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Música

4 de Noviembre de 2019

Ismael Oddó: “De eso se trata la música al final, de acompañar los procesos sociales”

Antes que el primer pingüino saltara el torniquete, el menor de los Quilapayún proyectaba el lanzamiento de Canciones con mi viejo, un disco hecho con las grabaciones que Willy Oddó enviaba a sus familiares durante el exilio. Acompañarlo en sus canciones suponía el final de una serie de homenajes que ha rendido a la memoria de su padre. Luego, el descontento inflamó el país e Isma no ha parado de tocar en marchas, asambleas y cabildos barriales junto a improvisadas agrupaciones con músicos de su generación. De tal palo, tal cantante. El homenaje final no era la memoria sino el presente.

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Imagen de Portada: Instagram Ismael Oddó

Villa Frei, 26 de octubre. Al final del cabildo convocado por las organizaciones vecinales de la comuna que congregaron a más de mil personas, el grupo Los Evasores, conformado en esa oportunidad por Tilo González (Congreso), Felipe Ilabaca (Chancho en Piedra), Simón González, Javiera Parra, Pedro Villagra, Nano Stern, María Paz Videla e Ismael Oddó, invitan a Cristóbal Berrú, hijo del ex Inti Illimani Max Berrú, al escenario para entonar las estrofas finales de Samba Lando. Al concluir, Cristóbal le envía un saludo a su padre, uno de los fundadores del Inti, muerto en 2018 producto de un cáncer de médula. Seguido, Javiera le manda otro a Ángel Parra, fallecido también de un cáncer, pero pulmonar.

Entonces, Ismael aprovecha el momento para saludar a Willy Oddó, su padre, asesinado en noviembre de 1991 en las inmediaciones de Plaza Italia, en, como dice la crónica roja, “circunstancias no del todo aclaradas”, un leit motiv constante en la carrera de su hijo, quien ocupa su lugar en Quilapayún desde 2003. Luego, la súper banda improvisada tras el estallido del 18 de octubre interpreta El Pueblo Unido, con un largo interludio de Villagra en clarinete que le dió paso a la voz del más joven de los Quila y el coro de los asistentes a ese nublado mediodía en el Parque Ramón Cruz.

https://www.instagram.com/p/B4WI_sPp8lm/

El 7 de noviembre de este año se cumplen 28 años del asesinato de Guillermo “Willy” Oddó, una de las voces más características de Quilapayún, y por ende, del canto comprometido chileno. Ismael lo iba a conmemorar con el lanzamiento de Canciones con mi viejo, disco donde rescata las grabaciones caseras que su padre enviaba a su familia desde el exilio para cantarlas a dúo junto a él. Un trabajo que cierra los distintos homenajes que le ha hecho durante su carrera: desde ocupar su puesto en la agrupación de los ponchos negros, hasta Willy, el exilio de la voz,la obra-instalación que presentó el año pasado en el Museo de la Memoria.

Iba a presentar el disco precisamente este 7 de noviembre en el teatro Nescafé, con invitados como Manuel García, Camilo Zicavo de Moral Distraída, Álvaro Henríquez y compañeros de ruta como Camilo Salinas o Danilo Donoso. Iba a ser una puesta en escena multidisciplinaria que mezclaba proyecciones y grabaciones de la voz original de su padre. Un broche de oro a la remembranza que ha marcado sus inicios y desarrollo en la música, algo que, en sus propias palabras, era “como una necesidad interna un poco inexplicable, algo que tú necesitas. No sólo cantar con mi papá, sino darle las herramientas para que se escuche como cantaba mi viejo, como decir ‘muchachos tengo algo que contarles, este es mi viejo, así cantaba, estas son las diapositivas, estas son las imágenes, esta es una manera de ver el mundo, estos eran nuestros amigos, estos son quienes sobreviven de esa época’”.

Estaba todo encaminado para esta ceremonia, para esta celebración entre pares. Pero algo pasó entremedio. Pasó Chile.

https://www.instagram.com/p/B4SsjCyJ0Jv/

NO BASTA SÓLO EL RECUERDO

No planeó un disco, su idea original era registrar un documental sobre su padre. Como no encontró financiamiento, y aprovechando sus conocimientos de actuación decidió llevarlo al escenario como una obra-instalación que mezclara narración, las canciones y material gráfico de la época. “Me quedé con un montón de material físico tangible, con maletas de cartas. Que es toda una memoria no sólo familiar sino también de cómo uno se comunicaba con los otros. Más el ingrediente que fue el exilio de mis viejos, con la imposibilidad de verse cotidianamente con toda mi familia y establecer lazos”.

¿Cómo llegaste a los casetes con las canciones?

