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Opinión

17 de Febrero de 2020

[Columna] El Tibet, coronavirus y la coyuntura

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Patricio Torres Luque
Patricio Torres Luque
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Hasta ahora, la única región dentro de la China continental que no ha sido afectada por el coronavirus ha sido la región del Tíbet (el único caso reportado fue dado de alta). Su peculiar geografía, una meseta ubicada a más de 4000 metros de altura (la más alta del mundo, con una superficie cercana a la de Argentina), ha permitido aislar al Tíbet de la contingencia viral.

Contexto histórico

La historia del Tíbet data desde hace más de 2000 años. Un buen punto de partida para analizar el estatus del Tíbet es el siglo VII, durante la época imperial tibetana, cuando todo el país fue unificado por el emperador Songtsen Gampo.

En este periodo, la misma historia china lo describe como un estado fuerte, con el cual China era forzado a tener relaciones en posición de igualdad, hasta la invasión mongola el siglo XIII.

Antes de que China lograra reconquistar su independencia de los mongoles, el Tíbet ya se había separado del emperador yuan. En el siglo XVII, la dinastía Ming abraza el budismo tibetano, tal como lo habían hecho en su tiempo los mongoles.

A nivel político, esta dinastía no logró incorporar al Tíbet como parte del imperio, y su influencia era marginal al tiempo que los ingleses invaden brevemente esta región en el 1904.

Desde el 1911 a 1950, el Tíbet logró con éxito evitar la influencia extranjera comportándose como un estado completamente independiente hasta la invasión china el 1951, en donde el ejercito popular chino vence al ejército tibetano, imponiendo el llamado “acuerdo de 17 puntos para la liberación pacífica del Tíbet”.

Desde aquel entonces, el modelo de represión chino sobre el Tíbet abarca cuatro estrategias:

– Desviar la presión internacional: El carismático Dalai lama, líder político religioso del Tíbet en la gran mayoría de los países no recibe visita de estado, y de hacerlo, tal país se expone a sansiones e intimidación por parte de China. El único país que se atreve a desafiar tal mandato es EEUU.

– Limitar el contacto internacional: Al recorrer China, y disponiéndome a llegar al Tíbet el 2017, me sorprendió la necesidad de contar con un permiso especial para tener acceso a la zona tibetana otorgado bajo condiciones muy estrictas solo a grupos de turistas a cargo de una agencia, prohibiéndose el turismo en forma individual. Logré llegar a Shangri-La, (frontera del Tíbet) en donde la mayoría de sus habitantes pertenecen a la etnia tibetana, quienes me comentaron que se prohibía la imagen y lectura de libros del dalái lama, quejándose de las restricciones en sus libertades religiosas, además de discriminación por el uso de su idioma nativo.

–  Desarrollo económico y migración Han: La principal etnia china es la “Han” (92% de los chinos). Ante el alto crecimiento económico del Tíbet (9%), una gran migración de  chinos han, como parte de una política de estado, se han instalado a vivir en el Tíbet , generando masivas protestas por parte de los tibetanos el 2008.

– Mecanismos de vigilancia: Muchas de las técnicas represivas utilizadas con lo uygures de Xinjiang comenzaron a aplicarse mucho antes en el Tíbet para monitorear y prevenir protestas. (monitoreo directo en los monasterios, expansión policial y adoctrinamiento político)China deberá enfrentar pronto otra gran prueba: la muerte del actual dalái lama y su reencarnación. A sus 84 años, el dalai lama ha dicho que podría reencarnarse fuera de China. El partido comunista chino por otra parte se arroga el derecho de aprobar a su sucesor.El dalái lama renunció al reclamo de la independencia del Tíbet en favor de una autonomía real bajo soberanía china, y ha sido defensor de la paz y el diálogo. Sin su influencia restrictiva, el Tíbet podría radicalizarse.

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