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Música

25 de Febrero de 2020

El rap de Catana: De la periferia a lo más alto del Everest

Valentina Manzano

La MC de Cerro Navia y de origen mapuche se está preparando para su primera presentación en Lollapalooza, el próximo 27 de marzo. En 2018 lanzó su primer mini disco titulado Qween C. Su mayor hit, Ulalá, tiene un millón de reproducciones en Spotify. Se le da fácil la lingüística rápida del rap, tiene habilidad para la lírica y mezcla su relato vivencial en la periferia con samples de jazz, Kendrick Lamar e incluso escenas de la película Kill Bill. Antes de que naciera Catana, vivió un proceso de búsqueda de identidad, que inicia en su niñez, ignorando su raíz indígena. Sigue en su adolescencia cuando sin conocer de feminismo, se rebela contra el patriarcado. Y termina en su adultez, cuando decide dejar de hacer música para lograr la validación y aceptación de los hombres raperos. Lo dejó atrás e hizo lo que quiso. Nació Catana y ya no le importó más la opinión del resto.

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Una katana es una espada japonesa de casi un metro de longitud utilizada por los guerreros samurais. Puede producir heridas muy severas y por lo mismo se le considera una guillotina de mano. Es una reliquia. Su manejo es considerado un arte y tiene una potente carga histórica. Son características su certeza, fuerza y dureza de su material. Catalina Cornejo Paillamil decidió tomar esta arma y juntarla con su nombre en un juego de palabras para así crear su identidad musical: Catana, el reflejo de sus letras y forma de hacer música.

Catalina Cornejo hoy tiene 28 años, pero Catana nació en 2010. Es rapera, vegana, de Cerro Navia y de origen mapuche. Se mueve en bici y usa su pelo impecablemente peinado en un tomate pequeño. Lleva una cadena y argollas doradas. En sus uñas acrílicas rojas tiene varios anillos grandes.

En 2018 lanzó su primer mixtape titulado Qween C, que incluye siete canciones. Su mayor hit, Ulalá, tiene un millón de reproducciones en Spotify y Vice consideró su mixtape “uno de los más importantes hechos por una rapera latina en memoria reciente”. Y es que a Catana se le da fácil la lingüística rápida del rap, tiene habilidad para la lírica y mezcla su relato vivencial en la periferia con samples de jazz, Kendrick Lamar e incluso escenas de la película Kill Bill. Sin mostrarlo explícitamente, en sus canciones está presente la desigualdad social que vivió y el feminismo.

Nació en San Miguel, pero toda su infancia y adolescencia la vivió en un barrio dominado por la pasta base en Cerro Navia. Sus padres la criaron a ella, su hermano y su hermana con valores marcados. “Soy muy agradecida de mi familia y sin duda son una inspiración para mí, por el tema de la superación, el esfuerzo, el ser humilde, auténtico”, dice. Catana se daba cuenta de la vulnerabilidad en la que vivía y creció siendo consciente de ello. Reconoce la suerte que tuvo con la crianza de sus padres “Yo pude perfectamente estar fumando pasta base en mi barrio. Conozco un montón de gente con la que yo estudié o crecí que está sumergida en esa mierda. Si no hubiera tenido la suerte de que mis papás me hayan educado como me educaron y los valores que me entregaron podría haber sido un zombie más de mi barrio”. 

La calle era su vida y pasaba sus ratos jugando y compartiendo con más niños y niñas. Su infancia fue ‘bonita’, dice, pero ya de más grande reconoce las experiencias que la marcaron y terminaron por forjar su identidad personal y musical.

“Hay varias cosas que vi tal vez, pero que dentro del barrio están tan normalizadas que en ese momento no te impactan tanto. Lo más duro que he podido ver es gente que aprecié mucho, muertos por una bala loca. Un caso cercano es una compañera de infancia de mi hermana que recibió un disparo en la cabeza de una bala que no iba dirigida para ella y murió. Riñas en las que termina alguien muerto y sabes el nombre y decís ‘no puedo creer que sea esta persona’ y te da pena, rabia. Después te cuestionai si tu familia debería seguir en ese lugar o no. Definitivamente haber visto gente que yo aprecié y aprecio mucho que se desaparecieron en la droga y ahora son otras personas. Es duro”. 

