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Actualidad

19 de Mayo de 2020

El drama de una familia que vivió un “entierro exprés”

EFE

Los hombres encargados de la sepultura, que vestían trajes de protección y máscaras bucales, no permitieron acercarse a la familia hasta que el féretro estuviera dentro de la fosa y fumigado.

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Juan Marcelino Picado Hernández, que recién cumplía los 77 años, no pudo ser despedido por sus 12 hijos. Apenas uno de ellos, y a cierta distancia, grabó con un teléfono móvil el momento en que enterraban a su padre en un camposanto en las afueras de Managua.

Envuelto en una bolsa negra fue colocado dentro de un ataúd que posteriormente fue sellado por trabajadores del Ministerio de Salud de Nicaragua, y del hospital público “Manolo Morales”, donde murió, fue trasladado directamente a un cementerio.

Los hombres encargados de la sepultura, que vestían trajes de protección y máscaras bucales, no permitieron acercarse a la familia hasta que el féretro estuviera dentro de la fosa y fumigado.

A lo lejos, con un teléfono móvil, uno de sus hijos capturaba el momento en que enterraban a su padre.

COVID-19 TRASTOCA CULTURA FÚNEBRE

Las imágenes son desgarradoras y la voz del hijo quebrado en llanto porque no pueden estar cerca para dar el último adiós a su padre.

Don Marcelino Picado murió hace una semana en la cama de un hospital público. Según la constancia de defunción, falleció por “una neumonía adquirida comunitaria grave”, el mismo diagnóstico que extienden a los fallecidos con síntomas de coronavirus en Nicaragua.

Tres horas después de fallecido fue enterrado sin su docena de hijos ni su esposa, con la que compartió 55 años de su vida.

No hubo velatorio en funeraria o en la casa de habitación, ni ceremonia. Tampoco misa con cuerpo presente. Menos un entierro tradicional en donde los familiares y amigos despiden al deudo. Fue un “entierro exprés”, un término que se ha popularizado en Nicaragua en medio de la pandemia.

“TOTALMENTE INHUMANO”

La periodista Loanny Picado, hija de don Marcelino, dijo a Efe que “es totalmente inhumano” el procedimiento que implementan las autoridades de Salud de Nicaragua con los fallecidos por “neumonía” o por COVID-19.

“Nadie merece morir de la manera que se fue mi papá, de la misma forma que han muerto todos los pacientes con supuestas “neumonías” que en realidad son fallecimientos por coronavirus”, apuntó.

Picado, que reside en Holanda y es sobreviviente del COVID-19, afirmó que sus hermanos hicieron lo posible para que su padre fuera enterrado en el camposanto que había pagado por años: Jardines del Recuerdo, ubicado en un municipio vecino de Managua, y al menos eso les fue respetado.

PESADILLA COMIENZA EN HOSPITALES

El calvario de su padre, cuenta su hija, comenzó en una clínica médica privada, donde estaba asegurado, y a donde ingresó el pasado 8 de mayo por problemas respiratorios.

Don Marcelino vivió días de terror allí. Además de haber sido aislado sin poder recibir visitas de sus hijos, fue testigo de cómo “entubaban” a otros pacientes que fallecían horas después.

Una de las doctoras que lo atendía mostró a la familia la placa: los pulmones estaban saturados de flema y debía permanecer en la sala de sospechosos de COVID-19, donde también daban la mala noticia cuando alguien moría.

Dos días después, don Marcelino, aún consciente de sus facultades, aunque delicado y asustado, pidió salir del hospital porque no quería ser “entubado” y terminar como los otros pacientes: muertos.

VENTILADORES INSUFICIENTES

Ese mismo día ingresó al hospital público con deficiencias graves respiratorias, pero al menos, a diferencia del privado, los médicos informaban a la familia el estado real de salud.

Después de presentar una leve mejoría, don Marcelino recayó, pero ese nosocomio no tenía disponible ventilador ante el elevado número de casos sospechosos con COVID-19 y murió.

“Hija, estoy bien, un poco maltratado, pero bien. Yaro (su nieto) cuídate”, fueron sus últimas palabras a través de una video llamada desde un teléfono móvil.

Según uno de los doctores, el fallecimiento pudo ser una embolia pulmonar o infarto al corazón debido a la coagulación de la sangre, la cual no le permitió que llegara oxigeno a sus órganos, una muerte fulminante, producida por el COVID-19, explicó su hija.

GOBIERNO OCULTA CIFRAS REALES

La periodista criticó al Gobierno que preside Daniel Ortega por su empeño de ocultar las cifras reales de la pandemia en Nicaragua y minimizar “el caos que hay en los centros hospitalarios”.

“Mi papá no solo fue víctima del COVID-19, también fue de la negligencia de un régimen que no se preocupa por sus ciudadanos, el único país en América que siguen sin tomar medidas para evitar la propagación del virus”, señaló.

Para Picado, el Gobierno sandinista es promotor “de la irresponsabilidad, de salidas en masa para apoyar su discurso de normalidad inexistente, ayudando a esparcir el contagio en todo el país”, y que su padre “es una de las cientos de víctimas de esta negligencia del régimen”.

“Esto es real, la pandemia está azotando el país y estamos desprotegidos”, lamentó la hija, que también criticó que les hayan “robado el luto de darle un entierro digno, de velar su cuerpo, de morir junto a sus hijos a como él quería”.

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