gente termocéfala va a pensar que yo soy facho, pinochetista más o menos y que apoyé la dictadura. Y si yo digo; “Oye, me parece súper valiente lo que están haciendo los estudiantes”, es: “Ah, comunista, upeliento”. La gente, en Chile, lamentablemente divide las aguas. Por eso Don francisco decía: es mejor no manifestar la postura política abiertamente para unir más que para restar. Lo encuentro válido. Como también encuentro válida la postura de Camiroaga.

-Pero más que para no dividir aguas me da la sensación de que en el fondo no te conviene tanto tener postura política, ¿no?

-Es que para tener postura política tendría que adherir a un partido y no adhiero a ninguno, adherir a un sector y no adhiero ninguno. Uno puede ser apolítico pero a la vez tener pensamiento político. Todos opinamos. Y mi pensamiento político es ser siempre de oposición.

-¿Y no tenis corazón hacia algún lado a la hora de votar?

Es que yo no podría votar por alguien porque es de un partido. A mi hay gente que me gusta y gente que no me gusta.

-¿Votaste por Piñera?

-No. Anulé en las dos vueltas. No me gustaba ninguno de los tres.

-¿Y qué tal lo ha hecho?

-Yo no soy de los que se compra que es todo una porquería: “ah este hueón hace todo mal”. Él se equivoca al hablar y cosas así pero eso es distinto. Fijémonos en las cosas que hace: lo de los jubilados con el siete por ciento es notable. Lo de la inscripción automática y el voto voluntario me gusta. Lo que hicieron con los mineros es bueno. Hay cosas buenas, si tampoco podemos ser tan ciegos. Pero hay que seguir sacándole partido…

-Y, de las personas que te gustan, por quién votarías para Presidente.

Eduardo Fuentes piensa un ratito, habla y da una nómina en la que el más revolucionario es Ignacio Walker.

-Orpis, de la UDI.

-¿En serio?

-Sí, porque yo lo vi trabajar en La Legua: me consta que el hueón hace una pega. Tenía una fundación y a mi me da lo mismo que sea UDI porque me gusta lo que hace. La Karla Rubilar también me gusta: jugada, directa. Cristóbal Bellolio: un top, maestro, liberal, abierto. Me gusta también el marido de la Cecilia Echeñique, ¿cómo se llama?

-Walker.

-Walker, porque es consecuente. Hace y dice lo que siente sin mirar la encuesta.

-¿Y eso es bueno?

-Es que al final del día si tú escogís una persona es porque el hueón piensa algo. Tiene alguna creencia que en cierta medida empatiza contigo.

-Pero por ejemplo Hinzpeter pareciera no mirar las encuestas nunca y no sé si necesariamente es una virtud. No sé si la consecuencia es siempre una virtud.

-Ah, no, no, no. Hay gente que dice: “matar es bueno” y siempre lo va a pensar. No es ése el tema. Pero a mí me parece que una persona en política diga: yo no estoy de acuerdo con las relaciones prematrimoniales -que es súper impopular- pero lo defienda, me parece válido. Prefiero la gente que sé lo que piensa que al gallo que decís con qué me vai a salir.

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