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5 de Junio de 2020

Pocos, pero que llenan el corazón: los otros amigos de Bielsa

Agencia EFE
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Marcelo Bielsa estuvo por más de tres años en Chile y en ese tiempo se encantó con nuestro país. No solo le gustó la cordillera, como se veía una vez que nevaba. El loco aprendió a querer a la sociedad chilena, sus gustos, sus comidas, la gente, su cariño, su pasión, su esfuerzo. De pocos amigos, las personas que conocieron al rosarino solo tienen buenas palabras para él. Con varios se juntaba y no hablaba de fútbol. Un tipo tan obsesivo como el argentino necesitaba despejarse, dejar de pensar, aunque sea una hora de fútbol. “Fue de lo más amoroso conmigo, pero se extrañó cuando yo le dije ¡Buenas tardes! ¿Cómo es su nombre? ¿Cachay lo que le dije? él me quedó mirando y me dijo… Marcelo. Yo me llamo Nora, le dije” Así cuenta Nora Aguilera la relación que comenzó a tener con Marcelo Bielsa cuando se encargó de ser la Podóloga personal del entrenador. “Para mi es un personaje maravilloso. Nosotros teníamos la oportunidad de conversar una hora, ponte tú, como más privado. Nosotros no hablábamos de fútbol, hablábamos de familia. La de él… le gustaba saber de la mía. Nos reíamos montones. Se moría de la risa” recuerdos que una de las cercanas al entrenador guarda con cariño. Eran momentos en los que el loco era uno de los personajes más buscados por la prensa, por los hinchas, por todo aquel al que le gustara la pelota. Bielsa no era selectivo, no llevaba a su grupo de especialistas a cada país al que iba. Solamente se dejaba sorprender con la gente, escuchaba sus historias y aprendía un poco más la esencia de nuestro país. “Yo diría  que es un hombre de mucho corazón. Me tocó ver incluso cuando iba al complejo y llegaba gente con niños, parece que eran de la Teletón… y el me decía ¡Norita! ¿Me podés esperar? No hay ni un problema gran jefe le decía yo. Tranquilo… yo lo espero. Era muy cariñoso con la gente que llegaba, yo lo observaba. ¿Sabes qué? era una persona buena. Era totalmente hermético, entonces la gente decía que era un loco, pero era lo más cuerdo que hay, inteligentisimo, un tipo muy inteligente y de muy buen corazón” Así Bielsa iba mostrando su carisma y a la vez su círculo de hierro, ese que cada vez que se juntaba con el rosarino compartía con él experiencias, se daba cuenta de cómo la sociedad chilena se encantaba con su persona e intentaba descifrar la personalidad de un técnico distinto, cuya forma de trabajar ya rendía sus primeros frutos. El pueblo de este rincón de la tierra es especial, está lleno de matices, de misterios. Es una sociedad cariñosa, agradecida de quien hace crecer al país. Si uno piensa con más detención, el loco no regalaba dinero, trabajo o viviendas… solo sacaba sonrisas, suficientes para que se le recuerde como uno de los mejores elementos que han pasado por la roja. “Es un gallo bueno. Me daba la impresión que a veces llegaba gente sin avisar, pero él tenía tiempo para todos, un cariño para todos… para quererlo así como un hermano, no sé. Entre nosotros había harta confianza, era para quererlo y lo sigo apreciando a pesar de cuantos años sin saber de él…ya ni sé. Recuerdo una anécdota con él. Un día me mandó a buscar… eran como las 10 de la noche. Me dijo que al día siguiente no tenía tiempo… era muy entregado a su pega ese hombre… Yo iba a salir con unas amigas. Llegue y me quedó mirando porque estaba acostumbrado a verme en delantal. ¡Norita perdoname! ¡No se preocupe! le dije… Yo no tengo ningún perro que me ladre… Se moría de la risa. Pasó un tiempo y un día llegó al local (donde atendía) Había gente afuera, no me dejaban trabajar tranquila. Viene mi ex marido y le dice (A bielsa) ¡Sácate una foto con mi mujer! y él empezó a mirar para todos lados y dice ¿Y dónde está tu mujer? ¡La norita! (dice el ex marido) ¡Y vos no te fuiste con el perro! le dijo. Le salió muy divertido”.

UN POCO DE CINE:

Una de las cosas que a Bielsa le gusta hacer es ver películas, sobre todo del lugar donde está. En definitiva, el loco vio mucho cine chileno cuando estuvo en nuestro país, disfrutaba en sus momentos de ocio analizando distintas temáticas de la sociedad, esas que le servían para entender algún momento histórico o los hechos que marcaron a nuestra nación. El técnico también es un tipo muy político, por lo mismo se interesó por aquellas situaciones marcaron un antes y un después para los ciudadanos. Una de las obras que más disfrutó fue la película del 2007 “Fiesta Patria” una metáfora al estado social y moral de nuestro país entregando un testimonio del período que va desde el régimen militar hasta nuestros días. El director y guionista de esa obra nunca esperó que el propio entrenador lo llamara a su teléfono personal. “Me llama temprano para decirme que había visto varias veces la película, que quedó encantado y que quería encontrarse conmigo para hablar de ella y otras cosas”  parte de las declaraciones que entregó Luis Vera en algunas entrevistas que se le hicieron años atrás. Una película que para el rosarino era perfecta. Gracias a ella podía entender un poco más la realidad de este lado del continente y como el gobierno militar había afectado el pensamiento diario de todos los chilenos. “Lo invité a Valparaíso, se vino en la tarde. Estuvo en mi casa, luego fuimos a un restaurante y a partir de ahí comenzó una relación en la que conversamos mucho, de temas que tienen poco que ver con el fútbol. Le encanta lo social, lo político, la cultura, el cine… Es una persona con mucha opinión” agregá el realizador. Es más, tanta era su fascinación por las películas que el argentino se rehusaba a utilizar las nuevas herramientas tecnológicas y optaba por algo más común, un DVD por ejemplo. Ese era el trabajo del dueño del VideoClub Manquehue que en varias ocasiones consiguió películas difíciles de pillar para que el entrenador se diera un lujito, recordando clásicos o disfrutando de nuevos títulos. Como dato… en el lugar se puede ver un gran poster del Athletic de Bilbao, uno de los equipos en los que estuvo Marcelo Bielsa. Un hecho no menor e interesante en la vida del loco. En Argentina, cuentan algunas crónicas, iba constantemente al cine a ver proyectos de distinta índole. Sus cercanos dicen que esta es una práctica común que le ayuda a inspirarse y a tratar de salir un poco del trabajo diario.

