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Opinión

2 de Enero de 2013

Enemigos poderosos

Cuando se fija la vista en la zona sur, principalmente en la región del Biobío y la Araucanía, quizás a muchos se les ponen los pelos de punta al ver en algunos medios de comunicación que informan de un clima de violencia en escala, con comandos militares de ojos verdes llegados de algún lugar misterioso […]

José Ancalao
José Ancalao
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Cuando se fija la vista en la zona sur, principalmente en la región del Biobío y la Araucanía, quizás a muchos se les ponen los pelos de punta al ver en algunos medios de comunicación que informan de un clima de violencia en escala, con comandos militares de ojos verdes llegados de algún lugar misterioso que supuestamente vienen a colaborar con los pobres e indigentes Mapuche, historias y tesis que nos hacen recordar el nivel de inteligencia con el cual se montó el caso bombas, caso Paquistaní y el de nuestro amigo Recaredo Galvez.

Con historias que resultan sacadas de algún comic de ciencia ficción, por algún aficionado como el director de la ANI, el Intendente Molina o el actual ministro del Interior.

Este tipo de hechos, extráñamente ocurridos sin dejar huellas, nos hace pensar en los 5.000 millones de pesos que tiene de presupuesto para el 2013 la Agencia Nacional de Inteligencia y su caja chica de 400 millones de pesos.

También nos hace pensar en esas cosas ocultas ocurridas entre el año 1974-1979 cuando la dictadura militar decidió traspasar con cinta de regalo las empresas estatales tales como Celulosa Arauco, Celulosa Constitución, Forestal Arauco, Masisa y la compañía CMPC, a algunas familia como Matte y Angelini. Y no conforme con eso también traspasa en forma de regalo todas las tierras mapuche expropiadas entre esos mismos años a las empresas forestales, que en algún momento fueron propiedad del Estado.

Si a estos dos hechos “solidarios” del fallecido General le sumamos la promulgación del DFL 701 que bonifica las plantaciones forestales en un 75%, monto que en los gobiernos de la Concertación llegó a bonificar hasta un 90% de la inversión. O sea, si una empresa forestal invierte 10.000 millones de pesos en plantaciones, el Estado con el dinero de impuestos de todos los chilenos ya endeudados por educar a sus hijos le devuelve 9.000 millones de pesos a esos empresarios que se reúnen bajo el conocido eslogan de “Bosques para Chile”.

Es importante comprender que el problema del Estado con los pueblos originarios -principalmente con el pueblo mapuche- no es responsabilidad policial, judicial o del ministerio de Desarrollo Social: es un problema país que no ha sido abordado por ningún gobierno de forma responsable.

Hoy las empresas forestales que en algún momento fueron del Estado son dueñas de más de 3 millones de hectáreas, cantidad que supera al menos en un 60% la superficie total de propiedad indígena de todo el sur de Chile.

Por eso es tan claro que la querella interpuesta por el ministro Chadwick no va a solucionar nada. Tampoco lo harán las operaciones de inteligencia o las perdidas palabras del candidato Golborne sobre el tema, mucho menos las policías.

No se puede estar sacrificando un pueblo con tal de proteger los grandes intereses económicos de unos pocos y claramente estamos enfrentando un enemigo poderoso que es capaz de poner a los gobiernos de la Concertación y al actual como un ventrílocuo, un enemigo poderoso que se llama cluster forestal, que tiene formación en el extranjero y es financiado a través de bonificaciones millonarias por el Estado.

En este contexto, los empresarios agrícolas de la zona son un pelo de la cola puesto que no son propietarios ni del 20% de lo que tienen las empresas forestales, aunque estos últimos enfocan sus esfuerzos en responsabilizar al pueblo Mapuche por sus gracias o desgracias cuando en realidad el Estado es responsable de regalar tierras que no eran propiedad de uno o más colonos desafortunados.

Está claro que la ex presidenta de la República no solucionó nada de esto ni de lo otro con la sonrisa ni con sus supuestas buenas intenciones. También está claro que los candidatos presidenciales tipo maqueta de propaganda publicitaria copiada a las multitiendas, como Velasco o Laurence Golborne no harán más que complicar las cosas. En esto se necesita una real voluntad de avanzar en soluciones políticas y no querellas, ni allanamientos ni violaciones a los DD.HH., porque pueden haber 1.000 mapuche en las cárceles pero el problema estará intacto o será aún más grave.

Mientras el Estado y sus tres poderes no comprendan la profundidad histórica, política y social del conflicto y no logre estar a la altura de ser el interlocutor necesario para emprender un diálogo serio con miras a solucionar de raíz y para siempre el problema que tiene con el Pueblo Mapuche seguiremos en presencia de estos “distractivos” montajes y operaciones comunicacionales de poca monta, cuya único fin es proteger a tanta empresa energética y forestal fuere necesario.

A menos de una semana de una nueva conmemoración del asesinato de Matías Catrileo estas declaraciones del ministro del Interior, del candidato de la UDI y del Intendente de la Araucanía sólo confirman que desean crear un clima violencia que permita imponer una vez los típicos y aburridos estigmas que nos dejan caer constantemente.

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