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Entrevistas

11 de Junio de 2020

German Codina: “Necesitamos una Onemi social para enfrentar este terremoto”

Crédito: Emilia Rothen

El alcalde de Puente Alto está preocupado. Dice que la profundidad de esta crisis puso de relieve una enorme inequidad y que el país debe hacerse cargo, pero de verdad. Su temor es que las soluciones de emergencia tapen la raíz de los problemas. “Lo que veo en la calle es rabia”, cuenta.

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Desde el estallido social hasta ahora, los alcaldes han jugado un rol protagónico. En octubre pasado, tomaron la delantera y llamaron a una consulta ciudadana para descomprimir la tensión del ambiente. Fue el embrión del posterior llamado a plebiscito. Ahora, con el duro golpe que ha propiciado al Covid-19, se ha repetido el patrón. Desde el comienzo refutaron la estrategia sanitaria del ministro de Salud, Jaime Mañalich: exigieron la suspensión de las clases y encendieron las alarmas por las cuarentenas selectivas. 

Para Germán Codina, militante de RN y edil de Puente Alto, una de las comunas más populosas del país, las cifras son solamente señales. El verdadero termómetro es el pulso de la calle, lo que le dicen los vecinos.

Su comuna llegó a tener una de las más altas cifras de contagios en el país. Hoy no está en la lista de las más afectadas, pero mantiene altísimos índices de vulnerabilidad que fuerzan a los vecinos a salir a la calle a buscar alternativas para subsistir. 

“Hay que escarbar un poco las cifras para dimensionar realmente lo que está sucediendo. Producto del hacinamiento, de la situación socio-económica y sobre todo de la lentitud con que se han tomado las decisiones, estamos en una situación sumamente crítica”, dice Codina.

El ministro Jaime Mañalich reconoció que sus proyecciones se vinieron abajo como un castillo de naipes. ¿Cómo se traduce eso en la realidad comunal?

-El reconocimiento del ministro refleja que muchas decisiones que no se tomaron en su momento, tenían que ver con compartir la información con los alcaldes, con articularse con la atención primaria de salud. Nada de eso se hizo hasta que se cayó el castillo de naipes. Y ya tenemos más dos mil personas fallecidas… Es una cifra muy dolorosa para el país. 

En estos días, se ha desatado una batalla por las cifras. ¿Qué lectura hace usted?

-Estamos viviendo una situación sumamente preocupante. Cualquier atisbo de error o de intencionalidad en el manejo de información, va a seguir horadando la confianza de la ciudadanía en las instituciones y en sus autoridades. Es doblemente necesario actuar con total transparencia y con mucha sensibilidad. 

¿Sensibilidad de quién?

-Hay atributos que tienen otros integrantes del gabinete y que sería bueno que permearan al equipo de salud. Aquí no se trata de un listado en que aparece una persona más o una persona menos. No, no. Se trata de una experiencia de mucho dolor para las familias. Por lo tanto, las cifras que se entregan no pueden ocultar el verdadero rostro del dolor que se está viviendo hoy día. 

El alcalde German Codina habla con pobladoras, durante entrega de 9 torres para almacenar agua potable en el campamento El Peñoncito de Puente Alto. Crédito: Agencia Uno.

¿Esperaría un mensaje más cercano, más humano del gobierno?

-Esperaría mayor sensibilidad, más capacidad para trabajar en equipo, para dialogar y entender que hay luchas –por decirlo en los términos que dan ellos- en que tenemos que trabajar codo a codo, unidos. De lo contrario, esta batalla la podemos perder.

“Esperaría mayor sensibilidad (del gobierno), más capacidad para trabajar en equipo, para dialogar y entender que hay luchas -por decirlo en los términos que dan ellos- en que tenemos que trabajar codo a codo, unidos” 

¿Nos acercamos a perder esa batalla?

-Chile entró en una fase muy compleja. Las cuarentenas selectivas fracasaron. No lograron contener la propagación del virus. La Región Metropolitana está viviendo una situación muy difícil tanto en el sistema de salud público como privado. La demanda es mayúscula. Y muchos municipios hemos tenido que ir generado sistemas paralelos de atención para ir en apoyo de los hospitales, a pesar de que nadie nunca nos integró en esa política.

¿Dice que los alcaldes han tenido que tomar un camino propio?

-Parte de karma de los alcaldes y de los municipios es luchar permanentemente contra un centralismo excesivo y a veces de corte más bien autoritario. Por ejemplo, en el tema de las cajas de mercadería hemos trabajado sin parar. Hemos planteado una alternativa que es la “Billetera de Barrio”.  Consideramos que es una forma más rápida y efectiva de transferir recursos a las familias. Aquí hay un sentido de urgencia que se tiene que considerar.

“Parte de karma de los alcaldes y de los municipios es luchar permanentemente contra un centralismo excesivo y a veces de corte más bien autoritario”

Hasta ahora, no hay cambios en el plan de reparto de las cajas. ¿Podrían hacerlo a mitad del proceso? 

