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24 de Diciembre de 2019

Cristián Arcos y el fútbol en el 2019: El año que no terminó

Agencia UNO

Como en las calles, las demandas sociales también golpearon la puerta de nuestro balompié. Un torneo sin final en cancha, con decisiones de pasillo, abuso por parte de los grandes y manifestaciones en favor de los chicos. Un año que deja grandes incertidumbres para el 2020, cuando la Selección comience a pelear por clasificar al Mundial de Qatar.

Cristián Arcos
Cristián Arcos
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No hubo vuelta olímpica para el campeón en este 2019. Apenas una ceremonia simbólica, con entrega de Copa, con camisetas oficiales sin el sudor de un partido disputado, con las gradas desiertas. No hubo lamento en el descenso, con las lágrimas por el objetivo no alcanzado. No hubo aficionados alentando igual, porque a tu equipo lo apoyas hasta el final, en cualquier lugar donde juegue. No hubo ascenso en cancha, con la emoción del último minuto, con el canto de volveremos, volveremos. No hubo peregrinación de los devotos al estadio o a un sitio simbólico. No hubo nada de eso. Porque el fútbol chileno este año no terminó. Se tomaron decisiones para darle un cierre administrativo y reglamentario a los torneos, pero la pelota se desinfló hace rato. No solo dejó de rodar. El balón dejó de ser importante. El país entero, en su conjunto, estaba con la cabeza y la emoción en otro lado. Los jugadores comprendieron el fondo de ese estallido y se tomaron determinaciones que generaron costos incómodos, pero necesarios. Como en todo estallido, en el fútbol también vimos a varios que se aprovecharon del pánico para incluir sus propios intereses, que son personales más que colectivos.

Porque a tu equipo lo apoyas hasta el final, en cualquier lugar donde juegue.

Como en todo balance de año, nos quedamos con la imagen final. Esa evaluación parcial suele ser injusta. En este caso el fin marca demasiado el análisis, porque octubre aún no ha terminado y porque esas consecuencias repercutirán en el futuro inmediato. La selección de Chile debe jugar un Preolímpico sub 23. Lo afrontará con jugadores que no tuvieron amistosos y tampoco competencia local. Reinaldo Rueda, en una declaración extremadamente sincera, dijo que no se puede esperar demasiado de ese equipo en dicho certamen, por las razones antes expuestas. Honestidad brutal.

Qatar está muy lejos

Las clasificatorias parten el 26 de marzo del 2020. Para Chile el arranque será en el Centenario de Montevideo ante Uruguay. En toda la historia, la Roja solo consiguió un empate en esa cancha, con los últimos dos goles de Marcelo Salas y Marcelo Bielsa como entrenador. Muchos han dicho que el calendario es difícil para Chile y es cierto. Las clasificatorias sudamericanas son, lejos, las más difíciles del mundo. Todos contra todos, en clima diferentes, con potencias que se liquidan entre ellas, algo que en Europa no ocurre. En el Viejo Continente los históricos tienen casi asegurado su boleto al Mundial. Siempre hay uno o dos que se caen, como Italia y Holanda en Rusia 2018, pero en general van todos. Acá en Sudamérica sabemos que Argentina, Brasil y Uruguay están dentro casi por decreto. El resto pelea la última plaza. El fixture es difícil, además, porque la fe en la Roja no es la de antaño. Nuestros jugadores ya no son las estrellas de sus equipos, no son titulares indiscutidos y pese a ser futbolistas de calidad, su falta de competencia nos alarma. Alexis Sánchez lleva dos años malos. Vidal no es titular en Barcelona. Bravo no ataja en el Manchester City. Medel juega en un equipo chico en Italia. Solo Charles Aránguiz sigue siendo clave en su escuadra, aunque su equipo no pelea tan arriba. Y de los nuevos, Erick Pulgar es titular en la Fiorentina. El resto, en México, Argentina, Turquía o el medio local, con actuaciones intermitentes. El calendario es difícil no solo por el orden de los partidos. Es difícil por el nivel de Chile y porque el recambio es lento. Demasiado lento.

La Copa América fue correcta. Se logró entrar en el grupo de los cuatro primeros, pero no vimos nada muy nuevo, sino más bien reforzamos ciertas ideas: a Chile le falta un 9, Alexis necesita jugar, Vidal debe enfocarse, Aránguiz es un crack y Bravo es el arquero.

