Apenas lleva una semana como aspirante oficial a la Presidencia de Estados Unidos, sin embargo, el exgobernador demócrata Martin O'Malley ya ha dejado bien claro cuál será su prioridad durante la campaña para las primarias demócratas: tender la mano al universo latino.
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Su experiencia al frente del estado de Maryland, que ejerció desde 2007 a 2015, fue protagonizada por medidas basadas en la protección de los inmigrantes, así como por otras destinadas a la reducción de la brecha de oportunidades para las minorías.
De la mano de la aprobación del conocido como “Dream Act” en su estado, una legislación que el país ha sido incapaz de aprobar en el Congreso y que regulariza a los jóvenes indocumentados que llegaron a EE.UU. cuando eran muy niños y no conocen otra nación, O’Malley cuenta con un fuerte distintivo.
En esta primera semana de campaña, el también exalcalde de Baltimore ha seguido una línea muy clara, darse a conocer entre esos 25 millones de votantes latinos que viven en EE.UU.
Sus primeras apariciones y entrevistas han sido en grandes medios de habla hispana, mientras que su primer acto público en Washington fue precisamente acogido por la Cámara Hispana de Comercio del país esta semana.
En aquel encuentro delineó sus convicciones sobre la necesidad de dotar de un camino a la ciudadanía a los más de 11 millones de inmigrantes indocumentados que hay en Estados Unidos, pero también trazó su idea de centrar la política exterior estadounidense en Latinoamérica.
“Debemos construir una política exterior más fuerte, que comience en las Américas, que empiece por los que están más cerca de nosotros”, dijo.
“Creo que las relaciones en nuestro hemisferio tienen una importancia crítica, en lo que se refiere a combatir el cambio climático o impulsar la seguridad alimentaria. La gran amenaza de violencia, drogas y armas es un problema americano, es un problema hemisférico y debemos trabajar juntos”, añadió.
Como apuntó el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Iowa, Steffen Schmidt, “Latinoamérica es el continente olvidado” en materia de relaciones exteriores para EE.UU., y O’Malley ve la necesidad de una aproximación.
Oriente Medio, las relaciones con Israel y los conflictos de Irak y Afganistán han sido los protagonistas de las últimas décadas durante las campañas presidenciales, mientras que el continente americano ha sido relegado a un segundo, o incluso tercer plano.
“Los chinos han estado haciendo movimientos muy importantes en esa región y tiene sentido que EE.UU. se comprometa mucho más”, explicó Schmidt.
“Creo que este enfoque es una manera de movilizar a los votantes hispanos. Hillary Clinton tiene algunos asesores latinos en su campaña, pero sus relaciones con los medios de comunicación latinos son muy pobres. Así O’Malley quizá sea capaz de construir una base especial para su campaña”, opinó.
Así, el exgobernador, quien se enfrenta a Clinton como clara favorita entre los demócratas, necesita elevar su imagen nacional, y ha decidido hacerlo de la mano de aquello que mejor conoce y que más le avala.
Como él mismo recordó en la Cámara de Comercio Hispana, es el único de los candidatos demócratas que ha obtenido resultados en materia migratoria.
Aunque todo apunta a que la exprimera dama será la candidata para las elecciones presidenciales por el Partido Demócrata, Clinton está centrando su campaña en otros frentes distintos al hispano y las encuestas prevén que no logrará alcanzar el récord de Barack Obama en 2012, quien se hizo con más del 70 %, clave para su reelección.
“Creo que Clinton siente que cualquier demócrata obtendrá el voto latino. Y ya que ella será la ganadora de los caucuses y las primarias, ella recibirá el voto latino”, observó Schmidt, quien no obstante aseguró que todos los oponentes de la exsecretaria de Estado en las primarias demócratas harán mella en su discurso.
“El especial énfasis de O’Malley en América Latina y en el voto latino preocupará verdaderamente a su campaña”, concluyó.