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Opinión

18 de Noviembre de 2019

[Columna] Nunca más sin nosotras: Mujeres hacia la Asamblea Constituyente

Constanza Schönhaut
Constanza Schönhaut
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Por primera vez en la historia de Chile, como ciudadanos y ciudadanas podemos ser parte activa de un proceso constituyente. Es la primera vez en Chile que como mujeres tenemos la oportunidad de ser constituyentes, de contribuir materialmente a una nueva constitución con principios feministas, democráticos y basada en Derechos Humanos. 

La primera labor para llegar a una nueva constitución democrática, es consultarle a la ciudadanía. Preguntarle si es que quiere cambiar la Constitución y a través de qué mecanismo quiere hacerlo. La legitimidad de origen del mecanismo constituyente es fundamental para el proceso y el resultado de éste. Por eso, es fundamental un plebiscito constituyente nacional y vinculante.

Como es de esperarse, la Constitución actual no permite ni plebiscitos ni Asambleas Constituyentes. Por ello, el camino para que Chile decida requiere de una modificación de la Constitución actual para habilitar estos dos mecanismos. Más allá de los números y tecnicismos, lo relevante es que para que sean posibles un plebiscito y una Asamblea Constituyente, se requiere no solo los votos de la actual oposición sino también de los diputados y senadores del oficialismo.

Esta reforma constitucional nos permitirá dar un nuevo paso en el proceso: resolver cómo queremos redactar nuestra Nueva Constitución, en lo que se ha llamado el plebiscito de entrada que se votará en abril de 2020. Es el primer espacio que como mujeres debemos tomarnos para asegurar que se imponga en las urnas la opción de una Asamblea Constituyente (Convención Constituyente se llamará en el voto), es decir, una instancia 100% electa democráticamente y para el único fin de redactar una nueva constitución.

Se ha dicho que el quórum de ⅔ nos perjudica. La verdad es que cuando partimos de una hoja en blanco para escribir la constitución, es distinto a si se estuviera reformando el texto actual en el congreso. Este quórum es también una oportunidad para evitar acuerdos conservadores y patriarcales que quieran imponerse como una mayoría sobre nosotras. En cualquier caso, pensemos en grande, trabajemos por una alianza social y feminista de ⅔ que nos permita una posición favorable en el proceso constituyente. 

Ahora bien, durante los próximos meses seguirán afinándose las reglas del juego de la instancia constituyente, y en esto como mujeres y feministas tenemos una segunda labor. Debemos exigir reformas a la legislación actual para que haya paridad de género en la integración de la AC, para que hayan cupos reservados a pueblos originarios y tribales, para que podamos postularnos no solo a través de los partidos políticos, sino desde nuestras propias organizaciones. Nuestra Asamblea Constituyente no puede terminar siendo una réplica del congreso actual.

Y para contribuir que sea una instancia representativa de la diversidad de mujeres que habitan el territorio, y expresiva también de las luchas feministas que hemos dado durante tantas décadas, debemos tomarnos la Asamblea Constituyente con la mayor unidad posible. Levantar candidaturas, disputar en los partidos y presentar nuestras propias listas, copar los espacios. Esto, al tiempo de avanzar en principios y lineamientos comunes de una constitución feministas que podamos empujar de forma conjunta, desde adentro y desde afuera, desde el diálogo y la manifestación, desde los partidos y la organización social.

Finalmente, después de 9 o 12 meses, deberemos ratificar en un plebiscito de salida la propuesta emanada de la instancia constituyente. Ahí nos jugaremos el último ejercicio de legitimidad democrática de la nueva constitución, abriendo paso definitivo a un nuevo ciclo histórico de nuestro país. Debemos trabajar para que esa sea también nuestra constitución.

Hoy desde las calles se ha abierto camino hacia un nuevo Chile, de nosotras depende cómo transitarlo para que sea feminista. Nunca más sin nosotras.

*Por Constanza Schönhaut, abogada de Corporación Humanas.

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