Pedro Torres Luego: “De pelusón pasé a ser patroncito”

Tenía 10 años cuando lo recogió el padre Hurtado en un zaguán vecino a la Iglesia de San Francisco. Entumecido, flaco, analfabeto, lleno de piojos, llegó al Hogar de Cristo ubicado en la calle que entonces se llamaba Chorrillos. Fuimos a Huepil, región del Biobío donde hoy vive, para reconstruir juntos su vida, que es la historia de un hombre que, con todo en contra, logró sobreponerse a la vulnerabilidad y la pobreza.