Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Reportajes

2 de Julio de 2020

Gastón Soublette en medio de la pandemia

El filósofo acaba de publicar Manifiesto, un libro sobre los efectos del estallido social y del coronavirus. Recluido en Limache, a sus 93 años, medita a las seis de la mañana, toca el piano e incluso ha trotado en el patio de su hogar. Pero, sobre todo, está terminando sus memorias “que no son cronológicas”, dice; y adelanta el contenido que saldrá a fin de año. El amigo de Violeta Parra cree que una vez pase la pandemia “las protestas sociales volverán con redoblado vigor”. Considerado un referente intelectual, se preparan tres documentales sobre su vida: El sabio de la tribu, El viejo del Poncho y El lugar al que llego.

Por

“He tenido tiempo para leer, escribir y estudiar”, comenta Gastón Soublette sobre sus días de encierro en Limache producto de la pandemia del coronavirus. De gran vitalidad y acostumbrado a efectuar largas caminatas, ahora confinado se levanta a meditar a las seis de la mañana y también ha podido trotar en el patio de su hogar. 

“Incluso terminé el primer volumen de mis memorias”, señala al teléfono el filósofo y esteta de 93 años, quien acaba de publicar el libro Manifiesto, subtitulado Peligros y oportunidades de la megacrisis, por Ediciones UC.  

Gentileza documental “El lugar al que llego”.

La idea de Manifiesto fue una propuesta editorial surgida tras el estallido social. “Le dijimos que hablara desde el corazón, que pensara en un libro que llamara a la reflexión profunda en momentos tan difíciles”, cuenta Patricia Corona, coordinadora editorial de Ediciones UC. “Él aceptó encantado. ‘Me pongo a trabajar de inmediato’, nos contestó”, agrega. 

Luego vino la propagación del coronavirus y Gastón Soublette, quien está acompañado de una empleada en su quinta de Limache, complementó el libro enviando desde la región de Valparaíso a Santiago una serie de páginas escritas de su puño y letra. Así nació Manifiesto, donde una foto suya ilustra la portada, en el ejemplar compuesto por capítulos como Sentido de trascendencia, Decadencia y colapso de las culturas y El precio de la grandeza.   

Su hija Isabel, quien hace un mes vio por última vez a su padre, pero que casi a diario hablan por teléfono, cuenta a The Clinic que “su vida cotidiana actualmente es como la de un monje de claustro. En las mañanas medita muy temprano, en la noche medita las cartas de San Pablo. Le gusta prender el fuego y mantenerlo prendido. No acepta ayuda, se sienta a escribir, actividad que realiza gran parte del día, en su máquina Olivetti, rodeado de libros”. Isabel añade que el académico se ha mostrado interesado en adquirir un computador para poder hablar con sus hijos por Zoom y acceder a películas en Netflix. 

Gentileza documental “El lugar al que llego”.

Al inicio de Manifiesto, Gastón Soublette escribe: “La pandemia que nos ha obligado a vivir en cuarentena y atemorizados por el simbolismo que ofrece a nuestra intuición parece ser una advertencia que la naturaleza nos hace en medio de tantos proyectos depredadores para que no nos olvidemos de nuestra fragilidad e impotencia”. Y en el libro además dice sobre el estallido social y las manifestaciones postpandemia que “una vez terminado el siniestro, las protestas sociales volverán con redoblado vigor”. 

Su hija Isabel, quien hace un mes vio por última vez a su padre, pero que casi a diario hablan por teléfono, cuenta a The Clinic que “su vida cotidiana actualmente es como la de un monje de claustro. En las mañanas medita muy temprano, en la noche medita las cartas de San Pablo. Le gusta prender el fuego y mantenerlo prendido. No acepta ayuda, se sienta a escribir, actividad que realiza gran parte del día, en su máquina Olivetti, rodeado de libros”.

Al teléfono, el autor de obras como Sabiduría chilena de tradición oral, dice que “cuando todo está en crisis, incluso la Iglesia Católica como institución, es porque el modelo de civilización en el que estamos viviendo llega a su término y ya hay claros síntomas de que está muriendo”.