Los tenía mi tía Verónica Oddó, la única sobreviviente de la familia de mi padre. Ella hizo toda una carrera como actriz a partir del exilio, primero en Venezuela y luego en Buenos Aires. Hace casi 20 años atrás hizo un homenaje teatral para mi padre que se llamaba Sólo tengo una certeza, en el que recopiló los casetes, que eran una suerte de comunicación permanente entre ellos desde el 73 al 91, una comunicación fluida en la que está grabada toda la evolución de una persona durante esos años, y de su familia: el nacimiento de los hijos, la descripción de los proyectos, los asuntos más profundos y existenciales acerca del bienestar y malestar del exilio. Las preguntas que se hacen sobre el devenir, sobre lo que estaba sucediendo en Chile, sobre lo que debía hacerse. Y todo esto está intercalado con canciones. Mi papá paraba las grabaciones y le decía “te voy a cantar un tango” y ponía un disco de Edmundo Rivero y cantaba encima, con la técnica de que pudiera escucharse más que Edmundo Rivero, pero sin perder el fraseo de los tangos que además se sabía al revés y al derecho. Porque mi viejo era uno de los intérpretes chilenos más argentinos que había.

De hecho en el disco las canciones son casi todas sambas o tangos, es como un homenaje al folclor argentino

Su acercamiento a la música argentina era absoluto. Pero no era solo de él. En eso hay que ser claro: la influencia en la Nueva Canción Chilena, aparte de Violeta Parra, fueron los argentinos. O sea, todos: los Quila, Inti, Ángel Parra, tenían un vasto conocimiento de lo que hizo Atahualpa Yupanqui, Jorge Cafrune o Los Fronterizos, por ejemplo. Además de una manera de cantar muy expresiva y fuerte, con un sentido espacial muy particular. Esa influencia marcó a esa generación, y mi papá adoptó también su forma de cantar desde allí, sin imitarlos pero con una fuerte asociación con esa música.

¿Cómo seleccionaste el material que rescatarían finalmente en el disco?

Mi tía contabilizó 24 intervenciones cantadas de mi papá en los casetes y cintas que usó para su montaje. Ella hizo esa bajada y me pasó ese registro el año pasado a partir de la esta idea que tenía de cantar con mi padre. Y dije que sería fantástico subirlo al Pro Tools y se lo presenté a mi amigo de los Estudios Triana, Jorge Fortune y empezamos a escuchar. Había muchos obstáculos técnicos que vencer. Por ejemplo, las grabaciones no estaban todas en el mismo tono, como usaron grabadoras distintas no siempre tenían una velocidad constante, entonces hubo que acercar digitalmente el tono de los trozos en los que estaba cantando mi padre a un 4:40 para poder acompañarlo con instrumentos templados. Al final escogimos diez canciones, los mejores registros. Dejamos fuera el criterio más emocional y fue objetivo, con qué podíamos trabajar para escuchar a Willy Oddó cantando conmigo y poder hacer arreglos alrededor de esto, reconstruir las formas, acoplarnos rítmicamente.

https://www.instagram.com/p/B3nqhFEFFyR/

Le has dedicado casi toda tu carrera a ofrendar a tu viejo, ¿es este el cierre?

Es una etapa más que un cierre de algo. Es la materialización de un punto de inflexión con la memoria de mi viejo. Podría hacer otro disco con mi viejo, pero no existe esa necesidad de establecer una justicia en materia de vida. Siento que la justicia ya está hecha. Yo me siento tremendamente agradecido con todo lo vivido, no hubiese sido lo que soy hoy día sin la desaparición de mi viejo, sin esa violencia (…) El reciclaje de las emociones y el crecer pasa muchas veces por experiencias traumáticas que te obligan a sacar herramientas en tí o en referentes que tú consideras válidos para pararte en la vida. Y ahí te puedo citar un montón de personas que fueron y han sido fundamentales en ese andar. Desde Eduardo Carrasco, el propio Rodrigo Malbrán, mucha contención familiar, pero no solo respecto de mí. No hay solamente una historia personal, sentimos que fue como un fracaso de un sueño durante los años 90 que finalmente se recicló en otra cosa que nos hace sentirnos medio guachos del sueño de una sociedad más justa, más empática con el otro. Nos sentimos parte de eso. No necesitas haber perdido a tu padre para sentir eso.

