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Opinión

2 de Diciembre de 2013

Tomás Moulián a Lucía Santa Cruz: “Programa de Bachelet es absolutamente compatible con la permanencia de una sociedad capitalista”

El sociólogo de la Universidad Arcis considera que las “insensatas” palabras de la consejera de Libertad y Desarrollo, relativas a que el programa de la Nueva Mayoría es “un primer escalón al establecimiento del socialismo en Chile”, obedecen sólo a “intereses electorales”; y que el proyecto político de Michelle Bachelet está “lejísimo” de acercarse al socialismo. “Es absolutamente socialdemócrata”, adelanta, y advierte que el libre mercado seguirá gobernando tanto al mundo como a Chile.

Richard Sandoval
Richard Sandoval
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En el marco de un seminario organizado la semana pasada por LyD y El Mercurio, la historiadora Lucía Santa Cruz sostuvo que las iniciativas planteadas por Michelle Bachelet, desde un punto de vista conceptual, postulan la reconstrucción de la sociedad, del sistema político y económico, como “un primer escalón al establecimiento del socialismo en Chile”.

Esto, “a partir de una idea rectora única –característica principal de los totalitarismos– en aras de la cual se sacrifican todas las otras aspiraciones legítimas existentes en una sociedad diversa y plural: la igualdad. Igualdad que se obtendría a través de la acción coercitiva del Estado en todos los ámbitos, especialmente en la educación”, argumentó en el seminario la madre del director del Sernac, Juan José Ossa.

El viernes, Santa Cruz salió a defenderse diciendo que sólo reafirmó una frase elaborada por la secretaria general de las Juventudes Comunistas, Karol Cariola, en el programa de televisión Tolerancia Cero. Pero de poco sirvió su precisión, ya que las redes sociales ya estaban ardiendo con su comentario.

En conversación con The Clinic Online, el sociólogo Tomás Moulian, referente intelectual histórico para el Partido Comunista y la izquierda, rechazó de lleno los temores de Santa Cruz, y aseveró que el Chile que se vendría con la Nueva Mayoría sería más parecido a una socialdemocracia europea que a un socialismo cubano.

¿Comparte la visión de que un gobierno de Bachelet sería “un primer escalón al establecimiento del socialismo en Chile”?

-No, no lo veo como un camino al socialismo, porque querría decir entonces que países que tienen educación gratuita son socialistas, como Argentina o Francia. Y Francia está gobernada por un presidente socialista, pero de un socialismo socialdemócrata, y Argentina es de un populismo. Entonces, me parece que las observaciones de Lucía Santa Cruz están cargadas de dogmatismo y del tipo de análisis que se hacen en las campañas, donde se dicen cuestiones a veces insensatas.

¿Y en el socialismo cómo es el sistema, educacional por ejemplo?

-En Cuba es gratuito y hay una muy buena educación, eso es lo que salva -podríamos decir- a Cuba. La educación y la salud. Pero lo relevante es que hay países con un sistema educacional gratuito que no tienen un ápice de socialistas.

¿Las declaraciones de Santa Cruz, más bien intentan comparar el proyecto educacional de Bachelet con el de la ENU, de la Unidad Popular?

-La Escuela Nacional Unificada era un sistema de educación única, que la UP intentó realizar. Recibió la oposición de la iglesia y las Fuerzas Armadas, por lo que Salvador Allende lo retiró. O sea, no alcanzó a ser un proyecto sometido a un análisis importante.

¿El proyecto educacional del programa de Bachelet está lejos de eso?

-Absolutamente lejos, pues. Ahí el tema es que al ser gratuita la educación, se hace cargo de ella el Estado. Porque a los profesores hay que pagarles y el dinero tiene que salir de algún lugar. Pero como digo, hay países que están en las antípodas del socialismo y la educación es gratuita. Entonces, decir que por cuestiones como la gratuidad en la educación va a llegar el socialismo es una insensatez. Aquí el problema en Chile es la educación católica, que ha existido en Chile desde hace mucho tiempo. Y eso no está contemplado eliminarlo.

¿Cómo definiría ideológicamente al proyecto del programa de Bachelet?

-Absolutamente socialdemócrata. Yo creo que donde se mira no es a Cuba, ni menos a la Unión Soviética que fracasó estrepitosamente -claro que después de muchos años-. A lo que se mira es a los países socialdemócratas escandinavos, que tienen lo que se ha llamado “Estados de bienestar”. Eso me parece que es la dirección. Así como la derecha mira hacia el país que sería el epítome del neoliberalismo, que podría ser Estados Unidos si en este momento no estuviera en crisis su capitalismo, que forzó al gobierno de Obama a algunas medidas intervencionistas.

Santa Cruz basa su crítica en las palabras de Karol Cariola. ¿Es común la presencia de los comunistas en proyectos socialdemócratas?

-En Chile sí. El Partido Comunista participó desde su fundación, en 1922 por Luis Emilio Recabarren, en todo tipo de experiencias con contenido democrático, como los frentes populares que dieron lugar a los gobiernos de Pedro Aguirre Cerda, Juan Antonio Ríos y Gabriel González Videla, que los terminó poniendo fuera de la ley.