La figura de Soublette como un lúcido pensador de la realidad se ha vuelto un referente en Chile. Tras el estallido social de octubre pasado estuvo más de una hora hablando en el matinal de Chilevisión y se viralizaron una serie de videos en redes sociales, donde se refiere a la precariedad del sistema (“Las desigualdades sociales son escandalosas”), la clase política y de lo que ahora ha llamado “la megacrisis”: una crisis que cubre al mundo entero y que se viene gestando hace ya varias décadas. 

“Cuando todo está en crisis, incluso la Iglesia Católica como institución, es porque el modelo de civilización en el que estamos viviendo llega a su término y ya hay claros síntomas de que está muriendo”.

La voz de Soublette se oye y al parecer encanta. Hay tres documentales que lo retratan y han sido exhibidos parcialmente: El sabio de la tribu, de Ricardo Carrasco; El viejo del Poncho, de José Luis Villalba; y El lugar al que llego, de Patricio González y Felipe Ossandón. Estos dos últimos realizadores hace siete años le han registrado los pasos a Soublette haciendo clases en la Universidad Católica, como en sus diálogos cotidianos en Limache. 

“Su discurso es sencillo, pero revolucionario”, dice Felipe Ossandón desde Limache, quien junto a Patricio González esperan estrenar el próximo año El lugar al que llego. “Considero valioso que, a diferencia de otros intelectuales, él se relaciona con la gente de la calle”, agrega Ossandón.

DERRUMBE DE LA CIVILIZACIÓN

Gentileza documental “El lugar al que llego”.

Nacido en Antofagasta, en enero de 1927, Gastón Soublette se formó en el Colegio Sagrados Corazones, en Viña del Mar. Ya en Santiago, pasó por las facultades de Arquitectura y Derecho de la Universidad de Chile, pero interesado en la cultura popular conoció e hizo amistad con Violeta Parra, en 1954. Juntos forjaron varios proyectos radiales y literarios. Ella, quien lo llamó “un pituco de mierda”, lo ayudó a conocer el “verdadero pueblo”. 

“Su discurso es sencillo, pero revolucionario”, dice Felipe Ossandón desde Limache, quien junto a Patricio González esperan estrenar el próximo año El lugar al que llego. “Considero valioso que, a diferencia de otros intelectuales, él se relaciona con la gente de la calle”.

Luego, Soublette estudió Musicología en el Conservatorio de París, en Francia, donde presenció las protestas de mayo del 68, y de regreso en Chile impartió clases en el Instituto de Estética de la Universidad Católica, donde ahora interrumpió su solicitado curso de Simbología del cine por el Covid-19.  

“Los trabajos que realiza para la universidad los hace en la máquina de escribir y los manda con alguien a Santiago para que la secretaria los corrija y luego pasen a la imprenta una vez aprobados. Cada proyecto lo realiza con tanto entusiasmo y dedicación que no tiene conciencia del cansancio hasta que lo termina”, señala su hija Isabel.  

Gastón Soublette es padre de tres hijos y hace un año quedó más solo en el mundo. En enero murió su única hermana, la compositora Sylvia Soublette. Poco antes, en agosto de 2019, había fallecido su mujer, Bernadette de Saint Luc, compañera por más de 60 años. Por esos días publicó una carta en el diario El Mercurio, donde decía: “El que sobrevive medita sobre lo ocurrido”.

“La muerte de mi madre lo sumió en una profunda tristeza”, dice Isabel. “No creo que se haya recuperado, su muerte lo ha hecho reflexionar profundamente sobre su vida. Y con Sylvia tenían una unión tremenda, pasaban harto tiempo juntos, esto ha sido muy duro, quedó un vacío, incluso por primera vez le oí decir que estaba preparado para que la muerte llegara en cualquier momento”, añade su hija. 

“Los trabajos que realiza para la universidad los hace en la máquina de escribir y los manda con alguien a Santiago para que la secretaria los corrija y luego pasen a la imprenta una vez aprobados. Cada proyecto lo realiza con tanto entusiasmo y dedicación que no tiene conciencia del cansancio hasta que lo termina”, señala su hija Isabel. 

