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Reportajes

6 de Abril de 2020

El invierno se acerca: El difícil escenario para las personas en situación de calle frente al Covid-19

Foto: Agencia UNO

La pandemia del coronavirus ha dejado expuesto a uno de los grupos más vulnerables frente a la enfermedad: las personas sin techo y sin hogar. El Gobierno ya los considera "población de riesgo" y prepara una pila de medidas para prepararse ante uno de los inviernos más crudos de los que se tenga memoria. Dos expertos conversaron con The Clinic para evaluar cómo se encuentra preparado el país en esta materia.

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Impacto generó a nivel mundial la imagen de un estacionamiento que estaba siendo utilizado como dormitorio para cerca de 500 personas en situación de calle en la ciudad de Las Vegas, Estados Unidos.

¿La razón? un brote de coronavirus al interior de un albergue católico que se vio obligado a cerrar y dejar a todos ellos sin un techo para pasar la noche. Las autoridades del estado de Nevada determinaron entonces trazar líneas blancas sobre el asfalto (que apenas respetan el metro de distancia), y entregar sábanas, mantas y alfombras para que durmieran en el suelo y al aire libre.

Foto: Agencia EFE

Para enfrentar el caso en Chile, desde el Ministerio de Desarrollo Social convocaron a un comité asesor que cuenta con representantes del Minsal, Fuerzas Armadas, Unicef, diversas municipalidades y organizaciones de la sociedad civil para evaluar un plan de acción y hacer algunas definiciones para proteger a las personas en situación de calle en el país de cara al invierno.

En The Clinic le preguntamos a dos expertos en esta materia sobre cómo se está preparando Chile para la protección de las personas sin hogar y cuáles son los principales desafíos en esta materia.

POBLACIÓN DE ALTO RIESGO

Una de las primeras medidas -y más valoradas por distintas organizaciones- es declarar a las personas en situación de calle como “población de alto riesgo” en caso de contagio de Covid-19.

Para el director de integración de personas en situación de calle del Hogar de Cristo, Andrés Millar, “la realidad que afecta a las personas en situación de calle, en general respecto a cualquier tema de salud pública, siempre es crítico”.

En ese sentido, expone que existe un número importante de personas sin hogar que son adultos mayores y sufren de enfermedades crónicas. “Suele ocurrir entre las personas que tienen larga trayectoria en calle, que un grupo importante tiene daño hepático por el consumo de alcohol crónico, otros tienen enfermedades respiratorias o hipertensión arterial”.

Además, puntualiza que la esperanza de vida en personas que viven en condición de extrema pobreza tiene una diferencia de 10 años con el resto de la población. “Nosotros siempre decimos que una persona que tiene 50 o 55 años, ya podemos decir que se trata de una persona adulta mayor, por el deterioro que produce la calle”, argumenta.

La directora del proyecto Juntos en la Calle de la Comunidad de Organizaciones Solidaria (COS), Ángeles Ibáñez, concuerda e incluso propone una distancia mayor. “Está súper demostrado que el deterioro es mucho. Tenemos personas de 40 años que es como que tuvieran 60″, sostiene.

Foto: Agencia UNO

TEORÍA VS PRÁCTICA: EL DESABASTECIMIENTO

El Ministerio de Desarrollo Social ha publicado hasta ahora tres protocolos -a través del programa Noche Digna– para las personas en situación de calle. En ellos se establece una normativa muy estricta para el manejo de instituciones como albergues o casas de reposo para prevenir el contagio.

Sin embargo, Ángeles Ibáñez acusa que “desde lo teórico, me parece un muy buen protocolo. Pero el problema es cómo lo llevas a la práctica. Hay muy buenas intenciones desde el Ministerio, pero los tiempos estatales son lentos y hoy día no tenemos implementos en la sociedad civil”.

Ella reconoce que “hay una crisis de abastecimiento” y reitera que “en el papel todo está bien hecho, suena muy bien, mucho diseño, pero en la práctica hay problemas profundos. Solo esperamos que todo no llegue demasiado tarde”.

Según ella, el gran problema se suscita porque “nadie antes en calle trabajaba con mascarillas, ni con guantes, ni con alcohol gel para salir a trabajar con las personas en la vía pública. El trato era directo”.

