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Opinión

14 de Julio de 2015

Presidente del Observatorio de DD.HH. De América del Sur: “Las instituciones nacionales de derechos humanos son para los ciudadanos, no son para los Estados”

Durante el jueves y viernes pasado se reunieron los Defensores del Pueblo de Unasur para acordar los estatutos del reciente Observatorio de Derechos Humanos de la región. En la jornada, además, Ramiro Rivadeneira, defensor de Ecuador, fue elegido como el presidente de la organización. En entrevista con The Clinic Online se refiere a la situación en su país y a la polémica protagonizada por el Instituto Nacional de Derechos Humanos de nuestro país.

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ramiro rivadeneira ecuador

En el Hotel San Francisco se reunieron por dos días los Defensores del Pueblo de Unasur para acordar los estatutos del Observatorio de Derechos Humanos de América del Sur. Ramiro Rivadeneira, defensor de Ecuador, resultó elegido presidente de la institución que busca recolectar, producir, analizar y difundir información en materia de derechos humanos con el fin de generar insumos para incidir en las políticas públicas de los países miembros.

En Chile, la figura de la Defensoría del Pueblo ha sido asumida por el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), que este año protagonizó una polémica cuando RN y la UDI pidieron la remoción de Lorena Fries, directora de la organización, luego de que denunciaran la “excesiva represión a los estudiantes” por parte de Carabineros. El hecho atrajo la atención de los defensores del pueblo de Latinoamérica y particularmente de Rivadeneira, quien señala que el INDH “estaba cumpliendo con su rol como tenia que hacerlo. Hacer un pronunciamiento público sobre lo que consideraba, podía significar una vulneración de derechos. En ese sentido significa estar con el más débil. Y siempre que una institución nacional de derechos humanos esté con el más débil, va a terminar siendo reconocida”.

¿Cómo ha sido su trabajo con las recientes manifestaciones de la oposición a Rafael Correa?
En los últimos días han habido personas que han manifestado una oposición a unos proyectos de ley que envió el Presidente de la República a la asamblea nacional y que luego los retiró. Esos proyectos de ley actualmente no se están tramitando. Tenían un objetivo, como lo justificó en la presentación el Presidente, de tratar de ir cerrando las brechas entre riqueza y pobreza. De todas formas hay que reconocer que son proyectos de ley a los que no están acostumbradas nuestras sociedades y esto generó una reacción. De todas maneras el gobierno ha abierto un diálogo y a mí me parece que ha tenido recepción en algunos sectores este dialogo y en otros no ha tenido recepción, que son personas que continúan manifestándose. Yo esperaría que la situación en el país vaya direccionándose correctamente por el camino del dialogo y del fortalecimiento de la democracia. En ese contexto, nosotros como Defensoría del pueblo tenemos la obligación de velar siempre por la democracia. Esa es una de nuestras obligaciones que inclusive se ha instituido en los propios principios de París, respecto a que hay una obligación primordial de velar por que la democracia no se quiebre en un país. Que siga los cánones de democracia electoral, pero también de democracia participativa. Y la democracia participativa significa siempre ser influyente, especialmente con las minorías. Y es en donde estamos derivando nuestro esfuerzo, planteando que en un momento de conflictividad la gente reflexione, invitando al diálogo, a la reflexión de que no puede existir violencia entre los ciudadanos. Que siempre pensemos en el fortalecimiento de la democracia y en base a esta realicemos las propuestas necesarias para seguir construyendo país.

¿Cómo ve el panorama de la región considerando que somos países que hemos tenido una relación difícil con la democracia?
A mí me parece que nuestros países, unos un poco más que otros, continúan en el proceso de fortalecer la democracia. Si nosotros regresamos a ver cómo ha sido la historia de nuestros países, historias de dictaduras, de golpes de Estado. Ecuador mismo apenas son ni siquiera 20 años en donde tuvo una inestabilidad política muy fuerte, donde transitaron seis presidentes en pocos años. Hubo tres golpes de Estado. Y esto no le ayuda a la institucionalidad del país ni a la vida de la gente porque es precisamente en el quebrantamiento de la democracia en el que se pierden las libertades, en donde las instituciones se debilitan. Y por eso es tan necesario el fortalecimiento de la democracia. Creo que nuestros países han ido desarrollando y madurando en ese sentido. Y es importante que en ese proceso de maduración también las autoridades, los gobiernos, toda la institucionalidad pública y la ciudadanía comprenda que los derechos humanos juegan un papel muy importante. Porque los derechos humanos que fundamentalmente atañen a la dignidad del ser humano, pero que se visibilizan, se complementan, se hacen realidad en muchos aspectos cotidianos del ser humano, como su libertad diaria, como las posibilidades de igualdad o de tener las mismas oportunidades de desarrollo. Y esto significa que se haga realidad los derechos de educación en la gente, la posibilidad de acceder a trabajo digno, a salud preventiva, es importante que se vea que todos estos derechos hechos realidad en la vida humana también fortalecen la democracia. Y creo que ese es un gran reto que tenemos las instituciones nacionales de derechos humanas, de llamar a la reflexión en ese sentido. Y eso significa que no somos solamente instituciones de protección de derechos.

¿En qué sentido?
Que no atendemos solamente a quien viene a denunciarnos una vulneración de derechos, sino que podemos ser fuertes en realizar propuestas de incidencia en política pública, en normativa nacional o local. Ya no solamente protegemos y educamos, hacemos eso, pero también somos prepositivos. Indicamos cómo se tienen que transversalizar los derechos humanos en la política. Cómo se tiene que visibilizar los derechos humanos en la planificación a largo plazo de un país.