UN ROJO AMANECER

Habían llegado a Chile tres años antes. Willy, de ser una de las voces características de Quilapayún devino gestor gestor cultural, primero en Argentina y luego, tras su regreso al país, en la Municipalidad de Santiago. Ismael estudiaba en la Alianza Francesa al igual que un puñado de hijos de exiliados. El 7 de noviembre de 1991, Willy salió a cenar con un conocido y no regresó en la noche. “Mi mamá estaba alarmadísima, teníamos la tele y la radio prendida y esperábamos llamados de familiares para saber qué había pasado, porque nadie tenía noticias. Fui yo quien descubrió en la pantalla del televisor esa imagen de páginas amarillas: una esquina alumbrada por el foco de una cámara en medio de la noche en Vicuña Mackenna con Marín, un auto que reconozco, una mano que reconozco que se asoma por una manta blanca que lo cubría. Se corta el sonido en mi memoria y luego vuelve y comprendo que a mi padre lo habían asesinado en circunstancias que no comprendo, después son los gritos de mi madre, la pena, el dolor…”

El parte policial y la bajada de los diarios consignan: Roberto Oddó, 48 años, había sido apuñalado por Carlos Pérez Montenegro, de 19 años, un travestí que comerciaba sexualmente en las inmediaciones de Plaza Italia.

https://www.instagram.com/p/B26vBqWJJqT/

Nunca creíste esa versión oficial.

Es que no imagino a mi padre alterándose por una desavenencia económica, pensando en que lo que contó este personaje fuese cierto, que es que se había subido porque lo buscó y no llegando a acuerdo económico y él dándose cuenta que no era una niña sino un chico, lo quiso bajar y él no se quiso bajar hasta que le pagara y él no le quiso pagar. Yo no me imagino a mi padre… Nadie me va a decir que mi viejo se iba a poner violento por esa situación. Yo sé quién era mi padre y su necesidad de resolver los conflictos y las discusiones siempre desde un lado súper humano, horizontal, en la comprensión, algo que siempre lo caracterizó. Es extraño que se logre encontrar un fondo a todo eso. A mí no me asusta tener que asumir que mi padre haya querido tener una aventura con una prostituta, ese no es el punto.

¿Cuál es el punto?

Para mí el punto es que una persona que cuenta 40 versiones, todas distintas la una de la otra en un interrogatorio, y cuando le preguntan por qué no contesta con la verdad, responde “por mejor”, es que ahí hay algo que esa persona está escondiendo.

Pero pagó con cárcel

Sí, pero lo liberaron y siguió trabajando tiempo después y lo entrevistaron y le dieron tribuna. En el fondo, la verdad aún no se sabe y no espero que se sepa. La memoria de mi padre no está ahí. Precisamente la razón por la cual esa fecha y ahora a 28 años de su muerte, se resignifica esa despedida, con el personaje que realmente fue.

https://www.instagram.com/p/B1fVimUlDwq/

¿Crees que hubo móvil político?

Es posible. De lo que estoy seguro es que no fue lo que la crónica roja quiso pintar, no tengo ninguna duda de eso. Ahora, ¿qué es lo que fue? no lo puedo establecer, no puedo llegar a una verdad absoluta, tangible, objetiva.

¿No siguieron con el caso?

Se cerró ahí mismo, porque los abogados no apelaron en el momento en que podían haber apelado. Nadie siguió. Mi tía Verónica fue la que se quedó con todo el juicio e hizo esta obra de la que te hablaba, en base a las contradicciones que existen en el relato del asesino de mi padre. En eso hay que ser claro y punto. Eso no tiene que molestarnos a nadie. Sospechas pueden haber, pueden existir, por supuesto. La policía política de Pinochet seguía existiendo en ese tiempo. Pero, a pesar de eso no podíamos ejercer nuestra vida cotidiana bajo el miedo, había que hacerlo no más.

Es un episodio muy doloroso y gracias a todos los años que han pasado he podido, y gracias a la inmenso amor que depositó en todo lo que hizo y cantó mi viejo dentro de Quilapayún y fuera de Quilapayún, y en el ejercicio de la amistad, la camaradería, los afectos, es eso con lo que yo me quedo y lo que quiero rescatar, porque es eso lo que no ha muerto.

También perdiste a tu mamá hace 12 años, eres un poco huérfano…

No soy tan huérfano porque nos hicimos de una familia de adopción que es toda la tribu del Quila que es muy importante hasta el día de hoy en términos profesionales y también familiares. Y también mi familia sanguínea, en que este tema es muy conversado y asumido, y bien llevado. Mi padre murió y murieron cuatro integrantes de mi familia, uno por año (N de la R: tres abuelos, su abuela paterna un mes después del asesinato de su hijo; un tío y una tía). Fueron unos años 90 bastante marcados por las pérdidas y ausencias. Esas cosas nos unieron a pesar de todo el dolor. Yo no me siento solo, al contrario, he formado mi familia, tengo dos hijos, hay personas muy importantes que fueron formadoras e importantes en mi propia construcción. No es que haya vivido desde la falta de cariño.

