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Entrevistas

20 de Enero de 2020

Alberto Curamil, la resistencia como lonko desde la cárcel: “El pueblo es el único que tiene el poder para cambiar este modelo que nos perjudica a todos”

Fotografía: Sebastián Flores

Perseguido y torturado en tiempos de democracia, el lonko Alberto Curamil se mantiene firme en sus convicciones sobre la defensa del agua y los territorios, elementos sagrados para la cultura Mapuche. En conversación con The Clinic comenta su paso por la cárcel en donde fue privado de ejercer su espiritualidad, las emociones encontradas que tuvo cuando lo absolvieron y el orgullo que siente de cómo el pueblo chileno se ha sumado a esta revolución en contra del sistema.

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El territorio y la espiritualidad son dos temas esenciales en la cultura Mapuche. La conexión que tienen con la naturaleza es uno de los elementos clave para llevar adelante sus vidas. Sin embargo, durante la lucha que han mantenido por más de medio siglo ésta no siempre ha sido respetada. El lonko Alberto Curamil es una de las figuras emblemáticas de la pelea histórica por la defensa de los territorios, tarea por la que incluso fue reconocido con el Premio Medioambiental Goldman 2019 -también conocido como el Nobel Verde-, debido a la lucha que sostuvo contra de los proyectos hidroeléctricos de Alto Cautín y Doña Alicia, ambos en el cauce del Río Cautín.

Estas empresas afectarían directamente el ecosistema de la zona y al cauce de este río considerado como sagrado para la tradición Mapuche, desviando el curso de aproximadamente 500 millones de galones de agua cada día. Ante esto, Alberto se vió en la necesidad de organizar a su comunidad para defender el derecho que poseían sobre sus tierras. Tras años de organización, la pelea iniciada por el lonko y su comunidad tuvo frutos cuando en 2016 se canceló el proyecto Alto Cautín y, más tarde, en 2018 la Corte Suprema determinó la anulación de la empresa Hidroeléctrica doña Alicia S.A por ilegalidades en la evaluación ambiental presentada.

Estos triunfos del ambientalismo y su constante activismo a pesar de las amenazas y la persecución política, le valieron el Nobel Verde. No obstante, el lonko no pudo recibir de forma presencial el galardón, ya que se encontraba en prisión tras ser acusado de participar en un asalto a la Caja de Compensación de Los Héroes ubicada en la comunidad de Galvarino. El hecho ocurrido en 2018 lo mantuvo en prisión preventiva por más de un año mientras se desarrollaba la investigación, pese a las sospechas de montaje.

El 13 de diciembre de 2019 el Tribunal Oral en lo Penal de Temuco determinó de manera unánime su inocencia haciendo, según Curamil, justicia en favor de la lucha del pueblo Mapuche. “Durante el proceso, nosotros sentimos mucha impotencia debido a las gravísimas acusaciones que se nos hicieron, pero al momento de nuestra libertad, el día que se dio la absolución por nuestra lucha, obviamente la sensación emocional fue bastante fuerte”, reflexiona.

“El momento fue muy especial, sobre todo por poder ver por fin a nuestras familias, nuestros hijos. Fue un calor, un fuego que sentí dentro de mi pecho que era bastante fuerte y difícil de controlar. Sin embargo, creo que sentí un alivio cuando uno de mis compañeros que fue condenado, José Cáceres Salamanca, me da un abrazo por mi libertad”, explica agregando que gracias a eso, pudo retomar la fuerza física y psicológica del momento y darse cuenta de que con su liberación, se estaba haciendo justicia por todo el movimiento.

Luego de su liberación, Alberto Curamil se ha mantenido en un activismo constante, lo que lo llevó a presentarse en un foro abierto a la comunidad sobre la recuperación del agua y los territorios en la Universidad de Concepción, ocasión en la que conversó con The Clinic. Con una multitudinaria asistencia que esperó bajo el sol en el foro del campus universitario, el lonko inició su charla diciendo que para él era un orgullo encontrarse en libertad y que tantas personas pudieran escuchar su mensaje, en el que llamó a mantener la resistencia sobre los poderes que hoy controlan el país y afectan la vida de chilenos y mapuche.

El lonko Alberto Curamil compartiendo con jóvenes mapuche antes de su charla. Fotografía: Sebastián Flores.

