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Entrevistas

25 de Octubre de 2019

Marcelo Díaz: “La gente solo ha vivido ‘tiempos peores’ en vez de los tiempos mejores prometidos”

Esta entrevista a Marcelo Díaz, diputado del PS y precandidato presidencial tiene dos tonos, uno de urgencia y uno más reflexivo y de futuro. Es que es una entrevista que se hizo en dos tiempos: durante la primera tanda de conversación, en medio del movimiento de evasión masiva que llevaba apenas un par de jornadas y casi toda la clase política que observaba en silencio desde la distancia. O desde las alturas. Luego, después del histórico fin de semana cuyas consecuencias aún están en desarrollo, la entrevista fue completada en medio del estupor de los dirigentes políticos y del país entero y en medio de protestas, saqueos, toque de queda, militares en la calle y en medio de un clamor que aún no cesa.

Por

Por Claudia Iglesias

-Ud ya ha declarado su aspiración presidencial. ¿Cómo enjuicia, no ya como diputado, sino con mirada presidencial, las decisiones que tomó Sebastián Piñera para enfrentar este estallido social?

-Es la crisis más grave desde el retorno a la democracia. Si bien el origen es más profundo que las acciones de este Gobierno, el Gobierno tiene una enorme responsabilidad en el desarrollo de los acontecimientos. La declaración de Estado de Emergencia es la expresión del fracaso del gobierno. Para empezar, fue un error de este gobierno echar abajo la licitación del Transantiago en plena marcha. Porque ése fue el génesis del problema de alza de tarifas. El alza está directamente asociada a la no licitación del Transantiago. Al tener que hacer inversiones por vía directa en el transporte, el resultado solo ha sido que siga subiendo el pasaje cuando la economía va para abajo, y se han encarecido muchos bienes básicos –pan, bencina, gas, electricidad- y cuando la gente solo ha vivido “tiempos peores” en vez de los tiempos mejores prometidos. El estallido social tiene ese origen puntual. No comparto, nadie lo hace, la destrucción de propiedad pública que sirve a todos, ni los actos de vandalismo. Pero la estrategia de represión del gobierno es la peor posible. Los militares en la calle es de lo más triste que ha sucedido en democracia.

-¿Y qué le parecen las propuestas de solución a las que llamó el Presidente, mesas transversales, acuerdos amplios?

-El mar de fondo de esta crisis es el modelo económico que perpetúa y extrema las desigualdades. Y cada alza de un bien básico hace esa situación más agobiante. Ninguna de las propuestas que el Gobierno presentó hasta ahora contribuye a resolver esa brecha de desigualdad. En las medidas hay algunas que son positivas. Qué duda cabe que la oposición va a respaldar el aumento de las pensiones básicas. El Presidente por fin entendió que no había por qué atar ese aumento en las pensiones al proyecto global de reforma previsional, en el que tenemos diferencias radicales, porque reafirma el proyecto de AFP. Pero son medidas insuficientes. Son un primer paso. Pero lo que la gente está demandando es un nuevo pacto social que tiene una expresión bien concreta en las sociedades: una nueva Constitución donde los chilenos puedan fijar las reglas del país que queremos, que fijemos los límites de lo que es posible y qué proyecto de sociedad queremos. Eso requiere, particularmente, que la derecha y los actores económicos entiendan que este modelo que la Constitución consagra y protege, ya no da para más. Y que la gente ya no lo tolera más.

-¿Sería todo con la Reforma Tributaria del Gobierno, por ejemplo?

La paz social tiene un precio y ese precio, las sociedades desarrolladas lo pagan por la vía de los tributos. Y el Gobierno debe partir por asumir que su reforma tributaria ya no es viable. Y que debe rediseñar toda su agenda legislativa. Debiésemos explorar, más aún, la creación de tributos especiales para los que se denomina “los super-ricos” para hacer una contribución especial que permita financiar una serie de urgencias sociales. Entiendo esto como una agenda corta de medidas sociales, pero la demanda de fondo debe tener un cauce y ese cauce es una nueva Constitución.

