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25 de Octubre de 2018

Contraloría investiga denuncias contra Director General del Hospital Militar

El máximo cargo del establecimiento es ocupado por el general de brigada Juan Eduardo Durruty Ortúzar, quien además está contratado como médico traumatólogo, pese a que no atiende pacientes y a que su función principal es de dedicación exclusiva. La legalidad de su contrato está siendo analizada por la Contraloría General de la República, quien ya cuestionó a la autoridad del Hospital por visar adquisiciones de insumos médicos comprados con trato directo y sobreprecio.

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(Fuente: www.sanidadnaval.cl)

En abril de 2013, el entonces coronel Juan Durruty Ortúzar fue designado Director General del Hospital Militar, el máximo cargo al que puede aspirar un funcionario de dicho establecimiento.

La determinación coronó la ascendente carrera de Durruty al interior de la repartición castrense, que inició en abril de 1994 cuando fue contratado como traumatólogo y que pavimentó con designaciones como Director Médico (2010) y Director de Sanidad (2012).

Sin embargo, a diferencia de sus funciones previas, a partir de 2013 Durruty tendría que suscribir un contrato de dedicación exclusiva para aceptar el cargo como Director General, tal como estipula la normativa de la institución. No obstante, según pudo comprobar The Clinic, el uniformado, que ahora es general, mantuvo su asignación como traumatólogo en forma paralela, aun cuando su agenda no le permite atender a paciente alguno.

Cuando Durruty ingresó al Hospital Militar -el primero de abril de 1994- fue contratado como traumatólogo, bajo un régimen de 22 horas semanales, por una remuneración de  $261.793. En 2010 fue designado Director Médico, y firmó un anexo de contrato que redujo a 10 sus horas como traumatólogo por semana. Así quedó con un sueldo base de más de un millón de pesos, que sumado a asignaciones de antigüedad, colación y movilización, alcanzó $2.225.419.

En 2013, cuando fue designado Director General del Hospital, a pesar de la obligación de exclusividad, no renunció a sus horas como traumatólogo.

De esta manera, en marzo de 2018, a cinco años de haber asumido la dirección absoluta del Hospital, Durruty recibía un sueldo bruto de $3.168.818, aumentado gracias a su asignación de antigüedad –que en su caso es 122%, equivalente a $1.733.292- y a que no eliminó sus 10 horas como médico traumatólogo, a pesar de no ejercerlas, al menos, desde que asumió el máximo cargo en la dirección.

Funcionarios del Hospital Militar afirman, a condición de anonimato, que los beneficios contractuales de Durruty han causado descontento especialmente porque contrastan con la crisis económica por la que atraviesa el recinto, que ha obligado a clausurar unidades y reducir personal por falta de presupuesto.

Las fuentes agregan que la Contraloría del Ejército (Cotrae) habría realizado una auditoría en el Hospital en 2015 y habría objetado que Durruty mantuviera el contrato como traumatólogo, sin embargo, el general habría ignorado la resolución.

Entrevistado por este medio, Durruty confirma que mantiene un contrato como director General y otro como traumatólogo, pero asegura que la Cotrae no hizo reparos luego de revisar su situación ya que no sobrepasa el máximo de 54 horas semanales que se les permite a los oficiales de sanidad. Admite, también, que los mismos antecedentes fueron enviados a la Contraloría General de la República (CGR) durante este año, quien aún no se pronuncia al respecto.

Consultada por The Clinic, la CGR confirma que recibió la denuncia, que a la fecha continúa estudiando la legalidad de sus contratos y que su pronunciamiento se hará público en el mediano plazo.

En cuanto a su labor como traumatólogo dentro del Hospital Militar, Durruty afirma quedichas labores profesionales las desarrollo desde el año 2013, con visitas a hospitalizados, a través de reuniones clínicas y comités técnicos, y si no tengo agenda de pacientes, es precisamente porque mis labores administrativas no me lo permiten”.

El GENERAL Y SU PATRIMONIO

Juan Durruty Ortúzar es uno de los generales de brigada de mayor antigüedad dentro del Alto Mando del Ejército, un grado al que accedió luego de ser teniente coronel (2003-2008) y coronel (2008-2013).

Según detalla la página del Ejército, luego de titularse como médico cirujano de la Universidad de Chile en 1980, fue nombrado Capitán del Servicio de Sanidad en 1983, y cursó diversos postítulos ligados a la traumatología y ortopedia, además de un diplomado en Ciencias Militares en la Academia de Guerra del Ejército.

En junio de 2017, un reportaje publicado por Radio Bío-Bío lo señaló como el general de mayor patrimonio inmobiliario en Chile ($500.076.759).