-Lo importante es cómo respondemos a las necesidades de la gente. Evolucionar de la caja de alimentos a la “Billetera de Barrio” permite que las familias decidan si prefieren comprar pañales, verduras o mercadería. Segundo, es ayuda directa para los pequeños almacenes. Y lo más importante es que se abre una alternativa en caso de que el gobierno decida prorrogar la entrega de cajas a una segunda o tercera patita. Esta crisis será larga y es mejor empezar a planificar desde ahora.

Se ha criticado la línea comunicacional porque no logra llegar al ciudadano. ¿Lo ve así o es parte de la guerrilla política?

-Creo que la autoridad sanitaria ha tenido muchos desaciertos en la comunicación hacia la gente. Y cada vez que los alcaldes hablamos de la necesidad de trabajar en equipo o reportamos algún inconveniente en la implementación de las políticas públicas a nivel comunal o regional, somos tildados de populistas o de que tenemos intereses políticos. 

“Creo que la autoridad sanitaria ha tenido muchos desaciertos en la comunicación hacia la gente. Y cada vez que los alcaldes hablamos de la necesidad de trabajar en equipo o reportamos algún inconveniente en la implementación de las políticas públicas…  somos tildados de populistas o de que tenemos intereses políticos”

Pero hay casos en que sí hay intereses político camuflados, ¿o no?

-Puede ser, pero no es la mayoría de los alcaldes. Por ejemplo, ahora que muchos alcaldes que no van a ir a la reelección por la nueva ley –lo cual es una excelente medida-, siguen trabajando con la misma fuerza porque tienen el corazón puesto en la calle y en sus vecinos. 

ESAS GRANDES FISURAS

La amenaza de la pobreza ha sido central en esta crisis. Hay sectores vulnerables que dicen que le tienen más miedo al hambre que al virus. ¿Observa esa disyuntiva cuando sale a terreno?

-Sí. Hay una tensión permanente entre la situación de escasez económica con la necesidad de cuidarse. Por eso las familias necesitan hoy, más que nunca, de un Estado presente y eficiente. Y lo digo porque la burocracia es un enemigo invisible y muy poderoso de esta pandemia. La economía se está yendo a pique. ¿Quién debe ocupar ese espacio? Lo tiene que copar el Estado y lo debe hacer con una política asistencial que se prolongue por varios meses más.  

El alcalde German Codina conversa con periodista en las afueras del hogar de ancianos clandestino en la comuna de Puente Alto. Crédito: Agencia Uno.

Ya hay una mesa de conversaciones para acordar un plan de emergencia. ¿Confía en que saldrá de ahí la solución?

-Siempre hay que valorar los esfuerzos de diálogo y aquí lo inmediato es ir en ayuda de las familia. Eso está muy bien, pero tenemos cosas estructurales que también tiene que ser resueltas. Esta pandemia ha develado las enormes fisuras que tenemos como sociedad.

¿Cuáles?

-La gran inequidad con que vivimos. Y me preocupa que el costo de esta pandemia lo termine pagando la gente pobre o la clase media que había salido adelante con mucho esfuerzo. 

Hay quienes dicen que esta pandemia podría estar incubando un nuevo estallido social. ¿Lo ve?

-Lo que veo en la calle es rabia. Y me preocupa. Por eso creo que todos tenemos que actuar sabiendo que esta crisis será larga y que tenemos que evitar un tsunami social.

“Lo que veo en la calle es rabia. Y me preocupa. Por eso creo que todos tenemos que actuar sabiendo que esta crisis será larga y que tenemos que evitar un tsunami social”

¿Con qué herramientas?

-Primero, con acciones rápidas y cambios en serio. No cosméticos. Segundo, hasta que se reactive la economía –no sabemos si serán meses o quizás años en que podamos recuperar todo lo perdido-, el Estado debe ayudar a las familias vulnerables y de clase media. Ellas no pueden terminar pagando las consecuencias de una crisis mundial. Tenemos que ver cómo se distribuyen los recursos de manera equitativa. Aquí todos pagamos nuestros impuestos y respetamos las reglas. Hoy le toca al Estado retribuir con apoyo hasta que logremos volver a pararnos nuevamente.  

Justamente, el acuerdo nacional del gobierno apunta hacia allá…

-El acuerdo político del que están hablando hoy día –y que es entre gobierno y oposición- no se puede entender como un acuerdo definitivo de los cambios profundos que tiene que tener Chile.

Al Alcalde de Puente Alto, Germán Codina, le controlan la temperatura antes de ingresar a la reunión con directiva ACHM en el ministerio de Defensa. Crédito: Agencia Uno.

¿Y cómo debiera entenderse?