-¿Qué autocrítica hace del rol, o del no-rol de la oposición en esta crisis? Durante varios días estuvieron del todo ausentes e incluso ahora no están mínimamente articulados

-Somos parte del desconcierto y es nuestra responsabilidad salir de esto. No cabe sacar provecho de esta situación crítica. Tampoco es que se pueda. En este minuto nuestro deber es ponernos de acuerdo para construir ese nuevo pacto social necesario, los contenidos de ese pacto, que no se puede armar en unos días y que requerirá de reformas y proyectos de ley a distintas velocidades.

-Personalmente, ¿está disponible para esa mesa amplia de la que habló el Presidente?

-Es que no sabemos cuáles son los términos de esa mesa. El Gobierno habló de una mesa amplia y ciudadana. Y eso está bien para hablar de enfrentar el costo de la vida. Pero un nuevo pacto social y constitucional requiere más profundidad. Y tiene que ser un nuevo pacto constitucional porque la Constitución en su esencia es el guardián de este modelo económico, el TC es la fórmula de protección del modelo económico. Y es el modelo el que genera esta crisis. Si es para dos o tres medidas cosméticas, no estamos para eso, pero además el descontento se incrementará.

Cuando hicimos esta entrevista la semana pasada, hablamos de su precandidatura presidencial, de primarias, de municipales, de candidato de la oposición. Días después tenemos un escenario radicalmente distinto. ¿Qué pasa con ese debate?

-Hoy no es momento de candidaturas de ningún tipo. La prioridad es resolver este momento crítico para avanzar. Es primera vez en 28 años que tenemos la posibilidad cierta de provocar cambios profundos al modelo. Antes se habían hecho esfuerzos y avances. Hoy, la situación es que probablemente el Presidente no va a insistir con los proyectos de contrarreforma, en materia tributaria, de educación. Ahora por primera vez siento que tenemos posibilidades reales de hacer cambios estructurales a un modelo que tiene una sola característica: la renovación perpetua de las desigualdades sociales.

-Los calendarios electorales siguen corriendo igual…

-Dicho lo anterior, va a llegar el momento de instalar candidaturas. Y por eso se hace aún más necesario que todos los sectores, y el PS entre ellos, resuelvan sus candidatos en el marco de primarias abiertas y ciudadanas. Esta manifestación de descontento que estamos viviendo es también un movimiento de extraordinaria movilización y participación que da cuenta de que los chilenos no toleran ser excluidos de la toma de decisiones más importantes para el país, partiendo por la Constitución, pero también encabezando los municipios o sentados en el Congreso. Y quién conducirá el país.

Todos los candidatos del PS

-¿Cómo va la precandidatura presidencial? ¿Más cerca o más lejana que cuando la anunció en julio?

Diría que más cerca en el sentido que me siento más respaldado por militantes, dirigentes, alcaldes, pero especialmente por ciudadanos que expresan su apoyo, aunque suene un poquito egótico. Pero siempre he dicho que para que esta candidatura prospere hay una condición sine qua non: que el PS aclare de manera muy nítida que va a realizar primarias abiertas y ciudadanas. Para ese escenario estoy disponible. Las primarias son LA oportunidad del PS de recuperar en algo la credibilidad perdida a consecuencia del escándalo asociado a San Ramón, a las irregularidades asociadas a nuestro último proceso electoral y al padrón clientelar. Si nuestra carta presidencial se genera a través de un mecanismo interno como un comité central o una elección cerrada a los militantes, esa candidatura presidencial no sólo va a nacer con daño de legitimidad, sino que no va a tener la fuerza para disputar con éxito la candidatura presidencial de la oposición o del bloque del que el PS forme parte.

¿Primarias abiertas a todos?

