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Opinión

19 de Agosto de 2019

[Columna] Zanahoria y garrote contra las hortaliceras mapuche: Más violencia en La Araucanía

Tradicionalmente y por muchos años, una de las formas para sobrevivir siendo mapuche y campesina, ha sido la venta en los mercados locales de huevos, perejil, cilantro, cebollas, lechugas y otras tantas verduras más. Estas mujeres, conocidas como las hortaliceras, son las papai que venden el producto de su trabajo en las calles de Temuco […]

Ximena Valdés
Ximena Valdés
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Tradicionalmente y por muchos años, una de las formas para sobrevivir siendo mapuche y campesina, ha sido la venta en los mercados locales de huevos, perejil, cilantro, cebollas, lechugas y otras tantas verduras más. Estas mujeres, conocidas como las hortaliceras, son las papai que venden el producto de su trabajo en las calles de Temuco y de otras ciudades de territorios habitados por campesinos e indígenas.

Hoy se las persigue y se las violenta, Carabineros de Chile maltrata a las hortaliceras. La violencia en la Araucanía así se extiende desde las áreas rurales -casi ocupadas por fuerzas policiales- a las calles de la ciudad y se aplica a los grupos más indefensos y vulnerables: a las mujeres mapuche.

El asedio que viven las comunidades mapuche por la ocupación de vastos territorios por parte de las forestales transformando amplios espacios en campos de monocultivos de plantaciones de pinos y eucaliptus, produce pobreza, migraciones del campo a las ciudades además de escasez hídrica. Esto último, no sólo interfiere limitando las actividades agrícolas y ganaderas de los productores, sino a las poblaciones que hoy se abastecen de agua por medio de camiones aljibes gestionados por los Municipios. No obstante, al revisar las políticas del Instituto Nacional de Desarrollo Agropecuario -INDAP- llama la atención la alta concentración de los recursos de esta institución avocada al desarrollo de los pequeños productores del país en la región de la Araucanía. Se podría pensar en una política explícitamente anti-insurreccional, dada la resistencia que ha manifestado el pueblo mapuche a la ocupación de sus territorios y al hecho de haber sido desposeídos históricamente de sus tierras.

Este tipo de desarrollo es el que el Estado chileno ofrece al pueblo mapuche. Zanahoria y garrote. Una política de desposesión de tierras por un lado que coexiste con una política de apoyo crediticio y asistencia técnica dirigida a los que se quedan, a los que no se van a poblar las periferias urbanas o a los que no se ubican cerca de las grandes empresas forestales. Esta política se ha extendido a mujeres y a las mujeres mapuche en particular, en clave de género para que ellas se afirmen y legitimen como sujetos de la política pública, para que logren autonomía económica y ciertamente reconocimiento como productoras, según explicita el discurso oficial del SERNAM, del Programa INDAP-PRODEMU. Pero a la hora de ir a vender las hortalizas que producen se las apalea, se las excluye de ocupar un pequeño espacio en las calles de Temuco.

El Estado policial que se ha ido construyendo en la Araucanía en particular en los espacios rurales se ha extendido a las calles de la ciudad de Temuco incorporando esta vez a las mujeres vendedoras de hortalizas al asedio y violencia ejercida por las fuerzas policiales. ¿Esta estrategia de inclusión de las mujeres mapuche en los despliegues de violencia estatal -y municipal- forma parte del Plan Araucanía del Presidente Piñera?

*Escribe la dra. Ximena Valdés Subecaseaux, directora CEDEM y académica Escuela de Geografía de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano.

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