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Nacional

14 de Marzo de 2013

Pobechito: El plan que cocina Piñera para ser querido

Desde La Moneda existe confianza en lograr, a fines del mandato, un piso de apoyo de 45%. Para eso se está trabajando no sólo con bonos extras, sino también con una retórica clara: juzguen al gobierno por lo logrado. Dentro del plan, también existe otro factor que será definitorio para los aspirantes a La Moneda: el Ejecutivo no se quemará por Laurence Golborne ni por Andrés Allamand y tiene decidido evitar ser devorado por la carrera presidencial. “Hay un mensaje de que las obras de este gobierno deben ser proyectadas, pero también es claro que el gobierno no puede ser juzgado sólo por si hay o no continuidad”, explican en Palacio.

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Hay un tema que ha sido una preocupación constante en La Moneda desde que Sebastián Piñera asumió: el Presidente no es querido por la población. Pudo serlo, después del rescate minero en octubre de 2010, pero no, la posibilidad se esfumó en medio de las acusaciones de haberse echado al entrenador Marcelo Bielsa y después de eso sólo hubo espacio para malas noticias. Eso hasta que en marzo de este año volvió la encuesta Adimark con la promesa de un 38% de aprobación, que no da para ser el “gran elector” que promovió por twitter Hernán Larraín Matte, pero que de todos modos deja al Gobierno en pie para lograr el piso histórico de la derecha que desde el Ejecutivo sitúan en 45% de apoyo.


El plan para lograr este objetivo, que Piñera no sea recordado sólo por las piñericosas y las protestas sociales, ya está en marcha: el alza del sueldo mínimo y el bono marzo son las vedette de esta estrategia. El primero es el que, en los sondeos internos del Ejecutivo ha conseguido mayor valoración al ser una medida de corte permanente. El segundo, sin embargo, tiene un efecto inmediato de apoyo por lo que también contemplaría otro bono -que aún está en análisis- para el invierno. La columna vertebral de esta táctica es la consigna de que es la “hora de la cosecha” que ya deslizó Piñera en la cadena nacional del domingo al asegurar que “hemos hecho las cosas bien”.

De hecho, fuentes cercanas al jefe de Estado señalan que una de las principales directrices para comenzar a trabajar en la rendición pública del 21 de mayo es que el discurso se centre en tres ejes: 1) los logros que fueron parte del programa de Gobierno, como recuperar un ritmo de crecimiento de 5%, tener “pleno empleo” y el posnatal; 2) los objetivos que fueron enfrentados por la coyuntura y en los que se logró avanzar: reconstrucción, reforma educacional, reforma tributaria, entre otros; y 3) explicar el diseño detrás de las políticas públicas y en esta línea retratar, por ejemplo, por qué se optó por no aumentar los subsidios al Transantiago pese a la presión partidaria.

“Hay cosas que estuvieron siempre en el programa y otras que hasta la oposición nos reconoce como avance, que es el caso de la reconstrucción. Y hay también áreas donde ganamos mucho terreno y simpatía de la gente, que es el caso del Sernac”, sostiene un inquilino de Palacio.

En cuanto a la retórica, se tratará de un discurso donde se le pedirá, nuevamente a la población, juzgar a este Gobierno por su “obra”.

“Confiamos en que este año logre repuntar la aprobación del Presidente. En un año electoral la tensión tiende a estar puesta en los candidatos presidenciales, no en el Gobierno que se repliega de la contingencia y es más valorado. De hecho desde la oposición las críticas no son por temas estructurales, sino por cosas como por qué no se fue Julio Pereira del SII”, asegura un estrecho asesor de Piñera.

En esta línea, la premisa es que el Gobierno, para no verse “comido” por la elección presidencial, actuará con prudencia con el mensaje de que es neutral, pero no indiferente respecto de la elección: “Evidentemente hay un mensaje de que las obras de este gobierno deben ser proyectadas, pero también es claro que el gobierno no puede ser juzgado sólo por si hay o no continuidad. No fue así en el caso de (Michelle) Bachelet y esperamos que no sea así con nosotros”, comenta la alta fuente de palacio.

Durante el año la orden, emanada desde el mismo Piñera y comunicada por la Segegob es, tanto para ministros como para autoridades regionales, mucho terreno y una alusión continua a lo logrado. Con todo esto lo que persigue es una sola cosa: Que Piñera comience, aunque sea al final de su periodo, a ser querido.

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