-Hacer primarias será una gran oportunidad para que el PS discuta de cara a la ciudadanía cuál es su proyecto de sociedad, qué quiere representar en el Siglo XXI, qué quiere proponerle a los chilenos para los próximos años y para el futuro. Creo que el PS debe decir con claridad absoluta y sin complejos que es un partido de izquierda, pero no cualquier izquierda, pero no cualquier izquierda, sino una izquierda moderna, del siglo XXI. Y esa reflexión y ese debate, quien los concrete, proporciona un escenario privilegiado para realizar primaria presidencial en que uno no solo convence a los militantes, mucho menos a este padrón clientelizado que tenemos, sino a todos los chilenos. Entonces, por un lado, estoy entusiasmado con esta candidatura porque percibo calorcito y cariño, pero también percibo la falta de claridad de la directiva del PS respecto de cuál será el mecanismo para decidir cuál será nuestro candidato o candidata presidencial. Y percibo el silencio del resto de quienes aspiran a ser candidatos.

-¿Qué tiene usted para que no tiene Insulza? ¿O que no tiene Landerretche? ¿O Máximo Pacheco? ¿O Atria?

– No me pongo en el papel de la comparación. Me pongo en la lógica de las propuestas. Supongo que todos los candidatos del PS, y a lo mejor aquí nos faltan al nombrarlos, tienen algo que proponer. Formamos parte del mismo partido, así que muchas coincidencias habremos de tener, pero también tendremos diferencias. Yo quiero representar una izquierda moderna.

-Supongamos que ud gana las primarias del PS. Luego qué ¿va a primaria con Atria y con Arrate dentro de la llamada disidencia? Y el ungido ¿después iría a primaria con el FA? Y el que gane, iría a primarias con Francisco Vidal o Heraldo Muñoz ¿Es viable esa cantidad de primarias?

-El PS tiene primero que hacer sus primarias internas para elegir a quien lo representa en la primaria de la oposición. De qué coalición formaremos parte, es, como dice la prensa, noticia en desarrollo. Espero de la mesa del PS ese llamado a primarias ahora. Pero sospecho fundadamente que no es lo que la directiva quiere. Ya se negó a eso el 2017, esta misma directiva ya lo hizo antes, elegir el candidato a puerta cerrada (Guillier) y dejar sin primaria a Insulza y Atria.

-¿No es una paradoja que el PS en estos momentos sea el partido más fragmentado de la oposición y, al mismo tiempo, el que tiene más candidatos presidenciales que ofrecer?

-Sí, lo es. Toda una paradoja. Lo más paradojal es que a pesar de la derrota presidencial del 2017, de que perdimos en votos, somos la bancada más importante de la oposición. Y desde ahí, los socialistas nos autoasignamos un rol de articuladores. Pero la falta de un diseño político eficiente y la crisis de las elecciones internas socialistas terminaron por desdibujar el rol del PS. Y hoy estamos en una suerte de tierra de nadie. Se configuró una oposición que tiene 3 ejes: la DC, que decidió jugar un rol de partido bisagra -estrategia que está en cuestión ahora que varios proyectos de ley serán revisados en el Senado y no hay coincidencia entre la mesa directiva de la DC y sus parlamentarios, sus senadores, pero ése es el diseño político de la DC-, el resto de lo que fue la NM que está como jamón del sándwich, y en tercer lugar, el FA, en cuyo interior aún conviven dos pulsiones, dos tesis, la de la colaboración y la de la sustitución.

-¿Y que tiene hoy para ofrecer el PS?