Foto: Valentina Manzano

Oye quisiera tener un abrazo de mi abuela y en su regazo,

Pasar todas las penas, mirarnos a la cara,

Que no existan problemas,

Que risas de mi madre sean eternas,

Enseñar a mi sobrina a hacerse una trenza

La inspiración de Catana es su familia. En muchas de sus letras les menciona y les agradece. Su legado también está presente. Su fallecido abuelo, padre de su madre, les dejó una raíz mapuche directa. No lo alcanzó a conocer y tampoco le inculcaron cercanía con su cultura. Por su cuenta comenzó a averiguar y buscar familiares con su mismo vínculo indígena.

No se siente con el derecho de ir hasta al sur y reclamar nada, por el hecho de no haber estado con ellos en la tierra, las tradiciones y todo lo que tenga que ver con la cultura mapuche. Toma distancia y respeto. 

Lamenta la tardía conexión con su raíz. Quizás le habría servido para hacerle frente al bullying. “Por toda esa lejanía, sufrí un poco cuando chica porque me molestaban en el colegio por ser mapuche, india, por ser morena también. Uno siendo chico se avergüenza de esas cosas porque el entorno hace que te avergüence. Mi familia siempre me decía ‘no pesquís, no pasa nada’ pero a lo mejor si me hubiesen inculcado más ese sentimiento habría sido bacán, pero eso lo he ido descubriendo yo”.

“Con el tiempo me pude sentir con esa identidad más marcada pero sin duda que antes fue motivo de burla y me dio vergüenza en algún momento, pero porque era niña y lo que te dicen en el colegio te afecta todo”.

Ella es la menor y se considera la oveja negra de su familia. Siempre llevando la contra, cuestionando todo y rebelándose a lo que le imponían. A su familia le pareció una locura cuando en la adolescencia se hizo vegetariana. Les pareció una locura cuando comenzó en el mundo del rap. Y más locura aún fue cuando abandonó su trabajo en un banco de Santiago. 

A los 13 o 14 años -no recuerda bien- fue cuando comenzó a desarrollar un lado estereotípicamente masculino con el propósito de llevar la contra. Jugar “cosas de hombres” o querer andar en skate, en longboard y su gusto por el rap fueron su método de rebelión. “Para mi no hay diferencia entre juegos de niñas y juegos de niños. Si hay una mujer que anda en skate o que juega fútbol no me llama la atención, pero antes hacía todas esas cosas, que normalmente no hacían las chicas, para llevar la contra”.

De todas formas hace una autocrítica y no niega que en algún momento de su vida también tuvo conductas machistas con su propio género. “Yo creo que estoy en deconstrucción. Siento que todavía hay cosas que tengo que superar y dejar de lado, pero son las mínimas. Siento que ya puedo compartir con libertad y sentirme tranquila con el resto de las chicas, acompañar y apoyar”. 

El nombre surge como una respuesta a un proceso de divagación y buscar incesantemente la validación del mundo del rap. En sus inicios, cuando Catana aún no nacía y solo era Cat Dee, hacía música para agradarle al resto y prefería mantener una posición neutral en muchos aspectos, como la política, para no limitar la llegada de su música a más personas.

El rap es y ha sido históricamente machista. Esto afectó directamente su desarrollo musical, dice. “Los cabros se sienten con la autoridad de juzgar quién es un un buen rapero o una buena rapera, si rapea bien o rapea mal, que porque se viste así su rap es malo, si se viste asá es buena”.

Foto: Valentina Manzano

Antes de aventurarse en su carrera solista como Catana, empezó con dos grupos, con compañeros que vieron su potencial y la invitaron a participar. Eran hombres sin “ese rollo machista”. Pero esa fue la excepción a la regla. Porque cuando empezó de solista comenzó su batalla por la validación. Si no hay validación no tocas en ninguna parte, no te invitan, no te ayudan, no te pasan beats. En resumen, no te pescan. Sumado al hecho de ser mujer, su música era ‘distinta’ a lo que suena comúnmente en el rap, así que menos validación tuvo. Cuando dejó de importarle, nació Catana.

