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Entrevistas

5 de Junio de 2020

Tomás Ives, muralista: “El gobierno cree que promueve el orden pintando las paredes grises”

Crédito: Andy Ruiz.

Vive entre Berlín y Santiago. Su último viaje a Chile coincidió con el estallido social. Al llegar, consiguió un muro en Patronato, donde plasmó el momento histórico, político y social por el que pasaba el país. Su obra quedó en Espacio 335, un estacionamiento donde se exhiben murales de diferentes artistas. “Fraternidad”, de Tomás Ives, retrata a la primera línea del estallido. Producto de la emergencia sanitaria mundial, Ives permanece en Chile: ha aprovechado de trabajar en el arte de “Vienen por el agua”, el más reciente videoclip de los Fiskales Ad-Hok. Esta entrevista se realizó en dos tiempos: antes y después de la pandemia en Chile.

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Es viernes por la mañana, Tomás avanza en el proyecto que inició hace cuatro días. Todo lo que necesita para trabajar, latas de pintura, andamio y brochas, está a su disposición. También está Winona, su perrita, a quien no pierde de vista mientras nos adentramos en el universo de colores, formas y contenido social por el que dialoga la obra de Tomás Ives, que a sus 38 años ha demostrado con irreverencia ser un comunicador con una estrecha relación con la calle y sus mensajes.  

Tomás Ives y su perrita Winona. Crédito: Andy Ruiz.

Cuando se instaló la pandemia en Chile y las marchas cesaron con las cuarentenas, Piñera se sacó fotos en Plaza Dignidad. Muchos lo percibieron como una invasión, una provocación. 

Cuando vi la imagen pensé que era un montaje. Me pareció que era un presidente usando una máscara de su propio rostro; los alemanes usan la palabra “Maskenfreiheit” para referirse al sentimiento de liberación que provoca usar una máscara. Eso fue lo que pensé al ver a Piñera en el medio de Dignidad. Pero era él, ahí, a esa hora, en ese lugar. No creo en la invasión o en la provocación, pero es un aprovechamiento oportunista e insensato. La imagen de Piñera me lleva al personaje Patrick Bateman, protagonista del libro “American Psycho”. Piñera como Bateman privilegian su imagen por sobre el individuo, ambos están interesados en su autopercepción y en encajar con aquellos útiles a su realidad. Ellos han perdido el tacto con su propia sensibilidad, por eso son comunes sus contradicciones, dicen cosas que no hacen o no creen. De la misma manera en que Bateman admira “Los Miserables”, Piñera admira el estado de excepción en pandemia. El primero para reafirmar una suerte de intelecto sensible; y el segundo para admirar un ilusorio fin de un pueblo en su contra y tomarse una foto para reafirmar su propio ego. La manera en que él se presenta: pose triunfalista en medio de una Plaza de la Dignidad desolada, es la muestra de que se ha puesto laureles en función del autodecretado estado de excepción constitucional.

Durante la pandemia el gobierno ha pintado las calles, incluyendo Plaza Dignidad. ¿Cómo lo analizas?

-El efecto más extravagante de ese tira y afloja del arte callejero es la “Ley Sticker” aprobada en la Cámara de Diputados. Donde, pese a que el mundo enfrenta una crisis sanitaria, en esta República se discute el daño gráfico, en cualquiera de sus formas. Proyecto nacido a propósito de esta guerrilla artística de disentimiento en contra de un conservadurismo censurador y gris. Bajo la crisis institucional y la crisis Covid-19 los artistas nos seguiremos enfrentando a una serie de recortes. Consecuentemente al empobrecimiento y trivialización de nuestra actividad como la conocíamos, nos veremos impulsados a volver a las calles, a pintar los muros y a desobedecer la criminalización en busca de poner nuestro trabajo en público. 

A TI TE GUSTAN LOS MONITOS

Tomás tenía 17 años cuando entró a la Facultad de Artes de la Universidad de Chile y sus intereses por la contracultura se hacían notar: era punk, usaba mohicano y vestía como tal. Su familia lo proveyó de estudios de dibujo técnico en institutos. “Me fue súper en la Prueba de Aptitud, el primer año salí del ramo Dibujo Anual con 6,8 en el examen final. Estaba súper entusiasmado, crecí en una casa que tenía muchos grabados y entré al taller para aprender”. 