-El PS tiene un gran atributo: somos un partido que ha dado gobierno a Chile. Y que puede ofrecer gobernabilidad para el futuro. La gente no solo elige candidatos, también elige un programa, ideas que le hacen sentido a sus demandas y sueños. Pero la gente también vota porque ve en un candidato una oferta y una certeza de gobernabilidad. Una causa de nuestra derrota presidencial fue, precisamente, que durante todo el gobierno de la Presidenta Bachelet, la Nueva Mayoría hicimos todo lo que pudimos hacer para que la gente nos percibiera como una montonera y no como una coalición gobernante ordenada y sosteniendo a una Presidenta. Y eso nos pasó factura. Si alguien quiere ser gobierno en chile, no basta tener candidato o candidata, no basta que sume siglas y partidos que, teóricamente, suman muchos votos. No basta el más lindo de los programas. Hay que ser capaz de asegurarle a la gente, y hoy más que nunca, la garantía de gobernabilidad. Y ese mensaje de gobernabilidad se construye desde ahora. El PS, para articular una propuesta coherente para los ciudadanos, debe buscar entendimiento con aquellos que en estos últimos dos años ha tenido muchas más coincidencias que diferencias: el PPD, el PC y el FA.

-Landerretche decía en una entrevista hace unos días que el PS actualmente parecía estar muy cómodo en una zona de confort, un confort nacido de la certeza de la derrota. ¿Qué opina?

-No lo he leído. Pero no veo derrotismo, veo decepción y desencanto en la militancia socialista, que es distinto. Y veo a una mesa directiva sin conducción. Y ese sí que es el peor de los mundos porque el PS se desmoviliza. Por eso, vuelvo al principio de este tema de las candidaturas, estoy contento porque veo a militantes movidos por mi postulación, si mi postulación sirve, si moviliza a alguien para adherir o para estar en contra, para proponer, opinar, es bueno. Cómo no va a ser revivificador, por ejemplo, que realicemos foros presidenciales por todo Chile entre todos los que queremos ser candidatos, Landerretche, Insulza, Pacheco, yo y los que quieran, recorriendo Chile discutiendo ideas de país, qué queremos hacer con las pensiones, qué vamos a hacer con el agua, con las mineras, qué se yo. Eso le hace bien al PS y al país.

¿Ud entonces confía en que se le puede ganar a Lavín, por ejemplo?

-Yo creo que podemos ganar. Porque en Chile el progresismo es mayoría, mayoría cultural, además. Lo que hoy no tenemos y no estamos ofreciendo es un diseño para que esa mayoría se exprese políticamente y electoralmente. Y para mí eso es muy nítido: la unidad de la izquierda es la base de la unidad de la oposición. Y el PS es clave para que eso sea posible y así quedó establecido en el Congreso del PS: la unidad de la izquierda es la base de la unidad de la oposición. Y para eso el PS debe reafirmar su identidad de izquierda. Qué hizo Pedro Sánchez en España, el PSOE: Pedro Sánchez no se fue al centro. Su consigna fue “somos de izquierda”. Eso se lo dijo a Podemos. Pero también dijo al resto de ciudadanos “y somos el partido que construyó en España el Estado del Bienestar”. Y eso somos el PS en Chile. Somos la izquierda. No la única izquierda, pero somos la izquierda que ha gobernado, la que recuperó la gratuidad en educación, la izquierda que aprobó la ley de aborto y la que abrió la agenda feminista con una mujer Presidenta. Y tenemos que converger con la demás izquierda.

-¿Eso es la Plataforma Socialista anunciada hace unas semanas? ¿El puente de plata para unir a todas las izquierdas? ¿Es una plataforma para su candidatura apoyada desde el PS y desde el mundo ex PS y llegar al FA?

-Me sentiría ofendido si se leyera así. Mi candidatura es en el seno del PS y la Plataforma Socialista es un espacio que congrega a mucho más gente, militantes y no militantes, socialistas con o sin carnet. Plataforma tiene un norte, una matriz de ideas y de acción que comparto y suscribo, pero no es una plataforma para ninguna candidatura presidencial. A diferencia de lo que ocurrió en España, eso sí, no queremos fagocitar a Podemos, en el caso de Chile, fagocitar o acorralar al FA. Queremos convergencia, una convergencia programática sustantiva. Dos años de ejercicio parlamentario nos permiten saber cuál es la sintonía fina legislativa con ellos. Tenemos que construir un camino común de confianzas y entendimientos esenciales para disputar con posibilidades una elección presidencial. No nos da, al país no le da, para soportar una nueva versión de la Nueva Mayoría. Eso sería decirle a la gente que no estamos en condiciones de ser gobierno.

