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13 de Junio de 2020

El episodio del timerosal: La cuestionada posición sobre las vacunas que aún pesa sobre Paris

A fines del año 2013 y principios del 2014, el Presidente Piñera presentó un veto presidencial a un proyecto de ley que buscaba prohibir el mercurio y el timerosal del Plan de Vacunación del Minsal. En esos meses, el entonces presidente del Colegio Médico, Enrique Paris, transitó de rechazar la medida a respaldarla enérgicamente.

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El año 2011, el senador PPD Guido Girardi presentó un proyecto de ley que buscaba prohibir las vacunas con mercurio y timerosal, debido al infundado temor de que supuestamente provocaban autismo y daños neurológicos en niños.

El debate fue polémico, ya que la postura del legislador no tenía ningún asidero respaldado por la ciencia y era fuertemente criticada desde la comunidad especialista por sus consecuencias en la salud pública. A pesar de ello, en 2013, la iniciativa fue aprobada en la comisión de Salud, lo que obligó al entonces Gobierno de Piñera a instruir un veto presidencial.

El ministro de Salud de ese entonces, Jaime Mañalich, acusó al legislador de estar “alentando un fraude que no tiene sustento científico” y argumentó que la medida seguía los lineamientos de la OMS.

EL POLÉMICO ESTUDIO

Otra de las críticas de Mañalich también apuntaron a los desmentidos estudios que comúnmente era citados por los movimientos antivacunas, que estaban causando estragos en varias partes del mundo.

Todo comenzó en 1998, cuando la revista científica The Lancet publicó una investigación con niños que deslizaba la hipótesis de que la vacuna podría desarrollar comportamientos autistas e inflamación intestinal grave.

El autor de dicho estudio fue el médico británico Andrew Wakefield, quien buscaba conocer los efectos que tenía la vacuna MMR, siglas en inglés para referirse al sarampión, la paperas y la rubeola.

La investigación tuvo importantes repercusiones, de hecho hubo una disminución importante en la aplicación de vacunas en Gran Bretaña. Por otro lado, en Estados Unidos, los estudios se centraron en ciertos componentes como el mercurio y un compuesto antibacterial llamado timerosal.

El dr. Wakefield fue calificado como “no apto para el ejercicio de la profesión” tras su estudio sobre las vacunas. Foto: Youtube

Sin embargo, tras realizar una serie de investigaciones, el Instituto de Medicina de EE.UU. concluyó en 2004 de que no había evidencia científica para vincular el autismo al timerosal.

De hecho, en sus pesquisas entregaron el dato de que en Dinamarca, país que retiró el timerosal de las vacunas, la prevalencia del autismo aumentó y registró sus niveles más altos. Lo mismo pasó en California.

Además, ese mismo año se destapó que, antes de la publicación de su estudio, Wakefield había solicitado la patente de otra vacuna contra el sarampión, lo que se interpretó como un conflicto de intereses. Incluso un médico de su equipo presentó nuevos antecedentes y lo acusó de falsear información.

El Consejo General de Medicina del Reino Unido retiró la licencia a Wakefield en 2010. En su sentencia, califican su comportamiento como “irresponsable”, “antiético”, “engañoso”. Además, la revista The Lancet se retractó del estudio señalando que sus conclusiones eran “totalmente falsas”. En la actualidad, este capítulo es considerado como uno de los casos más graves de atentado contra la salud pública.

LA CAMBIANTE OPINIÓN DE PARIS

Cuando a fines de enero del 2014 se presentó el veto presidencial a la iniciativa de Girardi, el presidente del Colegio Médico de esos años y ahora ministro de Salud, Enrique Paris, acusó al Gobierno de mentir.

“Han mentido, han dicho que con esto viene el desastre, que viene la difteria, el tétano, la coqueluche y la polio. ¡Eso es falso! Existen muchas formas de elaborar vacunas sin timerosal en el mundo, es mentira que existe un monopolio”, argumentó.

También desmintió que las empresas estuvieran influyendo en la opinión del Colmed. “Dicen que todos somos ignorantes y que además estamos favorecidos por el lobby. Es absolutamente falso (…) Yo le pido al Presidente de la República, ya no al ministro, que por favor modere el diálogo. Es el colmo de la sinvergüenzura”, dijo.

Sin embargo, días después Paris tuvo un radical cambio de opinión y manifestó públicamente su apoyo al veto presidencial. “Nosotros no estamos en contra de las vacunas, nunca hemos estado en contra de las vacunas, lo que hemos dicho es que ojalá se produzcan o se coloquen las vacunas más limpias posibles”, argumentó.

En 2016, reiteró esta posición al ser consultado por una baja significativa de vacunación. Sin embargo, acotó que “la autoridad tiene una labor muy importante de educar a la población y convencer a la gente que tiene que vacunarse, porque la vacuna no solo lo protege a uno, sino que al resto, pero no hay que echarle la culpa a los grupos antivacuna cuando hay un fracaso en las coberturas”.

Desde entonces, su cambio de postura en este tema es constantemente citada, por quienes ven con preocupación cuál será finalmente su liderazgo en este tema. Un tema no menor cuando la clave para el control de la actual epidemia de Covid-19 pasará, en gran medida, por la aplicación de una vacuna eficaz y su amplia aplicación entre la comunidad.

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