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Entrevista Canalla

17 de Julio de 2020

Daniel Vilches, el Académico de la Lengua: “A mí nunca me han sacado la madre”

El artista que mejor sabe poner un garabato en Chile analiza los mitos en torno a su vida. Y detalla su elegante forma de vivir la cuarentena.

Por

Toma el teléfono y dispara un “aló” que parece pronunciado al interior de un gag. “Mire”, continúa el señor Daniel Vilches, “para hacer esta nota partamos por el teléfono y, bueno, después me enchufa el Zoom”. Es una frase Vilches, el verbo lascivo emitido con una ronquera natural, la calentura en subtexto. Todos reímos. Y agrega: “Mire, para serle preciso, se lo va a tener que enchufar a mi señora, porque ella sabe de esas cosas”. Y eso, el enchufar, hasta entonces tan fríamente eléctrico, adquiere las dimensiones artísticas del metalenguaje. Es el don del Académico: el cerebro siempre erecto, el permanente califa.

-Hola, soy Mercedes. Hace cuarenta años Daniel y yo iniciamos una vida en común- toma el teléfono la novia, tiene 86 años oficiales y un excelente estado de salud.

-… Dile que hagamos esa huevaíta en el computador…- el humorista ahora está detrás, susurrando.

-Yo lo trato como un rey- aclara Mercedes.

-¿En qué sentido?- preguntamos.

-Procuro que no haga nada.

-¿Nada de nada?

-Nada, señor. Daniel es un artista y sólo sirve para ser un artista. Lo digo con mucho respeto.

-¿No cocina, no barre?

-Daniel no está apto ni para hacerse un té. No lo digo peyorativamente.

-¿Qué hace él por estos días?

-Se despierta tarde, como todo artista. Luego ve las noticias. Almorzamos a las 16 horas. Duerme. Ve las noticias. Comemos. Y se duerme.

-Puta… puta… puta… qué ha pasado con lo del computador…- se escucha de fondo al firme comediante-… dile que si necesita una foto se comunique con Alfredo Lamadrid… él tiene fotos mías…

La novia hace esfuerzos por sintonizar el computador y lucha con decoro. Tiempo atrás tomó un curso de computación elemental para ayudar al artista a promover su trayectoria. 

-Sí, pero esta vez no puedo con el Zoom- se resigna ella, nacida en 1934, a esta novedad pandémica. Y da un paso al costado. Se retira de la escena con un adiós abrumado, pues tiene los minutos contados para preparar el almuerzo. Y simplemente así, afirma, es feliz: entregada a la dulzura marital y condecorando el estómago del genio. 

Daniel Vilches – Agencia Uno

Es entonces que otra vez aparece al teléfono el señor Vilches. 

-¿¿Aló??- grita, ronco.

-¿Daniel?

-¿Y quién más va a hacer? ¡Efectivamente, le habla Daniel Vilches!- replica.

Es la voz histórica, el tono de boite. La carraspera vinculada al calzón. Es la estrella. Daniel Vilches, Académico de la Lengua, comediante inmortal, actor, 88 años, dos hijos maduros, un nieto geógrafo, un bisnieto en etapa formativa y dos Mercedes. Su leal pareja, por supuesto, la señora Mercedes Pineda; y un Mercedes Benz C 180 de color blanco que lleva meses estacionado.

-¡Oye, mijo, hablemos por el teléfono no más!

Y, sin querer, apenas se le escucha el alarido, uno lo imagino rodeado de varios colaless.

LA DIGNIDAD DEL ACADÉMICO

Entonces, pegado al teléfono, el Académico relata una revelación:

-Fíjese que con la pandemia he descubierto algo maravilloso- confiesa.

-¿A qué se refiere?

-Aprendí a hacer la cama.

-Lo felicito, Daniel…

-¡Claro! ¡Me encanta hacer la cama! Puta, y me queda derechita…

-¿Qué más aprendió?

-A ahorrar. Ya no me puedo ir a tomar una cosita al Café Haití con los amigos. 