La música y cómics que consumió por esos años llevaron al futuro muralista  a desarrollar una línea gráfico-artística figurativa. Sin comprender su estética, los profesores del taller quisieron hacerlo repetir el ramo de Dibujo. Tomás se defendió: “Si paso un examen final con 6,8 y soy el primero de mi generación, no puede ser que me manden a repetir Dibujo”. La respuesta de los profesores fue unánime: “Tú no sabes dibujar, a ti te gustan los monitos”.

Crédito: Gentileza Tomás Ives.

Dibujar cráneos de vaca en al ático del taller de grabado fue la tarea que los profesores designaron para Tomás, con el fin -según ellos-  de que el estudiante tuviese una línea de dibujo más desarrollada. “Dibujé cráneos de vaca durante tres meses, hasta que me aburrí porque veía cómo mis compañeros avanzaban en técnica y yo me estaba perdiendo en toda esa hueá. Estos profesores me iban a corregir una vez a la semana, fue una situación súper humillante. Renuncié a la carrera, dije ‘chao con Arte’”. 

¿Hubo algo personal cuando te marginaron?

-Yo creo que la academia el año 2000 en la Chile era una cuestión súper poco elástica, poco adaptada a los tiempos, que se miraba a sí misma y no miraba hacia afuera. Entre los profesores tenían sus referentes y sus formas académicas. Ahora la mayoría de los cabros que estudian Arte quieren ser ilustradores, tatuadores, muralistas. En ese tiempo un cabro que quería ser tatuador, los profesores lo castigaban: “¡Eso es un arte menor!”, o a mí: “Tú haces monos”.  Yo renuncié a la carrera, pero siempre sentí que me echaron.

Ahora la mayoría de los cabros que estudian Arte quieren ser ilustradores, tatuadores, muralistas. En ese tiempo un cabro que quería ser tatuador, los profesores lo castigaban: “¡Eso es un arte menor!”, o a mí: “Tú haces monos”.  Yo renuncié a la carrera, pero siempre sentí que me echaron”.

Sin embargo, ese alumno no comprendido ya ha publicado cuatro libros con la Editorial Pehuén. Después de Arte, estudió Periodismo en Valdivia y comenzó a hacer  afiches de cine para su Escuela. Su joven paternidad lo obligó a buscar trabajo y fue la crisis ambiental de Valdivia la que le brindó la posibilidad de hacer material de propaganda, panfletos y cortos animados. En este momento descubrió su gusto por estas temáticas, e hizo sus primeros dibujos de humor político para el diario El Ciudadano. Junto a su abuelo entregaron un portafolio a Pehuén y, luego de 10 años, el llamado llegó: “Queremos hacer un libro contigo”. El 2011 hizo un libro de Mario Bellatin, escritor mexicano, y lo presentó en la Feria del Libro en Guadalajara. Luego trabajó en las “Ediciones Populares” con  libros infantiles de bajo costo. Su último libro fue editado el 2015; se tituló “Los Gatos de Copenhague”.

AUTODIDACTA CON IDEAS POLÍTICAS

El año 2007, Tomás Ives conoce a Mono González, artista y escenógrafo chileno, reconocido por sus murales con una fuerte carga social. A través de él se interioriza en el mural como una cuestión histórico-política: “Lo absorbí de mi maestro, no puedo pensar en el mural hecho en Chile, con una visión que sea apolítica. Es más, tengo conflicto con el estilo de mural apolítico, no porque lo condene, sino porque el origen del mural en Chile -a diferencia de otros lugares- tiene un nacimiento totalmente político”, dice.

Tomás Ives trabajando en el mural ubicado en Recoleta y que releva la labor de la Primera Línea del Estallido Social. Crédito: Andy Ruiz.

¿Como los murales de la Brigada Ramona Parra? 

-Como la Ramona Parra y otros colectivos que estaban asociados a partidos políticos, que a finales de los años 60 empiezan a configurarse. El Mono González es uno de los sobrevivientes de esa generación, a través de él puedes corroborar que el mural en Chile nace principalmente mirando al muralismo mexicano, casi treinta años anterior, pero en Chile con el sello político. Los artistas que no fueron a la academia podían expresar lo que querían en las calles. El muro y mural se tornan una herramienta de comunicación política en la ciudad, en las poblaciones, en las riberas del Río Mapocho. Yo también soy un artista que no tiene academia, soy autodidacta con ideas políticas y la única forma que tengo de validarlas es a través de los muros.

