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Entrevistas

28 de Mayo de 2020

Eduardo Engel y su propuesta para salir de “la hora más oscura”: “No es el momento para deprimirse, es el momento para actuar”

Foto: Alejandro Olivares

Ha confrontado la verdad oficial y ya en abril dijo que había que declarar cuarentena total en Santiago. “Si lo hubiesen hecho, no tendríamos el drama que estamos viviendo hoy”, asegura el economista.

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Fue el viernes 22 de mayo que Espacio Público, un centro de pensamiento y reflexión de diversos profesionales de altísimo nivel, dijo por escrito por primera vez que se acercaba la hora más oscura. La afirmación venía respaldada de un informe con proyecciones sobre el contagio del Covid-19 y el eventual colapso de los sistema de salud. El gobierno no les dio el crédito. Al revés. El ministro Jaime Mañalich dijo que hacían magia con los números.  

Más allá de la molestia y de lo que han calificado como un “ninguneo” a su trabajo, el punto de fondo tiene que ver con la información entregada. Se advertía que en las próximas dos semanas se podría llegar hasta 120 fallecidos diarios. Eso sin contar el aumento exponencial de los contagios y el poco respeto que algunos le han otorgado a las cuarentenas. 

Días más tarde, el ministro Jaime Mañalich haría un mea culpa y le diría a los chilenos: “Las fórmulas de proyección con las que yo mismo me seduje en enero se han derrumbado como castillos de naipes”.  Y remataría diciendo que “navegamos en una suerte de oscuridad”.

Foto: Agencia Uno

Esa es la palabra que hoy permea los datos, los ánimos, la vida y la muerte de muchos chilenos. Y es en medio de esa oscuridad que The Clinic conversó con el economista Eduardo Engel, un hombre que sabe de números y estadísticas, que es parte de Espacio Público y profesor de la Universidad de Chile, y que en estos días se ha enfrentado a la verdad oficial con los informes que preparan junto a Camila Arroyo, Diego Pardow y Pablo Simonetti. 

El ex presidente del Consejo Asesor Presidencial Anti Corrupción, recuerda que  hace tan sólo un mes -el 29 de abril- el promedio diario de contagio en Chile era de 500 personas. “Hoy estamos sobre los 3.500. O sea, siete veces más. Desgraciadamente, hemos ido subiendo el número de contagiados en forma importante y esto significa que los fallecimientos van a aumentar también. Y esto se va a ver agravado por un sistema hospitalario que no da abasto. Esa es la gravedad del momento”, señala.

A veces da la impresión de que el lenguaje sobre el Covid-19 es tan técnico que resulta lejano para la gente. Si pudieras sintetizar el mensaje, ¿qué les dirías? 

-El mensaje es claro. Esto no es chiste. Es realmente dramático y estamos en una etapa en que los niveles de contagio se han disparado. Así que salgan lo menos posible. Cuídense al máximo. Este es un virus cruel. Difícil de controlar. No sólo daña a los viejos. También a la gente joven; y aunque los jóvenes muere menos, lo pasan igualmente mal y quedan con secuelas para toda la vida. Lo que hemos visto y reportado en nuestros informes es que más de la mitad de las camas UCI es gente menor de 60 años. 

“Es realmente dramático y estamos en una etapa en que los niveles de contagio se han disparado. Así que salgan lo menos posible. Cuídense al máximo. Este es un virus cruel. Difícil de controlar. No sólo daña a los viejos. También a la gente joven; y aunque los jóvenes muere menos, lo pasan igualmente mal”

Hay quienes aseguran que se perdió el control del virus. ¿Es así? ¿Cómo llegamos a esto?

-Aquí no se ha enfatizado que Chile no se ha tomado realmente en serio este virus. Hay un estudio de la Oficina Nacional de Investigación Económica (de Estados Unidos) que mostró que somos uno de los países que menos respeta las medidas de precaución para evitar el coronavirus: lavarse las manos, distanciamiento social. O sea, estamos en los últimos lugares de 58 países. Y ahí tenemos que preguntarnos qué nos pasó como país..