-Como un acuerdo definitivo que incorpore a las organizaciones sociales, sindicatos, empresarios, iglesias, regiones. El acuerdo que se discute ahora es el “desde”, pero esta pandemia va a seguir desnudando situaciones de inequidad, desigualdad y pobreza. Aquí hay sectores que van a perder el bienestar que habían alcanzado con mucho, mucho esfuerzo. 

“El acuerdo que se discute ahora es el ‘desde’, pero esta pandemia va a seguir desnudando situaciones de inequidad, desigualdad y pobreza. Aquí hay sectores que van a perder el bienestar que habían alcanzado con mucho, mucho esfuerzo”

 UNA ONEMI SOCIAL

Un actor importante en esa conversación es el ministerio de Desarrollo Social. ¿Qué pensó cuando sacaron a Sebastián Sichel?

-La verdad es que me sorprendió. Siempre pensé que Sichel podría ser una figura clave para hacer de ese ministerio una Onemi social. 

¿Onemi social?

-Sí. Porque cuando tenemos un terremoto, lo que se daña es la estructura del país. La crisis que estamos viviendo es tan profunda que equivale a un terremoto social. 

Y golpea las estructuras también…

-Así es. El terremoto social que estamos viviendo es de muchos grados Richter. Por eso creo que la política pública tiene que hacerse pensando que el terremoto económico y social es de una envergadura tal, que no se puede dar una ayuda por dos o tres meses solamente. Necesitamos una Onemi social que pueda actuar durante todo el período de la pandemia y posiblemente un año después. 

“El terremoto social que estamos viviendo es de muchos grados Richter. Por eso creo que la política pública tiene que hacerse pensando que el terremoto económico y social es de una envergadura tal, que no se puede dar una ayuda por dos o tres meses solamente”

Repite la palabra preocupación insistentemente. Imagino que no es sólo en el ámbito económico…

-No, hay algunos temas que están relacionados y que me preocupan mucho. Por ejemplo, la violencia que puede surgir en estos meses. Corremos el riesgo de que se termine normalizando el nivel de violencia que antes veíamos con estupor. Nos escandalizábamos de la violencia en México, pero veo que la migración del delito ha ido desde el robo por sorpresa -que se producía en aglomeraciones- hacia un enfrentamiento entre la víctima y el victimario. Eso lleva al aumento de la violencia sí o sí. 

Germán Codina – Crédito: Emilia Rothen

¿Ve el riesgo de que ese temor se instale en los hogares también?

-Claro, porque al no haber aglomeraciones, los robos al interior de las casas pueden aumentar. Entonces, mi temor es que la impunidad que se sembró en este país durante muchos años, y las fallidas políticas públicas que no lograron abordar el problema de la delincuencia, termine generando un espacio dónde nos acostumbremos a vivir así. Las consecuencias de la delincuencia son terribles y muchas veces las pagan los más pobres.

¿Y le preocupa también la amenaza de un malestar que se pueda desbordar? 

-Me preocupa que sigamos en este péndulo entre el conformismo y la violencia. Conformismo de quienes creen que se ha hecho todo y siguen ocupando espacios de poder e influencia. Y por otro una violencia que encuentra en ese conformismo una razón para actuar.

O sea, ¿debería propiciarse un cambio político-cultural?

-Claro, porque el conformismo no te permite ver las alertas a tiempo. Aquí se necesita actuar con una ética que permanente, que siempre esté sonando como una campana. Es la ética de la construcción de un Chile más justo y equitativo.

“El conformismo no te permite ver las alertas a tiempo. Aquí se necesita actuar con una ética que permanente, que siempre esté sonando como una campana. Es la ética de la construcción de un Chile más justo y equitativo”

¿Y cómo entra la violencia en ese escenario que plantea?

-En que de alguna forma, ese conformismo se termina transformando en justificación para quienes quieren usar la violencia como mecanismo. Y el problema es que la violencia se termina transformando en un chantaje. No podemos seguir viviendo en ese péndulo. 

Entre un extremo y otro está la mayoría ciudadana que no es conformista ni violenta…

Sí, pero me preocupa que la discusión entre estos dos extremos termine generando fisuras de mayor rencor social. Por eso tenemos que tomarnos esto en serio y establecer cambios en que la gente perciba que su esfuerzo será justamente recompensado. Que si logró tener una mejor calidad de vida para sus hijos y para cambiar su entorno, eso lo podrá sostener a pesar de una crisis externa. Y no que todo se le venga debajo de la noche a la mañana. 

¿Y por dónde ve la solución? ¿Un sistema de protección más potente?

-Eso es lo que hay que conversar. Pero lo que no resiste análisis es ver que esta pandemia -que lleva menos de 6 meses- está dejando a una clase media desprovista de todo lo que había logrado. No hablo sólo de que la gente pueda acceder al desarrollo económico, sino de cómo ayudas a consolidar su situación para que en los embates de una crisis, nadie dependa de la buena voluntad del gobierno de turno para poder salir adelante.


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