Crear una plataforma donde hay una parte –la disidencia- del PS, ex socialistas y gente de identidad socialista, y que apuestan por unir la izquierda con el FA y el PC, ¿no es reeditar el PS Almeyda y el PS Núñez en versión 2020?

-Juajaja. Ehhhh, no va a ser así. Los dilemas se parecen Pero en los hechos, no se conocen las definiciones en este sentido de la actual directiva. Ignoro cuál es el diseño político del PS `para todos estos temas que hablamos. No es una crítica, es un dato.

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-Estamos a dos años de las presidenciales. La única presidenciable que en verdad es mencionada en encuestas es Beatriz Sánchez. Lo normal, a esta fecha, ¿no debiera ser que la centroizquierda ya esté armando “precomando” en torno a ella?

-En algún momento en el PS se habló que teníamos que tener nuestro candidato antes de la elección municipal. Así debiese ser, porque se hace indispensable. No hay que sacar nunca del radar el golpe de credibilidad que el PS sufrió por el episodio de San Ramón y la tonta respuesta que tuvo la directiva a esa crisis. Hacer unas primarias ayudara a enmendar ese traspié. Pero además, sobre todo ahora que están renunciando militantes que aspiran a ser candidatos en las municipales, requerirán ser acompañados por figuras presidenciables. La campaña municipal de la UDI será con Lavín como paraguas, la de Evópoli con Felipe Kast, la de RN con Ossandón y Allamand, el PPD con Vidal y Heraldo muñoz, el FA a Beatriz Sánchez. En el PS estamos huérfanos.

El PS y el narco: disparando un misil

-¿Por qué, con una tasa de delincuencia disparada, cifras de desempleo que suben, cifras de crecimiento a la baja, crisis de las pensiones y de salud en expansión, el oficialismo dividido, JAK tratando de reventar la derecha, el PS elige este preciso momento –que sería EL momento deseado por cualquier oposición- para esta fragmentación y orfandad?

-No es algo que se elija. La situación del PS venía larvándose hace años. Se agudizó por una conducción especialmente débil, verticalista y poco deliberante y estalló en unas elecciones donde se vieron las peores cosas de la política: la infiltración del narcotráfico en el padrón de una comuna y el clientelismo que asfixia la voluntad de los militantes. Esta crisis era inevitable

-¿Era inevitable? Ud estuvo en todos los matinales haciendo la denuncia sobre el narcotráfico. ¿No fue eso un misilazo bajo la línea de flotación no ya de la directiva, sino del PS mismo?

-Esa crítica ya me la han hecho. Pero en esa crítica plantea que, siendo muy grave lo que pasó en San Ramón, más grave es denunciarlo. Eso no puede ser. Es como plantear que la política debe esconder sus yayitas. La denuncia sobre padrones abultados en San Ramón y El Bosque ya la hice el 2010. El 2019 nada había cambiado, no se había hecho nada por resolverlo.. Quiero volver al tema de qué es ser una izquierda moderna. Así como nos cuesta hacer propuestas serias sobre crecimiento económico, nos cuesta articular una política seria sobre seguridad ciudadana y contra el narcotráfico. Y poder hacer eso es vital. Veo en mi distrito cómo el narco está corroyendo la base social. Fue en mi distrito donde los vecinos hicieron justicia por su cuenta y quemaron una casa de narcotraficantes; fue en mi distrito que anteayer balearon a un dirigente social. ¿Qué hace la izquierda, qué propone el PS frente a algo que es hoy el principal factor que afecta la tranquilidad, la seguridad, la calidad de vida de los vecinos de los sectores más vulnerables? Se supone que nuestra vocación socialista es atender los problemas de los sectores sociales más vulnerables ¿y el problema del narco no nos dice nada? Eso es lo que más daño le ha infligido al PS. Al no actuar con energía frente al tema narco en San Ramón, que se generó una falla geológica en el PS. Y Cecilia Pérez intentó dinamitarnos con eso. Le salió el tiro por la culata porque hizo una denuncia al voleo, pero lo que intentó fue anular la acción y legitimidad del PS, así, en global.

