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Nacional

4 de Septiembre de 2013

El milico que se transformó en la voz del Golpe

El 21 de agosto de 2012, a la edad de 81 años, falleció el general en retiro del Ejército, del arma de Telecomunicaciones, Roberto Guillard Marinot. Su nombre, quizás para la gran mayoría de los chilenos suene completamente desconocido. Sin embargo, su voz retumba hasta hoy: fue nada menos que el encargado de leer los […]

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El 21 de agosto de 2012, a la edad de 81 años, falleció el general en retiro del Ejército, del arma de Telecomunicaciones, Roberto Guillard Marinot. Su nombre, quizás para la gran mayoría de los chilenos suene completamente desconocido.

Sin embargo, su voz retumba hasta hoy: fue nada menos que el encargado de leer los bandos militares el día 11 de septiembre de 1973.

Escuche aquí la voz

Guillard, que ostentaba el grado de teniente coronel, realizó esta labor durante todo el 11 y el 12 de septiembre desde el quinto piso del entonces Ministerio de Defensa, en las dependencias del Estado Mayor de la Defensa Nacional, desde las 8.42 am.

Allí estaba junto al abogado Sergio Arellano Iturriaga, hijo del general Sergio Arellano Stark, quien condujo la llamada Caravana de la Muerte en los días posteriores al golpe tanto en el norte como en el sur del país, “acelerando juicios”. En concreto, fusilamientos.

Arellano Iturriaga –revela este desconocido pasaje de la historia en un libro de edición limitada: “De conspiraciones y justicia “que apareció en 2003, de editorial La Gironda y en una declaración judicial que prestó ante la justicia en agosto de 2011 y que publica este diario, donde además testimonió sobre el rol de la DC en el golpe, ya que mantenía profundos vínculos con ese partido.

Esta es una de las últimas fotos de Guillard Marinot.

Guillard no fue un militar encuadrado en la DINA ni a la CNI. Su vida estuvo ligada al aparataje estatal. Después del golpe fue subsecretario de Guerra. En esa calidad respondió cientos de oficios de familiares que buscaban a sus deudos, en los que señalaba que carecían de información.

También ocupó los cargos de director de lo que se conocía como la Compañía de Teléfonos de Chile, ministro de Vivienda, Intendente de Santiago, Agregado militar en Estados Unidos, como también jefe de la Dirección de Movilización Nacional, durante 1988.

Fue en esa calidad que la historia lo cruzó en 2001 con la investigación que llevaba el ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago, Sergio Muñoz, por el homicidio del líder sindical Tucapel Jiménez, ocurrido en febrero de 1982.

Muñoz seguí pistas para encontrar el arma con que se había dado muerte a Jiménez en la fecha ya indicada.

El magistrado buscó en los tribunales del crimen, en las fiscalías militares, le preguntó al Ejército y nada. El único dato real que manejaba era la incautación de un revólver Dan Wesson calibre 22 con dos cañones desde la Armería Italiana, pocos días antes del crimen de Tucapel, por parte del agente de la Dirección de Inteligencia el Ejército, (DINE).

En una reunión con detectives y abogados del Consejo de Defensa del Estado a fines de noviembre de 2000, salió la última chance del destino de este revólver: la Dirección de Movilización Nacional (DMN). El nexo era perfecto, el jefe de la inteligencia militar hasta 1983, el mismo que supervisó la operación de eliminación de Jiménez, asumió la jefatura de la DMN: quien lo reemplazó fue precisamente Guillard Marinot.

Muñoz envió entonces a los policías del entonces Departamento Quinto y ¡Oh, sorpresa! el arma estaba en la DMN, inscrita a nombre del Ejército.

El magistrado lo interrogó en 2001 y a fojas 10.883 declaró ignorar cualquier hecho relacionado con el arma, “lamentando no poder entregar más antecedentes”, puede leerse en el fallo de primera instancia que dictó Muñoz en 2002.

El año pasado Guillard Marinot falleció, llevándose todos sus secretos a la tumba.

Lea la declaración del abogado Sergio Arellano Iturriaga

Arellano hijo

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