Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Opinión

13 de Septiembre de 2019

«En manos de otros. Infancia y abandono en la Barcelona del siglo XV»

Agencia UNO

El libro es el resultado de una investigación llevada a cabo por Ximena Illanes, donde se muestra cómo la maternidad es imposible de ser pensada sin un correlato social e institucional. Además, es un texto que habla del pasado, pero al mismo tiempo, nos trae una problemática de nuestro presente, vinculada con la persistencia de lo que podríamos denominar "crisis permanente de la infancia".

Miguel Morales
Miguel Morales
Por

Recientemente publicado por Ediciones UC, «En manos de otros. Infancia y abandono en la Barcelona del siglo XV» es un libro necesario para pensar nuestro presente. Se trata del resultado de una investigación llevada a cabo por la historiadora Ximena Illanes, en torno a la infancia y el fenómeno del abandono en la Barcelona del siglo XV. Utilizando los registros existentes de la Sección de Expósitos del Hospital de la Santa Creu —que documentan el paso de cientos de recién nacidos que fueron dejados en sus puertas— este libro reconstruye un recorrido que la autora diferencia en tres momentos: la escena del abandono, las características del cuidado de nodrizas, y la posterior etapa de aprendizaje para la vida. De cierto modo, lo que aquí se nos presenta son las diversas estrategias con que la sociedad enfrentó el problema del cuidado del otro.

A través de sus páginas nos encontramos con los principales problemas de la sociedad en ese momento —que no dejan de asemejarse con los de nuestro presente— los que tuvieron relación directa con la pauperización de una parte importante de la población, además de las enfermedades que dejaban al descubierto la fragilidad con la que muchos enfrentaron la vida. Entre estos, los niños y niñas representaban uno de los grupos más afectados; la alta mortalidad infantil era una amenaza constante tanto para los recién nacidos como para sus familias. Es en este contexto donde la autora sitúa el significativo papel que cumplieron los hospitales medievales, puesto que se trataron de espacios donde confluyó una sensibilidad particular que adquirió la forma de la caridad y la hospitalidad. La autora toma parte al señalarnos que estos lugares no fueron sitios que albergaron solamente la muerte; también posibilitaron la vida.

Si bien es cierto que el encuentro con la muerte era algo cotidiano en aquel entonces, el trabajo sostenido y la importancia por registrar lo que ocurría al ingreso y transcurso de cada niño y niña por parte del hospital —tal como nos narra la autora—, nos habla de una realidad que hay que leer «entre líneas». En este sentido, Ximena Illanes recurre —como un ejercicio de traducción— no tan solo a su oficio como historiadora para reconstruir parte de esta historia. El diálogo con la psicología y el psicoanálisis le permiten incorporar a su trabajo elementos que posibilitan nuevos diálogos y aperturas. Recurriendo a los aportes del psicoanalista chileno Eduardo Jaar, la posibilidad de leer los efectos psíquicos de una separación temprana a través de las fuentes utilizadas por la autora, nos propone una nueva clave de lectura: El distanciamiento crítico de aquellas historiografías que ponen en duda la importancia que los niños y las niñas pudieron haber tenido para sus progenitores y para la sociedad en la historia.

Esta importancia, en parte, es reconstruida por Ximena Illanes a través del concepto de “comunidades emocionales” que toma prestado de la historiadora Barbara H. Rosenwein. Este concepto permite plantear que aquellas emociones y sentimientos posibles de pesquisar en los fragmentos — que como huellas los archivos evidencian— nos hablarían de una memoria viva presente en las comunidades y en sus posibilidades de representación. Ya sea desde la vergüenza, interpretable por los horarios en que los bebés eran «expuestos» en las puertas del hospital, hasta el cariño o tristeza posibles de desprender por los diferentes objetos con los que padres y madres dejaban a su recién nacido, las emociones nos hablan de aquellas «hebras que dejan huellas» de los vínculos existentes. Los diferentes objetos, colgantes y marcas, que acompañaron a muchos de los expósitos, y que la autora identifica para dar cuenta de los modos de llegada de cada uno de los niños y niñas al Hospital de la Santa Creu, son —por decirlo de algún modo— huellas en el cuerpo, marcas indelebles que buscaban establecer un distingo o la posibilidad de un reencuentro futuro. Relacionar emociones con objetos quizás sea una de las más esenciales formas de representar los lazos afectivos.

De esta forma «En manos de otros» es también una historia de aquellas manos y rostros otros que sostuvieron —o que intentaron hacerlo— cuando la posibilidad de criar a un hijo o hija propio resultó incierta. Es por lo tanto una historia del cuerpo, pero no cualquiera, sino que de un cuerpo femenino, conformado por la red de nodrizas que el hospital construyó para responder ante el constante arribo, a las puertas del hospital, de niños y niñas recién nacidos. En este sentido el título del libro podría leerse como lo que el psicoanalista italiano Massimo Recalcati, en su libro «Las manos de la madre», identifica como un Otro primordial. Las manos de la madre son precisamente aquellas dispuestas a sostener, frente al vacío, a la vida que viene al mundo. Es importante destacar que aquí «madre» representa una función que trasciende el sexo y la biología, y que el libro aquí reseñado nos muestra cómo la maternidad es imposible de ser pensada sin un correlato social e institucional desde donde puede sostenerse, distanciándose de toda naturalización.

El momento en el cual los progenitores dejaban a un niño o niña en las puertas del hospital, se configuró como una práctica que delataba la imposibilidad de muchas familias para hacerse cargo de la crianza de un recién nacido. A través de la lectura de este libro, se posibilita realizar una mirada más profunda del abandono. En primer lugar, como efecto de una situación vital compleja, y en segundo lugar como una manera de ofrecer una posibilidad de sobrevivencia. Los primeros meses luego del abandono fueron cruciales para la vida de cada uno de las niñas y niños que allí llegaron. Esta decisión, que conllevaba al mismo tiempo el anonimato de los progenitores, formó parte de una práctica recurrente, en que las posibles motivaciones por parte de sus padres por dejarlos en estos lugares —y las prácticas llevadas a cabo al interior y exterior de estas instituciones— nos hablan de una realidad mucho más compleja y rica en matices.

Sin embargo, «En manos de otros» es un libro que tal como nos habla de un pasado que parece lejano, interroga nuestro presente, punto desde el cual la autora sitúa su punto de partida. El relato propuesto aquí por Ximena Illanes, no sería posible sin considerar su propia sensibilidad como investigadora, aquello que se convirtió en un «interés desmedido», tal como nos señala. Detenerse en los registros de los expósitos obedece al mismo tiempo a una problemática de nuestro presente, vinculada con la persistencia de lo que podríamos denominar «crisis permanente de la infancia». El momento en el que este libro ve la luz, es también contemporáneo con situaciones similares a las observadas por la autora hace siglos atrás. Hasta el día de hoy, las instituciones que se han levantado con la misión de velar y proteger a niños y niñas —que coincidentemente continúan siendo aquellos provenientes de los sectores más abandonados por la sociedad—se han vuelto lugares donde, incluso, la continuidad de la vida no está asegurada. Este libro es una invitación a continuar una reflexión en torno al lugar del cuidado y la infancia en nuestras sociedades. Al parecer, el problema del otro primordial —aquellas manos y rostros que componen un cuerpo social— atraviesa la historia de la humanidad.

*Miguel Morales,  Candidato a doctor en Historia de la Universidad Católica y psicólogo.

Notas relacionadas