-¿Ha hablado de esto con Maite Orsini? Ella hizo algo parecido: después de que habló Díaz, después de Cecilia Pérez, como que se subentiende que ella intentó subirse al carro de acusaciones sobre el PS, ¿No?

-No he hablado con ella. Me pareció pésimo y lo dije. Si uno no tiene antecedentes no se hacen acusaciones al voleo sobre éste y cualquier otro tema que encierre delitos. Eso daña la democracia. Cometió un error y me alegro que haya intentado rectificarlo. Aunque no creo que ella haya querido atacar al PS, que ese haya sido su ánimo. Hemos trabajado muy bien como bancada socialista con ella, en la acusación constitucional, por ejemplo.

-¿Y qué propondría usted, como izquierda moderna que aspira a encarnar, como política de seguridad y contra el narco?

-Creo, sin complejos, que hay que hacer una fuerza de élite de las policías. Realmente de élite, como la DEA. Además, hoy estamos levantando una bancada transversal de Chile Sin Armas que plantea un cambio radical en política de manejo de armas en Chile: estamos en contra de lo firmado en un Protocolo de los senadores con el Gobierno para mejorar la legislación sobre uso de armas porque sigue permitiéndolas. Lo que hay que hacer es retirar las armas de circulación y elevar las penas por tenencia de armas. Si se va a cualquier barrio popular de Chile las cosas que más aterran a las familias son las armas, las balaceras, el narcotráfico. Pero para que una propuesta socialista sea creíble no puede haber ni una mancha en esa materia.

Política de acuerdos

-Habló de hacer acuerdos y buscar convergencia con quienes han sido los socios naturales estos dos años en el Congreso. ¿Da por excluido un acuerdo con la DC?

-Con la Acusación Constitucional la DC entró en un escenario donde va a tener que definir su ubicación en el mundo. Lo que ocurrió en el bochorno de la interpelación a Andrés Chadwick es que su estrategia de partido bisagra se agotó. Ese diseño tocó techo y estoy seguro de que la DC tendrá que entrar en un proceso de reflexión respecto de donde están. Y si pasa lo que veo que va a pasar, que el gobierno deberá revisar los términos del acuerdo con la DC en el Senado, entonces, el PS , articulado en condiciones de igualdad con las otras fuerzas progresistas, puede ser un actor mayoritario incidente. Sin afán hegemónico ni protagonismos infantiles. De igual a igual con el PPD, PC y FA. Y esa fuerza mayoritaria de oposición sí que puede incidir en la agenda del gobierno. No tiene la obligación de pactar en aquellas cosas en las que no tenemos nada en común, por ejemplo el modelo de AFP. Pero si hay proyectos donde el gobierno puede y está más llano a recoger nuestros puntos de vista. Y esos acuerdos con la izquierda serán mucho más sólidos que los que pueda conseguir con unos pocos diputados de la DC, que no se sabe si serán respaldados por los senadores del DC ni el resto de la DC. Por lo pronto, propongo que este ejercicio de convergencia lo hagamos acotado a la Cámara de Diputados. Ojalá se tradujera en una coordinación formal de corte legislativo, PS-PPD-PC-FA. Que dialogue con la DC y con el PR, pero que constituya en la Cámara un bloque de izquierda.

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-¿Para qué acotarlo a lo legislativo en la Cámara, si la campaña municipal parte en una semana o dos?

