Autora Chimamanda Ngozi y los cambios necesarios para un futuro feminista

Chimamanda Ngozi es una escritora nigeriana feminista que alcanzó notoriedad mundial con su charla TED “Todos deberíamos ser feministas”, que incluso fue adaptada a las páginas escritas y se transformó en un ensayo.

En el marco del Congreso Futuro 2020, la escritora inauguró la edición el pasado 13 de enero. Allí habló entre otras cosas de racismo, estereotipos y feminismo. Recordó que nunca se vio reflejada en los libros cuando era pequeña porque pensaba que alguien con su color de piel “no podía existir en la literatura”. Es por esto que señaló que el problema de la creación de estereotipos está en el desconocimiento del “otro”.

La periodista Mónica Rincón la entrevistó para CNN y allí habló desde cómo educar a niños y niñas para romper con los estereotipos y la violencia hacia la mujer, hasta el rol de las mujeres en el proceso constituyente que pronto atravesará nuestro país.

La periodista le preguntó sobre la importancia de la paridad para la redacción de la nueva Constitución a lo que Chimamanda Ngozi respondió que “creo que si las mujeres son la mitad del mundo, la mitad de Chile, entonces el liderazgo debería reflejar a la población (…) cuando tienes mujeres en el gobierno, eso invariablemente reflejará las necesidades y preocupaciones de la población femenina y eso es realmente de lo que se trata la democracia, así que es importante”.

Subrayó que con esto no quiere decir que “las mujeres vayan a hacer todo perfecto. No es que debemos tener mujeres porque las mujeres van a resolver todos los problemas”, sino que es porque somos la mitad de la población y es vital esa representación.

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Sobre sus primeras aproximaciones con el feminismo, relató que fue feminista incluso antes de saber que existía la palabra.

“Con esto no me refiero a que haya leído libros sobre feminismo o que particularmente conociera un feminismo ideológico, simplemente cuando miraba el mundo cuando era niña, sabía que a las mujeres y a los hombres no se les trataba de la misma forma. Y sabía que a las mujeres no se les daba la misma dignidad, el mismo valor que a los hombres”, relató la escritora.

“Desde niña me di cuenta que juzgamos a las mujeres y a los hombres muy distinto por el mismo comportamiento. Decimos que la mujer es agresiva, pero que el hombre es fuerte, que la mujer es manipuladora, pero que el hombre es convincente. ¡Pero es el mismo comportamiento! Entonces te das cuenta que juzgamos injustamente a las mujeres”, explicó la autora.

Sobre cómo construir un mundo diferente, libre de sexismos, discriminación y violencia de género, destaca la necesidad de criar “diferente” a niños y niñas desde cuanto antes.

“Yo tengo una hija de cuatro años y me he dado cuenta lo difícil que es, porque el mundo ya está ajustado a su forma y le damos mensajes a los niños sobre qué es lo que deberían ser. Mi hija está en preescolar y le han dicho que los camiones son para niños y las muñecas son para niñas. De ninguna forma estoy de acuerdo con esto, se les debería permitir a todos jugar con cualquier juguete que les interese. Y creo que son pequeñas cosas como esas las que deberíamos empezar a hacer temprano”.

Cuenta que cuando lleva a su hija a jugar a la plaza ve que los niños se caen y sus madres les dicen que sean fuertes y no lloren. Con esto, explica que “se limita el rango de emociones humanas y estamos criando a personas que pueden ser posiblemente violentas en el futuro”.

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“¿Por qué hay tantos hombres violentos? No sé de forma segura, pero una de mis teorías es que son criados para reprimir tantas emociones que terminan mostrándose como violencia”, reflexionó Ngozi.

También recuerda la imprescindible necesidad de cambiar la concepción de objetos que se tiene de las mujeres. “Tenemos que empezar a permitir que los niños y hombres vean a las mujeres como humanas completas, porque creo que parte del problema es que hay demasiado de nuestra cultura que hace a las mujeres parecer objetos. Entonces los hombres no las ven como iguales por completo, no son completamente humanas, son cuerpos”.

La conversación terminó con una sentida reflexión de la autora en donde hizo un llamado a las niñas pequeñas:

“Me gustaría decirles que nunca piensen que hay algo que debas hacer o no debas hacer porque eres niña (…) No pidas perdón por vivir, por ocupar espacios, por tener una opinión, por pensar, por querer vivir una vida pensante, porque te gusten los tacos y labiales, por ser quién eres, porque usualmente criamos a las niñas a ser compungidas por ocupar espacios en el mundo y es muy malo para ellas. Y a los niños pequeños les diría, por favor, llora cuando te sientas mal y recuerda que las niñas son tan humanas como tú e iguales a ti”.