¿Y qué crees tú que nos pasó?

-Un tema fue que en los momentos clave el discurso del gobierno fue triunfalista y no correspondía serlo. Se adelantó en hablar de nueva normalidad cuando no estaba para nada controlada la pandemia. Habló de mesetas cuando el virus estaba creciendo. Dio un mensaje equivocado e instaló la sensación de que el riesgo había bajado. Eso, unido a una lenta capacidad para ir aprendiendo de otros países y mirando la evidencia, nos hizo daño. Varios expertos que asesoraban al gobierno, a comienzos de abril ya estaban diciendo que había que poner cuarentena en todo Santiago. 

“En los momentos clave, el discurso del gobierno fue triunfalista y no correspondía serlo. Se adelantó en hablar de nueva normalidad cuando no estaba para nada controlada la pandemia. Habló de mesetas cuando el virus estaba creciendo. Dio un mensaje equivocado e instaló la sensación de que el riesgo había bajado”

Pero en comparación con países vecinos, lo estábamos haciendo relativamente bien, ¿o no? 

-En algunas dimensiones, Chile lo estaba haciendo bien. Tuvimos una capacidad de testeo que no tenían otros países de la región. Sin embargo, una vez que el número de contagios se salió de control  y aumentó exponencialmente, eso sirvió de poco. Hoy somos el país con mayor numero de contagios tomado por millón de habitantes. Claramente, en el nivel de contagios está muy, muy mal. Es cierto que el número de muertes todavía es bajo, pero me temo que eso va a tender empeorar en las próximas semanas. 

Foto: Agencia Uno

¿El gobierno no escuchó? ¿O era realmente difícil ir avanzando en el combate del virus?

-Aunque ahora ha cambiado, la línea comunicacional del gobierno se ha traducido en que la gente percibe menos riesgo del que realmente hay. Y eso es grave. Aquí hay que poner la realidad sobre la mesa para que la gente tome conciencia real de lo que está pasando. Este es un virus cruel que requiere acciones drásticas de toda la ciudadanía. 

El ministro Mañalich cambió el tono e hizo un mea culpa. ¿Eso permite avanzar hacia una nueva estrategia sanitaria?

-Yo valoro enormemente lo que dijo el ministro. Estamos en un momento en que la mejor estrategia es la transparencia total y reconocer los errores. Hubo momentos en que el gobierno se obsesionó con estrategias que ya había evidencia de que no estaban funcionando. Y si bien es la autoridad la que decide -porque es responsable políticamente de lo que hace-, el proceso de toma de decisiones pudo ser muchísimo mejor. Ojalá que el ministro Mañalich recoja más opiniones y no solo se recurra a los expertos cuando ya tiene tomada una decisión  y quiere algún aval. 

Pero ad portas de un junio complejo, ¿hay espacio para un cambio de estrategia sanitaria?

-Sí. Lo primero es que tanto el gobierno como los ciudadanos nos tomemos en serio las cuarentenas y las medidas preventivas. Uno ve, y hay datos publicados que lo confirman, que la vida ha seguido bastante igual, sobre todo en los sectores vulnerables. Hay que generar mayor conciencia y eso requiere una campaña comunicacional de todos los liderazgos creíbles.

¿Y quiénes son esos liderazgos creíbles? Hay un problema de confianza aquí.

-Es verdad que en Chile tenemos un problema de confianza en general y con este gobierno en particular. Pero eso se resuelve buscando líderes que tengan más credibilidad que los políticos actuales. Hay que incorporar a esa gente. Y desplegar desde ya una estrategia más categórica para cumplir con las cuarentenas.

El tema es cómo conciliar las medidas sanitarias con el tema económico, que también tiene urgencia. Ya se habla de hambre en Chile.

-Obviamente, hay que asegurar que las familias de los sectores más vulnerables puedan quedarse en sus casas. Porque muchos sienten que entre morirse de hambre y morirse del virus, prefieren salir a trabajar. Por lo tanto, hay que llegar urgentemente con ingresos para esas familias.