Crédito: Agencia Uno

La calle y sus mensajes son el lienzo comunicacional donde como muralista te mueves y dialogas. Hoy hay murales dedicados a Violeta Parra, Jorge González, Víctor Jara o Mon Laferte ¿qué te parece ver la calle con estos referentes?

-Todos necesitamos tener héroes. En los 90 el arte de las calles tenía que ver con una reinterpretación de la interpretación, todo era una réplica de algo más. Nosotros, como niños en los 90, no teníamos a Víctor Jara a no ser que llegara por tu familia, muchos de nuestra generación probablemente no tenían idea de quién era. Los hiphoperos se peleaban con los punkies en la calle, era una herencia de la dictadura. A nosotros nos tocó crecer así en los 90. Lo que está pasando es la raja, las sociedades necesitan héroes y referentes.

Lo que está pasando es la raja (con los murales dedicados a nuevos artistas), las sociedades necesitan héroes y referentes”.

NOS ENAMORAMOS

Uno de los trabajos de mayor popularidad de Tomás Ives se desarrolla en el contexto de la ilustración con contenido político en el ámbito musical. Su trabajo adquirió masividad cuando mostró una secuencia de imágenes junto a la banda punk Fiskales Ad-Hok durante su show en el festival Lollapalooza 2019, donde rostros y personajes emblemáticos de la derecha chilena fueron conceptualizados por el artista en ilustraciones que poco tiempo después se convertirían en referentes durante del estallido social.

¿Cómo nace la relación con los Fiskales Ad-Hok?

-Hace 17 años -toda una dictadura- conocí al Roli y a los chiquillos. Nos enamoramos, nos hicimos amigos al toque. Siempre estuvimos en contacto, queríamos hacer cosas juntos. Al principio era ayudar a los chiquillos pa’ las tocatas, con flyers y cosas así.  De repente me dijeron que les gustaría que les hiciera el arte de un disco. Era “el amigo que dibuja”.

Gráficas de apoyo de Tomás Ives en el Festival Lollapalooza 2019 durante el concierto de Fiskales Ad-Hok.

 ¿De dónde surge la idea de las gráficas para el show de Lollapalooza 2019? 

-Los chiquillos me dicen: “¿Podrías hacer algo para Lollapalooza? Queremos hacer algo choro”. Me pasaron un set de fotos. Había ocurrido el asesinato de Catrillanca y un grupo  de mapuches iba a hacer un manifiesto al comienzo de la presentación. Es un poco horroroso también, esto fue el 31 de marzo y fue como profético, por todo lo que pasó y el rollo con el ojo y los mutilados durante el estallido… yo estaba en Alemania cuando todo comenzó, de repente empieza a salir la gente sin ojos y me llegaban imágenes de  barricadas, donde la gente ponía la gráfica que yo había hecho para el show de Los Fiskales.

Ciertamente era profético, cada uno de los personajes que tomó Ives para las visuales del show de Fiskales Ad-Hok, dio que hablar durante los primeros meses del estallido, y no sólo eso: los acercamientos entre el desarrollo conceptual de las ilustraciones y los hechos de violencia que se vivieron esos días, donde la mutilación de ojos fue uno de los más criticados mecanismos de represión del gobierno, también habían sido adelantados por el muralista.

¿Te imaginaste lo profético que podía ser ese trabajo?

-No tiene que ver con una tirada de tarot ni es un acto mágico. Lo que hacen los Fiskales es leer entre líneas los discursos de la derecha. Yo como artista con raíz política, también. Me parecía que nos estábamos enfrentando a un gobierno protofascista, que tenía una política antimigrante súper violenta, un país que había asesinado a sangre fría a un comunero mapuche sin ningún resquemor. Si leías entre líneas, te dabas cuenta de quiénes eran los voceros de este protofascismo en que estamos viviendo, del estado policial que estaban imponiendo, las cagadas en el Instituto Nacional ya estaban pasando. (El Alcalde) Alessandri es uno de los grandes responsables del desborde autoritario de la policía chilena, estaba propulsando en Santiago Centro una política de represión dura, los pacos estaban en el aula gaseando cabros, ¡eso es muy fuerte! Nos damos cuenta que el logo de Fiskales es un español empalado, un opresor, un fascista. Entonces pensé ‘empalemos a nuestros opresores y fascistas como en el logo’. 

