Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Entrevistas

29 de Octubre de 2019

Raúl Zurita, poeta: “Tenemos una ventaja moral sobre el fascismo y sobre la derecha”

Recién llegado desde México, el vate se refiere al estallido social ocurrido en nuestro país durante las últimas semanas. Además, adelanta en forma exclusiva su nuevo libro, donde aborda sus años como parte del CADA. También habla sobre el documental Verás no ver, en que muestra su idea de proyectar versos en el acantilado de Pisagua.

Por

Estando en Monterrey, México, donde le tocó hacer la conferencia de clausura en la Feria del libro de esa ciudad, el poeta Raúl Zurita Canessa (1950) se enteró del estallido social que se tomó la agenda noticiosa de Chile. Entonces, pensó que no solo debía ceñirse a lo que iba, sino referirse a lo contingente. Ante la mirada del público mexicano presente, el autor de Purgatorio hizo sus primeras reflexiones apoyando el movimiento.

Luego, tomar el avión de vuelta fue complicado, “no me dejaron abordarlo por lo que estaba pasando”, cuenta. El estado de emergencia y el toque de queda limitaron la capacidad operativa del aeropuerto de Santiago, por lo que su regreso debió esperar unos días.

Ya de vuelta, y tras haber asistido a la histórica “marcha más grande de chile” portando una bandera chilena –así lo muestra una imagen suya que se viralizó en redes sociales-, Zurita, militante comunista, se da un tiempo para charlar con The Clinic sobre lo que está pasando en el país y también otras cosas que –como la poesía- van desperdigándose.

– ¿Qué piensa de las medidas anunciadas por el Presidente Piñera como Agenda social?

 -No solamente no son suficientes, sino que son hirientes. 

– ¿Esperaba que algún día Chile estallara de esta manera? con los ciudadanos reclamando contra un sistema que genera inequidad

 -Por supuesto que sí. Si alguien se hubiese tomado el tiempo de leer lo que escribían los jóvenes poetas de los 90 y 2000, todo esto estaba absolutamente anunciado. Pero vivimos en una locura en que la poesía carga con la maldición de Casandra, esa hechicera antigua que sabía absolutamente todo lo que iba a pasar, pero nadie la escucha. Mientras el poder no comprenda que lo que vimos fue una explosión maravillosa de lucha y esperanza, pero también una demoledora advertencia y no cumple con las grandes demandas que la sociedad a gritos exige, la próxima manifestación puede ser que ya ni siquiera quede algo para remediar. Son demasiadas las tensiones acumuladas al punto de que lo que está en juego es la supervivencia misma de nuestra especie. Lo único que puede salvarnos es una revolución en el sentido más nuevo y hondo que tiene esa palabra. El que sea una revolución pacífica o una revolución apocalíptica es algo que se está decidiendo ahora.

– El gobierno de manera express envió un proyecto de ley al congreso para congelar el alza de la tarifa del transporte público de la capital. ¿Es un buen comienzo?

 -Obviamente esos 30 pesos fueron la gota que colmó el vaso y que nos sirva a todos de atención la fuerza con que se colmó ese vaso, pero si creen que el problema es la gota y no el vaso, lo estallidos de los postergados que les espera a quienes detenten el poder serán infinitos. Y ese poder será finalmente destruido.

Raúl Zurita. Foto: Emilia Rothen

– Piñera habló de que “estamos en guerra”, ¿qué le parece esa afirmación?

 -Me parece no solamente torpe sino de una gran crueldad. El símbolo de él rodeado de militares declarando la guerra fuera de ser macabra es muy poco original. Es una escena que está sacada directamente del 11 de septiembre de 1973. 

– El domingo 20, en la tarde, los representantes de los tres poderes del Estado hicieron la autocrítica de que la clase política no ha sabido interpretar los reclamos de la ciudadanía. ¿Qué opina?

 -Opino que no se trata de toda la clase política, el PC y muchos parlamentarios de Frente Amplio han estado absolutamente a la altura. Creo que cuando se habla de la clase política de lo que se está hablando es de ese espectro que va desde la llamada centro izquierda a la derecha más fascista.

– ¿Tiene que renunciar Piñera?

 -Sí, Piñera dejó su secuela de muertos. Muertos que le son su responsabilidad directa. Él decidió sacar a los militares. Cuando se mata un ser humano se lo mata para siempre. No importa si fueron 20, 200 o mil, el asesinato de un solo ser humano es infinitamente más importante que un gobierno. Puesto ante la certeza de que sacar a los militares significaba muertos, él debió renunciar.

Y tu que fuiste desmembrado

Pero antes de viajar a México, Zurita se encontraba en un proyecto que verá la luz el 2020 bajo el sello Literatura Random House. Se trata de una narración donde aborda su propia experiencia como parte del CADA (Colectivo de acciones de arte) durante la dictadura. “Son algo que vengo pensando hace mucho tiempo, no es una memoria exactamente. La memoria es un registro de los hechos más o menos frío y desapasionado, como si el sujeto que fuese objeto de esa memoria no fueses tu mismo, y esto no. Es un relato que tiene como afán los años 80, el país tomado, las acciones de arte. Lo estoy prácticamente terminando”, cuenta sentado en el living de su casa, en Pedro de Valdivia norte, mirando al jardín.