En ese sentido, Andrés Millar sentencia que “los implementos de seguridad y de protección personal no son suficientes. Hay un desabastecimiento de eso. Es un tema generalizado no sólo para personas en situación de calle, sino también para residencias de adulto mayor y de personas con discapacidades”.

Foto: Agencia UNO

ALBERGUES, CAMAS Y EQUIPOS

El invierno sin duda es una de las mayores preocupaciones para las personas en situación de calle. El frío y las enfermedades respiratorias, sumadas a la situación de hambre provocada por las restricciones en los albergues y la merma en la generación de ingresos, se convierten en una tormenta perfecta que todos quieren evitar frente al coronavirus.

En ese sentido, el Gobierno tiene pensado adelantar el plan de invierno del 15 de mayo al 15 de abril, que implicará un aumento sustantivo en el número de camas. También un incremento de las llamadas rutas calle (que entregan alimentación, artículos de higiene, agua, abrigo e información), de rutas médicas y la creación de 22 albergues de contingencia que permiten no aglomerar tantas personas en un sólo lugar (máximo 20).

Foto: Agencia UNO

Sin embargo, ambos expertos concuerdan en que la medida no será suficiente. Por ejemplo, Millar plantea que en el mejor de los casos llegaremos a contar con seis mil camas. Sin embargo, se estima que la población total de personas en situación de calle gira en torno a las 15 mil.

En ese sentido, también plantea la complicación que surge con las literas, ya que no cumplen con el protocolo de distanciamiento social. “Han tenido que desarmarse y algunos programas se quedaron con la mitad de las camas”, señala.

Millar extrema el ejemplo y plantea la posibilidad de entregar carpas en caso de que personas no tengan donde dormir durante el invierno. “Pero tiene que ser una carpa con un buen cobertor, un buen aislante, debe ser capaz de soportar el frío y la lluvia, para que esa persona no se muera de frío o de una pulmonía”, subraya.

Por otro lado, Ibáñez agrega un factor que será clave: Los equipos de apoyo. Según ella, actualmente “ya están desgastados” con la contingencia e incluso algunos de ellos “han tenido que tomar cuarentena. Los que no están en cuarentena, están angustiados. Y los que no están angustiados, están deprimidos”.

Ella subraya que a diferencia de otros años será “imposible” abrir grandes recintos de albergues, como ocurría con el estadio Víctor Jara. En ese sentido plantea que “uno de los mayores desafíos será crear un banco con personal de relevo” que cuente con un filtro sanitario y capacitaciones para trabajar en la temática calle.

Del mismo modo, es muy enfática en señalar que “debe ser un voluntariado demasiado consciente, no me sirven los voluntarios que se sientan sensibilizados, entonces van a salir del barrio alto para ir a dar comida a La Vega, cuando en el fondo vienen de comunas que tienen concentrado el coronavirus”.

Foto: Agencia UNO

CONTROL DE CONTAGIOS

Actualmente, las organizaciones no manejan una cifra oficial de personas en situación de calle contagiadas con Covid-19. Sin embargo, Millar asegura que al menos en el Hogar de Cristo han aparecido cinco casos sospechosos, aunque tres de ellos salieron negativos.

Sin embargo, a través de los medios se han podido enterar de otros, como el fallecido de la comuna de Molina o la mujer que huyó del Hospital Las Higueras de Talcahuano, de quien también se especula está en situación de calle.

El problema del contagio en personas en situación de calle tiene dos caras, según Millar. Por un lado, porque al ser población de riesgo, este tipo de paciente podría ser muy vulnerable a la enfermedad.

Sin embargo, también ocurre un problema con la persona sin techo que da positivo pero presenta síntomas leves y su vida no está en riesgo. “No puede hacer reposo, porque no tiene hogar. Su hogar es una hospedería y podría contagiar al resto de las personas”, subraya.

En ese sentido, aplaude iniciativas como las llamadas residencias sanitarias, donde “una persona que tiene Covid-19 tiene que ser tratado por salud y tiene que ser abordado desde el punto de vista de una supervisión del tratamiento, si es que no tiene un espacio donde estar”.

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