PRIMER ACERCAMIENTO A LA MÚSICA

Cuando Catana era chica, su hermano, siete años mayor que ella, hacía beatbox en la ducha, grababa temas en cassettes e incluso tenía un programa de radio en Cerro Navia de rap. La niña en su curiosidad comenzó a nutrirse y consumir todo sobre el rap y el hip hop. Los discos, cassettes y videos eran su entretención, pero todo de forma indirecta. Porque su hermano nunca la invitó a formar parte. Era una cosa de hombres.

“Siempre me sucedió fácil cantar canciones que fueran de rap de otros artistas, a nivel lingüístico rápido, después escribía en paralelo cosas y rimas personales. Cuando teníamos que hacer presentaciones en el colegio, con unos compañeros siempre hacíamos rap”.

Tiene una marcada conciencia social por su barrio de origen, pero aún así el consumismo y capitalismo penetraron su vida en un punto. Por eso el 18 de octubre, dice, marcó un antes y un después en su concepción de la vida y su persona. Dejó de preocuparse por cosas banales como volverse ‘loca’ por no saber qué ponerse para un show o por repetir la misma polera, para pasar a involucrarse en temas que recurrentemente trataba de no abordar, como la política, para que así no se limitara el acceso a su música. “Hoy soy más consciente con lo que tengo y lo que soy, no con necesidad de aspirar a cosas que no puedo adquirir y si no pudo adquirirlas no me voy a volver loca porque mi realidad no es esa y no tengo por qué venderle una realidad distinta a nadie”.

La policía cerca hostigándonos por

Nada, reprimiéndonos, pidiendo alertas,

Siempre reportes nada de estocadas, como una nube volando,

Hoy nadie me para, la sensación de crecer no es en vano

Catana ha vivido la discriminación por su origen mapuche, la desigualdad social y la brecha de género en la escena artística y musical. Con estas vivencias y el contexto actual que atraviesa el país, considera fundamental el rol que adquieren los artistas. 

“Es súper importante la postura, la actitud y lo que diga el artista porque somos personas que entregamos mensajes y creo que mi música sí entrega. Trato que no solamente sea una canción de entretenimiento. El que hace caso omiso de esto y prefiere dar vuelta la página y seguir haciendo hits que no digan nada, tal vez cuando pasen los años y vea que todo esto ocurrió y que no tomaron una postura, van a sentir un remordimiento o arrepentimiento. Si voy a decir pura basura mejor no digo nada, prefiero guardar silencio. Si voy a ignorar todo lo que está pasando y decir que voy a dar vuelta la página y seguir moviendo masas, prefiero quedarme piola”, dice.

Foto: Valentina Manzano

Desde que tomó conciencia en el 18 de octubre comenzó a utilizar su Instagram para difundir información y los casos de violencia y represión institucional que día a día comenzaron a inundar las redes. Al igual que a muchos otros artistas y cuentas informativas, a Catana le censuraron su contenido y comenzaron a borrarle publicaciones. Duda de si en algún momento tuvo su celular intervenido, pero no le sorprendería sí efectivamente fue así, “mucha gente sí lo tuvo, conversábamos entre más artistas y habían cosas raras”.

VIOLENCIA CONTRA ESTUDIANTES

El 5 de noviembre de 2019, dos alumnas menores de edad del Liceo 7 fueron heridas con perdigones cuando Carabineros de la 4° comisaría de Santiago ingresaron al establecimiento para reprimirlas. Las estudiantes intentaban tomarse el establecimiento ante lo cual la rectora llamó a los uniformados, quienes comenzaron a lanzar gases lacrimógenos desde el exterior, para luego disparar perdigones al interior. Las estudiantes debieron ser trasladadas al Hospital Barros Luco. Fueron momentos de estrés y terror.

Las alumnas finalmente sacaron adelante la toma, exigiendo la renuncia de la directora, entre otras demandas. Se organizaron y gestionaron el evento Cabras Con Voz para apoyar su toma y reunir fondos. La entrada era voluntaria desde los $1.000. Solo mujeres, sin alcohol ni humos. Estuvieron las cantantes Denise Rosenthal, Princesa Alba, Javiera Mena y las comediantes Natalia Valdebenito y Jani Dueñas. También Catana.