¿Pero están pudiendo conciliar ambas estrategias a la vez?

-Mi lectura –y la hago a partir de la evidencia que hay- es que primero necesitas partir con medidas sanitarias drásticas para controlar la pandemia. Luego desarrollar un sistema de testeo potente, con test de anticuerpos que no están escasos en el mundo, para ir saliendo de las cuarentenas. Recién ahí vas a poder retomar la actividad económica. Me parece inviable hacerlo de otro modo. Lo que viene en estas semanas es un sistema hospitalario colapsado -ojalá sea por un tiempo breve-  y ya vemos que algunos hospitales están hablando de quién recibe la última cama. Esa no puede ser la nueva normalidad en Chile. 

“Hay que asegurar que las familias de los sectores más vulnerables puedan quedarse en sus casas. Porque muchos sienten que entre morirse de hambre y morirse del virus, prefieren salir a trabajar. Por lo tanto, hay que llegar urgentemente con ingresos para esas familias”

¿Abordarías lo sanitario primero?

-Si, porque el problema más urgente por lejos es el sanitario. La única forma de que podamos empezar a hablar de cómo salimos de la crisis económica es que las personas que llegan a los hospitales sean menos y tengan un ventilador mecánico.  Y, para hacernos cargo del hambre que estamos empezando a ver en varias comunas vulnerables, necesitamos que les lleguen recursos en una o dos semanas y no en dos meses. Hay que pasarle la plata a las familias a través de la cuenta RUT o de alguna forma directa. Y eso se puede complementar con las canastas. Pero las cajas no son la forma de abordar la emergencia.

Juntando los elementos sanitarios y económicos, ¿estamos un poco a la deriva? 

-No es el momento para deprimirse. Es el momento para actuar. Y voy a poner una nota optimista. Es cierto que lo que viene en las próximas dos semanas, al menos en la demanda por UCI y ventilador mecánico, la suerte ya está echada. Pero lo que pase en siguientes semanas de junio, dependerá de nosotros. O sea, para que esta hora oscura dure poco, todos los chilenos debemos cuidarnos seriamente. Si lo hacemos ahora, en 10 días más el número de contagios va a caer. 

“Mi lectura -y la hago a partir de la evidencia que hay- es que primero necesitas partir con medidas sanitarias drásticas para controlar la pandemia. Luego desarrollar un sistema de testeo potente, con test de anticuerpos que no están escasos en el mundo, para ir saliendo de las cuarentenas. Recién ahí vas a poder retomar la actividad económica”

“PUDIMOS HABERLO HECHO MEJOR”

Se habla de pobreza, de ollas comunes. Éramos uno de los países estrella de América Latina. ¿Tan frágil era nuestra posición?

-Mi análisis es distinto. Primero, ésta es la crisis sanitaria y económica más grande en un siglo. Estamos viviendo algo extremo. Y lo segundo es que pudimos haberlo hecho mucho mejor. Partimos relativamente bien en el manejo de la pandemia. No teníamos por qué terminar así. Todo abril argumentamos, basados en evidencia, que se requería una cuarentena en todo el gran Santiago. A fines de abril, cuando el número de contagios dio el primer salto, en Espacio Público nos contactamos con algunas autoridades para informales que era el momento de decretar cuarentena en toda la RM. Si lo hubiesen hecho, no tendríamos el drama que estamos viviendo hoy. Hubo decisiones poco afortunadas del gobierno. Ahora podemos cambiar la dinámica.

Foto: Agencia Uno

Y hoy, en esta fase crítica, ¿es el ministro Mañalich la persona adecuada para seguir conduciendo este proceso?

-No tengo una respuesta para esa pregunta. Si veo varios escenarios. Uno, es que el cambio de tono que ha tenido el ministro Mañalich realmente se mantenga en el tiempo y pueda ejercer un liderazgo más inclusivo. Eso sería positivo. Porque cambiar de ministro en plena crisis, no sé si sería una buena solución. Pero, si el nuevo tono del ministro no se refleja en su actuar y volvemos al mismo Mañalich de antes, quizá lo mejor sería un cambio. 

