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Opinión

29 de Octubre de 2019

Columna de Leonardo Meyer: Una sencilla historia para empatizar con la clase media de Chile

Agencia Uno

"Es la realidad de una clase media que protesta sin vandalismo porque quiere y merece un Chile con mayor justicia social. Empaticemos y trabajemos para permitirlo", escribe Leonardo Meyer

Leonardo Meyer
Leonardo Meyer
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Por @LeoMeyer, cofundador de InnovaRock

6:00 Suena la alarma. Dormí mal pensando en las deudas que debo pagar para poder seguir endeudándome y así cubrir lo básico para vivir. Pero soy hombre de fe porque creo que hay algo allá arriba que, exista o no, me tiene que escuchar y contener.

6:30 Salgo del baño y mi vieja me espera con el desayuno: pan, mortadela, margarina y té. Hay huevos pero la prioridad la tienen los mas pequeños de la casa. La palta es para el fin de semana. “¿Supiste lo que le pasó al cuñado de la Maruja?”. La gente por acá está mala.

6:55 Se levantan mis dos hijos. Les dedico unos minutos para besarlos y abrazarlos ¡cuánto han crecido! este fin de semana quierosalir con ellos al Mall. Beso a mi esposa cuando me pasa la colación para hoy y salgo sin mirar atrás. Pa`delante! Me apuro. El paradero me espera.

7:00 Converso con unos amigos del barrio, comparto un pucho y nos reímos de tonteras. Devuelvo un billete que me prestaron. Llega la micro pero no alcanzo a subir. Llega otra, todos se abalanzan y me subo por atrás porque no puedo llegar tarde a la pega.

8:00 Transbordo al metro. Voy como sardina pero contento. Hoy me dan un adelanto y con eso podré pagar la cuota del refrigerador, la del crédito, la luz y me deja unas chauchas para darme vuelta hasta fin de mes. Siempre hago magia.

8:45 Me siento feliz de tener pega. Estudié otra cosa pero no encontré trabajo y tuve que reinventarme. Llevo 6 años acá con contrato y eso es un lujo. Extraño al Pancho, lo echaron por necesidades de la empresa hace un mes. El chico nuevo no habla y vive metido en su celular.

9:00 Prendo el computador y de cabeza a trabajar. Paro para hacerme un café, fumar otro pucho y llamar a mi viejita que la tengo botada. La última vez que nos vimos fuimos juntos al cementerio a ver a mi viejo. Tengo la esperanza de almorzar con ella muy pronto.

13:00 Tengo hambre y me tomo la hora de colación. Bajo al parque con doña Isabel y nos ponemos a trabajar en una idea que tenemos para emprender. No cuadran los números y mañana le daremos otra vuelta. El tiempo pasa volando. Ya me salieron las primeras canas.

14:30 A veces pienso que mis sesos se secan: repito la misma rutina a diario, como si la pantalla del computador me robara todo lo que sé y me instalara idiotez. Invento una reunión y salgo a la calle a respirar. Huele a caucho quemado y a tristeza. Le doy unas monedas al chico que toca su guitarra en la esquina.

16:00 Suena el celu. Me llama el Gon, me dice que “la cosa está mala” en su ciudad y que viaja la otra semana a Santiago a vender unos quesos. Le pregunto por mi ahijado. Me pide unas lucas para salvar el mes pero no tengo. Me pide que lo ayude a buscar una pega “en lo que sea”. Cortamos.

17:00 Vuelvo a mi cubículo y termino los pendientes. Pretendo subirme antes que termine la hora Valle del Metro a ver si llego mas temprano a casa. Mi hija mayor me quiere presentar su pololo y quiero rayarle bien la cancha. Mi niña merece un hombre respetuoso. El último pelmazo era un malacatoso de primera.

20:30 Aún sigo en la micro junto a 50 personas mas con las que competimos a ver quién tiene las ojeras más grandes. Afuera aparecen las primeras luces y ya puedo ver la plaza dónde me tengo que bajar. Paso rápido entre la basura, las piedras y el olor a marihuana. El Pochoco me ladra apenas doblo la esquina.

21:00 “Hola tío”. Jorge se llama el mequetrefe. Mi vieja le hecha más agua a la olla y lo invita a cenar. Parece buen cabro pero le creo la mitad. Es repartidor comida y dice que está juntando plata para una casa. La Romi lo mira como quisiera que me mirara a mi. El próximo año sale del liceo mi princesa.

22:00 Quise estudiar con el Rolita pero me dijo que ya lo había hecho. No quiso jugar y apenas me dio 2 partidas de Carioca. Me contó que a su mejor amigo le hacen bullying y que él quiere defenderlo. Lo abrazo fuerte. Mi señora me cuenta que al vecino lo asaltaron en el pasaje del frente y me pide que me cuide. “Está tan mala la gente”, repite.

23:00 Le doy comida al Pochoco y le acaricio la guatita. Limpio su caca, riego mi metro cuadrado de pasto y me subo al cacharro un ratito. El próximo mes espero tener platita para arreglar el motor. Me chocaron y el maldito se arrancó. El mecánico dice que con 130 lucas lo deja como nuevo.

23:30 La vieja anda cariñosa y trato de responderle, pero no puedo. Quiero pero no puedo. Me justifico explicándole que tengo que sacar unas cuentas para ordenar el adelanto que me dieron hoy. Cuadro todo, le paso unos billetes y me voy al living a ver tele. Están dando Rocky.

00:30 Me dormí en el sillón. Abro el refrigerador y saco una cerveza. Estoy cansado pero no tengo sueño. Me animo. ¡Allá voy vieja! Lavo mis dientes. Llego a la pieza pero mi señora duerme. Me tiro a su lado, pongo la alarma y examino el techo. Hay que pintarlo.

Tipo 3 ó 4 de la madrugada. Escucho al vecino roncar. Salgo al patio y me fumo otro pucho. Pienso en el terrenito que me quiero comprar. Me recrimino. Dos años sin vacaciones es demasiado. Acaricio al pochoco. Hay luna llena. Me acuesto a dormir.

6:00 Ahí está sonando la alarma otra vez. Mi vieja me besa, me acaricia. “Aféitate Julio”, me dice. Me meto al baño y lloro junto a la toalla. Se vería tan linda con el vestido que vi ayer en el centro. Se viene navidad y me prometo regalárselo. Pan. Mortadela. Margarina. Té.

Por ahora toda esta historia es ficción para mi pero es una realidad para mi hermano mayor, para algunos compañeros que tuve en la universidad y para varios amigos con los que juego pichangas. Es la realidad de una clase media que protesta sin vandalismo porque quiere y merece un Chile con mayor justicia social. Empaticemos y trabajemos para permitirlo.

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