“Es la voz histórica, el tono de boite. La carraspera vinculada al calzón. Es la estrella. Daniel Vilches, Académico de la Lengua, comediante inmortal, actor, 88 años, dos hijos maduros, un nieto geógrafo, un bisnieto en etapa formativa y dos Mercedes. Su leal pareja, por supuesto, la señora Mercedes Pineda; y un Mercedes Benz C 180 de color blanco que lleva meses estacionado”.

-¿Y cocina algo?

-¡Chucha, no! ¡Se me queman hasta las ensaladas!

El rey conserva el idioma volcánico. Su look es el de Al Capone: una raya de bigote y la partidura colindando con la oreja. Tiene el pelo negro desde los 60 años. Está compuesto de 166 centímetros y encaja con el perfil del petiso puntudo, el cabrón de la chaqueta arremangada. Es, por lejos, El Padrino de la talla criolla. Acumula 72 años sobre los escenarios. En sus inicios recitó la Biblia y tuvo instantes teatrales junto a Jesús. Hoy, ya sabemos, es el campeón del género de revistas y un garabatero infalible, el grosero más brillante de Chile. Le ha otorgado sexualidad a la palabrota, ha hecho que el léxico brutal ingrese a las bibliotecas. Ha recorrido el país a garabato limpio y ha sido premiado por universidades. Ha esparcido tantas puteadas con dramaturgia que la sección cultura de la Municipalidad de Viña del Mar le hizo un homenaje. Y el 2018 obtuvo el Premio Nacional del Humor que otorga la Universidad Diego Portales.

-Pero pese a que estamos en una terrible pandemia- anuncia Daniel-, yo todos los santos días me ducho, me perfumo y quedo impecable…

“¡Claro! ¡Me encanta hacer la cama! Puta, y me queda derechita…”

-¿Con qué fin?

-Estoy muy bien arreglado para no hacer ninguna huevada, mi amigo. 

Y, como si describiera la obra “Esperando a Godot”, el señor Vilches relata lo que le ocurre:

-Es que así, bien perfumado, con una buena camisa, todos los días me quedo sentado… esperando…

-¿Esperando qué?

-Puta, que alguien me pase a buscar.

Hace una pausa enigmática.

-¿Y dónde lo llevarán?

-Me da la sensación que cuando me pasen a buscar, me van a llevar a trabajar.

“Pero pese a que estamos en una terrible pandemia- anuncia Daniel-, yo todos los santos días me ducho, me perfumo y quedo impecable…”

Jamás, desde los 16 años, ha tenido una etapa de ocio. Al Académico esta cuarentena lo tiene atónito. 

Aquí su mujer, Mercedes, se introduce de bruces en la conversación y enfatiza que Daniel Vilches, el héroe de la noche, no puede vivir sin trabajar.

-¡No sabe hacer otra cosa…!- comenta acercándose al celular. 

-¿No disfruta el descanso?

-¡Es que es un artista! 

Y toma rumbo a la cocina.

VOCABULARIO VILCHES

-Daniel- abordamos de pronto a la figura- ¿cómo define usted al garabato?

-Es una forma de hablar. Es una expresión de desahogo. Es como, al tener rabia, decir: “¡Chuchatumadre!” Lo cual inmediatamente genera un alivio. O si tiene más dulzura se dice:… ”no la caguís, pos huevón”. Y así los chilenos nos expresamos con claridad.

-¿Cree que el garabato hace que el mensaje sea más persuasivo?

-¿Ah?

-¿El garabato puede hacer más convincente lo que se dice?

-¿Ah? 

Grita:

-¡Mercedes, baje la tele!

Agrega:

-Mire, la chuchada es lo más cómodo para todos. Yo he vivido toda mi vida a costa del garabato. Yo he sido premiado gracias a los garabatos.  

-¿Qué glosario le destinaría al coronavirus?

-Yo juntaría a un grupo grande, incluiría a la Paty Jofré, y le tiraría una tremenda chuchada al que inventó el virus.

-¿Cree que inventaron el virus?

-Sí, señor, en China. Y le gritaría, a todo pulmón: ¡Conchesumadree!

“Es una forma de hablar. Es una expresión de desahogo. Es como, al tener rabia, decir: “¡Chuchatumadre!” Lo cual inmediatamente genera un alivio. O si tiene más dulzura se dice:… ”no la caguís, pos huevón”. Y así los chilenos nos expresamos con claridad”.