Tras tener acceso a su declaración de patrimonio, dicho medio detalló que Durruty tiene cinco inmuebles inscritos a su nombre –de los cuales no habita ninguno, ya que reside en una casa fiscal, libre de pago, en la Villa Militar de Las Condes- y cuatro vehículos, además de la Sociedad Médica Doctor Juan Durruty y Cía SpA.

Esta sociedad representa el 60% de su capital y a través de ella contrajo un contrato a honorarios como traumatólogo con las clínicas Vespucio y Tabancura, donde, según el propio general, acudiría fuera de su horario laboral.

Ante la suspicacia que levantó esta revelación, ya que si bien su sueldo como uniformado está dentro de los más altos de Chile, no parece suficiente para tener un patrimonio inmobiliario superior a los $500 millones, el general explica: “A los 27 años trabajaba en la Clínica Las Condes, porque era más o menos estrellita de la traumatología, pero además me sacaba la mugre, porque hacía un turno en el Hospital Militar y dos en la Clínica. En ese momento, el turno en la Clínica Las Condes era pagado con 4 millones y medio, mientras que el del Hospital, era remunerado con 3 millones y medio. Y eso solo en la noche, imagínate”.

INFORME 257

El 28 de julio de 2017, el Director General del Hospital Militar recibió el Informe Final 257 de la CGR, que reveló los resultados de la auditoría que efectuó el órgano en relación a las adquisiciones de medicamentos del Hospital entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2016, luego de verificar si dichas acciones cumplieron “con las disposiciones legales y reglamentarias”, y si se ejecutaron “teniendo en cuenta los principios de eficiencia, eficacia y economicidad (…)”.

Entre otros resultados, la CGR detectó que “el Hospital Militar emitió 36 órdenes de compra para la adquisición de medicamentos, bajo la modalidad de trato directo, por un monto total de $215.323.247, sin que estas contaran con la correspondiente resolución fundada, emanada de la autoridad”.

Además, “se constató que la entidad emitió un total de 15 órdenes de compra a cargo de una prórroga de contrato, por un total de $172.893.791, equivalente a 3.956 U.T.M., en circunstancias que no debieron haber superado las 1.ooo U.TM según la normativa vigente, y que además, por el monto, dichos tratos directos debieron ser sometidos al trámite de toma de razón”.

Entre las 36 páginas de este documento, la CGR apunta que durante el tercer año del mandato de Durruty, “se comprobaron diferencias de precios de compras de medicamentos, entre las adquisiciones efectuadas por la CENABAST (Central Nacional de Establecimiento) y las desarrolladas mediante trato directo por el HOSMIL, debiendo destacarse que, en dos productos de la muestra examinada, tales divergencias alcanzaron un 47% y 148% del importe del fármaco y, que, de haberse adquirido estos a través de la referida Central de Abastecimiento, se habría generado un ahorro de recursos públicos equivalentes a $23.974.950”.

En las conclusiones del Informe, Contraloría señala que el Hospital Militar debe ceñirse a la normativa y corregir estos cuatro puntos, lo que sería evaluado en una próxima fiscalización.

Consultado al respecto, el general Durruty afirma que de las doce “novedades” suscritas en dicho Informe, el Hospital  “solucionó integralmente” dos de ellas.

El resto, tal como indica el documento, quedaron sujetas a seguimiento, sin embargo, según el Director General, hasta la fecha el órgano contralor no ha “formulado nuevos requerimientos sobre las mismas”.

En relación al punto que objeta la diferencia de precios entre los mismos medicamentos adquiridos por el Hospital Militar y la CENABAST, Durruty explica que efectivamente la compra a través de la Central de Abastecimientos “es más barata, pero hasta hace dos meses, a CENABAST tú le decías que querías comprar mil jeringas para todo el año y llegaba en un camión con todas ellas, entonces, tú le decías: ‘oiga, pero no tengo bodega para esto’, porque lo normal es que uno compre a un laboratorio y que las mil jeringas se vayan pidiendo por mes. Eso, en logística, se llama reposición just in time, que significa ‘en el momento’, y así evitas que se te pierdan, pudran o te roben las jeringas”.

Según la autoridad, dicho mecanismo -que se tradujo en un desperdicio de más de $23 millones de presupuesto fiscal, en palabras de Contraloría- llegó a su fin luego de que el Hospital Militar firmara un convenio con CENABAST durante septiembre de este año, con el objetivo de mejorar la reposición de insumos y “generar importantes ahorros en su gestión de compra”.

Cabe consignar que la permanencia de Durruty en el Alto Mando del Ejército está bajo revisión, al igual que el resto de los generales. La determinación que se tomará al respecto será comunicada durante el mes de noviembre, luego de que el gobierno anunciara que analizará detalladamente los antecedentes de cada oficial. Esto, en medio de la investigación que lleva la jueza Romy Rutherford por supuestos fraudes al fisco de parte de algunos uniformados, que ya obligó la renuncia del general John Griffiths.

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