Entre los días 18 y 26 de octubre se impuso, por primera vez desde el fin de la dictadura, el toque de queda en Santiago y otras ciudades del país. Debido a la explosión de violencia originada por el aumento de la tarifa del metro, al día 28, habían muerto 20 personas, 1.092 quedaron heridas y de ellas 546 por armas de fuego junto a 3.193 personas detenidas por la policía. De las 136 estaciones de metro de la capital, 79 fueron afectadas, 10 de ellas incendiadas junto a 5 trenes. Saquearon en el país 335 supermercados y 31 fueron incendiados, cerca de 20 autobuses quemados, al igual que muchos negocios de barrio, algunas sucursales bancarias, fábricas, farmacias y un hotel. El costo aproximado de los daños causados y robos es de alrededor dos mil millones de dólares. El 25 de octubre, 1.2 millones de personas marcharon pacíficamente en Santiago para decir basta a un sistema basado en los principios del neoliberalismo. Las masivas marchas se replicaron en las principales ciudades del país. Chile vive las complejidades de los problemas no resueltos por la política.
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