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3 de Junio de 2020Crónicas de la inmovilidad: Capítulo III
"Acá estoy yo, a 20 metros de distancia, pero en el mismo suelo: las putas me respiran la miseria de la ciudad y de ser pobres, y cuando vuelvo a sacar la cabeza, ella viene de vuelta buscándome otra vez", dice Rayén Valdebenito en este tercer capítulo de las Crónicas de la Inmovilidad, la serie producida por The Clinic y La reconquista peatonal.
¿Cómo vivimos estos días en los que no podemos transitar por la ciudad? Para unos se ha tratado de sobrevivir, de soportar la angustia de la incertidumbre; para otros de resistir en el silencio y la vulnerabilidad. Como un poco de luz ante un invierno y un futuro que amenazan, The Clinic junto a La reconquista peatonal presentan una serie de relatos audiovisuales que buscan habitar el encierro desde otro lugar y encontrar entre paredes, ventanas, pasillos o balcones, pequeños espacios de libertad.
Mira y escucha este tercer relato de Rayén Valdebenito Ortega:
“No me cuesta estar encerrada, nunca estoy sola. Primero está mi conejo, otro ser vivo que respira en mi mismo espacio y que late cerca de mí. Luego está este asunto de que soy muy divertida. Largos años de timidez adolescente me entrenaron en la lectura y visionado de tele. Me divierto sola.
Y luego están las putas y todos los pobres de Mapocho, condenados a seguir en la calle por muy cuarentena que tenga Santiago. Santiago Centro nunca deja de latir. Así que nunca estoy sola, cuando saco la cabeza para tomar aire -porque no tengo balcón- ahí está el travesti del perro y esa otra puta que parece tener problemas mentales. Me mira fijo, yo no le saco la mirada, me sigue mirando de vuelta, luego al piso y a mí de nuevo. No soy capaz de sostener esos ojos que me clavan.
Acá estoy yo, a 20 metros de distancia, pero en el mismo suelo: las putas me respiran la miseria de la ciudad y de ser pobres, y cuando vuelvo a sacar la cabeza, ella viene de vuelta buscándome otra vez. Pero yo no puedo, me gana la vergüenza y la mirada de los que morirán primero”.