Asumir el rol de lonko estando en prisión

Esta pelea por poder ejercer sus costumbres ancestrales también lo afectó mientras estuvo en prisión desde el 14 de agosto del 2018 hasta que fue liberado en diciembre del año pasado. “Es un tema bastante complicado, porque nosotros ejercemos la espiritualidad en nuestro lof  (forma de referirse a su comunidad) y cuando llegamos a la cárcel todo eso se vulnera. El ejercicio espiritual no es lo mismo”, dice el lonko Curamil, en una práctica por parte de Carabineros que ha afectado a otros comuneros que han estado en su situación.

“Se nos prohibió todo, a diferencia de otras religiones o creencias cómo católicos y evangélicos, que ellos sí podían ejercer su espiritualidad. Para nosotros como mapuche fue una lucha intensa, incluso cuatro de nuestros hermanos tuvieron que hacer huelga de hambre para que esto se pudiera ejercer. Así tratábamos de tener una vez al mes un nguillatún, pero fue complicado para nosotros porque no era lo mismo”, ya que parte esencial de estas ceremonias es realizarlas al aire libre, mientras que en la cárcel se veían obligados a realizarlas dentro de un gimnasio y bajo techo.

Los casi 16 meses en prisión fue una de las peleas más duras que le tocó sortear a Curamil, donde la familia cumplió un rol fundamental: “Para todos los que defendemos, luchamos y amamos nuestro territorio, también amamos a nuestra familia. En ese sentido, ellos cumplieron un rol muy importante, debido a que sin ellos no hubiese sido lo mismo enfrentar la prisión”.

Belén, su hija de 18 años se hizo responsable de la vocería de su padre mientras estuvo recluido. “Ella tuvo que asumir mi representación en todos los espacios que era necesario estar. Eso es súper fuerte, porque uno no prepara a sus hijos para que se hagan cargo de uno, por algo hablamos de nuestra libertad y de la vida. Y en este caso, por estar frente a enemigos que son muy poderosos, que son empresas transnacionales, hoy nos mandan a prisión y en ese sentido, obviamente que hay un sacrificio bastante grande para la familia”, reflexiona visiblemente conmovido.

Alberto Curamil hablando sobre la importancia de defender los territorios y el agua. Fotografía: Sebastián Flores.

Montaje político y persecución policial

Cuando se otorgó la absolución de los cargos que habían sido presentados en contra del lonko Curamil hubo en hecho en particular que fue clave en su liberación. El Ministerio Público en su demanda pedía 46 años de prisión, mientras que la fiscalía solicitaba 50 años, todo argumentando que durante el allanamiento hecho en la casa del lonko se encontraron varias armas que supuestamente le pertenecían. Con procedimientos llenos de irregularidades, la familia y abogados acusaban un montaje político en su contra, por lo que exigían se pudiera concretar un juicio justo.

El momento decisivo involucraba una llamada en la que se denunciaba la participación de Alberto en el asalto a la Caja de Compensación. Sin embargo, el día del juicio tras no poder vincularlo mediante pruebas de ADN a las armas o a haber estado presente en el lugar del robo, el testigo entró a la sala para reconocer a los implicados sin poder identificar a ninguno de estos. ¿Esto da cuenta de un posible montaje? El lonko es enfático en sus conclusiones: “Por supuesto”, dice.

“Los montajes y la persecución política se han venido dando desde hace años y, en ese sentido, para poder enfrentar nuestra prisión, para poder ganar esta absolución con nuestra verdad, creo que existía mucha impotencia de cómo el servicio de inteligencia policial ni siquiera supo elaborar esta mentira para poder justificar nuestra prisión. Esto deja claro que ellos presionaron a este testigo que nos habría reconocido, lo que es un hecho grave, pero nosotros estábamos claros de nuestra inocencia”, algo que aseguró desde un inicio y que le permitió salir con la frente en alto.