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Las cuarentenas ayudan a frenar el peak, pero afectan a los más pobres porque no pueden trabajar. ¿Cómo se logra equilibrar la salud con lo económico?

-Esto va a cambiar en las próximas semanas. Desgraciadamente, cuando empiece a morir más gente, muchos van a tomar conciencia de que esto es peligroso para ellos también. Y en ese momento, la gente hará las cuarentenas. Y si se hacen bien y somos disciplinados, podremos tener cuarentenas cortas y asegurarnos de que sean efectivas. Recién ahí podremos empezar a salir. Pero antes tendremos que tener discusiones importantes.

“Cambiar de ministro en plena crisis, no sé si sería una buena solución. Pero, si el nuevo tono del ministro no se refleja en su actuar y volvemos al mismo Mañalich de antes, quizá lo mejor sería un cambio”

¿Qué tipo de discusiones falta por tener?

-Una primera discusión es qué hacemos con la privacidad de la gente. Las estrategias exitosas para salir de la cuarentena tienen impacto sobre la privacidad y requieren que la gente esté dispuesta a suspender, al menos por un par de meses, sus condiciones de privacidad. 

¿Qué implica esa renuncia en términos concretos y cotidianos, como para hacernos una idea?

-Te doy un ejemplo. Israel ha sido un caso exitoso de manejo de la pandemia. Conozco a una persona que vive allá y que iba caminando para hacer una diligencia. Esa persona caminó por una calle que no era la habitual y su celular empezó a sonar con  unos pitos raros. Miró y era el gobierno israelí informándole que estaba en un barrio en que había muchos contagiados y que por favor buscara otro camino. Ese tipo de aplicaciones salvan muchas vidas.

O sea, ¿hay que transar o elegir entre salud y privacidad?

-Es importante tener claro que es algo excepcional y por un tiempo acotado. Pero, además, hay que tener resguardos institucionales. En ese sentido, Chile sigue siendo un país con instituciones razonablemente buenas y esto se puede hacer bien. Pero esa es una de las grandes discusiones que tenemos que tener como sociedad. 

En el estallido social la palabra central era desigualdad. Hoy es hambre, pobreza. ¿Qué nos pasó?

-Lo que pasó es que las debilidades que uno tiene como país nos terminaron pasando la cuenta de manera brutal. Primero fue Carabineros luego del estallido social, una institución que requería una reforma que ningún gobierno quiso hacer. Ahora es el Ministerio de Salud, con problemas de gestión serios desde siempre, que los gobiernos tampoco quisieron enfrentar. Pero ese análisis es para más adelante. Ahora lo dramático es que volvamos a tener hambre en Chile. Pero creo que hoy, más que lamentarnos por lo que está sucediendo, tenemos que tomar todas las medidas para que esto dure poco y salgamos rápido. Eso es lo urgente. Necesitamos una estrategia sanitaria mucho más efectiva y aprovechar estas semanas de cuarentena para prepararnos para que la salida de las cuarentenas sea segura. Las preguntas son: ¿Cómo vamos a tener un sistema de trazabilidad que detecte rápido los contagios, para no tener una segunda ola? ¿Y cómo haremos para poder volver a trabajar relativamente tranquilos en un mundo que va a ser distinto hasta que se desarrolle una vacuna? Ese es el gran desafío que tenemos por delante. Podemos transformar esta crisis en un momento de unidad nacional y avanzar en torno a una estrategia sanitaria y económica que nos permita que este triste momento -con hambre y con un alto número de fallecidos- sea lo más breve posible.

“Ahora lo dramático es que volvamos a tener hambre en Chile. Pero creo que hoy, más que lamentarnos por lo que está sucediendo, tenemos que tomar todas las medidas para que esto dure poco y salgamos rápido. Eso es lo urgente”

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