¿Cómo se relaciona el esquema socialdemócrata con los grupos económicos? ¿Por qué sectores como el de Santa Cruz se asustan con estas propuestas?

-Es que yo no sé si se asustan en realidad. Los países escandinavos son países donde hay capitalismo. Capitalismo con un Estado que da beneficios sociales, eso es todo. Y donde hay empresas públicas, pero ojo que también hubo empresas públicas en Chile durante la dictadura militar. Bueno, hay que tomar en consideración que estos análisis en período electoral están absolutamente incentivados por disputas que tienen relación con los votos y, por lo tanto, son análisis donde las distorsiones electorales entran fuertemente.

Para la tranquilidad de Santa Cruz ¿el socialismo de Corea del Norte, está lejos del bacheletismo?

-Pero por supuesto, lejísimo, lejísimo. Eso es una tragedia. Es una dictadura familiar y es una dictadura dura. Pero eso tiene que ver con la posguerra, tiene que ver con la guerra fría, con el enfrentamiento de Corea del Norte y Corea del Sur, inmediatamente después de la segunda guerra mundial. Eso es fruto de la guerra que enfrentó a Corea entre el 50 y el 52 y que dio lugar a Corea del Sur y Corea del Norte, una patrocinada por Estados Unidos y otra por la Unión Soviética. Pero la del Norte derivó en una dictadura exótica y dura.

¿Qué otros socialismos persisten en el mundo?

-Cuba, Vietnam (de la cual se habla bien poco), y China, que es un socialismo curioso; porque si bien allá la educación también es gratuita, se trata de un país donde las relaciones de producción capitalista invaden la sociedad y se le ha dado a llamar ahora un “capitalismo de Estado”: una especie de preámbulo del socialismo. Aunque es un país que viene retrocediendo, podemos decir, del socialismo de Mao Tse Tung, de la revolución cultural, hasta este socialismo de mercado.

Socialismo de mercado… ¿eso también está lejos de lo que propone Bachelet?

-También está lejísimo. En primer lugar, porque China es una país único en el mundo, de una tradición milenaria que al mismo tiempo, desde 1947 a 1949 se hace socialista. Y pasa por diferentes fases del socialismo. Parte con el socialismo del reinado de Mao Tse Tung y después hace una variación hacia un socialismo mercantil, una especie de transición hacia la derecha. Pero es un país incomparable, porque es milenario, y eso es lo que marca a ese país. Es curioso y exótico que allí se haya instalado un socialismo de tipo occidental. Uno podría hacerse muchas preguntas sobre ellos, pero conocemos muy poco en occidente de las razones profundas de esas evoluciones.

Otras áreas del programa de Bachelet son la previsión y la salud. ¿Esas también tienen esta orientación hacia una socialdemocracia escandinava?

-También. Bueno, yo no sé si se vaya a avanzar efectivamente, cuando Bachelet esté en el gobierno, hacia una eliminación de las AFP, como sostienen algunos. Pero antes de la dictadura, Chile tuvo una previsión absolutamente distinta a la que se tiene ahora, y era un país capitalista. Las reformas a las previsiones las hizo José Piñera Echeñique, el hermano del Presidente, a partir de 1977 cuando se instalan las llamadas modernizaciones, entre las que también está la municipalización de la educación. Lo importante es que había otro tipo de previsión social antes en Chile y el país era igualmente capitalista como es ahora. Es decir, cambios como el previsional no definen el tipo de régimen. Es uno de los elementos, pero no define el tipo de régimen. Además, como máximo Bachelet va a instalar una AFP estatal, que va a a ser una entre las numerosas privadas que ya hay, y va a tener que competir con ellas.

Pero lo que dice gente de derecha, como Lucía Santa Cruz, es que las condiciones de competencia favorables que tendrá la AFP estatal van a hacer caer a las otras…

-Sí, pero eso es una exageración. Hoy existe un BancoEstado y el sistema bancario chileno no deja de ser capitalista, y la banca que está alrededor del BancoEstado no entra en catástrofe. Estas son discusiones electorales llenas de intereses electorales. No diría de mala fe, pero sí de intereses electorales. Lo que tratan los grupos, a los que está asociada Lucía Santa Cruz, es tornar peligroso el programa de la Bachelet, ese es el incentivo de todo. Y yo considero que es un programa absolutamente compatible con la permanencia de una sociedad capitalista en Chile. Incluso, permite incentivar el desarrollo capitalista en algunos aspectos.

¿Cómo?

-Porque de pronto la intervención del Estado regula el mercado y lo hace más eficiente. Eso podría pasar con algunas medidas como las que tienen que ver con la previsión, que si son favorables a la ciudadanía inscrita en esos sistemas, van a favorecer una legitimación del sistema capitalista chileno.

¿Y el neoliberalismo, hegemónico en las últimas décadas, no se va pa’ la casa?

-Yo creo que el neoliberalismo hoy día está afectado por la crisis mundial. Pero una sociedad de libre merado va a seguir siendo la característica del capitalismo en el mundo, y va a seguir siendo la característica del capitalismo chileno. Simplemente con algunos cambios que van a aumentar el carácter regulatorio del Estado. Nada más.

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