Si leías entre líneas, te dabas cuenta de quiénes eran los voceros de este protofascismo en que estamos viviendo, del estado policial que estaban imponiendo, las cagadas en el Instituto Nacional ya estaban pasando“.

Después de la polémica por las ilustraciones en Lollapalooza, el Gobierno anunció evaluar el aporte del Consejo de la Cultura en el festival. 

-Este Gobierno sistemáticamente está rebajando los presupuestos de cultura en general, es lo mismo que pintar las paredes de gris, es una actitud matonesca, una amenaza, un Gobierno que en su total desorientación, lo único que se le ocurre, es promover el orden a través de pintar las paredes grises. 

Recientemente participaste en el arte de un nuevo videoclip de Los Fiskales, ¿qué lectura haces de ese trabajo?

-El video habla de una pesadilla frente a la ideología neoliberalista económica y de cómo el capitalismo revolucionario y la Cámara de Comercio ambicionan imponer su visión sociópata con violencia y sacrificio de los más desposeídos. La crisis del Covid-19 es una pequeña fracción de lo que este tipo de liderazgos están arrastrando sobre el mundo. Es un síntoma que nos ha hecho comprobar todo aquello por lo que el pueblo se levantó el 18 de octubre y preguntarnos de verdad en qué tipo de mundo queremos vivir: a manos de tiranías neoliberales que preferirán vendernos alcohol gel a precios inflados por la especulación y el marketing o estados de derecho que sean capaces de prever, planificar y situarse sobre las normas del libre mercado para, por ejemplo, prepararse para una pandemia como el coronavirus. 

MOSTRAR LA CARA

Al volver a Chile tras meses de estallido social, Ives sintió que la primera línea y las demandas sociales era algo que debía sintetizar. “Antes que viniera La Polla Records -banda punk española que debió suspender su show en febrero porque parte del público se subió al escenario-, aparecieron los fachos de verdad con sus manifestaciones del Rechazo, donde no había discusión frente a él. Eso es gravísimo, esa gente no propone conversar, dicen: ‘Te voy a eliminar’. Cuando la primera línea facha sale con los escudos y cascos protegidos por la policía, no son escudos para enfrentar o defender de la opresión, son escudos para oprimir, están hechos para golpear gente”.

¿Te gustó algo en particular de ese “lienzo callejero” de protesta los días del estallido?

-El  arte político en las calles me encanta, me parece súper atractivo, brillante… eran muchas cosas y la mayoría no tenía autor.  La gente que saca su arte a la calle es porque quiere conectar con alguien, tener discusión, que la gente tome su trabajo. Lo que se hizo fue reaccionar frente a una oleada de represión, lo importante es que ese espíritu no se puede perder más, las calles y las paredes tendrían que permanecer como memorial.

Crédito: Agencia Uno

Sin embargo, pintaron los muros de nuevo…

-Donde termina Miguel Claro hay una placita con un monumento a un paco. Es un cubo con varias capas de gris. Es impresionante: “Al Teniente no sé cuánto, por su honorable servicio”… la fecha y el día de muerte. Es un cubo gris que ya ni siquiera tiene vértice porque tiene tantas capas de pintura que está curvo, es una metáfora perfecta para definir lo que están haciendo. Pato Guzmán en el documental “Allende” muestra a los restauradores de murales de Ramona Parra en la ribera del Río Mapocho que van sacando capas y capas de gris, un color que se repite en nuestra historia: ¿cómo no va a ser político pintar de ese color?

Mural de Tomás Ives terminado. Crédito: Cedida por Tomás Ives.

Pato Guzmán en el documental “Allende” muestra a los restauradores de murales de Ramona Parra en la ribera del Río Mapocho que van sacando capas y capas de gris, un color que se repite en nuestra historia: ¿cómo no va a ser político pintar de ese color?

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