Así fueron las últimas horas del veterinario que colmó de horror el Monticello

Campos no había dormido bien la noche anterior. La noche del sábado. Llevaba tres días apostando y aquella mañana, la del domingo, esperaba enmendar el rumbo y recuperar lo perdido las 72 horas previas. A eso de las 10, con la mirada perdida, llegó a instalarse a la mesa Pick 1, afuera del VIP, para jugar a la ruleta, como siempre. Desde el momento en que se sienta en la mesa hasta que acontece la tragedia transcurren 119 minutos. El reloj marca casi las 12 y Osvaldo Campos Azócar pierde sus última lucas. Un millón cuatrocientos mil pesos.