-¿A alguna autoridad le destinaría un garabato?

-Noo. No me gusta ofender a ningún gobernante de este país. Yo ahí no me meto. 

-¿A algún político?

-Tampoco. No me gusta faltar el respeto a la gente, fíjese. Pero sí quiero hacer un reclamo…

Y este ciudadano, nacido en 1932, por cuya vida han pasado dieciséis presidentes de la república, una guerra mundial, y todos los mundiales de fútbol, procede a manifestar su ira:

-¡Hay que preocuparse de la clase media! Hay que tomar medidas. Hay que ayudar ahora. Hay muchos países que tienen menos muertos que nosotros…¿Y sabe qué?

Daniel Vilches – Agencia Uno

-¿Qué?

-¡Las leyes no se aplican en este país! ¡No se respeta el toque de queda! ¡Que se cabreen esos huevones con las fiestas clandestinas! ¡Lote de giles!

Anhela eficacia, dice, porque ama a Chile, su patria, recalca, y ama a los chilenos, sus hermanos. Chile está invadido de buenas personas, declara. Y por eso, ahora último, en estos días en que destina casi el día completo a leer los diarios (El Mercurio, La Segunda, Las Últimas Noticias)se horroriza por la ineptitud.

-¿Usted, Daniel, es de derecha o de izquierda?

-Yo estoy al medio.

“¡Las leyes no se aplican en este país! ¡No se respeta el toque de queda! ¡Que se cabreen esos huevones con las fiestas clandestinas! ¡Lote de giles!”

-¿Cuál ha sido el mejor presidente de Chile que ha visto?

-¡Pedro Aguirre Cerda, amigo mío!

-¿Por qué?

-¡Porque me regaló unos juguetes cuando yo era niño! 

Daniel Vilches tenía cinco años y el Presidente Aguirre Cerda convocó a los niños a La Moneda. Repartió juguetes en silencio, sonriendo, y un artefacto de madera aterrizó en las manos de Daniel. Nunca más lo olvidó.

-Lástima que Aguirre Cerda falleciera durante su mandato…- recordamos, conmovidos. 

-¿Ah sí?- Vilches está consternado.

-Claro… murió cuando era Presidente…

-Mire…- se lamenta el comediante- ¡Puta la pena grande!

-Perdone, pensé que lo sabía…

-Puta, me pilló de sorpresa, amigo mío…

“Daniel Vilches tenía cinco años y el Presidente Aguirre Cerda convocó a los niños a La Moneda. Repartió juguetes en silencio, sonriendo, y un artefacto de madera aterrizó en las manos de Daniel. Nunca más lo olvidó”.

A Vilches le ha venido un súbito bajón histórico. Si bien parecía suponer que Pedro Aguirre Cerda ya había fallecido, no podía señalar con exactitud cuándo pudo ocurrir. Da la impresión que guarda por algunos segundos un respetuoso silencio, un luto retrospectivo.

-¿Y por quiénes vota en la actualidad?- consultamos.

-Voto por los que creo buenos, pero la mayoría de las veces después se ponen malos- y ríe, pero con notorio desencanto.

EL MUNDO DEL GLÚTEO

El Académico forjó su leyenda entre bikinis. Se consagró, por años, en la televisión de los ochenta, como un gestor cultural del colaless. 

-Yo viajaba cada tres meses a Buenos Aires a buscar curvas.

Se paseaba por los gimnasios con pose de gerente de marketing. Fue un famoso importador de glúteos. Hacía castings con argentinas y resolvía en un segundo si una vedette alcanzaría la gloria. Trajo a Moria Casán, a Nancy Guerrero, al ramillete del momento. 

-El seno debe ser sin cirugía. El cuerpo esbelto.

-¿Ha detectado el cuerpo perfecto?

-Nadia Gray, holandesa, piel maravillosa, cuerpo extraordinario.

-¿Nunca sucumbió a la belleza, jamás pecó?

-Nunca jamás, amigo mío. Era un respeto mutuo. Ver a tantas mujeres desnudas me hizo más profesional.

-¿Es el mejor estudioso de la nalga en Chile, Daniel?

