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6 de Septiembre de 2019

Cinco claves para entender el Desafío de los Siete Mares y el nado en aguas gélidas, explicados por la “Sirena de Hielo”

THD Lateral

La nadadora Bárbara Hernández nos cuenta sus técnicas para soportar sus maratónicas experiencias y los nados entre 5º y 0º.

Por

1. Nadar “sola” durante 12 horas


Hay una tripulación que te acompaña y también está incluida en los costos de todo el viaje…

-Sí, en las 3 mil libras que tenemos que pagar a la organización (dinero extra al cupo de inscripción), va el capitán y un tripulante de él, pero mi tripulación es la gente que yo llevo, que son los únicos que se preocupan de mí. O sea, la misión del capitán es hacer todo lo posible por ayudarme a llegar al otro lado, pero es mi tripulación la que me alimenta, la que me habla, la que me guía todo el rato.

El tema es que tu tripulación no te puede tocar…

-No, nada.

2. ¿Cómo alimentarse en una maratón de 12 horas de nado?


¿Cómo lo hacen con la alimentación?

-Me tiran una soga al agua, por eso es tan difícil jajaja, te juro. El Lalo (su pololo) es súper preparado, él es ingeniero naval, entonces sabe. Llevó dos sogas de cinco metros, me envolvía la botella, le hacía un nudo, calculaba con la Caro -amiga que la ayuda con su gestión de prensa-, porque mientras tanto tienen que estar hablando con el capitán y el otro preparando la logística.

Me tiraban la botella, pero la corriente pasa muy rápido, las olas igual, la embarcación “sigue avanzando” y yo me voy quedando atrás, entonces tú agarras la botella y viene la ola, tragas agua salada, la ola viene de nuevo, el barco se va yendo y mientras tanto la cuerda empieza a tirar, y la cuerda no puede estar tirante, porque te descalifican. Entonces yo pateaba la botella, después era perseguir la botella para tomar de nuevo. Fue toda una odisea, porque nos tocó un clima muy difícil, yo he visto otros cruces donde es súper cómodo y te pasan la botella, todo muy tranquilito y sigues nadando. Pero mi comida se iba, por 12 horas yo perseguía mi comida solamente.

¿Qué tipo de comida es la que usas?

-Es puro líquido, son botellas tibias. No pueden ser muy calientes porque te quemas, pierdes sensibilidad y lo tibio te ayuda a calentar el estómago y el esófago, que es lo que más sufre con el frío, porque el dolor de manos y pies, ese dolor de hielo yo lo conozco, de cabeza igual. Pero el frío interno, esa cuestión duele, es muy incómodo, porque tú sigues nadando pero estás con el tiritón. Son bebidas hidratantes, unos productos que son para carreras de ultra distancia (triatlón, maratones) y yo las ocupo en agua.

Son unos hidratantes, unos geles energéticos y unos carbohidratos con proteínas de fácil asimilación. Todo de distinto sabor y lo voy consumiendo cada 45 minutos. Y tienen un orden, que lo lleva mi gente, llevan la lista de qué es lo que me están dando y el juez observa. También me dejan tomar remedios como Diclofenaco para el dolor, Viadil para el estómago, pero yo trato de no hacer ningún desarreglo, entonces no tomo nada a menos que sea muy urgente.

3. Los riesgos


¿Alguna vez corriste grave peligro en tus desafíos? 

-Grandes riesgos… hasta ahora no hemos tenido ningún impasse así, y ha sido siempre porque he priorizado la seguridad por sobre todas las cosas. Mi tripulación es muy importante porque son los que tienen la visión global. Una vez, en carreras de hielo, me descompensé en Bielorrusia. Ya había nadado y el shock térmico, el cambio entre hielo y sauna… me desmayé, pero estaba con el Lalo, entonces él me ayudó. Y en estas maratones, ellos siempre están muy atentos, no me dejan sola ni diez minutos, siempre hay uno de ellos mirándome y cuando pasan los delfines o las medusas gigantes o lo que sea, yo estoy muy concentrada en lo que tengo que hacer.

Entonces… ya hay protocolos que están definidos de antemano, pero no me saldría del agua, no, por último sentir que lo di todo, que no me guardé nada, y que no me abandoné cuando llevaba tres horas porque me da miedo. Todo lo demás tú lo entrenas, el hielo, el nadar de noche, llevo años entrenando a las 5 de la mañana y apenas podemos nos vamos a la piscina de afuera del Estadio Nacional, entonces sé lo que es nadar con oscuridad absoluta de no ver ni siquiera tu mano, de no ver nada. Y he nadado en el mar de noche, también entrenando las temperaturas, las olas, entonces no es confianza, no es darlo por sentado, pero sí saber que me puedo adaptar.

4. La diferencia de estilos


¿Cuál es la diferencia entre aguas gélidas y aguas abiertas?

-Yo creo que la diferencia fundamental es la temperatura. Para que sea aguas gélidas por reglamento de las federaciones que postulan a este deporte, para que sea cada vez más serio y profesional, debe tener entre 5 y 0 grados, y a veces puede ser incluso -1 grado. Las carreras están definidas en un formato de piscina flotante, donde nadamos en mar, ríos, lagos congelados y arman estas plataformas, competimos en piscinas de 25 metros y ahí vamos por distintas distancias y categorías, que están separadas por edades y estilos.

El nado más extenso es de una milla (1,6 kilómetros), el kilómetro son 15 minutos, entonces puede ser un poco más. La preparación mental es muy distinta, lo más desafiante de este deporte, o por lo que se hace uno más adicto, es por una parte la endorfina que significa estar compitiendo y cómo el dolor puede ser capaz de pasar a segundo plano, y centrarse absolutamente en lo que es el disfrutar y ese momento presente que te da el hielo nomás. La recuperación también es muy importante, porque es necesario que haya una persona que te esté esperando al salir de las distancias más largas. En las pruebas cortas puede ser un deporte muy masivo, la gente lo disfruta mucho, en comparación con natación de aguas abiertas, donde son más extensas las distancias y la temperatura del agua va variando pero casi nunca tiene menos de 8 grados.

¿Cambia mucho la técnica?

-No, porque el estilo se ha ido asemejando cada vez más a lo que son las reglas tradicionales desde la Federación Internacional de Natación (FINA). Quieren que sea un deporte avalado por la FINA, los estilos se han ido manteniendo y ahora se está casi postulando el estilo espalda, ahí están viendo el formato de las vueltas. Ahí hay una cosa bien distinta, que las vueltas al llegar a la muralla son giros simples de tocar y salir, por la inmersión. Por la vuelta que uno hace debajo del agua, el frío en la cabeza, y porque también son aguas que tienen corrientes submarinas, entonces es un riesgo llegar y darse la vuelta mal, y salir para el lado del hielo y quedarse pegado.

5. La compañía


¿Viajas regularmente sola a los circuitos de aguas gélidas?

-Debiera ir siempre con alguien, porque yo nado todas las distancias. Es muy difícil conseguir el apoyo y estando allá me conviene tratar de reunir la mayor cantidad de puntos para el ranking, entonces es un desgaste súper grande, porque nado entre 5 y 6 pruebas diarias, y en las distancias más largas es necesario tener un observador, una persona que te esté cuidando y te ayude a salir del agua.

Entonces viajas con alguien que te ayude técnicamente…

-Sí, técnicamente tiene que saber. Llega un momento en que la misma familia o los amigos se tienen que ir especializando en esto porque yo no tengo cómo pagarles para ir… pierden días para trabajar y ahí hemos ido armando un equipo muy profesional, pero también con gente que es absolutamente desinteresada.

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