Bajo esta libertad recuperada, Alberto Curamil reafirma el compromiso que mantuvo en prisión para defender los territorios y se alista para continuar con la misión de recuperar estos. “Hoy existen diferentes comunidades que están en proceso de recuperación y nosotros mantenemos, en Radalco, el proceso de recuperación contra la empresa forestal Mininco, Comaco y otro particular que tiene su predio con pinos y eucaliptos, por lo tanto nuestra lucha continúa”, agregando que al día siguiente de realizada esta entrevista se sumaría a una toma de terreno, la cual se llevó a cabo en la comunidad de XegülMalliñ en Lonquimay con el traslado de ganado a estos terrenos.

Así, manteniéndose firme en su posición por la recuperación de los territorios y lo que para la comunidad significa el Küme Mogen (buen vivir), el lonko asegura que “cuando decidimos luchar, teníamos claro que íbamos a enfrentar a enemigos poderosos que tienen inversiones en diferentes países. Debido a esto, también estamos claros de que las persecuciones van a continuar mientras mantengamos esta posición de lucha. Tal vez, en el corto plazo, nos envíen de nuevo a la prisión, pero lo más importante es la vida y el territorio que nos permite vivir”, reflexiona.

Lonko Alberto Curamil. Fotografía: Sebastián Flores.

El estallido social y la representación con el pueblo Mapuche

Las movilizaciones que comenzaron el pasado 18 de octubre y que se mantienen hasta la actualidad en las calles de diversas ciudades de Chile, son motivo de orgullo para Alberto Curamil. En este sentido, ve a esta batalla como el reflejo de lo que ha sido la resistencia Mapuche por más de 500 años y entiende que el “despertar de Chile” se ha identificado con esto.

“Desde que tengo memoria siempre han existido movilizaciones, marchas de los secundarios o las de No+AFP. Sin embargo, acá estábamos atentos a los medios de comunicación cuando un grupo de estudiantes comenzó a manifestarse en las estaciones de metro”, relata respecto al momento en que se enteraron, estando en prisión, del comienzo de esta revolución social.

Asegura que para él fue sorprendente todo lo ocurrido. “Al segundo o tercer día ellos empiezan a masificar este movimiento y esa misma semana se da el estallido social. Esto para nosotros significó un orgullo y una alegría tremenda estando en prisión, porque de inmediato nos dimos cuenta que Chile se había dado por convencido de que todo este sistema neoliberal que hoy opera está dejando empobrecida a la gente. Ellos se dieron cuenta y reaccionaron para luchar contra este sistema que impera en el país. Así que para nosotros es un orgullo que hayan despertado o que se hayan manifestado, porque también creo que ellos pudieron darse cuenta de cómo el pueblo Mapuche ha estado enfrentando esta situación. Ellos son uno más y juntos creo que sí podemos lograr un cambio”, dice trazando líneas hacia el futuro.

Es por eso que entiende que se haya alzado la bandera Mapuche como símbolo de resistencia. “Nuestro pueblo ha tenido una larga lucha y hoy esta fue reconocida dentro del estallido social mostrando la Wenufoye (bandera Mapuche). Se ha visto reflejada ahí nuestra presencia y eso para nosotros es importante. Y que bueno que los chilenos reconozcan esta resistencia que los mapuche venimos dando por mucho tiempo”, menciona al respecto.

Lonko Alberto Curamil. Fotografía: Sebastián Flores.

Unidad para lograr justicia en las calles

Dentro de su vida como defensor de los territorios y el medioambiente, Alberto Curamil ha sufrido en primera persona la represión por parte de agentes del Estado y las mismas autoridades políticas. Ante esto, no le extraña la situación que se vive en las calles, ya que asegura que quienes hoy dirigen el país “son personas que tienen mucho conocimiento y mucha estrategia política, en donde están coludidos con todas las empresas, con estas inversiones extractivistas con las que saquean los territorios”.

En este sentido, agrega que estos “tienen intereses de por medio, personales, económicos y políticos, que los van a motivar a estar siempre a favor de los empresarios. Y, en ese sentido, gobierno que venga creo que va a representar el poder capital y el pueblo es el único que tiene el poder para cambiar este modelo que hoy nos perjudica a todos”.

Por último, señala que el único llamado a hacer justicia es el pueblo. “Si nosotros nos dejamos llevar por todo lo que dicen las instituciones, creo que por ahí no vamos a encontrar nada. La justicia está en la calle, en la toma de dependencias y en todos los territorios movilizados. Si no nos manifestamos na va a haber ningún tipo de justicia”, concluye.

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