-No sabría decirle, pero he visto la belleza.

-¿Y qué opina del cuerpo del hombre al desnudo?

-Ah cresta. Mire, por mi parte, me miro en el espejo y salgo arrancando.

-¿Usted considera que tiene cara de ardiente?

-Sí, amigo, a lo mejor tengo cara de caliente. Fíjese que soy tan caliente que puedo planchar las camisas con la mano. Pero el trabajo siempre es trabajo.

-¿Es hormonal?

-Desde chico. Es que soy Tauro.

“Sí, amigo, a lo mejor tengo cara de caliente. Fíjese que soy tan caliente que puedo planchar las camisas con la mano. Pero el trabajo siempre es trabajo”.

-¿Es usted un macho alfa?

-Soy común y corriente.

-¿El feminismo lo ha complicado?

-Mire, puede ser. Pero es que el mundo ha cambiado. La vida ya es distinta y hay que ir adaptándose.

Es una estrella de 88 años, un analista de tangas en estado de encierro, pero oliendo a perfume Atkinsons. Un ex bohemio que hoy apenas se toma un pisco sour los domingos a las 15 horas, recordando a los amigos: a Helvecia Viera (Q.E.P.D.), a Mino Valdés (Q.E.P.D.), a Eduardo Thompson (Q.E.P.D.),a Gilberto “El Fatiga” Guzmán (Q.E.P.D.), a Ernesto “El Tufo” Ruiz (Q.E.P.D.), a Guillermo Bruce (Q.E.P.D.), a Jorge Franco (Q.E.P.D.), a Chicho Azúa (Q.E.P.D.), a Jorge Cruz (Q.E.P.D.). 

-Y sueño mucho con ellos- desliza nostálgico.

-¿Qué sueña?

-Siempre sueño que estamos en una reunión de pauta, planeando cosas… y ahora estoy solo…

Pedirá, si le llega la hora, ser cremado. No cree en el cielo y sólo a veces cree en Dios. En la tierra, en fin, admira a Farkas porque es bondadoso y a Coco Legrand porque vive inspirado. Opina que fue un buen hijo y un eficiente padre. 

-A mis hijos les di todo lo que necesitaban. 

Pero como vivió encapsulado en la noche, con los horarios al revés, entre calzones, jamás fue a una reunión de apoderados. Nunca vio una entrega de premios de sus hijos. No se arrepiente. Hoy Danilo, su hijo, trabaja junto a él, y Jenny es secretaria bilingüe.

-En la vida, sin querer queriendo, logré las cosas. De 10 peldaños, yo llegué al 6.

-¿Y por qué no subió más?

-No tuve más capacidad. Pero estoy orgulloso. Fui un ñato muy responsable.

-Oiga, ¿y nunca le han sacado la madre?

-A mí nunca me han sacado la madre. Nunca, amigo. La gente me respeta. 

“Pero como vivió encapsulado en la noche, con los horarios al revés, entre calzones, jamás fue a una reunión de apoderados. Nunca vio una entrega de premios de sus hijos. No se arrepiente. Hoy Danilo, su hijo, trabaja junto a él, y Jenny es secretaria bilingüe”.

-¿Y usted saca de vez en cuando la madre, pero sin humor?

-¡Menos! Es que, le parecerá raro esto…

-Dígame…

-Encuentro feo hablar con garabatos…

El impacto es mayúsculo. 

-¿Cómo dice?

-Yo lo uso en mi trabajo. Me gusta el garabato simpático. Pero el garabato es feo. Sobre todo en las mujeres.

Y se queda impertérrito, aferrado al celular que apenas utiliza. Aunque luego, como un rey impredecible, agrega:

-Claro que no hay nada más lindo que un garabato bien puesto…¡Por la chucha!- y el Académico inmortal ríe, tose, y se queda en silencio. Y, como todos los días de esta cuarentena, con la camisa limpia y el bigote bien dibujado, se queda alerta. Y sigue esperando que, en cualquier momento, alguien lo pase a buscar. 

“Yo lo uso en mi trabajo. Me gusta el garabato simpático. Pero el garabato es feo. Sobre todo en las mujeres”.

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