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LA CALLE

28 de Septiembre de 2013

A propósito del Penal Cordillera: Repudio al Mamo Contreras que todos llevamos dentro

Vía Noesnalaferia En el marco de las fiestas patrias marcadas por la reciente explosión de memoria y heridas abiertas de la dictadura, el equipo de La Feria, sumamente preocupado por el devenir de nuestro país y su pueblo, quiere hacer notar ciertos hechos que han ocurrido en las últimas semanas. A 40 años del golpe, […]

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Vía Noesnalaferia

En el marco de las fiestas patrias marcadas por la reciente explosión de memoria y heridas abiertas de la dictadura, el equipo de La Feria, sumamente preocupado por el devenir de nuestro país y su pueblo, quiere hacer notar ciertos hechos que han ocurrido en las últimas semanas.

A 40 años del golpe, semanas enteras de sucesos, imágenes y testimonios llenaron nuestras pantallas y vidas para hacer -incluso desde los medios masivos controlados por la derecha- un repudio total y categórico a las violaciones a los Derechos Humanos. No era novedad, pues con el tiempo y lo que se ha ido saliendo a la luz, la mayoría de la gente asume la existencia de hechos horrorosos y manifiesta su rechazo a los Guatones Romos, Mamos Contreras y Krassnof’s. ¿Cómo puede llegar alguien a la barbaridad de torturar a un ser humano? ¡Mujeres embarazadas golpeadas, violadas y hechas desaparecer! ¿Cómo puede llegar alguien a golpear, romper las manos y luego pegarle 44 tiros a un cantautor? Preguntas que desde la boca de rostros como Jean Phillipe nos quieren hacer ver la brutalidad de ciertos personajes del terror y nos llevan hacia un “para que nunca más” que todos quisiéramos.

La mala noticia para los que tenemos fe en Chile y su destino es que ese “para que nunca más” se rompió hace rato. Y aquí no nos referimos al conocido problema de esta supuesta “democracia” y sus crímenes contra comuneros mapuche, maltratos a estudiantes y represión en general, sino a algo mucho más profundo: el potencial torturador que millones de chilenos llevan dentro. El Pinochet escondido en muchos que llevó a un grupo nutrido de personas a TORTURAR en la vía pública a un lanza que robó dentro de una ferretería, humillarlo, grabarlo y subirlo a internet para que después miles FESTINARAN con el hecho. Esto en pleno apogeo de los 40 años y su discurso del “nunca más”.

Para los que carecen de comprensión lectora, aclaramos desde ya lo antes implícito: no estamos defendiendo al lanza ni a la delincuencia. A nadie le gusta que le roben y es penca ver cómo los pobres se cogotean entre sí, pero aquí el problema es otro: a 40 años del golpe, con muchos violadores de los DDHH condenados y tantos datos a la luz, son miles los chilenos que, bajo circunstancias específicas, pueden llegar a pensar y actuar peor que el “Troglo” Basclay Zapata en su mayor grado de éxtasis torturador una noche del ‘74 en Londres 38. ¿Que no? Haga un ejercicio y métase a ver videos de 133, del lanza internacional o el Checho del Boom y lea los miles de comentarios que, en primer lugar, despojan al “flaite” de su humanidad. Son animales, monos. Otros miles escriben que no merecen vivir, que debería caer una bomba nuclear sobre su pobla, que deberían castrarlo a él y toda su familia para que no nazcan más tipos así, y, por último, muchos ansían tener un arma automática para pitárselos a todos.

La golpiza excesiva y humillación pública al lanza de la ferretería, que estaba amarrado y en el piso como en los mejores tiempos de los campos de concentración chilenos, es sólo una muestra más de esto. Pero echémosle una mirada más profunda al asunto. Aquí no se trata de que el ser humano sea malo por naturaleza o lleve de por sí un Álvaro Corbalán escondido en su corazón; lo que sucede es producto de una construcción discursiva que guarda similitudes llamativas con la de hace 40 años.

Si usted se pregunta cómo es posible que seres humanos llegaran a cometer las aberraciones que hoy se conocen, pues bien, la respuesta puede encontrarse en una campaña del terror y de odio sistemática hacia la izquierda que llevó a que al momento del golpe los milicos y al menos un tercio de la población civil considerara necesario cualquier método para “extirpar el cáncer marxista”. Los comunistas iban a quitarnos todo y matarnos a todos, a comerse a nuestras guaguas, no son humanos (como “humanoides” los definió el Almirante Merino). Entonces ¿qué piedad o consideración se debe tener por los derechos de un ser extraño que es la misma reencarnación del diablo? Con esa mentalidad, y en posición de poder, miles salieron a matar, desaparecer y torturar sin culpa alguna y con toda justificación.

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