Las memorias de Gastón Soublette aparecerán en 2021 por Ediciones UC, pero habrá un adelanto del material con un texto que saldrá a fin de año. “Mis memorias no son cronológicas. Yo no coloco, por ejemplo, nací en Antofagasta, quién fue mi padre, mi abuelo, en qué colegio estudié, no, eso no le interesa a nadie. Yo resuelvo este asunto, de enfrentar la autobiografía, de una manera moderna”, señala al teléfono Soublette y se refiere al capítulo que saldrá en unos meses más. 

Gentileza documental “El lugar al que llego”.

“Es sobre mi relación con los marginados de la sociedad. Por ejemplo, con ermitaños que viven en una montaña, mendigos que yo he encontrado en la ruta y que son personas de mucha sabiduría, a pesar de andar andrajosos o mal vestidos, sin embargo, me dieron muchas lecciones morales, o el Mahatma Gandhi que se independizó del sistema moderno o los anarquistas que montaron la revolución de mayo del 68 en París”, cuenta el autor de Mensajes secretos del cine, quien también se ha dedicado a ver películas en estos días de encierro, ya que posee una gran colección de cine clásico.

“Mis memorias no son cronológicas. Yo no coloco, por ejemplo, nací en Antofagasta, quién fue mi padre, mi abuelo, en qué colegio estudié, no, eso no le interesa a nadie. Yo resuelvo este asunto, de enfrentar la autobiografía, de una manera moderna”, señala al teléfono Soublette.

Hay otra persona relevante en ese capítulo que saldrá a fin de año. “Está la Violeta Parra, una mujer que era muy marginal del sistema y que influyó mucho en mi vida sobre todo con respecto a la cultura folclórica chilena y, por otra parte, sobre el problema social. ¡Ella me abrió los ojos ante la gravedad del problema social!”, cuenta Soublette. 

El investigador cree que muchos de los conflictos sociales tienen que ver con malas decisiones políticas. “Escucho muy preocupados a los políticos porque la economía no va a crecer, sino decrecer, pero su deber es combatir la delincuencia, la brutalidad y defender a la población de la pandemia, ésa es su función”, opina al teléfono Soublette. “Ellos no están orientando a las personas sobre dónde o qué haremos luego del derrumbe de la civilización industrial. Yo creo que el pensamiento revolucionario que crea cambios viene del pueblo no de las cúpulas”, añade.  

El autor de La poética del acontecer y estudioso de la filosofía oriental se pregunta al teléfono: “¿Cómo será el hombre que viene? ¿Qué tipo de ser humano será?”. Soublette se calla unos segundos y continúa: “Es la calidad humana de las personas la que depende de cómo sea el mundo. El mundo puede ser un infierno o un paraíso, dependiendo de la calidad humana de los que están actuando. Esto me interesa más que si se va a salvar el capitalismo o no”.     

 “Escucho muy preocupados a los políticos porque la economía no va a crecer, sino decrecer, pero su deber es combatir la delincuencia, la brutalidad y defender a la población de la pandemia, ésa es su función”, opina al teléfono Soublette. “Ellos no están orientando a las personas sobre dónde o qué haremos luego del derrumbe de la civilización industrial. Yo creo que el pensamiento revolucionario que crea cambios viene del pueblo no de las cúpulas”, añade. 

Mientras Gastón Soublette vive su encierro en Limache como un monje de claustro, su imagen ha quedado grabada caminando por las calles de Valparaíso y subiendo cerros lejos de la gran capital. Un legado que tiene un primer corte de 85 minutos documentado en El lugar al que llego

“Hemos querido transmitir la vejez como un hecho estético, y la vitalidad que hay en su vejez. Siempre con Gastón quedan conversaciones pendientes. Es fascinante y muy entretenido todo lo que conversa y transmite”, señala el cineasta Patricio González y agrega: “Él representa esa vieja y extinta figura del maestro, y eso es lo que ha sido en gran parte de su vida, un maestro de generaciones, pero un maestro bastante antiacadémico en el mejor sentido del término”.

Notas relacionadas

Deja tu comentario