Concepción mostró el camino

Concepción subió de Cuarta a Tercera División, un resultado que muchos podrán calificar de modesto. Pero en el último partido, contra Limache, metió 27.800 espectadores en el estadio Ester Roa Rebolledo de Collao. Sin ningún Carabinero en el recinto. En un país quebrado, donde la epidermis estalla a la primera, en una nación donde muchos quieren normalizar el uso de la fuerza y los códigos sancionadores, el cuadro lila comenzó una cruzada que fue mucho más que deportiva. Hace poco más de tres años, Deportes Concepción fue desafiliado de la ANFP por sus enormes deudas. Los dirigentes de aquella época no pagaron ni económica ni judicialmente. El club tuvo que partir desde abajo y fueron sus hinchas quienes se organizaron para administrar pobreza. Lo hicieron. Y jugaron, contra todo y contra todos. En Primera División se suspendieron varios partidos, y luego el campeonato completo, entre otras causas por no tener efectivos disponibles para custodiar la seguridad. El último partido que intentó jugarse, entre Unión La Calera vs Deportes Iquique en un desierto estadio de La Florida, se suspendió porque un grupo de hinchas invadió la cancha. No fueron más de cinco. En las gradas casi no había público. Y no se pudo jugar. Concepción metió casi 30 mil espectadores y no pasó nada. ¿Por qué? Porque había compromiso. Compromiso de la directiva, quienes se jugaron el pellejo y un presupuesto que no tenían con tal de jugar. Compromiso de los hinchas, de no invadir la cancha, no generar destrozos que dañarían al mismo equipo que alientan. Y se pudo. Se jugó. Hubo fiesta y carnaval. Cero detenidos. Cero daños. Cero violencia. El ejemplo de Deportes Concepción, la recuperación del club por parte de sus socios, el rescate de la identidad, el relato, la épica y el compromiso, fueron una brisa refrescante en un fútbol chileno que al final del año se jugaba más en pasillos que en la cancha. Concepción nos hizo renovar la fe que otro fútbol y otro país es posible. Eso es mucho más importante que ganar o perder un partido de fútbol.

El modelo no se toca

El modelo no se toca, como si fuera palabra sagrada, como si todo estuviera impecable. Esta frase que podemos aplicar a la realidad del país y que despertó, precisamente, los movimientos sociales de este año, es adaptable al fútbol chileno. Porque se pueden discutir soluciones parciales, reformas importantes, pero el modelo no se toca. Se mantiene intacto.

En un Consejo de Presidentes, la inmensa mayoría de los clubes chilenos optaron por terminar el certamen y porque ningún equipo ascendiera de categoría. ¿Por qué? Para que el dinero que llega por el Canal de Fútbol, el verdadero sostenedor de la mayoría de los equipos, se dividiera solo en los 16 clubes que militan en la Primera División. Era imposible, según esa visión, repartir las ganancias entre 18. Lo mismo que vemos en varias esferas: el abuso de los poderosos, la incapacidad de tocar el modelo, el capitalismo salvaje por obtener una tajada más grande, atropellaba las opciones deportivas. Esta decisión despertó, al igual que en la sociedad, manifestaciones de hinchas, críticas de los futbolistas, amenazas de paro y severa crítica de los medios de comunicación. Una semana después, los mismos que votaron por mantener todo igual, dieron un paso atrás y permitieron el ascenso a la categoría de dos equipos. Al igual que en la política, el acuerdo tenía letra chica: en un período breve se volverá a jugar en Chile con 16 equipos en la Primera División.

Hay que ser justos, hubo equipos que siempre alentaron la justicia deportiva y el ascenso de los equipos. Universidad Católica, Palestino, Unión Española, votaron en todas las elecciones por jugar y permitir el ascenso. El resto, cómplices pasivos, lo que no los hace menos culpables.

En un Chile diferente, todos deben adaptarse a un 2020 imposible de predecir. El fútbol chileno tendrá que leer bien los nuevos tiempos. La propiedad de los clubes, los estatutos de la ANFP, el fútbol de pasillo. Dar paso a un juego donde vuelva a predominar la pelota.

*Cristián Arcos es periodista deportivo y conductor del podcast #EnLaB de The Clinic.

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