– ¿Por qué volver a conversar con su pasado?

-Yo creo que si olvidamos el pasado estamos definitivamente destruidos. El pasado tiene una vigencia, piensa en todas las cosas que están pasando. Tenemos el pasado, tenemos nuestras luchas, tenemos nuestras esperanzas y no hay nada más distinto a eso que el recuerdo notarial, ¿te fijas? el recuerdo de dictador, que es precisamente una traición del pasado.

– ¿Cree que hacen falta en estos tiempos acciones como las que realizó el CADA en los 80s?

-Yo creo que cada época tiene sus momentos y a mi me impresiona muchísimo lo que está haciendo Francisco Papas Fritas, creo que es una potencia única, lo que ha hecho con los pagarés de los universitarios, lo que hizo ahora con esta cosa de la eutanasia, creo que es un gran artista de nuestro tiempo.

Raúl Zurita. Foto: Emilia Rothen

Zurita señala que otro de los motivos que lo llevó a escribir esta obra, es oponerse a lo que -acusa- un acaparamiento del legado del CADA. Esto, a raíz de la publicación del libro Archivo CADA. Astucia práctica y potencias de lo común, de Fernanda Carvajal, Paulina Varas y Jaime Vindel, donde tuvieron participación sus excompañeras. “Cuando del CADA se lo apropian dos personas eso es negacionismo”.

¿Con esas dos personas se refiere a Diamela Eltit y Lotty Rosenfeld? 

– Sí, sí. “Las Custodias propietarias”. Te roban un pedazo de tu vida, ahora, eso no me importa mucho tampoco, porque el CADA, con toda su importancia, es una parte de las cosas en las que he estado. Entiendo que hay gente que le afecta más y tengan que adueñarse mucho más de lo que puedan mostrar de la obra del CADA. Trato de ser justo, pero acciones de arte, un colectivo, ¿dónde está la propiedad ahí? Es una inconsecuencia. Bonitas las fotos, pero todo lo demás es un bodrio. Un bodrio que traiciona todos los postulados, los sueños, el vuelo que tuvo eso. Fue un tremendo vuelo, si nosotros planteamos que las acciones terminaban solamente cuando la sociedad cambiara. Se decía que a cada cual según sus necesidades, a cada cual según su aporte. Cada uno aportase lo que tenía que aportar y fuese retribuido para lo que necesitase, la sociedad sin clase. Todas estas obras son pasos y una muestra de lo que tienen que ser, y si no tiene que ser, esta obra no concluye. Por eso me siento parte de esa obra, porque todo lo que yo he soñado no está, no lo veo, al contrario.

Un avance exclusivo de este trabajo puede leerse en las páginas de este número de The Clinic. Se titula Y tu que fuiste desmembrado. “Es un adelanto que a mi me gusta. La línea es que a un tipo le cortan la cabeza, eso sucedió en una historia del pueblo mapuche, y le colgaron la cabeza en su cintura, entonces la imagen es de un padre hablándole a la cabeza, que es su hijo y ahí va apareciendo todo. Yo viví unos años en Temuco y me hice amigo de Elicura Chihuailaf, y de todos los grandes poetas mapuches, entonces yo aprendí mucho de ellos, entre eso, la base de esta historia”.

La violencia de la belleza

 – Esa fue una época bullente, a fines de los 70’s y principios de los 80´s salieron buenos libros: La poesía chilena de JL Martinez (1978), La Ciudad (79) de Gonzalo Millan, Sermones y prédicas del Cristo de Elqui (77) de Nicanor Parra, Partir de Manattan de Lihn (79); ya se conocían los poemas de Diego Maquieira, ¿qué pasó en ese tiempo?

-El golpe fue una cosa muy fuerte, y no se podía recuperar de inmediato la conciencia, esa fue la reacción feroz a la ferocidad del golpe, nosotros nos opusimos a la violencia del golpe con la violencia de la belleza. Fue una lucha por los significados, ¿cuáles eran los significados? eran la palabra patria, la palabra Chile, la palabra montaña, la palabra paisaje, los significados que le ponía el fascismo con toda su cosa militar, ¿ah?….”cantemos la gloria del triunfo marcial, que el pueblo chileno obtuvo en Yungay”, eso, todos los significados que construyeron Ercilla, Pablo Neruda, la Violeta Parra, Víctor Jara, Nicanor Parra, Gabriela Mistral, Pablo de Rokha, Vicente Huidobro, Gonzalo Rojas, y nosotros apostamos por la lucha de los significados. Si nos derrotaban también en los significados ahí no había ninguna esperanza.

-¿Y sigue esa lucha por los significados hasta hoy?

