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Opinión

30 de Julio de 2020

Columna de Ernesto Águila: La derecha al bunker

El cambio de gabinete es la respuesta al gran triunfo popular que significó la reforma del retiro del 10% de las AFP. El gobierno responde girando hacia las posiciones más doctrinarias y duras. Pero la bunkerización de la derecha es una opción altamente riesgosa: entrega más poder a quienes menos han querido escuchar, dialogar y comprender las razones del malestar social y de la conflictividad que vive el país.

Ernesto Águila Z.
Ernesto Águila Z.
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La imagen de un presidente abatido promulgando solo y de noche en La Moneda la reforma constitucional que permitiría el retiro del 10% de los fondos de las AFP resumió la profundidad de la derrota. 

Aislado, con un parlamento imponiendo su propia agenda y una derecha dividida, el presidente terminó realizando un rápido cambio de gabinete cuya lógica ha sido incorporar al gobierno las diferencias que se habían generado en su sector con el objeto de disolverlas, premiando a los leales y cooptando a los disidentes. 

El nombramiento del senador Víctor Pérez como ministro del Interior, un colaborador de la dictadura sin culpa y que ha sustentado en todos estos años las posiciones más intransigentes en defensa del modelo económico, y más duras en materia de seguridad y de violaciones a los derechos humanos, representa también una opción estratégica de la derecha y del presidente Piñera.

“El nombramiento del senador Víctor Pérez como ministro del Interior, un colaborador de la dictadura sin culpa y que ha sustentado en todos estos años las posiciones más intransigentes en defensa del modelo económico, y más duras en materia de seguridad y de violaciones a los derechos humanos, representa también una opción estratégica de la derecha y del presidente Piñera.”

En efecto, Piñera zanja la disyuntiva que enfrenta la derecha en favor de la ortodoxia económica (que en la pandemia ha significado subordinar lo sanitario a lo económico), de un enfoque represivo de la protesta social y de la opción Rechazo en el plebiscito de octubre. Se trata de un nuevo equipo político que por trayectoria no se cerrará a la posibilidad de postergar el plebiscito o maniobrar para que una alta abstención debilite la legitimidad de éste. Piñera opta por dar más poder a quienes dentro de la derecha han sustentado las posiciones más desvinculadas del sentir ciudadano. En definitiva, el gobierno y la derecha se encierran en un bunker para enfrentar lo que viene.

En torno al retiro del 10% de las AFP la derecha no solo se dividió frente a un proyecto específico, sino que escenificó un debate y una duda metódica que arrastra desde hace varios años y que se acentuó a partir del 18-O. Su dilema tiene que ver con cómo interpretar el malestar y la protesta social que cruza la sociedad chilena. Qué valor asignarle. No es una diferencia sobre el modelo sino sobre la sustentabilidad social de éste. 

Crédito: Prensa Presidencia en Twitter (@presidencia_cl)

Para los sectores más doctrinarios, los males del neoliberalismo se deben curar siempre desde dentro o con más neoliberalismo. Si hay que morir debe ser defendiendo las ideas propias, sin complejos. La otra derecha, más pragmática, no sólo no quiere inmolarse sino que mira con preocupación el intenso ciclo electoral que se avecina, al cual quiere concurrir con posibilidades de éxito. La inclusión de Mario Desbordes en el gabinete es en realidad una cooptación de la disidencia principal de estos meses y deja en evidencia también las limitaciones y falta de espesor del propio Desbordes para liderar una opción de transformación programática de la derecha de rango histórico.

El nuevo gabinete equivale a la firma transitoria de una pax al interior de la derecha bajo la hegemonía de los sectores más duros e intransigentes. Pero ¿es una respuesta efectiva a la situación del país? No lo parece y más bien puede contribuir a polarizar y agudizar la conflictividad social y política. 

“La inclusión de Mario Desbordes en el gabinete es en realidad una cooptación de la disidencia principal de estos meses y deja en evidencia también las limitaciones y falta de espesor del propio Desbordes para liderar una opción de transformación programática de la derecha de rango histórico.”

El episodio del 10% volvió a visibilizar la existencia de un malestar social extendido. De manera impensada -con una mezcla de astucia y desesperación en condiciones sanitarias y sociales extremas- una sociedad enclaustrada encontró la forma de expresar su protesta y hacer sentir su poder. Esa sociedad efervescente e insumisa está allí, no es un invento opositor, y quien quiera reducir la conflictividad social a un problema de orden público no solo estará partiendo de un diagnóstico equivocado sino poniendo en grave riesgo la convivencia social y el respeto a los derechos humanos. 

El país comienza a enrumbarse hacia el plebiscito del 25 de octubre. Algunos de los nuevos miembros del gabinete han sido críticos a la realización de este o lo han relativizado en más de una oportunidad. Esta será una zona de disputa en las próximas semanas. En ninguna parte del mundo se ha pensado que el ejercicio democrático y electoral pueda o deba interrumpirse indefinidamente por la pandemia. No es un dato menor que desde el inicio de la pandemia hasta el pasado 1 de julio se han realizado 45 procesos electorales y para este año se contempla un total de 154 en distintas partes del mundo. A su vez, las medidas sanitarias para la realización de estos eventos electorales ya son bastante conocidas y consensuales. No cabe excusa, por tanto, para la no realización del plebiscito del 25 de octubre, pero el nuevo gabinete no ayuda a restituir las confianzas al respecto.

“El país comienza a enrumbarse hacia el plebiscito del 25 de octubre. Algunos de los nuevos miembros del gabinete han sido críticos a la realización de este o lo han relativizado en más de una oportunidad. Esta será una zona de disputa en las próximas semanas. En ninguna parte del mundo se ha pensado que el ejercicio democrático y electoral pueda o deba interrumpirse indefinidamente por la pandemia.”

Para la oposición y la izquierda, el giro autoritario y hacia la ortodoxia económica del nuevo gabinete constituye un desafío. Deberá confiar más en sus propias fuerzas, pues tendrá en la derecha menos aliados circunstanciales y las filas parlamentarias de ésta tenderán a disciplinarse. No tiene más opción que trabajar sin dilaciones su unidad en torno al plebiscito de octubre, asegurar su realización, velar por la protección de los derechos humanos y reconstruir el vínculo y la sintonía fina con la sociedad. 

En definitiva, el cambio de gabinete es la respuesta al gran triunfo popular que significó la reforma del retiro del 10% de las AFP. El gobierno responde girando hacia las posiciones más doctrinarias y duras. La bunkerización de la derecha es una opción altamente riesgosa pues entrega más poder a quienes menos han querido escuchar, dialogar y comprender las razones del malestar social y de la conflictividad que vive el país.

“Para la oposición y la izquierda, el giro autoritario y hacia la ortodoxia económica del nuevo gabinete constituye un desafío. Deberá confiar más en sus propias fuerzas, pues tendrá en la derecha menos aliados circunstanciales y las filas parlamentarias de ésta tenderán a disciplinarse. No tiene más opción que trabajar sin dilaciones su unidad en torno al plebiscito de octubre, asegurar su realización, velar por la protección de los derechos humanos y reconstruir el vínculo y la sintonía fina con la sociedad.”

*Ernesto Águila es Analista político y académico de la Universidad de Chile

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