La violencia en contra de las niñas le dio un shot de energía aún más grande a la artista de Cerro Navia para seguir en la lucha y apañar en todos los eventos por la causa. “Te dai cuenta que los y las menores son los más comprometidos con todo esto, ellos iniciaron todo esto entonces obviamente te inyecta energía y fortaleza. Fue lindo y bacán haber proyectado mi música y mi humildad, porque al fin y al cabo yo soy una revolucionaria más de la calle”.

Foto: Valentina Manzano

Si me caigo me levanto pa que sigas tú hablando de mí,

El tiempo pasa y las caídas serán duras pero debo subir,

Más alto que el Everest

Catana se considera una artista emergente aún. Como no busca hacer solo música de entretenimiento y tiene letras contestatarias todavía no suena en la radio ni aparece en televisión. Su arte se da a conocer más a través de redes sociales. 

No tiene plata, los shows son escasos, pero vive en calma con esa realidad. 

Para el 29 de febrero está organizando un show autogestionado para poder financiar el video de su canción CA, que fue grabado en 2019, en Barcelona, con la fotógrafa Inti Gajardo. El evento contará con el estreno exclusivo del trabajo audiovisual. “Todo es para financiar el trabajo que hicimos, no para enriquecerme”, dice.

Le voy a cortar la cabeza a esos putos cerdos que todo me roban,

Te juro que esto es pa mí, te juro que voy a ser free (free),

Le juro a mi mama que sí, le juro que va a ser feliz,

Y a todas esas mierdas que hablan, Catana va directo al cuello

El Festival de Viña es el fiel reflejo de eso de hacer música sin sentido y ocultar la basura bajo la alfombra, dice. De hacer creer a todo el mundo que está todo bien cuando en realidad no es así. “Dentro de mi listado de escenarios en ningún caso pienso en el Festival de Viña. Ahora no lo puedo pensar porque creo que estoy muy alejada de esa posición, pero preferiría mil veces tocar en un Coachella que tocar en un Festival de Viña”. 

Pero el Lollapalooza es distinto, dicen muchos artistas. Ese sí que está enfocado en la música y el talento. Pero a Catana igual le complica el espacio. Entra en un conflicto personal y sensaciones encontradas por su próxima presentación en el Lollapalooza, el viernes 27 de marzo.  

“Es un festival caro que igual es segregador. Está apuntado para todo el público, pero pueden acceder personas con privilegios, porque estamos hablando de entradas que son de alto costo y que actualmente podrían plantearse como la mitad de un sueldo base de un trabajador chileno. Entonces siento una sensación rara porque claramente soy de ese grupo de personas que no pudo acceder antes porque no había plata pa’ hacerlo”, explica.

Cuenta que ella misma en el pasado tuvo que acudir a revendedores a último minuto para poder ver a Kendrick Lamar, uno de sus artistas favoritos y referente en el rap. De igual forma reconoce que participar en este festival es un hito y un acontecimiento innegable en su carrera. “Es gratificante”, dice.

¿Cómo ves el panorama actual con esta tremenda brecha de género en todos los sentidos, en la música, en el rap en específico?

-Ahora la veo más corta. En general en el mundo está un poco más corta que antes. No hay que omitir el avance que las mujeres hemos logrado, porque al fin y al cabo todo lo que se ha conseguido ha sido a punta de esfuerzo de las mujeres. Creo que la brecha es un poco más corta por lo menos a nivel de festivales y cosas que se están haciendo. Los organizadores cada vez están más conscientes de que tienen que integrar mujeres y que el line up ojalá fuera 50 y 50 para que exista una igualdad. 

¿Vas a salir a marchar el 8 de marzo? 

-Sí, voy a  estar el 8 de marzo en la calle con todas las amigues apañándonos y gritando fuerte lo que queremos que ocurra. Ojalá no tengan que haber 8M todos los años para que nos escuchen y modificar cosas, conductas, leyes porque está todo dentro de un sistema patriarcal que nos afecta principalmente a nosotras en todo ámbito, laboral, estudiantil la calle, la música, el arte.

“Soy una afortunada de que todo esto esté pasando porque tengo espacios para mostrar mi música y desenvolverme como cualquier músico. El camino todavía es súper arduo y queda bastante por conseguir, por modificar, por hacer y por seguir haciendo. Desde mi parte puedo aportar con seguir haciendo música y tomando en cuenta el poder femenino y lo social también, llevar todo eso a mi estilo y plantearlo”, finaliza Catana.

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