-Porque al ganado flaco no hay que apurarlo. Tenemos que ensayar esto, y al mismo tiempo ir viendo el escenario municipal. Escenario donde, oh, dilema, tampoco sabemos qué piensa hacer el PS. El FA ya resolvió formalmente que no hará pactos nacionales con ninguna fuerza distinta del FA. Y uno podría decir no hay acuerdos posibles con el FA, solo competencia. Pero también hablaron de “casos puntuales”. No dijeron cuántos. Podrían ser uno, diez, o 100. Por tanto es un terreno fértil al entendimiento y hay que aprovecharlo. Ése el mensaje que he recibido de dirigentes del FA también.

En Talca, la DC y el PS locales ya llegaron a preacuerdo municipal independientemente de las resoluciones próximas de las directivas. ¿Le seduce la propuesta municipal de Heraldo Muñoz de la “geometría variable” a la hora de llegar a acuerdos municipales en la oposición?

-Heraldo y yo compartimos ese concepto porque es un concepto que viene del mundo de las relaciones internacionales. Me hace mucho sentido, lo comparto, y además es realista. Creo que el PS tiene que cerrar un pacto para alcaldes con el PPD, el PC, el FA y los radicales si resuelven sus dilemas, porque hay radicales que también votan con el gobierno. Y la DC seguirá en su estrategia de subpacto de centro. Hay buscar pactos amplios de oposición para gobernadores y alcaldes en todo lugar que sea posible en el caso a caso. Por qué el PS no debe estar en un pacto que vaya desde Ciudadanos, a la DC y llegue al PS: porque creo que eso desdibuja la identidad de izquierda del PS. Y puede favorecer un escenario de sustitución que algunos todavía abrigan en el FA. Espero que con el FA lleguemos a colaborar, pero mientras algunos persistan en la tesis de la sustitución, el PS no puede abandonar su domicilio político histórico.

-A poco que empiece la campaña de gobernadores regionales esta idea de acuerdo PS, PC, PPD y FA ya vislumbra resultados? ¿Hay nombre de candidato de acuerdo en la V región?

-Cometeríamos un error garrafal pensar que porque la ley establece que ganará el que tenga el 40% podemos ensayar dos candidaturas de oposición en Valparaíso. La derecha es fuerte en la región. Acaba de renunciar la alcaldesa de Olmué para esa opción, son cartas altamente competitivas. Hay que hacer todo el esfuerzo posible para llevar un candidato único a gobernador. Se ha mencionado a Beatriz Sánchez, aún no sabemos si estará disponible para esa competencia. Otros han mencionado a Aldo Valle. Pero sería un error presentarse dividido a gobernador regional en la V e ir divididos a la alcaldía de Valparaíso. Si para resolver eso hay que hacer primarias, pues celebro la disposición que manifestó Jorge Sharp a ir a primarias. Nadie podría negarse a ello.

-¿Y en la Metropolitana?

-Es clave y me preocupa que no haya candidatos fuertes nuestros. El único que ha declarado intenciones en serio es Claudio Orrego. Del PS no tengo noticias. Es desolador que el PS esté tan en pañales. Por eso, también, es que se están produciendo renuncias, porque el panorama se ve difícil.

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La Izquierda Moderna

-¿Habló varias veces de una izquierda moderna, que sería una izquierda moderna en Chile?

-Para los socialistas, hablar de derechos sociales garantizados es casi de sentido común, es intuitivo, está en nuestro ADN. Conquistar mayores derechos sociales para los trabajadores y trabajadoras está en la génesis del PS. Y hemos dado prueba al país de que sabemos y podemos hacerlo. Qué es si no la gratuidad en educación superior, la recuperación de un derecho, del acceso a un derecho por la vía de eliminar la barrera económica de entrada; qué es si no la desmunicipalización, que es la restauración del deber del Estado de asegurar la calidad de educación pública para todos los niños y niños. En materia de derechos sociales tenemos un acervo. Lo nuevo es que ahora tenemos que ser capaces de hacernos cargo de desafíos del siglo XXI sobre los que no hay relato ni propuesta, o ésta es débil o insuficiente.