En algún momento de su periodo en la roja se escribió sobre el estilo particular del loco. Esta preferencia a vivir en Juan Pinto durán, alejado del centro, de los restoranes, del tumulto. A nuestro ex entrenador le gustaba la vida de barrio. Los que tenían más suerte podían verlo caminando a la feria los fines de semana, conversando con los locatarios, explicando sus ideas y reafirmando este buen corazón que tenía. Bielsa nunca fue de eventos masivos, pero le gustaba la gente, le gustaba el cariño, la cercanía. Podía quedarse horas con ellos. Si le caías bien tenías asegurado un tiempo de diversión, recuerdos y análisis. Así lo hizo con el rubro culinario. ¿A quién no le gusta comer rico? Nuestro protagonista no era la excepción.

MI ESTÓMAGO LO AGRADECE, PERO MI SOBREPESO NO.

Esta fue una de las frases que Marcelo Bielsa le dedicó a la dueña de una pastelería de Ñuñoa, de nombre Hidelgard. El loco fue personalmente al lugar para agradecer “Las especialidades de la casa” que le habían mandado a Juan Pinto Durán. Muchos no creerán que el DT era un goloso de aquellos, seco para los dulces. Cuando recibió la canasta, cuentan que consiguió el número de la dueña, que él mismo la llamó y que al otro día estaba en el lugar lo más camuflado posible para pasar desapercibido y agradecer el gesto, claro, con algunos regalos también de su parte. “Me daba las gracias por los regalos y me decía que su estómago lo agradecía, pero su sobrepeso, no. Fue muy tierno, amoroso y muy caballero” relató en su momento la dueña del local. No era la única a la que visitaba el argentino. Conocido en el medio futbolístico es el chef Javier Pascual, que desde la época de Luis Santibáñez seducía el paladar de los seleccionados. El rumor llegó al bunker de la roja y quisieron probarlas. Escribiendo este artículo me pongo a pensar en los cercanos a Bielsa, como cada día llegaban a Juan Pinto Durán preguntándose con qué los sorprendería el rosarino, una comida, un DVD, en fin… Ahí partieron y le consiguieron el contacto. Tomó el teléfono, se comunicó y probó las dichas paellas. Todo un éxito según se comentaba en aquellos años. El Bar Liguria de Manuel Montt era otro de los espacios donde el técnico se dejaba ver. Atendido como el mejor cliente, incluso con descuentos que rechazaba señalando que no era necesario ese tipo de detalles. En el lugar no perdonaba. Un sándwich era parte de sus platos preferidos. La comida italiana también era parte de su menú y ahí la Signora en Bellavista era uno de sus lugares preferidos. Su forma de elegir, de conversar con la gente era tan especial, que en algunas ocasiones recorría en bicicleta algunos sectores. Si le gustaba el entorno, si le gustaba el diseño del restaurante, se bajaba y entraba a conversar con sus dueños, los que en ese tiempo no podían creer lo que estaba pasando. Esa fue la experiencia que vivió el dueño de una verdurería en Villa el Salitre, que veía como el revolucionario Marcelo Bielsa ingresaba a su local. Independiente de si iba una vez a la semana o una vez al mes, todos los entrevistados concuerdan en algo: El loco es una gran persona, marcó cada una de sus vidas y en poco tiempo se ganó su corazón como lo hizo con otros en Chile. En 3 años no hizo muchos amigos, pero si compartió con gente con la que pudo entablar algún tipo de relación, al estilo de Bielsa, claro está, pero incluso con esa forma logró conocer un poco más de cómo actúa la sociedad chilena. Muchos ya no deben saber nada del técnico hace años, mientras que hay otros a los que ni siquiera conocemos y que también compartieron experiencias de vida. Me quedo con las palabras de Nora Aguilera. Al momento de entrevistarla su forma de hablar muestra cariño, ese que a pesar de los años no se va, todavía queda y se hace presente cada vez que se puede. No importa la distancia, no importa lo lejos que el argentino esté. Con tan solo 1 hora cada cierto tiempo, Nora y el resto de los personajes que aparecen en este artículo lograron comprender un poco más la forma de actuar de un entrenador querido por muchos, poco entendido por otros, pero que con un par de conversaciones logró llegar a un lugar en el que otros no han podido entrar. El tiempo dirá si el técnico vuelve a nuestro país, si termina su carrera en Chile, si se viene a vivir a la capital, a mirar esa cordillera que tanto le gustaba y a comer y charlar con aquellas personas a las que el DT les entregó un poco de tiempo dejando un recuerdo que hasta hoy no pueden olvidar…

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