-Absolutamente, por eso todos lloramos una vez al año cuando escuchamos el último discurso de Allende, y ese es nuestro gran emblema por así decirlo, cuando más temprano que tarde de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, por su gente. Ahí está, la lucha por los significados, ¿qué pueden oponer los fascistas a eso? ¡se cayó el avión!, como decía Pinochet. Entonces, tenemos una ventaja moral sobre el fascismo y sobre la derecha, claro que la tenemos. Primero porque fuimos víctimas, segundo porque tuvimos un sueño, y ese sueño lo conseguimos teniendo esperanza, y no matamos a nadie.

-Varios personeros de derecha han tendido a relativizar esa ventaja moral…

– Es así. Tenemos ventaja moral. En sueños, en esperanza, en no haber asesinado a nadie y el discurso de Allende, ¿cómo no vamos a tener ventaja moral?, y ¿qué tienen ellos para oponer a eso? Santa María, Chacabuco, Villa Grimaldi, miles de desaparecidos en el desierto y echados al mar. O sea, es ventaja moral, ¡absoluta moral frente a ellos!

“Nada más doloroso que escribir sobre el dolor” 

Por estos días, las vitrinas de las librerías vuelven a exhibir uno de los clásicos de la obra de Raúl Zurita, el Canto a su amor desaparecido, uno de sus libros fundamentales. Original de 1985, acaba de ser reeditado por las Ediciones UDP. En este texto, le canta al dolor causado por la represión. 

-Este libro tiene una gracia de que en varios pasajes hay hablantes masculinos y femeninos, como varias voces. ¿Definiría eso como una suerte de collage de testimonios?

-Bravo, bravo, bravo, muy poca gente se ha fijado en eso. Sí. Yo no soy ni hombre ni mujer, porque es lo que mi escritura dicta, no se si habrás visto mi libro que se llama Purgatorio que al comienzo dice ‘me llamo Raquel y estoy en el oficio desde hace varios años’. Siempre fue así. No es que fija ser mujer, soy eso en ese momento, y lo creo realmente, independiente de que sea casado, tenga hijos, me haya separado, pero cuando escribo soy otro sujeto. ‘Estoy en el oficio’, las prosti antes no decían que eran prostitutas, decían ‘estoy en el oficio’. Está hablando una prostituta que se llama Raquel, y anda a tu decirme que yo en ese momento no era Raquel, ¡hasta las masas! Hay una estructura que se pretende transexual y me parece interesante porque finge ser otra cosa.

-¿Es buen momento para reeditar esta obra?

-Mira, no se, yo tiendo a pensar que Canto a su amor desaparecido, es un documentarse a si mismo. Para mi hace sentido ahora, hace sentido así, sobre todo en este momento, dios mío. Ahora, si vamos a hacer poesía, tratemos que sea lo mejor posible. Tratemos que sea muy buena, tratemos que los otros no tengan nada que oponerle, ni argumentalmente, por lo que te decía anteriormente, la superioridad moral de la izquierda, que es real. Ni tampoco la superioridad artística, no tienen. Pasarán un millón de años, no tienen a nadie.

-Así como escribió Canto a su amor desaparecido basado en los muertos de la dictadura y el desierto, ¿se presta este reciente estallido social para algún poema?

 -Escribir algo como Canto a su amor desaparecido, es una de las experiencias más dolorosas que me ha tocado experimentar en esta vida. Es tan evidente que era infinitamente mejor no haber escrito nunca ese poema porque eso significaría que los hechos que allí están narrados no habrían sucedido. Creo que no hay nada más doloroso que escribir sobre el dolor. 

Raúl Zurita. Foto: Emilia Rothen

Los versos del Canto a su amor desaparecido introducen el documental Zurita, verás no ver, de Alejandra Carmona Cannobbio. Ahí, basado en el relato de lo ocurrido en el desierto, se muestra a Zurita desarrollando la idea de proyectar versos en el acantilado de la costa de Pisagua. Para explicarlo, abre los ojos a tope, la poesía lo entusiasma y, como si estuviese recitando, se lanza: “Son 22 versos, ‘Verás un mar de piedras, verás margaritas en el mar, verás, verás. verás’, y cada vez se va haciendo más desolado, al final es ‘Verás que se va, verás no ver, y llorarás’. Entonces la idea es que con esa frase que pueden significar las cosas que tu harás en tu vida también, y finalmente…Esto se va proyectando con luz, entonces, es mucho más claro en la noche que en el día, entonces a la noche va agarrando todas sus virtudes, todas sus fuerzas. Con ‘y llorarás’ se queda pegado, ahí no sigue. Ahí llega la noche y al otro día viene el amanecer y se empieza a borrar, se empieza a borrar con la camanchaca, con la neblina, y se empieza a borrar por la luz hasta que de repente desaparece también, y cuando desparece solo quedará el ruido del mar y ese ruido es para mí la muerte, incluso la muerte personal. El eterno ruido del mar”.

Notas relacionadas