-Por ejemplo…

-No hemos sido capaces de desarrollar una propuesta en materia de crecimiento y generación de riqueza. Hemos hablado de generar mayor valor agregado, o salir de esta estructura económica de carácter rentista y extractivista. Pero no hemos señalado de caminos para esto. Estamos hablando de la Cuarta Revolución Industrial con la Inteligencia Artificial y la robótica a la economía y a la vida. Y lo viven hoy los supermercados que reemplazan cajeros humanos por cajeros automáticos; en la minería, donde es causal de despido la incorporación de robots; en los puertos, que cada vez requieren menos trabajadores, bancos y retail.

-Se habla de 300 o 400 millones de empleos menos al 2030…

-Eso transformará radicalmente nuestra sociedad y su sujeto histórico, los trabajadores. Hay 3 o 4 cosas urgentes que como socialistas tenemos que hacer: tener un programa de inversión en capital humano avanzado de primer nivel. Acabar con la reforma al Sence que se propone hoy. Hay que permitir que los trabajadores usen su tiempo laboral sin costo a su remuneración para que puedan formarse en competencias laborales pertinentes a los nuevos desafíos de la innovación tecnológica, incluso formarse y reconvertirse fuera del país Para eso el Estado debe poder decir a la grandes empresas “si usted pone 100, yo pongo 100” y a las Pymes “si usted pone 100, yo pongo 200”, y permitir que los trabajadores tengan un año para volver a formarse y hacer de esta llegada masiva de la inteligencia artificial en algo compatible con la sustentabilidad de los puestos de trabajo existentes para los chilenos.

Díaz agrega que esta izquierda moderna debe replantear el rol del Estado en el desarrollo económico. Pero no con la fórmula Corfo, y ni siquiera con una Corfo 2.0. Se requiere un nuevo organismo que tenga capital de riesgo, dice.

-tenemos que crear un organismo de Estado que pueda decidir y elegir caminos de desarrollo productivo, sobre todo en regiones. Que pueda decidir invertir en sectores donde crea que hay posibilidades de desarrollo significativo y de creación de puestos de trabajo, pero que son áreas que están fuera del apetito del inversionista privado chileno que solo busca las áreas de rentabilidad alta e inmediata.

“No creo en ese dogma neoliberal del Estado neutro”, agrega, y “debe ser el Estado el que invierta y desarrolle áreas productivas como la industria del litio, el cobre verde, el desarrollo de aplicaciones, el turismo. El Estado no puede seguir mirando pasivamente lo que el sector privado decida hacer porque estos años nos han demostrado que el sector privado tiene una tendencia a la ganancia inmediata y punto. No piensa en desarrollo”.

Díaz urge a tener “esa conversación sobre el crecimiento económico que la izquierda no ha tenido. Porque para atender lo urgente, que todavía hay un cúmulo de abusos e injusticias en las que no hemos avanzado –salud, vivienda, pensiones- necesitamos que el país crezca, y crezca a tasas superiores a las que está creciente. Para una izquierda moderna la economía y el crecimiento deben ser centrales en su discurso.

-¿Y en para la crisis previsional, las bajas pensiones qué sería lo adecuado para una izquierda del siglo XXI?

-Reemplazar el modelo de AFP por uno de carácter mixto, solidario y tripartito. También necesitamos un sistema solidario financiado universalmente por todos en salud. Tenemos deudas ambientales también: hay que poner un deadline para que la gran minería reemplace el agua dulce por el agua salada; la incorporación de tecnología avanzada en agricultura para disminuir el uso intensivo de agua dulce, la incorporación por ley de la obligación de incorporar reutilización de aguas grises en toda construcción de obra pública.

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