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Poder

27 de Septiembre de 2013

Cierre de Penal Cordillera: Piñera se sacude de pasado dictatorial de su sector y ostenta paternidad de “nueva derecha democrática”

El jefe de Estado vio, tras las entrevistas brindadas por Manuel Contreras, la oportunidad ideal para marcar, definitivamente, distancia con la dictadura y las violaciones a los derechos humanos. Ya lo había hecho durante la conmemoración de los 40 años del Golpe de Estado de 1973, pero el cierre del lujoso recinto carcelario le permite consolidar el sello de la "nueva derecha", con legitimidad democrática, con la que pretende retornar al poder el 2017.

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Hubo una historia que el Presidente, Sebastián Piñera, recordó a sus asesores durante esta semana mientras analizaba los informes económicos, de Gendarmería y de la Corte de Apelaciones sobre el Penal Cordillera: Cuando era senador en los 90 estaba en discusión quitar la personalidad jurídica a Colonia Dignidad. La derecha de la época, indignada, juntó firmas para evitar que se cometiera tamaña “injusticia” con el enclave en que Paul Schaefer cometía sus actos, hasta entonces desconocidos, de pedofilia. Todos los senadores de RN y la UDI pusieron su rúbrica… todos, menos él. “Y no me equivoqué. En esto tampoco me estoy equivocando”, comentó cuando ya estaba convencido de que había llegado la hora de cerrar el lujoso centro de reclusión.

La ocasión la brindó Manuel Contreras, el temido ex director de la DINA, con la serie de entrevistas televisivas que dio en el marco de la conmemoración de los 40 años del Golpe de Estado negando las violaciones a los derechos humanos y en una de las cuales aseveró que tenía a gendarmes para que le llevaran el bastón. La afirmación –que su hija Maite atribuyó a una broma-, daba cuenta de que en el recinto donde viven 10 uniformados condenados por crímenes de lesa humanidad, entre ellos Miguel Krassnoff Martchenko y Marcelo Moren Brito, hay, entre otros beneficios como canchas de tenis y quincho de asados, un contingente de gendarmes que cuatriplica la cantidad de reos a custodiar.

Por lo mismo, tras su molestia por las entrevistas de Contreras, Piñera vislumbró la ocasión precisa para terminar de sacudirse el pasado dictatorial de su sector y la tarde de ayer lo hizo al afirmar que “tomando en consideración tres principios: primero, la igualdad ante la ley. Segundo, la seguridad de los internos, y tercero, el normal y más eficiente funcionamiento de Gendarmería, ha tomado la decisión de cerrar el centro Penitenciario Cordillera y trasladar a los internos que están en ese centro, y que son diez personas, al centro Penitenciario de Punta Peuco”.

Según fuentes de La Moneda, de aquí a fin de año el Penal Cordillera ya no existirá y con ello comenzará a caminar, ya de forma definitiva “la nueva derecha” que el jefe de Estado acuñó, que el gremialismo y parte de RN rechazaron y que al final de la administración piñerista ha terminado por imponerse.

“Hasta antes de nuestro Gobierno, la derecha era Jaime Guzmán y Chicago Boys, una derecha íntimamente ligada a la dictadura en lo económico y pasiva y permisiva respecto de las violaciones a los derechos humanos. Cambiamos el paradigma con cómo se conmemoraron los 40 años del Golpe de Estado y con esto ya pasamos cualquier prueba de blancura. Esto es un nuevo rostro para nuestro sector”, explica una alta fuente de La Moneda.

En este mismo sentido, autoridades de Palacio explicaron a The Clinic Online que la decisión de Piñera de utilizar su tiempo en Naciones Unidas para proponer una reforma a la organización, pero esencialmente para hablar de las lecciones del caso chileno obedece a que el Mandatario estima que la sobrevivencia del sector y su legitimidad democrática dependen de cómo se sacude la derecha del lastre pinochetista, y que para ello hay que dar señales categóricas sobre el compromiso con el respeto a las garantías fundamentales “lo que pasa necesariamente por reconocer que se actuó mal en el pasado”.

“Algunos, que estuvieron vinculados al Régimen, cree que esto puede ser perjudicial. Se equivocan. La sociedad sólo va a respetar a la derecha si esta se renueva y es capaz de admitir errores”, sostiene una alta fuente de Palacio.

Pero no sólo cómo cerrar el pasado preocupa al gobernante. Consciente de que esta carrera presidencial está perdida y que debe fortalecer su imagen de cara al 2017, Piñera pretende terminar su mandato con el Acuerdo de Vida en Pareja ya promulgado y una modificación que permita si no instaurar un nuevo sistema electoral al menos eliminar este modelo de la Constitución para facilitar así su reforma. “Con esos dos avances, más la ley antidiscriminación y todo lo que se ha hecho en el marco de los 40 años del Golpe de Estado nadie podría negar que Piñera es el padre de la nueva derecha”, confirma un asesor gubernamental.

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