Mira, ayer descubrí una carta que me dejó mi viejo el año 90 después de una discusión que tuvimos en donde me dice: “sabes qué, la vida es dura pero es bella y tenis que ser fuerte y ser generoso y en los momentos en que quieres flaquear tienes que ser aún más generoso y seguir dando, seguir amando y no dejarte consumir por la pena, el resentimiento, el dolor o la ira, pese a que los puedas llegar a tocar, pero que no te conduzcan, que no se conviertan en el motor de tu vida”. Eso tu lo puedes leer, te puedes emocionar en ese momento, pero luego tienes que hacer cuerpo con todo esto y lograr que esas herramientas se conviertan en un modo de vivir en paz, en una especie de serenidad interna que te permita relacionarte con el mundo y realizar tu vida, en el mejor de los casos. Yo, pese a todo, he intentado dirigirme a esa felicidad, a esa especie de luz que hay en el ser humano. Y tratar de hacer el esfuerzo de llegar ahí.

https://www.instagram.com/p/BzmC-DLlXMy/

ABRE LA MURALLA

Sábado 2 de noviembre, Parque Juan XXIII. Ismael acaba de participar junto al show de Tikitiklip en un festival dedicado a los niños llamado Todo va a estar bien. En TV dijeron que era un acto gubernamental, pero en verdad lo organizaron las juntas de vecinos y agrupaciones que han estado generando trabajo comunitario.

Desde el 19 de octubre, cuando todo estalló, no ha parado de tocar, ya sea en marchas, asambleas o cabildos como parte de dos articulaciones de músicos: la banda Los Evasores y el combo de artistas que componen El Largo Tour. La primera agrupación nació por iniciativa de Nano Stern, quien, debido a su ligazón con juntas de vecinos de Ñuñoa, convocó a diversos músicos para hacerse presentes en estos lugares de reuniones.

Largo Tour por su parte nace tras la iniciativa del colectivo Musicxs de Chile, quienes el 23 de octubre enviaron una carta firmada por 150 artistas a La Moneda exigiendo a Sebastián Piñera el retiro del ejército de las calles. Luego organizaron una asamblea en la Universidad Academia de Humanismo Cristiano para concertar las acciones a seguir. Es un grupo mucho más grande, entre los que están Mon Laferte, Denisse Malebrán, Eli Morris, Moro González, Daniel Donoso, Benja Walker, Fabiola González “La Chinganera”, Bruno Godoy de Sinergia, Consuelo Schuster, y Vicente Cifuentes que es el articulador. Utilizan los equipos ya sea de Cifuentes o Nano Stern, y se ponen al servicio de las organizaciones sociales.

“Las carreras individuales quedan relegadas a un lado frente a la participación permanente y muy activa de los músicos para con la contención en los barrios, ese es el sentido. Abrazando además todas las demandas sociales urgentes y la necesidad de armar una asamblea constituyente para terminar con la constitución de Pinochet”.

Sus actuaciones inundan las redes sociales, ahí se les ve cantando el cancionero social chileno: desde Violeta Parra y Víctor Jara a Los Prisioneros. “Es bien orgánico, si hay un llamado siempre van a poder por lo menos 10. Todos están arriba del buque. No se trata de hacer un tour tipo Teletón, nadie está haciendo caridad, aquí la relación con las personas de los barrios a los que llegamos es horizontal, la fama de algunos se ocupa para provocar cierto interés, pero no es el rollo. El rollo tampoco es cantar las canciones de cada uno, sino canciones que puedan aportar esperanza y que entreguen ciertas luces para la gente a la que vamos a cantar. De eso se trata la música al final: de acompañar los procesos sociales”.

Tu papá combatió la dictadura con su arte y a tí te toca de nuevo cantar contra la represión…

Siempre, nosotros, los hijos de Quilapayún o Inti illimani, crecimos con eso, observamos eso. Estaba la denuncia, pero también la necesidad de mantener una vigilancia interna, una búsqueda artística que no se desvincule de nuestro tiempo, siempre con una visión más de cronista de lo que está pasando alrededor nuestro.

¿Vas a lanzar el disco con tu viejo?

Salimos recién del toque de queda, entonces volver a un estado de “normalidad” es muy difícil. Porque la energía está en otra cosa. Por supuesto que quiero lanzarlo, pero la actividad se está concentrando en entregar alegría, esperanza y fuerza a la gente. No sabemos en qué va a derivar Largo Tour, si lo vamos a convertir en algo más duradero e insertado en el tejido social. De todas formas haremos un homenaje mucho más reducido, sin grabaciones ni visuales, con una muestra más referencial de su repertorio, menos estructurado. Van a ser entre seis y 10 canciones. Será el jueves 7 en la tarde, antes que anochezca en alguna plaza de Ñuñoa, estamos viendo cuál. La idea es convocar la memoria del timbre de mi papá. Algo más formal quedará para el próximo año.

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#Canciones#Padre#Willy Oddó

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