¿Qué le parece el panorama chileno? Donde la ONU ha recomendado despenalizar el aborto por un tema de derechos humanos, donde hay manifestaciones por exigir la educación como derecho humano.
Bueno, primero decir que quisiera ser muy respetuoso por supuesto de los procesos institucionales de Chile. Todos estos temas se discuten en Chile y se discuten en otos nuestros países. Algunos países han avanzado un poco más, otros no. Por ejemplo en Ecuador hubo discusión en la asamblea, pero no se aceptó el aborto por situaciones de violación. También las organizaciones de la sociedad civil y las de Naciones Unidas que trabajan el tema de género se han pronunciado al respecto, pero esos son espacios democráticos de discusión sobre los que debemos seguir avanzando. A mí siempre me gusta de todas formas que los temas estén en el tapete de discusión. Porque no hay nada peor que un tema que se oculta, más si tiene íntima relación con derechos humanos. Esos son los temas que tenemos que sacar a discusión. Y creo que ahora están precisamente en el ámbito de discusión, los que usted ha mencionado. El tema del aborto, sé que tienen un tema de discusión alrededor de la aprobación de la cannabis, que también influye en situaciones de derecho a la salud. Se sabe que Chile viene hace algún tiempo ya manifestándose, en el buen sentido, con respecto al enfoque que debería tener la educación como derecho. Eso es importante, siempre es importante que esos temas estén en discusión y en ese sentido creo que Chile está yendo por muy buen camino a discutirlo.

¿Qué le pareció la polémica en que etuvo el INDH con Carabineros?
Le di seguimiento. Supe del tema, me interesó mucho. Tuve una primera, no sé si decirlo, un primer convencimiento de que sea como sea que se hubiese resuelto, la institución nacional de derechos humanos iba a salir fortalecida. Y esto es importante decirlo, porque estaba cumpliendo con su rol como tenía que hacerlo. Hacer un pronunciamiento público sobre lo que consideraba, podía significar una vulneración de derechos. Y en ese sentido significa estar con el más débil. Y siempre que una institución nacional de derechos humanos esté con el más débil, va a terminar siendo reconocida. Es indudable. Y eso creo que es al final lo que pasó en Chile. Parece que hubo un reconocimiento a la labor que cumplió el INDH de Chile en ese sentido. Y a mí por supuesto me alegra. Hay que decir, las instituciones nacionales de derechos humanos son para los ciudadanos, no son para los Estados. Y son los ciudadanos los que necesitan instituciones independientes, autónomas, fuertes, pero a su vez que recuerden que son instituciones estatales y que su misión principal es construir, aportar, proponer. Y to creo que de lo que conozco, de los acercamientos que hemos tenido y lo que conozco a las personas que forman parte del instituto, yo sé que están en esa línea.

¿Cómo resolver el tema de la autonomía en instituciones que dependen del Estado?
Es que desde mi punto de vista no deben contraponerse. A veces el imaginario nos lleva a contraposiciones, pero hay que comprender que las instituciones nacionales de derechos humanos, independientemente del nombre que tengan, son instituciones técnico-políticas. Es decir, no pierden su carácter político. Es imposible que arribemos en instituciones solamente técnicas. Eso no existe. Además porque la política tiene que ser entendida precisamente en la voluntad de llevar adelante un proyecto para cambiar legítimamente una actuación de la sociedad. Quienes estamos a la cabeza, en mi caso, por ejemplo, por supuesto que tengo una voluntad política y realizo actos políticos porque espero que los derechos humanos se hagan realidad en la vida de los seres humanos y para esto hay que reformar leyes, hay que proponer cambios de política pública. Eso es hacer política, sin duda. Pero hay que hacerlo de manera profesional, guiándonos por lo que es correcto técnicamente. Entonces me parece que en ese sentido las instituciones deben ser reconocidas como instituciones técnicas e instituciones políticas. Y en donde existen instituciones políticas, existen intereses políticos. Todo esto entra en el juego político legítimo, pero que la institución nacional de derechos humanos debe saber manejar a favor de la independencia y la autonomía.

¿Cómo se ha manejado Sudamérica con derechos humanos de género?
Creo que no alcanzamos todavía a encontrar la luz en el túnel. Me parece que estamos buscando, como países, mejores soluciones. Lo primero, y siempre importante, es reconocer que hay un problema. Creo que ese paso los países lo han dado. No ubico ningún país de Latinoamérica que diga que no existe ningún problema frente a la desigualdad de género. Creo que todos lo hemos aceptado. Estamos buscando distintas herramientas. Algunos países tendemos a fortalecer las acciones afirmativas, por ejemplo en el campo electoral. Hay países que tienden a fortalecer el ámbito de igualdad laboral. Pero sin duda alguna, algo que es innegable es que esa igualdad tan deseada, de género, no la hemos alcanzado. Es una deuda que tienen nuestros países. Y que se manifiesta a veces de manera grave esta desigualdad, inclusive en violencia, en femicidios. Nuestros países también están aprobando legislación sobre femicidio, Ecuador lo ha hecho. Creo que es la peor forma de manifestación con respecto a la desigualdad de género. Así que debemos promover políticas, educación, sancionar también los actos de violencia, no dejarlos en la impunidad. Pero más allá, construir toda esta relación de género, creo que todavía tenemos mucho por construir en ese sentido.

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